La Guerra de las Criaturas
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 El largo camino en la odisea del mar

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Amy Sunie
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MensajeTema: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMiér Nov 14, 2012 3:17 am

El tiempo transcurría, y cada vez observaba que menos habitantes de los que conocía, se encontraban allí, en las tierras de Yggdrassil. Nadie supo lo que pasó. Todos desaparecieron de repente. Parece ser que los flujos temporales ocasionaron algún tipo de colisión espacial o algo similar. Es como si todo se hubiera desvanecido todo el mundo de repente.

Y yo estaba allí, sobrevolando el mar, observando mi sombra producida por el sol en lo alto del cielo, imponiéndose ante el resto de los cuerpos celestes del espacio. ¿Qué sería de mí, sola en este lugar, vagando por el cielo, en búsqueda de mis semejantes?

Y en cualquier caso, allí estaba. Sin Angeline, sin Luccie, sin el príncipe Deimos, sin mi querido Andrew... La hace poco conocida Lysandra... o la encantadora Dana, que a pesar de que pocas veces estuviera localizable en su reino, siempre sonreía de manera tierna.

Sólo quería dejar fluir al destino, en búsqueda de alguien a quien regalarle mi sonrisa otra vez, y que me regalara sonrisas a mí.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeLun Dic 03, 2012 3:12 am

Una solitaria isla se alzaba en medio del océano, un dedo de la tierra que señalaba al cielo con la alta punta del volcán que la coronaba. De oro eran sus playas, de esmeralda eran sus bosques y de lapislázuli eran sus aguas: Un auténtico paraíso en la tierra, en tierras remotas y serenas. Podría enterrar en sus entrañas mil y un tesoros piratas, enterrados hace siglos para ser encontradas por aquellos que tuviesen los mapas.

Allí me hallaba yo, un demonio, un ser infernal, yaciendo sobre la aúrea arena, con el sol batiendo en mi cara y sacando brillos de mi armadura oscura. Se podrían comparar a mis cabellos con la plata recién pulida, por el hecho de que frente a la luz del sol como ella brillaban, alejados de la sombra infernal de los reinos de debajo.

Se me hacía raro hallarme allí, un lugar de paz y tranquilidad, oyendo el murmullo de las oras y a los pájaros volar, alejado de los reinos de la noche eterna donde solía batallar, entre mil y un demonios. Un cambio considerable, a decir verdad, pero no por ello menos agradable, eso sin dudar. Incluso se podría decir que me gustaba estar en ese lugar, tomar una pausa de los reinos de debajo.

No recordaba que fuesen varias las veces las que salí de los reinos infernales. Todo era tan...diferente, tan lleno de vida y de luz y de color, sin el constante olor a azufre, ni el humo cegador que acostumbraba a salir de eternamente activos volcanes y sempiternas grietas en la tierra, que escupían gases y cenizas y gases otra vez.

Me levanté yo de la arena y sacudí mis cabellos, para sacar de ellos la dorada arena que estas playas formaba. Parpadeé un par de veces para acostumbrar mis ojos al horizonte; el rosicler del amanecer apenas se notaba, pues bien entrada estaba la mañana y la luna y las estrellas consiguieron desaparecer. Fijé mis ojos en el horizonte, sobre el sol batiente, esperando ver algo, un barco o una galera que demostrase que todo esto no era un sueño sino cosa verdadera.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeLun Dic 03, 2012 4:13 am

Mucho tiempo había transcurrido desde la última vez que salía de mi encierro... pisara el Cielo o me encontrase con mis viejos amigos. Pero esta vez ni siquiera mi antigua guarida en el hielo me había sido lo suficientemente acogedora para mis propósitos.

Muchos seguramente se habrían preguntado qué habría sido de mí, pues sin más un día simplemente desaparecí, dejándolo todo atrás... Aun dicha cuestión me asaltaba incluso a mí, porque no era persona de asustarse ante algo tan grande como el compromiso. No. Había enfrentado retos mucho mayores, como el de gobernar a un pueblo tan importante como lo era el Cielo.

Pareciera como si una enorme laguna se hubiera aposentado en mis recuerdos... Tal que me hubiera hecho apreciar la realidad como si el tiempo no hubiera transcurrido... Quizá, fuera el efecto de la presión del agua sobre mi sesera, pero es que en las profundidades de esta gran extensión de agua, era como si hubiera encontrado la paz a todas mis preocupaciones.... y hallado un nuevo mundo repleto de posibilidades para mis investigaciones.

