Cosas que pasan...

Estaba apollado a un arbol y de brazos cruzados, ese olor putrefacto ya se percibia por lo que se podia entender que los vampiros ya se habian ido.

Mis ojos permanecian cerrados, sabia que Ian vendria dentro de poco y que ya se habia enterado de lo que habia echo por lo que me esperaba lo peor. Me habia prohibido hacer inyectarle aquello a la vampiresa, pero teniamos que provar si reaccionaba suficientemente veloz antes de que el propio vampiro pudiera extraerlo.

No sabia lo que iba a pasa, pero tenia bien clara mi postura. Tenia un gran aprecio a Ian, pero todo este asunto de los vampiros me empezaba a desquiciar de sobremanera, no habia podido evitarlo. Queria envenenarles y acabar con ellos al igual que llos acabaron con todo lo que tenia... y envenenaron mi alma de odio e ira.

Llegué andando tranquilamente con las manos en los bolsillos y me coloqué delante suya.
Mi aspecto era de un chico cansado y demacrado, últimamente no dedicaba mucho tiempo para mí.
Te prohibí que lo hicieras. -fui claro y conciso, no me iba a andar por las ramas, me había decepcionado.

OFF. leiste el privado?:ON

Vi a ian acercarse a mi, la verdad es que me preocupo su aspecto pero no era momento para hablar de ello.

-Teniamos que intenarlo, por lo demas la traté bien. ¿Funcionó?

sabia que estaba decepcionado, y eso me apenaba, pero en ese momento odiaba demasiado a los vampiros

No teníamos que intentarlo, aunque la hayas tratado bien la has clavado una jeringuilla!! -me estaba alterando y no quería. Y no, no funcionó, paró el flujo de su sangre.
Pero la cuestión no es esa, es que me has desobedecido Andrew, soy el rey, si no me respetan mis súbditos no me respeta nadie! -cosa que era lo que estaba sucediendo.

Desvié la mirada. Me maldecí para mis adentros, la inyecion no habia actuado lo suficientemente rapido, tenia que investigar con otras cuestiones entonces. Volví a mirarle fijamente a los ojos, con una leve mirada de extrañanza, ladeando poco la cabeza.

-¿Respeto? yo te respeto Ian, eres como un hermano para mi, solo que.... es este odio hacia los vampiros... que en ocasiones llega a superarme...-hice una pausa y suspiré-Desde el principio de todo, yo te dejé claro que no eras mi rey, eras mi amigo y ocupaba ese puesto por que no me importaba que estuvieras en rangos superiores a mi, por que te iba a apoyar; pero nunca te he considerado "mi rey", sabes perfectamente que ese tipo de clasificaciones ami me dan igual.

Pues por lo que veo no me has apoyado Andrew si no que encima me has mentido. Si te dan igual esas clasificaciones, lo respeto. Pero me mentiste, me dijistes que no harías nada porque te lo pedí y lo único que se te ocurre es hacerlo! -me estaba sacando de mis casillas.

Suspiré nuevamente.

-Tu problema, Ian, es que eres demasiado bueno. No te das cuenta de que ellos harian lo mismo en cuanto pudiesen, por eso tomé mi propia decisión.-alcé un poco mas la voz, frunciendo el ceño más a medida que hablaba

¿Y qué si lo hacen? Tengo mis principios y porque esos patanes pudiesen actuar peor no tengo porque hacerlo. Tengo un reino al que cuidar y no puedo meter en una guerra continua contra los vampiros, Y eso es lo que tu has conseguido con tu lucha incansable, y lo mejor es que no has conseguido matar a ningún vampiro tanto como deseas. -eso último no quería haberlod icho pero la situación se me estaba llendo de las manos.

Sentí una leve punzana en el pecho, seguí mirandole unos segundos en silencio.

Solo se escuchaban los grillos de fondo, y algun que otro aullido en la lejanía.
En cierto modo, entendía a Ian y no quería causarle problema alguno; le queria como a un hermano.

-Entonces no hay mas que hablar-hice una pausa, cerrando los ojos despacio, para dirigirlos nuevamente a los suyos con mirada algo triste.-No pienso causarte mas problemas-hice una breve pausa, antes de pronunciar aquellas palabras que sabia que le dolerian, pero no podia dejar que mis actos le metieran en lios-Me voy del reino.

¿Qué? ¿Qué se va?.
¡Eso! Huye de los problemas y luego me decías a mí... Si crees que es lo mejor, vete que parece que lo estás deseando! -esto era increible, primero me desobedece y ahora se va, esto es de locos.

Sabia como era yo, lo sabia bien, y no iba a dejar de luchar contra los vampiros jamas, mucho menos ahora que teniamos tantos roces. No queria perder a Ian, pero mucho menos que por mi culpa pudiera llegar a ser dañado y es lo que iba a conseguir por que al fin y al cabo y como el decia, era mi rey. Por lo que la conclusion mas acertada seria que no lo fuera, asi no le invulucrarian con mis actos.

No dije nada, sentia mucha tristeza en aquel momento, pese a ello no moví ni un pelo, seguia con espalda recta y mirada firme. Simplemente asentí, si explicara a Ian mis motivos no me dejaria irme, por lo que hera mejor de esa forma.

-Si, es lo que deseo-mentí, queria seguir a su lado pero no podia de aquella manera. Encubrí todos mis sentimientos a la perfección, cosa que habia aprendido con el tiempo, asi el no podria olerlos y no sospechar.

¡Y encima tenía la cara dura de de admitirlo!.
En ningún momento quería que se fuese. Tras ver que Luccie se alejaba de mi ahora lo hacía Andrew también y me iba a quedar prácticamente en la soledad. Y a parte de eso, seguía siendo mi amigo y no quería que se fuese.
Pues nada, reniega, allá tú.

Asentí en silencio. Tomé las muñequeras que habia conseguido cuando me alcé a principe y se las dí. Le miré a los ojos con sinceridad.

-Buena suerte, y si necesitas ayuda, ven a verme sin dudar, aun que ahora supongo que no estaras por la labor.-me di lentamente la vuelta y comencé a andar, no antes sin detenerme en el recorrido, a unos cuantos metros de él, y mirarle una vez mas-Pese a todo, sigo considerandote mi hermano de distinta sangre

Mentira. Si fuese verdad no se iría.
Le miré con extrañeza. Lo mismo puedo decir, pero cualquiera diría que estabas deseando esto. -dije y me giré para irme.

Sin decir nada mas, me seguí caminando, abandonando esa zona, dejando a mi amigo atras para alejarle del mal que me perseguia, del odio.

Al poco, mi silueta se perdió entre la oscura maleza