El amanecer de Acrisea

Caminaba por la orilla del mar distraída, sumergida en mis mas profundos pensamientos.

Llevaba las botas en la mano,sintiendo así las suaves caricias del agua,que me relajaban infinitamente. La brisa de aquella mañana ondeaba mi melena con suavidad,haciendo mas soportable el calor de la zona,

Al poco tiempo de seguir caminando,encontré en la orilla a un chico que llamó mi atención. Era la primera vez que veía a un ángel como él,rubio y vestido de blanco.

Me detuve al ver que se trataba de un ángel.

Tenía los ojos cerrados, los había eclipsado por un instante para disfrutar más puramente del aire salado que se respiraba en aquel lugar, para intensificar las sensaciones de los demás sentidos. Al volver a abrirlos me percaté de que había alguien más que había pensado como yo. Me giré para observar a la recién llegada, se trataba de una mujer de rasgos angelicales (lo cual, me sorprendió bastante) que parecía observarme como si hubiera visto un fantasma.

- Buenos días, señorita -Saludé amablemente, dibujando una sonrisa encantadora en mis labios-. Bello día para pasear, ¿no os parece?

Sin embargo, al reducir mi aura para percibir la suya, me di cuenta de que su aura era mucho más oscura de lo que esperaba, pues se trataba de una ángel caída. Comprendí ahora, en cierto modo el asombro de la joven y mi semblante se ensombreció al recordar que habían sido los ángeles caídos los que dieron muerte a mi padre...

Permanecí expectante estudiando su reacción, pero no bajaría la guardia, pues no sabía si podría confiar en ella.

Después de saludarme,pareció adivinar finalmente que tipo de criatura era,y al notar un ligero cambio,no pude evitar sonreír . Me llevé un mechón detrás de la oreja,para que me dejara ver con mayor claridad,puesto que el aire no dejaba de mecerlo.

-Así es..,una verdadera lástima que alguien como tu y alguien como yo se encuentren en el.-contesté con tranquilidad,un tono neutro.

Hace tiempo que deje de querer y respetar a los ángeles.

La observé detenidamente desde mi posición, sin perder la compostura. Su poder aural era equivalente al de una princesa, eso significaba que estábamos equiparados en ese sentido. Era hermosa, y la brisa marina la embellecía salvajemente al mecer su cabello, y de mirada profunda y púrpura. Nunca jamás había visto unos ojos como los suyos. No podía pasar ese aspecto por alto aunque quisiera, pues después de todo era una ángel, aunque no dejara de ser caída.

Me mantuve sereno, alerta. Era extraña la sensación, ella podría no haber tenido nada que ver en el asesinato de mi padre, pero aun así pertenecía al bando que había cometido tal atrocidad.

- Es curioso cómo el aura puede distorsionar la belleza de una diosa tal como Acrisea... -En realidad, aunque pareciera todo lo contrario, le había hecho un cumplido. Mi debilidad hacia las mujeres como ella no podía pasar inadvertida.

No era un casanova como muchos creían, pero gustaba hacer que se sintieran cómodas y sacar su lado más encantador para mi propio deleite.

Acrisea aun no se atrevía a mostrar su bella luz.

-Podría decir lo mismo de un joven tan apuesto como tu,pero siendo la criatura que eres,no puedes evitar despertar en mi un ápice de rencor y disgusto.
Bueno,para gustos,colores me temo..-dije girando la cabeza. Los mismos ángeles a los que un día pertenecí,acabaron con la vida de la persona que mas me importaba.

- Ooohhh... -Avancé al tiempo que exclamaba, con calma, sin apartar la mirada de sus ojos un instante-. Me halagáis, mi bella dama... -Llegué hasta ella y me incliné tomándole la mano para besársela, se lo había merecido por tal bello gesto. Al levantar la vista la clavé en sus morados ojos profundos-. ¿Podríais deleitarme dándome a conocer vuestro nombre? Seguro que es bello y hermoso, como vos... -Reduje la distancia entre nosotros y aproveché para contemplar su bello rostro y su cabello oscuro de cerca. Mis ojos azul-eléctrico no se apartaban de ella, de forma penetrante, aduladora e irresistible...

Fruncí el ceño,y por educación no aparte la mano cuando hizo aquel gesto.
En que quedábamos?,que ser tan peculiar..