Respirar bajo el agua en mi situación, no resultaba misterio alguno, y no es que tuviera branquias, ni muchísimo menos, pero me hallaba rodeado de mi elemento natural, y aunque ahora no me hiciera falta alguna, ya había seguido los pasos de Moisés en una ocasión.

Cual pez, emergí a la superficie en busca de respirar aire puro. Mi mirada azul-eléctrica reflejó el hallazgo de una pequeña isla volcánica a la luz del sol. Volví a sumergirme cual delfín y buceé hacia aquella isla. Caminé siguiendo el empuje de las propias olas en cuanto mis pies tocaron tierra bajo estos, mostrando el emerger de una criatura recientemente salida del mar, cuyas formas eran las de un hombre de una altura bastante considerable, porte fornido y un largo cabello dorado como el sol, pareciendo mucho más largo de estar chorreando sobre mi torso desnudo y perfectamente marcado sin llegar a exagerar un cuerpo muy musculado.

Me arrastré por la arena al llegar a la orilla, hasta quedar tumbado al sol, completamente exhausto.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeLun Dic 03, 2012 10:38 pm

El mar era como un libro en blanco de páginas infinitas: Un lienzo donde dibujar lo que quisieras, mas con la particularidad de que todo lo qeu dibujes será borrado tarde o temprano por el paso del tiempo. Aun así, dibujar las formas en mi imaginación sobre la infinidad del mar era algo precioso.

Y en el vuelo sobre el lienzo veía una isla paradisíaca, con extensas playas de arena, y una pequeña selva tropical, e incluso su propia montañita. Probablemente fuera una isla volcánica. Parecía haber algo en la arena, pero era demasiado claro como para verlo bien. Y fue entonces cuando pensé en dejarme caer al agua, de cabeza, con los brazos extendidos, para notar el aire azotarme, y el agua envolverme cuando llegue.

Mi velocidad aumentaba a medida que descendía, y finalmente entré en el agua, hundiéndome varios metros por debabjo del nivel del mar. Para mí esto era estar como pez en el agua Y nunca mejor dicho

Varias especies de peces tropicales nadaban por ahí, cerca de la costa, y mientras yo me dejé llevar por la corriente, por las olas, hacia la playa, y su arena blanca.

Acabé tumbada, boca arriba, con el sol acariciándome con sus tiernos rayos de luz solar. La brisa marina me despejaba las fosas nasales, y la sal del agua donde me sumergí me dejaba una cierta suavidad agradable. LUego probablemente tendría que bañarme otra vez para quitarme la arena, pero no me importaba en absoluto. Esperaba que esto me despejara bastante de mi tristeza.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMar Dic 04, 2012 12:01 am

Y como si fuese una súplica el hecho de que mi mirada se clavase en el horizonte, conseguí observar una figura ennegrecida surcando los cielos, una figura que tras unos segundos de avistarla se dejó caer en las aguas y en las aguas se quedó, y más no volví a saber de ella. Me iría nada más llegase el anochecer, pues el manto de la noche me conseguirá proteger de las miradas sorprendidas de gente que no vio a nadie volar en la totalidad de su vida.

Pues por ese motivo decidí buscar alguna manera de matar el tiempo, mas, ¿qué podría hacer, sino escuchar el viento, a los pájaros y las mareas? Decidí no perder el tiempo y me puse a andar con la esperanza de encontrar... No sé, algo que me pueda distraer, quizá una persona, o una bestia alada; un chico o una chica o un señor o una dama. Y aquello era cosa verdadera, pues en el horizonte, ¿que vi si no, sino una figura que mientras volaba, al mar cayó despolmada, y a esta isla fuera a parar?

Por tal razón me puse a andar entre las arenas de oro y la espuma de plata y las aguas de zafiro y los bosques de esmeralda, con los rubíes que eran mis ojos atentos a cualquier movimiento por si era menester reaccionar, sea con espada o con diplomacia. Me daba igual cualquiera de las dos, pues solo esperaba que mi paseíto no fuese en vano.

