La Guerra de las Criaturas
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 El esclavo

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Rick
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MensajeTema: El esclavo   El esclavo Icon_minitimeVie Ene 21, 2011 2:51 am

Bueno... aquí os dejo el comienzo de un "pequeño" relato... es solo la primera parte, pero bueno, espero que os guste ^^


El esclavo
Era una tarde fría, el clima común en la ciudad en la que tienen lugar los acontecimientos. La atención debe concentrarse en una casa de tamaño considerable, en otras palabras, se podía hablar de una mansión. Por la puerta entraba un hombre de buen porte y vestido con telas de regiones distantes.

-Lenore, hija, ya he vuelto- dijo el hombre nada más entrar, dejando en el perchero de la entrada su sombrero pero sin soltar una cadena metálica que llevaba en la mano.

Su hija bajó rápidamente la escalera con unos gráciles movimientos, parándose justo frente al padre. Estuvo a punto de besarle en la mejilla, pues bajaba tranquilamente y sin prestar demasiada atención a su alrededor... hasta que lo vio, quedándose helada.

-Siento no haberte dicho nada hija, pero quise darte una sorpresa- el hombre tiró de la cadena. En el otro extremo se encontraba un joven de cabellos oscuros, ojos rojos y alas de plumas obsidiana -Siempre me dijiste que querías una mascota ¿no?, pues me he enterado que una de las más útiles son los demonios... y bueno...- explicaba el hombre, ajeno a los pensamientos de su hija.

-¡Pe..pero papá!- dijo Lenore, un poco indignada -Cuando te dije que quería una mascota me refería a... a...- mientras hablaba, se percató rápidamente de que ni se podría devolver y de que su padre se lo tomaría a mal -Está bien...- suspiró, agarrando la cadena y subiendo a su habitación.

La chica le quitó la cadena, colgándola del espejo de su pared. Se echó sobre la cama, quedándose sentada en el borde y mirando al extraño ser. El demonio se quedó en el mismo sitio, girando la cabeza y observando la habitación, curioso. Tras un enorme silencio, la chica abrió sus labios de rubí articulando unas palabras.

-Bueno... ¿tienes algún nombre? O mejor dicho, ¿sabes hablar?- el ser se quedó observándola, asintiendo a los pocos segundos de escuchar la pregunta -Bien, entonces- comenzó a decir la chica de nuevo -Sabrás decirme tu nombre ¿no?

El chico no le mintió, sabía hablar, solo que un aparato colocado en su cuello se lo prohibía. Así que pronto, tras mirar de nuevo por la habitación, cogió un pequeño cuaderno de dibujos y una cera que había en la mesa donde lo encontró. En una de las páginas escribió "Alexis" volviendo el cuaderno para que ella lo viera.

La chica alzó una ceja al ver su nombre escrito en el papel -Alexis, ya veo- se cruzó de brazos, y se presentó -Mi nombre es Lenore, un placer- dijo ella amablemente, aún a sabiendas de que él sería un esclavo al servicio de su familia. Hubo otro silencio sepulcral hasta que la chica se levantó, cogiendo una cinta de tela que había sobre la cama. Entonces se acercó al chico y, tras quitarle el collar que tenía ya puesto, se la ató al cuello mientras esbozaba una sonrisa -Así mejor ¿no crees?- terminó de decir, colocando sus manos en la cintura y mirando al demonio.

Mientras observaba "su creación" Lenore se llevó una de las manos a las cervicales, masajeando un poco la zona con expresión cansada. Entonces alzó la vista y pudo ver como ahora no se tendría que dar ella misma los masajes -Alexis... no soy mucho de mandar pero, ya que eres un regalo, ¿te importaría darme un masaje en los hombros?- el ser se quedó observando a la chica, hasta que de sus labios salió una voz joven -Como ordene- dijo con un tono robótico, como si no fuese la primera vez que lo decía.

Lenore se sentó de nuevo en la cama, retirándose los tirantes del vestido y poniendo su rubia melena hacia delante. El chico comenzó a masajearle los hombros, y parte del cuello, con cierto cuidado de no hacerle daño con sus garras, afiladas como cuchillas debido a su raza. La chica, tras ver la maestría de Alexis, decidió servirle unas palabras de agradecimiento -Gracias Alexis- dijo mientras volvía a colocar los tirantes de su vestido en su posición original -No se preocupe- respondió el demonio -es mi deber. Y, ahora, ¿me permitiría dar un paseo por los jardines?- terminó de decir, mirando con sus sangrientos ojos a la chica.

La chica se levantó de la cama y, con un tono de desconfianza, dijo -No, no puedo arriesgarme a que te fugues...- ambas miradas se cruzaron, entonces la chica comprendió lo difícil que sería para él estar día y noche cuidando de un amo sin ni siquiera tiempo para salir -Está bien, pero llevarás el collar e iré contigo- dijo, con un tono más amable, dándole a su siervo su marca de esclavitud. El demonio se colocó, a disgusto, su collar.

