(Misión) El libro perdido

Llegas a las llanuras celestes, el lugar es francamente inmenso. Hay miles de sitios en los que buscar. No obstante algo te dice que posiblemente algún que otro bandido lo haya encontrado antes que tú. Y francamente, un bandido es más facil de encontrar que un libro.

Algo furioso saqué mi radar y me puse a buscar algún tipo de campamento cercano. Aún no terminaba de entender como era posible que hubiera acabado aceptando esa misión, sin embargo no había nada mejor. El radar me condujo a un pequeño poblado. Una vez dentro empecé a preguntar a los aldeanos si conocían de algún tipo de robos o desapariciones de objetos.

Los aldeanos parecen todos bastante mayores, y solo algunos niños juegan en las calles. Es como si la gente de mediana edad hubiese desaparecido o no hubiese existido.
Una anciana no tardó en responder a tu pregunta.
-¿De objetos? De objetos y de personas, joven. Esos malditos saqueadores mataron a todas las personas que podian hacerles frente por la noche, mientrs dormian. Me temo que ahora todos estos niños han quedado huerfanos y los saqueadores los uilizan como esclavos.

-Su campamento esta al oeste, a un par de kilometros. Por favor, detenga a esos maleantes. -Te dice la viejecita con su temblorosa voz mientras señala a oeste.

Sonreí complacientemente. Con una ligera voz siniestra la respondí.

-Tranquila señora, no quedará ni uno...

Mientras me dirijía hacia la dirección que me señalaba solté una larga carcajada escalofriante. Tras andar durante unas pocas horas llegué al destino. Pude distinguir en el horizonte el campamento de los saqueadores y me introduje en él.

El campamento del que hablaba la señora no era más que un montón de cabañas improvisadas. En ella habia por lo menos diez bandidos, reconocibles por su pañuelo rojo colgando del cuello. Todos eran de bastante tamaño e iban bien armados. Cuando te viero acercarte odo echaron mano de sus armas y salieron a tu encuentro.

Dejé que me rodearan tranquilamente sin eliminar de mi cara la sonrisa de siempre. Hice un silbido muy tenue, pero lo suficientemente fuerte como para que Sebastian se acercara y se quedara escondido detrás de una cabaña para que no le vieran.

-¡Qué gran bienvenida! Sois unos magníficos anfitriones. Sin embargo me temo que no tengo tiempo para tomar un té o unas pastas con vosotros. (OFF: Maldita Remilia me has pegado eso xDD) Podemos hacer esto fácil. Dadme todo lo que habéis robado y me pensaré dejaros con vida.

Los bandidos te rodearon sin ningún problema, eran precavidos. Sus armas estaban desenvainadas y relucian bajo la luz. Una sonrisa macabra se dibujó en sus rostros.
-Lamentamos que no tengas tiempo. Pero me temo que vas a tener que aguantarnos un rato. -Dicen mientras saltan hacia tí.

La gema de mi frente comenzó a brillar, aún con un resplandor verde.

-Esto me servirá para calentar - dije mientras Sebastian se lanzaba desde su escondite hacia el bandido más cercano, arrancándole la cabeza de un mordisco.

A su vez, desenfundé mi espada y esquivé los golpes del primero que se acercó para después contratacar hundíendole mi arma en su pecho, al siguiente le propiné una patada en la cabeza dejándolo K.O. Sebastian continuaba lanzandose a por el resto de bandidos y yo rebanaba cabezas con una gracilidad sobrehumana.

Al último de los bandidos le dejé con vida. Puse el filo en su cuello y le pregunté con una voz y una mueca sádica.

-Si me dices dónde esta todo lo que habéis encontrado te perdonaré la vida... Jajajaja.

Off: Como eres rey te lo permito, pero si te enfrentas a algún enemigo de tu nivel más vale que le dejes reaccionar o tendrás serios porblemas xD

On: Estos bandidos no eran rival para tí. Se deshicieron antes tus mandobles y los dientes de tu león. Los cadaveres quedaron a la vista del superviviente, que con una mano señaló una tienda del campamento.
En la tienda se encontraba un cofre en el que estaban todos los artefactos robados. No habia nada de demasiado valor, solamente reconoces el libro.

Cogí el libro y me marché de allí, de nuevo hacia el poblado.

Misión cumplida. Ahora mismo te doy la recompensa.