Finalmente fue fortuna que mi deseo se vio cumplido: Me encontré con un caballero sobre la arena tendido. Parecía estar exhausto y estaba empapado, por lo que deduje que anteriormente debía haber nadado. Sus cabellos, como el sol, brillaban cuan oro bruñido, y su piel, que de bronce parecía, parecía moldeada a golpe de martillo, con las formas definidas y bien fortalecidas.

En comparación con aquella figura podría parecer diminuto, a excepción de mi armadura traída del Inframundo, que me hacía parecer coloso entre los gigantes. Escuchaba el murmullo de las olas y el canto de los pájaros al piar mientras a él me acercaba, con lento andar. ¿Qué podría decirle, qué le podría preguntar? La verdad no sabía ni por qué a él me acercaba, quizá por mera curiosidad.

... — Carraspeé para llamarle la atención.— Perdone si le molesto, cosa que creo cierta. ¿En qué mar o en qué océano se encuentra esta isla desierta?— Mi voz era fría como el hielo y dura e inexpresiva como la piedra, y mi rostro de alabastro tenía una expresión neutra.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMar Dic 04, 2012 3:46 am

El sol no lograba vencer del todo a la brisa marina racheando las pequeñas gotas que acariciando sutilmente mi bronceada piel, aun brillaban a la luz de la bella Acrisea. El contraste térmico sobre mi cuerpo mojado era ciertamente escalofriante, tan solo la arena, capaz de haber acumulado el calor debido a la exposición a la que se veía sometida desde el alba hasta el anochecer, lograba transmitirme el calor que anhelaba.

Trataba de habituar mi aun agitado respirar... No me había percatado, pese a estar disfrutando de aquella tranquilidad al compás de la música con la que la brisa marina llenaba mis oídos. Además de que tampoco esperaba encontrar a nadie en un lugar tan deshabitado como aquel, por lo que al tener mi aura brillando en su máximo esplendor, tuvo que ser aquella extraña voz la que me sacara de mi burbuja particular.

Abrí los ojos mucho más bruscamente de lo habitual, recibiendo inevitablemente el cegador impacto de la luz matinal y tan directa de la que gozaba aquel lugar.

Rápidamente me reincorporé, apoyando primero las manos en la arena bajo mi pecho para luego impulsarme ágilmente hacia arriba con los pies. Desde mi perspectiva, ligeramente superior a la del caballero que se erguía frente a mí, observé en un fugaz vistazo general su bien constituida estampa, pero rápidamente reparé en aquellos ojos rojizos. Entorné suavemente la mirada, reduciendo mi aura progresivamente hasta que al rebasar el nivel de un príncipe pude apreciar sus características.

Pero no sólo había notado al demonio, sino que algo más allá de la playa había percibido un aura tan familiar como mi propia hermana y el corazón por un instante me dio un vuelco. Aunque frente al demonio pareciera que siguiera observándole con la misma seriedad.

Me volví de cara al mar, antes de darle una respuesta.

-
Realmente este océano conecta cada uno de los tres grandes continentes que constituyen Yggdrasil -Respondí en un principio, con voz firme y serena, pensando en si Amy se habría dado cuenta de mi presencia en dicho lugar. Me volví para observar de nuevo al demonio-. Aunque concretamente, este lado del océano da hacia el continente de Vaahl.

Decidí que era mejor volver a suprimir mi aura, aunque muy probablemente ya se habría dado cuenta de lo que era.

-
Pero lejos de importunarme, quizá me hayáis regalado un incentivo para explorar esta isla en busca de más sorpresas -Esbocé una pícara sonrisa-. Soprendente descubrimiento es ya hallar signos de vida inteligente por estos lares... El mundo pareciera ser como un pequeño pañuelo, según veo... Todo un misterio, ¿no os parece?

Aun me preocupaba el saber cómo se encontraría Amy, pero me parecía un tanto descortés dejar al caballero con la palabra en la boca para ir a buscarla. Confiaba en que ella nos encontrase.
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Amy Sunie
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMiér Dic 05, 2012 1:11 am

Al quedarme reposando en la arena, abrí más mis sentidos, dejando el de la vista completamente de lado al tener los ojos cerrados, y me sumí en la completa oscuridad, agudizando mi oído y la sensibilidad aural.