Ambos salieron, tras bajar las escaleras, a los enormes jardines de la mansión. Eran unos jardines verdes, decorados con algunos tonos rojos y blancos por unos rosales, y de una gran belleza. Cuando Alexis vio eso se quedó un rato impresionado por la magnitud de aquello, la chica le miró con una sonrisa cálida -Vaya, parece que te gusta- dijo, con cierta comodidad al poder hablar con alguien... aunque no le respondiera.

Lenore se acercó a uno de los rosales, con la intención de coger una de las rosas, pero se pinchó, soltando un pequeño grito ahogado de dolor. Metió su dedo en la boca, para aliviar un poco el dolor. El demonio, tras haber visto las intenciones de la chica, se acercó al rosal y cortó la rosa para ella, ofreciéndosela -Era para tí... pero me he pinchado sin querer- Alexis, para hacer que ella se sintiesa bien, se colocó la rosa en su camisa con una mueca de agradecimiento.

-Ven, sigamos, hay más flores igual de bellas- Ambos siguieron andando por los extensos jardines, el chico seguía impresionido por la majestuosidad de aquel lugar, mirando a su alrededor sin prestar demasiada atención a los detalles. La chica, en cambio, andaba con tranquilidad por allí, esbozando una sonrisa de comodidad. Mientras ambos estaban absortos en sus mundos un merodeador decidió hacerle una visita a la hija de los Voltaire, aunque no se percató de que su acompañante no era un humano.

El ágil allanador trepó por uno de los setos y entró en los jardines, sin hacer demasiado ruido... aunque no apreció de que cayó frente a sus supuestas víctimas. Lenore, al verle, gritó con una voz bastante aguda, más que pánico parecía una alerta para Alexis. El demonio, ajeno al asaltante, clavó su mirada en este tras escuchar el grito de la chica. Rápidamente el chico se puso frente a Lenore, extendiendo uno de sus brazos y la correspondiente ala, en señal de protección. El intruso, al ver que no se enfrentaba a un vulgar joven, salió corriendo y trepó por el seto por el cual entró.

"Impresionante..." pensó Lenore al ver las plumas de grafito frente a ella, atónita, no reparó siquiera de que su atacante se había marchado. Alexis volvió a colocar su ala en su posición original, plegada tras su espalda, y miró a la chica para asegurarse de que estaba bien -Bien hecho, Alexis- dijo ella, con una sonrisa de aprobación hacia el demonio -Ahora, será mejor que volvamos dentro, estaremos más seguros...- terminó de decir, volviendo ambos a la mansión, subiendo a la habitación de la chica.

Cuando llegaron la chica cogió un libro de una estantería, tumbándose en la cama y comenzando a leer -Por cierto, si quieres leer algo, tienes esos libros a tu disposición- Alexis se acercó a la estantería y, tras mirar un poco, escogió un libro titulado "Antropología", comenzando a leerlo allí mismo, de pie, pasando las páginas con relativa rapidez.

Tras una hora, cada uno leyendo su libro, Lenore se sentó en la cama, con una expresión de incomodidad y dolor, masajeándose un poco las cervicales. El demonio rápidamente comprobó lo que ella quería, haciendo un gesto de masaje con las manos. Ella asintió -Pero antes...- dijo ella, quitándole el collar a Alexis y volviendo a colocarle la cinta -Ya. No me gusta este silencio- entonces se volteó al chico y, tras bajar sus tirantes, este comenzó a masajearle los hombros.

A los pocos minutos, cuando parecía que Lenore se iba a quedar dormida -¿Mejor?- dijo el chico, retirando las manos de los hombros de ella. La chica se colocó de nuevo el vestido en su posición original, mirando al demonio, el cual comenzó a hablar de nuevo -Perdone pero... ¿dónde dormiré?- Lenore se quedó unos segundos pensando hasta que recordó algo, cosa que le dio posibilidad de responder a su pregunta -Dormirás en un futón, no es lo mejor, pero no es para hacerte dormir en la moqueta o en el establo como a un caballo- el chico esbozó una falsa sonrisa, bastante creíble -Gracias señorita-

Estuvieron hablando un rato bastante extenso, casi llegó a ser una hora, hasta que Alexis interrumpió esa conversación con una petición a ella -Perdone pero... ¿dónde podría beber algo?- ella se levantó, atando la cinta del cuello del demonio a la cama para asegurarse -Ahora vuelvo- dijo ella, saliendo de la habitación y bajando por las escaleras.

Cuando llegó abajo comenzó a llenar uno de los vasos con agua, inconsciente de que su padre se levantó también a beber algo -Hija ¿qué haces aquí?- él se sirvió una copa de vino, bebiendo un poco, dejándola de nuevo sobre la mesa -Es que Alexis tiene sed y he bajado para llevarle un vaso de agua- dijo ella, a punto de subir de nuevo a su habitación -Eres demasiado buena con él. Te valdría con ponerle un cubo con agua y otro con comida- se pudo notar el desprecio hacia el demonio en sus palabras -Ya veré- respondió la chica, tajante, subiendo de nuevo a su habitación.

