Ataque al mausoleo [Misión - Éter]

Como me imaginaba. Sólo caida libre. Me preguntaba quién habría excavado semejante pozo en un mausoleo y... para qué.

Recogí mi antorcha, desaté la venda y la guardé en mi bolsa.

Con la antorcha en la mano izquierda, como de costumbre, alumbré el pomo oscuro. Resignado y con un suspiro, posé mi mano derecha sobre él, con cautela. y lo giré a la vez que empujaba suavemente la puerta.

Cuando la puerta está entornada comienzas a vislumbrar una pared oscura que refleja un resplandor verdoso. En este preciso instante, escuchas un chasquido a tu espalda y rápidamente sientes como si el calor de una fulgente llama se aproximara peligrosamente hacia ti, acompañado de unas risas agudas y estridentes, y un zumbido que se asemeja al ágil batir de unas alas.

Algo ha debido ser invocado dentro de la sala del foso al girar el picaporte.

La evidente trampa saltó. Pero no es que tuviese muchas mas opciones.

Estaba sobre un puente, bajo el. Sólo caida libre. Tras de mi, el sonido de unas alas golpeando el aire. Alguna criatura extraña, imaginé, a la que no querría enfrentarme en aquel abismo y, enfrente; Una puerta.

Francamente, dudaba mucho que la puerta fuese a abrirse mientras la criatura que emitía el desagradable sonido siguiese pululando por ahi.

Sin soltar el picaporte, me di la vuelta. Apunté con la antorcha hacia el frente y traté de abrir la puerta de espaldas a ella.

Lo primero que ves al darte la vuelta, dándole la espalda a la puerta ya entreabierta, son dos llamas corpóreas con la forma de unos pequeños seres del tamaño de niños compuestos única y enteramente de llamas, con unas alas que bien se podrían asemejar a las de murciélagos, y que baten a gran velocidad como dos colibríes para mantenerse en ese vuelo raso a no más de un metro del suelo del puente, quedando más o menos a la misma altura con tus ojos.

Al apoyarte en la hoja entreabierta de la puerta, ésta cede con relativa facilidad y caes de espaldas sobre el frío suelo del interior de la oscura sala de a continuación.

Los diablillos de fuego, cuya forma se asemeja bastante a los de los grabados de los paneles de la gran puerta, acometen hacia ti.

Te das cuenta de que la cara de la puerta que da a la sala nueva parezca estar blindada con la propia piedra de la pared, encajando y camuflándose perfectamente con el entorno. Tal vez sea para impedir que estas criaturas puedan incurrir a esta sala.

Pero la hoja de la puerta por la que has caído aun permanece abierta y las criaturas de fuego se aproximan amenazadoramente en su vuelo raso, ágil y veloz hacia tu posición, lanzándote pequeños proyectiles de fuego a medida que se acercan, que surgen desde sus propios cuerpos llameantes.

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Criatura:

No tenía pensamientos de enfrentarme a ellos. No si podía evitarlo.

Caí de espaldas, aprovechando la inercia rodé sobre mi espalda para acabar levantado, frente a la puerta, a unos pasos de distancia de esta.

Lancé un empujón telekinético para cerrar la puerta. No tenía tiempo para manipularla por lo que rezé por que el empujón bastase. Con suerte, dejaría a los diablillos fuera

Al rodar por el oscuro y frío suelo de piedra, logras esquivar los proyectiles de fuego a tiempo de verlos impactar contra la pared que se encuentra frente a la puerta, a no más de metro y medio de distancia de ésta.

Los diablillos de fuego se encuentran casi encima de ti, pero aun así, tu reacción con la telequinesis resulta más rápida y eficaz al encontrarte más cerca que ellos, y logras con éxito que se les cierre la puerta en las narices justo antes de que puedan introducirse en la nueva sala contigo.

La oscuridad se hace en el lugar. El contraste entre la iluminación cálida de la sala del foso con la oscuridad de en la que ahora te encuentras se hace patente. Aunque no tardas en acostumbrarte a ella y darte cuenta de que algo brilla en un tono verdoso y espectral en la lejanía, reflejándose a lo largo de todo el techo de la sala y gradualmente por lo alto de las paredes. Éstas, aunque su altura es bastante considerable, no llegan a unirse al techo. Puedes apreciar que el techo, sin embargo, parezca trazar el inicio de una cúpula en la que seguramente en el centro sea más alto.

La puerta, como era de esperar, se ha camuflado perfectamente con la piedra de la pared. A la derecha de ésta, te encuentras en un callejón sin salida a apenas un metro y medio de distancia. Sin embargo, hacia la derecha el camino sigue y aunque no puedas ver el final, vislumbras como si algo más brillante se reflejara al fondo del mismo donde parece girar el camino hacia la derecha.

La leyenda de este lugar cuenta que hay que atravesar un laberinto y éste parece ser el comienzo del mismo o uno de sus puntos de partida. Si la luz procede del centro de la sala, seguramente sea que allí esconda algo valioso.

Así que este es el famoso laberinto... Pensé mientras recuperaba el aliento

A juzgar por lo poco que veía, el techo no estaba unido a las paredes, Dado que distinguía su forma de cúpula por encima de los muros.... Interesante.

Intrigado, alcé mi antorcha y la acerqué al muro más próximo para observarlo mejor. Quizá hubiese algún relieve en la piedra que indicase el camino... Además también quería saber cuan altas eran aquellas paredes.

Unos ocho metros de pared se extendían hacia lo alto. Había sido construída con portentosos bloques de piedra maciza colocados como en cualquier pared en hileras pares e impares que se iban intercalando de una línea a otra para darle una mejor consistencia.

Nada más que se pudiera destacar en ellas, ningún relieve más allá del dibujo que posee la propia piedra. Y sólo un camino a seguir, por el pasillo que se alargaba hacia tu izquierda. No se podía ver el final, pero parecía girar hacia la derecha después de unos treinta metros de recorrido, y parecía que hubiese algún foco de luz por ese lado, ya que se reflejaba en la pared circular.

suspiré... Unos ocho metros de alto. 
No era imposible subir, desde luego, pero no era una opción en ese momento.

Resignado, tomé el único camino posible. A mi izquierda y torcí a la derecha cuando topé con el muro.

suspiré de nuevo mientras miraba el nuevo camino que se abría ante mi

Estupendo, me he metido en el laberinto...