Y entonces noté algo. Un aura conocida. Un aura que me provocó una sonrisa enorme en mis rosados labios carnositos, y que me hizo recordar los mayores recuerdos que ahora mismo puedo alcanzar a pensar: La visita de "Acrisea", nuestros paseos por el reino, nuestra alianza, nuestro anuncio de matrimonio.

Me levanté de un salto de la arena, irradiando felicidad por todo mi ser.

Y fui corriendo hacia donde notaba el aura, lo más deprisa que podía con mis ropas mojadas, pegadas a mi cuerpo por el efecto de la sal y de la humedad, la arena desprendiéndose de mis cabellos que se agitaban en el aire al correr, y de mi ropa que también se dejaba tocar por la armoniosa veraniega.

Y por la espalda, veía a mi príncipe azul. Aunque no era tan azul, a excepción de sus ojos, pero me daba igual, para mí era mi príncipe azul, mi narciso en flor. Y cuando estuve cerca de él, le abracé tan fuertemente por la espalda, que parecía que quisiera estrujarle.

¡Lucius!¡Te he echado tantísimo de menos!¡Pensñé que te había perdido!

Fue cuando mi espíritu se relajó al ver de nuevo a mi amado, cuando empecé a notar el otro aura de la persona que esatba frente a Lucius, cuya presencia me pasó desapercibida... Hasta ahora...

Solté a Lucius lentamente después de un lapso de tiempo, y retrocedí un par de pasos, cayéndome de espaldas a la arena, un poco torpemente, mirando con pavor a la figura que estaba al otro lado de Lucius. No podía ver su cara, pero sí podía ver su contorno del brazo, de su pierna, y de un lado de su cara. Sus ojos rojos me intimidaban, y no me gustaban nada. ME quedé paralizada, observando al otro individuo. Me di cuenta del conocimiento que acababa de adquirir: Ese chico era un demonio.

Abrí la boca, pero las palabras no querían salir de mis labios, mientras que mis pupilas se dilataron, disminuyendo su tamaño hasta el de una hormiga.

Ah.........
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeJue Dic 06, 2012 12:01 am

Aquel caballero de cabellos de oro se levantó de la arena y se quedó erguido enfrente mía. Me miró unos instantes, y yo le devolví la mirada, en conjunción a una expresión neutra tallada en mi rostro de marfil y alabastro. Aquel hombre era un poco más alto que yo, lo que, en otra ocasión -como por ejemplo, portando una armadura y una espada de luz pura enarbolada- pudiese haberme hecho sentir... no sé, ligera molestia.

Pero este no era el caso.

Aquel caballero era un ángel, y por muy extraño que parezca, al segundo de notar mi presencia y mi aura no había apuntado su espada a mi corazón, como yo esperaba. En parte se podría decir que me tranquilizaba aquel hecho, ver que no era necesario resolver todos los conflictos, si es que así podrían llamarse, mediante el frío acero y las ardientes llamas.

Fue... incluso más cordial de lo que esperaba para un ángel -era un ángel, dado que su aura me lo revelaba, y sin necesidad de ver sus alas emplumadas-. Aún así, aunque cordial, en su voz se notaba serenidad y, aunque poca, se notaba una pizca de firmeza, aunque no sabía si hablaba de esa manera siempre o solo imponía a su voz la firmeza para enmascarar... ¿La nerviosidad? ¿Por qué estaría nervioso? Si quisiese haberle hecho daño lo habría hecho cuando estaba con la guardia baja, y no me habría molestado en preguntarle nada de nada. Así que esa opción se quedó descartada.

Respondió a la pregunta, y una sonrisa quedó en su rostro esbozada, bastante picaresca si se me permite la aportación. Según sus indicaciones, nos hallábamos en una islita entre los continentes, pero más cercanos a Vaahl. Bien, pues hacia Vaahl tendría que partir.

Alcé la mirada al cielo observando los restos de la aurora, recordando que, no como en los planos demoníacos de los que venía, el sol salía y se ponía, y si mal no recordaba, salía por el este y se ponía por el oeste. Y Vaahl estaba...Bueno, en este momento no me acordaba. Mas hice bien en prestar atención a las palabras del ángel, pues dijo que este lado era el más cercano hacia el continente.

