La Bella y la Bestia [Vee]

Tras una larga, pero que muy larga, caminata alcancé la Selva de la Perdición... mi siguiente destino tras las Costas del Atardecer, viaje que no fue muy satisfactorio. Miré a lo lejos la Selva, mientras caminaba hacia ella, era un lugar bastante interesante desde lejos y quizás lo fuese más aún en su interior.

Cuando llegué a la distancia propicia comencé a adentrarme por aquellas frondosas y húmedas plantaciones. Parecía que, al atravesar las primeras, me adentraba en un universo paralelo... todo era tan distinto. Miraba alrededor, atento a todo sonido y olor. Lo más seguro es que no hubiera muchos humanos por allí, por lo que podría estar tranquilo dentro de lo que cabe, pero los animales salvajes si me podrían dar ciertos problemas.

A pesar de mis preocupaciones iba bastante relajado, pues no acostumbraba a estar tan fundido con la naturaleza, más bien estaba acostumbrado a "fundir mi naturaleza". Todo estaba bastante calmado, excluyendo los sonidos naturales de una selva.

Pasé tanto tiempo dentro de aquel lugar que terminó por anochecer y, por desgracia, me había olvidado mi zurrón de cuero... solo traje el mapa -Maldición... ¿y ahora qué comeré?- dije, sabiendo de antemano que todo alimento en mi poder estaba en aquel zurrón, aunque fuere un simple bollo de pan duro. Cirk parecía tener la solución a eso "Rick... ya no eres un simple humano ¿recuerdas? Seguro que encuentras una manera de cenar algo de carne... al fin y al cabo estás en una selva" De nuevo estaba de acuerdo con Cirk, aunque sabía que lo que quería era llevar el control de mi cuerpo, cosa que no le dejaría a menos que fuera estrictamente necesario.

Seguía pululando por la selva, esta vez atento a todo olor por nimio que este fuera, completamente concentrado y con mi "instinto depredador" más liberado que nunca antes... acostumbraba a controlar esa faceta, en una ciudad repleta de humanos puede dar problemas.

Si estuvieron cerca de la Selva de la Perdición un día y escucharon un llanto trágico en la lejanía, lo más probable es que haya sido yo. Perdonen si los asusté.

La razón de mi llanto —que en realidad no era llanto, sino un montón de sollozos dramáticos— es bastante obvia si me conocen un poquito: Estaba perdida. Sí, es normal que me pierda, pero eso era diferente: Estaba perdida en una puta selva cuyo nombre decía claramente que estaba frita, que probablemente moriría allí y que si no moría, acabaría saltando de árbol en árbol cazando animales con hojitas tapando zonas estratégicas. No podían esperar que estuviera calmada tras unas cinco horas dando vueltas, acabando siempre al lado del mismo árbol en el que para ese entonces ya había hecho unas setenta y seis marcas.

En cualquier otro caso ni muerta hubiese elegido entrar a la selva, pero no era que tuviese muchas opciones: Era eso, o pasar por el Reino de los Brujos. Y, aunque tras las primeras tres horas de estar perdida consideré que habría sido mejor, al momento de elegir no me había parecido buena idea entrar a un territorio en el que podían decapitarme por el simple hecho de… bueno, ser yo.
Además, no estaba muy preocupada; después de todo, ¿Por qué debía preocuparme? Sólo era una selva, no era como si fueran a matarme apenas entrara. Y efectivamente, no me mataron, pero no contaba con un pequeño detalle: Mi casi inexistente sentido de la orientación.

Ya en la quinta hora de estar perdida, estaba en la fase de depresión mezclada con desesperación. Me eché en el suelo, apoyando mi espalda en el árbol que había marcado sesenta y seis veces, sollozando en espera de que alguno de los muchos Dioses se apiadase de mí y me mostrase como diablos salir de allí.

—Tengo hambre… —murmuré, sacando un paquete de galletas de mi bolso. Al menos aún tenía mis siempre útiles galletas de reserva.

Sin embargo, antes de que pudiera hincarle el diente a la primera galleta, sentí una presencia. Sí, como los ninjas, aunque ignoro si los ninjas pueden sentir el aura de las personas. “Genial, no soy la única” pensé, sin estar muy segura de si eso era positivo o negativo. De un salto volví a levantarme, aún con galleta en mano, observando el sitio del que provenía el aura mientras trataba de adivinar a qué raza pertenecía su dueño.