-Un ángel acaba de besar mi mano y lo he permitido..realmente el mundo se volvió loco..-dije suspirando un poco.- Mi nombre es Kaede, y..dime,cual es el tuyo,mujeriego?-pregunté riendo un poco.

- Kaede... -Repetía embobado-. Hermoso como la bella Samasha...

Me aparté repentinamente de ella tras el último comentario, quedando de perfil, alzando el mentón con orgullo, y las manos apoyadas en mis caderas, en asa.

- Me ofendéis con esas apreciaciones... -Hice un gesto con la cabeza, haciendo que mi cabello rubio como el sol ondeara mostrando todo su brillo y su esplendor-. ¿Acaso alguien como yo os parece ese tipo de persona? Se nota que no me conocéis en absoluto... y es una lástima... -Me volví de nuevo hacia ella posando una mirada algo juguetona en ella-. Porque a mí sí que me gustaría conoceros mejor... Mi nombre es Lucius, Príncipe heredero del Cielo -Realicé una laboriosa reverencia-. Es un placer conoceros, bella Kaede...

Empecé a reír animadamente ante su reacción. No parecía mal tipo.

Hice igualmente una reverencia con algo de guasa por el momento,y comenté algo mas seria.

-Encantada entonces,Lucius,yo soy princesa del Limbo,y no tengo intención de ser reina-reí un poco.

-Ah..si?-dije mirándole pícaramente.-y cuantas mujeres son perfectas como pareja contigo..?-dije mirándole fijamente mientras reía.

- Pues muy pocas... -Dije quedándome pensativo un instante. Pero luego volví a mirarla con aquella mirada y sonrisa encantadoras-. Pero alguien como vos sería ideal... hermosa, encantadora... y que pueda ayudarme a traer un digno y bello heredero a este mundo... -Mi tono se había vuelto ciertamente romántico y mi cercanía bastante atractiva, podía sentir su respiración sobre mí y eso me abrumaba en cierta medida.

Le separé un poco y cambié mi rostro de seriedad,a uno de risa.

-Madre mía..como se supone que alguien asimila tantas cosas como esas en unos pocos segundos?-empecé a reír.No pude evitar pensar en el escarmiento que aurora le habría dado a aquel ángel si le hubiera dicho algo parecido.

Por ahora sera mejor que te conformes con mi no odio-dije tendiendole mi mano y sonriendole oícaramente.

Observé cómo me separaba de ella, y sentir sus manos en mi pecho por un instante me hizo subir al cielo del que provenía... cerré los ojos embriagado por su tacto y su perfume. Pero me hizo devolver los pies a la tierra bajo mis pies al escucharla reír y su comentario.

- Bueno, es un primer paso para la aceptación... -Sonreí ampliamente, picarón. Me volví a acercar a ella con la mirada embriagadora-. Fácil... dejándoos llevar por vuestro corazón, mi bella Kaede...

Entrecerré un poco los ojos,mirándole divertida. Finalmente algo paso por mi mente,y me puse algo mas seria.

-Mi corazón ya esta ocupado,y no hay sitio para mas,si no para menos..-comenté.

Mi encantadora sonrisa se apagó ligeramente aunque no se esfumara del todo.

- Una verdadera lástima... Afortunado es el que, con vuestro consentimiento, ocupa vuestro bello corazón... -Mi sonrisa volvió a endulzarse, encantadora-. No obstante, siempre dispondreis de un especial espacio en mi corazón...

El astro rey comenzaba a ascender por la línea horizontal del mar. Acrisea sonreía dichosa. Me sobrecogió una especial emoción en el pecho contagiándose mis ojos azul-eléctrico de una fina capa de humedad que los recubrió ligeramente.

Fueron unos minutos intensos... pero cuando el sol se mostró en todo su esplendor, me volví de nuevo hacia Kaede y le tomé la mano realizando una pequeña inclinación.

- Ha sido un verdadero placer compartir este momento con vos. Espero volver a veros, mi bella Kaede -Sin apartar la vista de sus ojos, rocé el dorso de su mano con mis labios, depositando un dulce pero cortés beso de despedida. Y, tras esto, desaparecí en un cegador resplandor.

Cuando desapareció mi mano cayó despacio. ¿Así eran todos los ángeles?pensé.
Me di media vuelta y continué mi camino. Me preguntaba,tras aquel encuentro,que haría mi reina Aurora en la guerra si se interponían estas criaturas. Pero además de eso,en general,que haría Aurora?