Y pronto... bueno, pronto noté como dejaba de... notar la presencia del ángel. Le veía, pues estaba frente a mi, y si lo desease podría asestarle un guantazo y se habría notado el contacto del frío metal contra su mejilla. Pero su aura... paulatinamente se fue desvaneciendo, y si le hubiese hallado de dicha manera ni podría haberlo diferenciado de un... licántropo, para dar un ejemplo. Bueno, quizá sí.

Cierto es. Me hallo en esta isla por mala ventura, y, ¿quién sabe si volvería a pisar las tierras de Vaahl si no fuese por tu ayuda?— Meras cortesías, no era más que aquello. Era raro, la verdad, el hecho de emplear cortesías y lisonjas, cosa a la que no estaba acostumbrado. « Pero ya no estoy en los Reinos de la Noche » Me decía a mi mismo continuamente en mi mente. Y eso me obligaba a hacer algunos cambios.

Y en cuestión de lo que fueron unos de los segundos más lentos de los dos milenios de mi vida, salió de las aguas una criatura que podría decir que fuese una náyade o una nereida o una ninfa, quizá, por la belleza que encerraba su cuerpo, o quizá por el hecho de que surgió de las aguas del mar como ser mitológico. Quizá fuese por influencia de las dos, pero, incluso cuando ella no emergía de las aguas, cuando el aura del que en una vida anterior hubiese sido Narciso, sabía que alguien se acercaba. Otro ser angelical.

En mi rostro no se mostró ni descontento ni maldad alguna, pero tampoco amistad ni una sonrisilla, solo una expresión de fría cortesía.

Aquella doncella de las aguas salida se lanzó a los brazos del caballero, cuyo nombre era Lucius, según sus palabras. Se conocían de antes, quizá su relación fuese íntima por las acciones cometidas por la chica. Se quedaron los dos ángeles -o más bien, la doncella- en aquella posición, hasta que por fin se percató de mi demoníaca presencia.

Rompió el abrazo y dio dos o tres pasos hacia atrás, con tal mala fortuna que se cayó y... no sé si me observó a mi, al ángel, o a qué observó, pero se notaba la incomodidad, y puede que hasta una pizca de algo similar a la nerviosidad o el miedo, en sus acciones.

Dirigí mis ojos, los rubíes ensangrentados engarzados en mi calavera, hacia la doncella, mientras inclinaba suavemente a modo de saludo, y, por puras leyes corteses, le ofrecía la mano para que se levantase, aunque viendo su expresión dudaba de que aceptase.

Perdóneme, señora mía, por causarle tal sobresalto— Nuevamente, cortesías casi impuestas, aunque necesarias—, os aseguro que no fue mi intención.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeJue Dic 06, 2012 5:01 pm

Caída en la arena, vi que el muchacho se acercaba a mí, y me ofrecía la mano con elegancia, pidiéndome disculpas por asustarme. Miré con recelo su mano, como si algo me dijera que debía evitar aceptar su ayuda.

Finalmente, con la mano temblorosa y un poco fría por la temperatura del agua donde caí, tomé su mano, y me levanté con su ayuda. Pero eso me hizo abrir los ojos un poco más, y le solté, sin parecer que le despreciaba, o eso intentaba, con cuidado al levantarme. No es porque le despreciara.. Pero la mayor parte de las cosas oscuras me afectaban.


Bu-bueno... No... No pasa nada....

Repuse tratando de evitar encontrarme con su mirada penetrante como dos rayos de luz rojos concentrados.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeVie Dic 07, 2012 9:37 pm

FDI: Disculpad la demora de estos días, la marcha del puente y esas cosas, ya sabéis Razz
________

Una sonrisa encantadora adornó los perfectos rasgos de mi rostro angelical. Lo cierto era, que había conocido a pocos demonios, pero la suerte o quizá la luz de la bella Acrisea parecía siempre haber estado de mi lado, pues en todos ellos siempre lograba hallar la poca luz que pudiera albergar sus corazones y dicho hecho me reconfortaba soberanamente.

Me caracterizaba por ser un ángel amigo del diálogo y la buena socialización entre las personas, fueran de la raza que fueran. Aunque admitiera guardar una cierta aversión hacia los ángeles caídos, pero los demonios no me intimidaban. Quizá, desde el reencuentro con mi hermana perdida pudiera ser que les hubiera tomado cierto cariño, y aunque este demonio no se pareciera en nada a ella, había aceptado mis consejos de buen grado y parecía de trato muy cordial.