Seguía cazando por la selva, con mis cinco sentidos puestos en ello. Podía oler varias presas... dos caninos, un felino y algunas aves. En mi forma humana, aun con los colmillos y las garras, no podría alcanzarlas... por lo que decidí transformarme en cuanto diera con una de esas fuentes alimenticias. El único defecto al transformarme era tener que pasar el control de mi cuerpo a Cirk, que a saber si no acaba matando a algún inocente en lo que yo recupero la consciencia.

Me iba acercando a una de mis presas, al felino que olí tiempo atrás, de hecho ya podía verle. Comencé a ir despacio y sin hacer mucho ruido, quizás podría capturarle sin ceder el control al "gracioso" de Cirk.

Cuando estuve a punto de abalanzarme sobre él un olor, bastante familiar, recorrió mi nariz... un inconfundible olor a galletas, aunque iba acompañado de cierto perfume que no era tan familiar, pero aún así no podía resistir tal tentación... si la carne me tentaba las galletas me perdían.

Dejé huir a mi prisa, comenzando a andar con cautela hasta el origen de aquel pintoresco olor. Si era una chica quien portaba los dulces no me costaría mucho arrebatárselos, aunque primero iría de buenas, ya tuve un mal suceso con Clary como para que vuelva a sucederme igual "Es increíble... abandonas una jugosa presa por unas galletas... esperemos, para mi bien, que la dueña de dichas golosinas sea igual de jugosa..." . Solamente había un pequeño detalle del que no me percate... ni llevaba guantes ni el jersey de cuello alto que suelo usar para esconder uñas y colmillos

Una pequeña confesión: tendré un cargo alto y todo, pero no soy muy experta a la hora de analizar auras. Pasé varios minutos en la lucha por adivinar la raza del dueño del aura que se encontraba cerca, sin resultados decentes. En todo caso, en un momento determinado el susodicho cambió la dirección en la que iba caminando para empezar a acercarse a donde yo estaba. Mantuve mi aura minimizada por si las dudas, y me escondí detrás del árbol con el montón de marcas de espada.

Empecé a comer lentamente las galletas —el peligro no eclipsaba, ni eclipsará nunca mi hambre— mientras esperaba a que… lo que sea que fuese lo que se acercaba, se acercarse lo suficiente. Ahora que caminaba hacia donde yo estaba, podía distinguir mejor su aura, por lo que no deseché la fantabulosa oportunidad que el destino me daba y me dispuse a analizarla. Alcé levemente una ceja. ¿Un licántropo? ¿Qué melcochas hacía un licántropo allí? Teniendo su reino prácticamente a la salida de la selva (dependiendo de la perspectiva), ¿para qué entrar ahí?... Curiosidad activada.

Finalmente, el tipo —porque, sí, era un tipo— se adentró a la zona en la que me encontraba, con pinta de estar muy concentrado buscando algo. A juzgar por sus uñas, no iba muy desencaminada con su naturaleza. Salí de mi escondite improvisado, apretando la bolsa de galletas como si fuera el premio de la lotería.

—¿Y qué hace un licántropo por estos lares? —pregunté, con curiosidad, ignorando si ya se había dado cuenta de mi presencia. Mordí la galleta que tenía en mi mano, masticando mientras esperaba alguna otra reacción por parte del tipo.

Me iba acercando lentamente hasta la zona de donde provenía el dulce olor a galletas, estaba bastante atento a cualquier sonido, al igual que a cualquier olor ajeno a mi destino. Y aunque mi decisión era clara Cirk no dejaba de atormentarme "Rick... por su olor sé que es una chica... y parece que se cuida bastante, por lo que deduzco que físicamente no es muy fuerte... ¿qué tal sí..?" no tuve más que responderle, algo enojado -No... y déjame en paz, comienzas a cansarme...- dije para mi mismo, murmurando, intentando que no fuera más que un susurro.

Oí algo tras de mi, por lo que giré el rostro rápido... resultaba no ser más que una ardilla... cuando volví a mirar hacia el frente la chica se hallaba frente a mi. Tal y como predije, llevaba una bolsa de galletas. Aunque realmente hubo una cosa que me sorprendió bastante... a primera vista identificó a un licántropo, así que deduje que muy humana no era. La última vez que estuve con otros seres pude averiguar que su olor era distinto al de los humanos, quizás pudiera ponerlo en práctica hoy mismo.