Cuando ella llegó arriba, bastante rápido, abrió la puerta mientras decía unas palabras -Alexis, aquí traigo el...- se quedó callada, viendo la cinta cortada. Pronto se percató de que el chico ya estaba dormido en el futón, a los pies de su cama, con una expresión bastante cansada. -No sé si enfadarme porque me destrozó la cinta o sonreír por verle así- decía Lenore mientras depositaba el vaso con agua en la mesita de noche, quitándose el vestido y poniéndose el pijama para dormir. Se metió en la cama, arrebujándose con las sábanas, quedándose dormida a los pocos minutos.

Esa misma noche, de madrugada, Alexis despertó, abriendo sus ojos escarlata y levantándose lentamente del futón, intentando no hacer el más mínimo ruido. Abrió la puerta despacio y, cuando ya estaba abierta, echó a correr velozmente, ya no le importaba mucho hacer ruido o no... pero el ruido despertó de pronto a Lenore, que comenzó a correr tras él -¡Alexis!- gritaba, siguiendo a su siervo.

El demonio bajó de un salto las escaleras, planeando un poco para no caer con todo el peso sobre sus piernas, la chica le siguió pero, por desgracia, tropezó... precipitándose contra los escalones -¡Ah!- fue lo único que pudo salir de su boca al tropezarse, viéndose sobre los escalones. Alexis, en un acto reflejo, volvió sobre sus pasos, cogiendo a Lenore antes de que cayese, quedándose con ella en brazos volando sobre la escalera.

-¿Se encuentra bien?- dijo el demonio, mirando a la chica en sus brazos, a unos metros del suelo -Sí... tranquilo- dijo ella, intentando calmarse mientras él bajaba lentamente, dejando a la chica en la parte alta de la escalinata -¿Adónde querías ir?... te habrían matado fueras dónde fueras...- en la cara de ella se dibujó una clara expresión de preocupación -No lo sé... pero no quiero seguir siendo esclavo... prefiero morir...- ante estas palabras lo único que podía hacer ella era intentar convencer a Alexis para que se quedase, le había cogido verdadero aprecio -Alexis... ¿crees que si te tratara como a un esclavo te daría el futón o te quitaría el collar?- él, al contrario, tuvo una respuesta directa... que hizo que ella se replantease el dejarle ir -Lenore... se lo agradezco pero llevo 102 años encerrado... quiero sentir la sensación de libertad-

La chica, sin pensárselo dos veces, agarró a Alexis por la muñeca y le llevo hasta su habitación, corriendo pero intentando ser sigilosos. El chico estaba extrañado, sin saber exactamente que pretendía hacer ella, hasta que abrió el ventanal más grande de su habitación, dándose la vuelta y mirando al demonio.

-Corre, huye, vete rápido... se libre al menos tú- se notaba como ella había calculado un plan para camuflar la huída de Alexis, aunque él no lo supiera -¿Y los guardias?- dijo él, preocupado -No te preocupes Alexis, concéntrate en huir- sacó una especie de silbato y comenzó a hacerlo sonar miles de veces, haciendo un sonido muy agudo. Desde arriba se podía observar como los guardias comenzaban a salir de allí, entrando en la mansión -Le prometo que se lo agradeceré...- saltó por la ventana, desplegando sus oscuras alas, y huyendo de allí dejándose llevar por el viento.

Por el alboroto que provocó Lenore con el silbato toda la mansión se dirigía a su habitación mientras ella, para respaldar su historia, se hizo un corte con una de las tijeras de su cómoda, para simular un atraco. El padre fue el primero en irrumpir en la habitación, con una clara expresión de preocupación, seguido por dos guardias y algunas personas del servicio.

-¡Hija ¿qué te ha pasado?!- gritó, acercándose a su hija, mientras los guardias miraban por el ventanal abierto y el servicio observaba la escena con una mueca preocupada -Alguién entró, me atacó y se llevó a Alexis...- mantenía su mano en la herida, en señal de dolor, con un pequeño llanto para hacer más creíble la escena -... ¿y por qué querrían llevarse a un demonio asqueroso?...- decía su padre para si mismo, mientras ayudaban a Lenore a tumbarse en la cama. Uno de sus sirvientes tuvo la respuesta a su dilema -Señor, es simple, usted mismo sabe lo caro que le costó... son esclavos bastante fuertes y muy longevos...- terminó de decir, haciendo que al hombre se le fueran un poco las dudas que tenía sobre lo ocurrido esa noche -Que traigan a un médico, mi hija está malherida-

Alfred, el dueño de la mansión, se sentó al lado de su hija, en el borde de la cama. Mientras él pensaba en buscar a los culpables de, para él, tal atrocidad y en que el doctor llegase rápido ... Lenore solo tenía un pensamiento en su mente... "Adiós a mi fuente de conversación..." mientras sus ojos se cerraban lentamente y caía en las garras de Morfeo.
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