Aun así, mi constante ojo crítico no bajaba la guardia ni se confiaba con las apariencias. Era grato comprobar que de una buena impresión se podían obtener buenos logros, y era mejor para todos no sembrar ciertas enemistades desde un principio.

Sentí unos cálidos brazos rodear mi cintura desde atrás, y la dulce y efusiva voz de Amy, ya tan familiar para mí, profesando en alto lo que me había echado de menos. Aparté por un instante la mirada del demonio, difuminándose en mis recuerdos al tiempo que posaba mis manos sobre las de ella, y las presionaba contra mi cintura, agachando la mirada con cariño.

Me sorprendió escuchar de sus labios la alusión a la pérdida... Iba a volverme hacia ella para preguntarle, y de paso robarle un beso, pero entonces la sentí ponerse nerviosa y retroceder. Me volví, ahora sí, rápidamente para comprobar lo que le sucediera, y para mi sorpresa la hallé sentada en la arena, pues parecía haberse tropezado.

Fui a ofrecerle mi mano, preocupado, pero el demonio parecía habérseme adelantado. Le observé con una mirada analítica, entre sorprendido y preocupado por Amy. Si se atrevía a herirla de algún modo, de seguro olvidaría las cordialidades y se encontraría con un ángel que no reservase piedad alguna hacia nadie. Si algo tenía muy claro, era que el cuidar del prógimo era algo primordial, y en mi caso los ángeles eran lo primero. Aunque quizá este sentimiento se reforzara al tratarse de Amy.

Recordaba lo que la oscuridad producía en Amy y comprendía que se hubiera puesto nerviosa, pero también quería que ella sobrepusiera su propia luz por sí misma a la oscuridad del demonio, que tan fácilmente, quizá debido a su inocencia, pareciera envolverla. Observé cómo dudaba, pareciera suponerle un tremendo reto, pero ella tenía una gran fuerza de voluntad cuando se lo proponía, yo lo sabía bien. Y aunque aun temerosa, le terminó aceptando la ayuda.

Lo había conseguido, y estaba orgulloso de ella. Pero la encontraba tan nerviosa, que ahora sí le tendería mi mano como punto de apoyo. Me acerqué entonces a ambos con una conciliadora sonrisa.

-
Tampoco es para tanto, querida. El caballero ha sido muy amable, deberías agredecérselo... -Posé mi mano izquierda sobre la cabeza de Amy con suavidad, un suave destello de luz se pudo vislumbrar a la par que mi aura se elevaba sutilmente, transmitiéndole una mezcla reconfortante entre luz y frescor para que se tranquilizara.

Después, con la misma mano, aunque esta vez al natural, se la ofrecí al demonio con cordialidad.

-
Y, disculpadme, pero no me he presentado -Mi mirada azul-eléctrica se posó en los dos rubíes que el demonio tenía por color de ojos-. Soy Lucius Júpiter, soberano del Cielo. Y es para mí un sincero placer presentaros a esta encantadora señorita... Amy Sunie, mi prometida.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMar Dic 11, 2012 2:27 am

Aquella mujercita tomó mi mano y se levantó. No lo hizo al instante, sino que tuvo que pensar si realmente quería hacer esa acción, tomar la mano de un demonio, como si el mero roce con mi armadura o con mi carne le quemase la mano, como si le diese una descarga eléctrica y como si le congelase la sangre de sus venas. No me gustó ese hecho pero no podría reprochárselo.

De esto no se mostró nada en mi rostro, el cual, si no fuese por el hecho de que tenía que mover mis labios al hablar, podría tratarse de una máscara. Pude notar su nerviosismo, y vi como su mano temblaba al tomar la mía, aunque esto no sabía si era por las frías aguas o por el puro pavor que me tenía a mi, o a mi estirpe, o a mi esencia.

Nada más se levantó, soltó mi mano con prisa, y yo coloqué dicha mano donde estaba antes, a mi costado, acabando nuevamente con la mano izquierda sobre el pomo de mi espada y la derecha colgando a mi costado. Evitó encontrarse con mi mirada, aunque no fue problema, pues la retiré de ella, y miré al ángel mientras hablaba.

Dijo a su amada que tendría que agradecérmelo, a lo que negué con la cabeza.