-Pasear tranquilamente por la selva... y, bueno, buscar algo para comer...- dije, mirando a la chica -Y seguro que una caritativa...- olisqueé un poco el ambiente, intentando identificar la raza o las inclinaciones mágicas de la chica -... yasgeniod tiene algo que cederle a un hambriento licántropo ¿verdad?- dije con una sonrisa... que por desgracia tenía un aspecto demasiado macabro por culpa de los colmillos. Pude identificar con facilidad a la chica porque tenía un olor tanto a practicante de magia oscura como de magia de luz, así que sólo le quedaba ser una yasgeniod.

"Y seguro que aparte de aquellos dulces en los que tú estás interesado, también puede darnos algo más proteínico..." me dijo Cirk. Intentaba no hacerle mucho caso, se volvía enormemente pesado a veces... solo esperaba que no se aprovechase de un momento en el que yo perdiera parte de mi razón para tomar el control.

Pues así de entrada no se había dado cuenta de mi presencia. Aparentemente, las ardillas imponen más que yo. En todo caso, una vez dejó de prestar atención a la ardilla se percató de que estaba allí. Y, para mi sorpresa, no le costó mucho darse cuenta de que no era una simple humana, sino que incluso había atinado la raza. Mi expresión se tornó a una de incomprensión, ¿Cómo sabía lo que era si tenía mi aura reducida?... Bueno, había hecho una pausa para olisquear antes de soltar la bomba. Curvé mis labios en una media sonrisa, haciendo lo mismo con una de mis cejas.

—¡No sabía que los licántropos podían hacer eso! —dije, anotándolo mentalmente. Igual y en algún momento el dato me serviría de algo…— Oh, perdona. Es que verás, resulta que tengo el sentido de la orientación en la retaguardia y probablemente estaré perdida aquí una buena temporada, así que necesito estas galletas para sobrevivir en lo que encuentro la salida —expliqué de lo más sonriente, apretando la bolsa contra mi pecho. Con la mierda iba a quitarme esa bolsa.

Aparte, no confiaba en esa sonrisa. Igual y era amistosa, pero con esos colmillos cualquier rastro de una sonrisa amable desaparecía sin dejar rastro. En mi mente empecé a planificar una mini-estrategia en mi cabeza, en caso de que al muchacho le diera por ponerse odioso y quitarme las galletas a la fuerza.

—Además, seguramente puedes conseguir comida por ti solito —comenté, aun conservando mi sonrisa, que no pegaba en nada con el tablero de juego de estrategia que ocupaba el 70% de mis pensamientos—. Yo es que soy vegetariana, no me va eso de comer animales… —Bueno, sólo evitaba comer pescado. Pero venga, él no tenía que enterarse.

Mi gozo en un pozo, pues la chica no parecía muy cooperante a darme sus galletas. Estuve a punto de usar la intimidación, pero teniendo en cuenta que era una yasgeniod y que no tenía pinta de ser mala persona... lo mejor sería dejarlo pasar y hacerle caso "¿Qué? ¿A ella le haces caso cuando te manda a cazar y a mi no? Muy bonito..." decía Cirk en mi cabeza y, de nuevo, le ignoraba.

La chica mencionó un detalle "¿Está perdida? Um... quizás pueda aprovecharme de ese detalle..." pensé, con los brazos cruzados -¿Y qué te parece si hacemos un pequeño trato tú y yo?- dije, de nuevo con esa sonrisa -Yo te ayudo a salir de esta inhóspita selva y, a cambio, tú me das unas pocas de esas galletas- terminé de decir, esperando una respuesta.

Escasos instantes antes de que respondiera sonó mi estómago, no pudiendo hacer nada para evitarlo. Llegando a ruborizarme un poco -Será..será mejor que antes coma algo... no sea que el hambre me juegue una mala pasada estando tú a mi lado- dije, haciendo referencia a Cirk, que seguro se aprovecharía de ello.

Me quedé esperando alguna respuesta de la chica, comenzando a olisquear el ambiente buscando alguna presa "Mira que cambiar a la chica por una bestia salvaje, que seguro tendrá pulgas..." alegó Cirk, un poco enojado.