No es necesario— Respondí ante las palabras del ángel.— Cualquiera— «Por muy demonio o ángel que sea» completé en mi cabeza— lo habría hecho. Además, yo fui el causante de tal sobresalto.

No sonreí, pero una sonrisa cortés en este momento no habría estado de más. Bueno, la cuestión es que tras estas palabras compartidas el caballero angelical se presentó. Tratábase del Soberano de los Cielos y su prometida. Si no hubiese reaccionado de la manera tan... cortés y "caballerosa", incluso, quizá las consecuencias habrían sido más crudas.

Vi como me ofrecía la mano y la tomé, uniéndolas en un apretón de manos, no fuerte pero tampoco demasiado ligero, para que no resultase demasiado desagradable sentir tu mano rodeada por... tenazas de metal, podría decirse.

Crescent der Schwarzblut, de los Reinos de la Noche.— Me presenté. No ostentaba a otro cargo que príncipe, aunque mi reinado quedaba por conquistar, por lo que no dije nada de "señor legítimo de tales reinos" ni símiles.
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Amy Sunie
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMiér Dic 12, 2012 10:21 pm

OFF Disculpadme a mí también, he sido algo lenta, jejeje

ON
Al final pude sobreponerme al miedo a que me pasara algo al acercarme demasiado a un demonio, y pude darme cuenta de que no era para tanto como pensaba. De hecho, su mano estaba cálida, a saber por qué razones.

Al final pude tratar de mirarle a los ojos, después de pensarlo un poco, aunque veía cómo su semblante serio me miraba con casi desdén, por lo que no le pude dedicar una sonrisa, sino una mirada un poco triste, que se disipó rápidamente al notar a Lucius cerca de nuevo, y tocarme la cabeza, que tanto me gustaba. Así que esperñe a que ellos dos terminaran de hablar y presentarse mutuamente, y le miré a los ojos al señor Crescent, de forma algo seria, o más bien neutra, tratando de dibujar una muy ligeramente curvada sonrisa en mis labios.

No, si Lucius tiene razón en lo que dice. Muchas gracias, señor Crescent.Como bien dice Lucius, soy Amy Sunie, su prometida, y Reina Renegada de los ángeles.

Repuse dejando caer las manos sobre mi vientre, una puesta sobre la otra, haciendo una ligera reverencia.

Me disculpo por mi actitud... Digamos que he tenido... ciertos problemas alguna vez..

Repuse volviéndome a poner de pie. A pesar de todo, aunque tuviera una espada de oscuridad conmigo y tratara de acostumbrarme a ella, para soportar su esencia mejor, no me acostumbraba aún con los demonios. Hacía ya mucho de cuando vi a Caeli por última vez.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeJue Dic 20, 2012 7:04 pm

Estreché la mano del demonio con moderada fuerza y una sonrisa cordial. Después, observé a Amy cuando le respondió, con cierto cariño y complicidad al mencionar lo de sus problemillas con la oscuridad, yo los conocía bien.

-
Hmm, interesante... Tal vez conozcáis a Aspicious Oicilpus -Comenté, dándole un ligero toque de misterio para despertar su curiosidad-. De los demonios, quizá sea el más erudito que haya conocido... O al rey Demian.

Me quedé pensativo un instante, sin poder evitar sentir una ligera punzada al pronunciar aquel nombre. Observé instintivamente a Amy, esperaba que no le hubiera molestado que lo mentara.

Ciertamente, con mi investigación bajo la inmensidad del océano, había olvidado por completo la organización de nuestro enlace matrimonial. Más tarde hablaría con ella para ver lo que habría avanzado por su cuenta en aquella cuestión.

No había mencionado a mi hermana Caeli, porque sinceramente creía que no la conocería y a parte, me despertaba la nostalgia el recordarla.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeMiér Ene 30, 2013 12:49 am

Off: Al que tenéis que perdonarme es a mi, que os he dejado un ojú y medio en sequía. Mil perdones xDD




Hallábame ante los dos soberanos del cielo, uno de ellos era el Rey de los ángeles, y el otro era la Reina Renegada de los mismos, y sin embargo se llevaban tan bien... cosa que no encontraba rara: Eran ángeles que venían de los cielos, aquella tierra llena de luz y de maravillas y de cosas buenas y preciosas y nubes esponjosas, como algodón... Solo los dioses y los ángeles que viven en él sabrían que se hallaban en sus cielos, del mismo modo que los demonios solíamos guardar con celo todo secreto sobre nuestros Reinos Menores.

Y creo que mejor era de ese modo, pues no podía evitar dedicar unas palabras con tono amargo -en mi mente, como no- sobre lo...lo celestial que era el cielo, a riesgo de ser redundante. La belleza que tenía, con ángeles de alas de miles de plumas blancas y cabellos como hebras de oro... No se asemejaba nada a todo lo que habían visto mis ojos: Sangre, oscuridad, más oscuridad y los pérfidos demonios de los reinos demoníacos de los cual era miembro.

Pero bien, saliéndonos de mis monólogos internos, aquella damisela hizo una suave reverencia, dándole la razón a su prometido, respecto al tema de que debía agradecerme tan insignificante gesto como fue el ofrecerle la mano. Respondí a la reverencia con otra reverencia, bastante similar a la que hizo ella, pero no cruzando ambas manos ni nada, simplemente, estando en la posición que estaba antes, me incliné suavemente hacia delante y volví a colocarme erguido.

No hay de que, mi señora.— Respondí nuevamente, sin alejarme de la más estricta cortesía. Me hallaba nada más y nada menos que a los reyes de los Reinos Angelicales, cada uno de una facción diferente... No es que fuese lo apropiado ser educado, era lo necesario. Luego, nuevamente, se disculpó por su reacción, cosa que vi innecesaria pues no me había molestado...realmente.— No tiene por qué preocuparse, de verdad, no pasa nada...

Su insistencia resultaba un tanto irritante, pero no era nada grave. Lucius comenzó a hablar, mencionando dos nombres que, en un principio, no me sonaron de nada. Sin embargo, tras unos segundos de meditación, surgieron retazos de cosas que había escuchado hace tiempo. Décadas, centurias, milenios... no tenía ni idea de hace cuanto fue cada cosa, pero no dudaba haber escuchado esos nombres mientras trabajaba para otras casas nobles, abajo en los reinos infernales.

No se puede decir que haya conocido a ninguno de los individuos mencionados... Pero tampoco podría decir que esos nombres nunca llegaron a mis oídos.— Respondí, dando, además de cierta pizca de misterio, veracidad a mis palabras. Nunca había tenido el placer o el disgusto de conocer a ninguno de los dos individuos.
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MensajeTema: Re: El largo camino en la odisea del mar   El largo camino en la odisea del mar Icon_minitimeJue Ene 31, 2013 12:17 am

OFF No te preocupes, son cosas que pasan, jejeje

ON

Vi con animosidad que éste demonio también se reverenció, con bastante cortesía de su parte, y cabía añadir, también una gran elegancia.

Entonces intercambié con Lucius una mirada de camaradería al decir lo de los problemillas, pues parece que él también fue a mirarme a los ojos al mismo tiempo que yo a él.

Esperé a que terminaran de hablar antes de meterme yo a proseguir con la conversación, pero Lucius entonces nombró al antiguo Rey demonio Demian...Desvié mi mirada hacia él y pude ver que él hizo lo mismo conmigo, como si estuviera interrogante, dolorido o algo así. Asentí despacio, dando mi aprobación, aunque con mi mirada algo más seria, indicándole que no me sentía mal con respecto a su nombre.

Lucius pareció entonces quedarse algo ausente, mientras Crescent respondía a lo que le había preguntado Lucius. Debía de ser un demonio recién llegado, o bastante joven, para no saber de aquellos demonios... Sobre todo del dichoso Demian.

Traté de entrometerme, no fuera a ser que Lucius se entristeciera un poco por recordar a Demian, y me puse más cerca del Demonio y de Lucius al mismo tiempo, mirándole a la cara.

Ya veo. Debeis ser un demonio recién llegado al Reino. ¿Qué hay de vos, y vossa historia?¿Cómo llegasteis a dicho "Reino de la noche", señor der Schwarzblut?

Parpadeé un par de veces después de preguntar, ladeando la cabeza un poco, y tratando de sonreirle, para que no pensara que me repugnara o algo así. Para nada, solo había prejuzgado... Y no debía hacerlo siempre. No todos los demonios tenían que ser malos, y ya me lo demostraron una vez. Era una desgracia que dicho demonio pereciera...
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