Ocupó unos momentos para meditar mis palabras. Ya, si es que todo el mundo piensa que como soy dulce y amable pueden venir y quitarme el sustento para la semana que pasaré extraviada; pero no, no suelo llegar a tanto. Fijo que el tipo había olido las galletas en la lejanía y se había pensado que me las podía robar. Incluso cabía la posibilidad de que estuviese planeando alguna forma de quitármelas en lo que estaba distraída… De repente me percaté de que, de hecho, estaba distraída, por lo que sacudí un poco mi cabeza para volver a concentrarme.

El muchacho, contrario a todo lo que había pensado anteriormente, me propuso un trato: Él me ayudaba a salir del bosque si yo le daba algunas galletas para que no acabase muriendo de inanición. Llevé mi dedo índice a mi mentón, considerando las posibilidades. Por un lado, cabía la posibilidad de que el tipo ni siquiera supiera como salir y estuviera tratando de engañarme con ello para dejarme sin comida; pero por otro lado, me iba a tomar un bueeen tiempo salir de allí por mi misma, y mi intuición me decía que el tipo no se iría de ahí hasta que aflojara una galleta. Además, se me antojaba un pastel... Antes de que pudiera contestar, un mini-rugido se escuchó cerca de allí. Y a juzgar por la cara del tipo, había sido él, o más exactamente su estómago. Pobrecillo.

—Vaaaale, acepto —dije, acercándome y ofreciéndole la bolsa de galletas—. Venga, agarra las que quieras —ofrecí, no fuese a ser que le diese un arranque de ira y quisiera atacarme a pesar de todo por no darle galletas suficientes. Además, quería pastel. De esos que vendían en aquella tiendita de Eliria de todo tipo de colores y sabores… aunque no es que Eliria quedase muy cerca de allí. Tendría que caminar bastante si quería regresar, y lo mejor era empezar desde ese momento—. Por cierto, puedes llamarme Vee.

Paré en seco mi "operación de caza" pues, al parecer, la chica fue generosa y me ofreció parte de la recompensa antes de hacer mi cometido "Oh... genial... de nuevo a vivir a base de masa..." Cirk seguía quejándose, cada vez más cabreado por el tono de voz que notaba. Comenzaba a tener algunas punzadas en la cabeza, pero no les prestaba mucha atención, pensando que era un simple dolor de cabeza... craso error.

Cogí, sin pensármelo dos veces, una de las galletas que me ofrecía la chica. Me llevé la galleta a la boca, dándole un gran bocado... acabando con la mitad de la galleta, al poco le di otro que acabó con la totalidad de ésta. Mi cara expresaba bastante ternura en el momento de comer la galleta, normalmente los dulces "calmaban" un poco mi bestia interior. Casi parecía más un cachorrillo durmiendo que un licántropo.

No pude evitar darle las gracias a la chica, con una voz bastante sumisa -Gracias Vee~- luego recordé que no le dije mi nombre -Y, bueno, a mi puedes llamarme Rick~- tras presentarme, Cirk seguía mostrándose descontento con todo ello, oyéndole criticar de múltiples maneras en mi cabeza "... Que bochorno... ¿y por qué, un lobo como yo, tiene que estar dentro de semejante individuo?..." dijo, entre otras muchas cosas... hasta que... "Bien, ya estoy harto de permanecer aquí encerrado..." terminó por decir... con consecuencias.

De pronto mi mirada se quedó vacía, perdiendo la sonrisa que tenía en esos momentos, mirando al horizonte tras la chica. Cerré un momento los ojos, llevándome la mano a la frente, al volver a mirar hacia delante mis ojos había cambiado a una tonalidad gris que llegaba a parecer un espejo, pues reflejaban cualquier luz que entrase en ellos... mi reacción no tardó en llegar "¡Maldita sea, Cirk!... ¡Déjate de estupideces y devuélveme mi cuerpo!" y como yo hacía con él, me ignoró, mirando entonces a la chica con un rostro serio que reflejaba cierta hostilidad.

-Al fin tenemos la oportunidad de hablar...- la voz era algo más grave, y contenía cierto tono seductor -Vee, si no me equivoco- mostró una media sonrisa, de la que sobresalía uno de los colmillos -Permite una presentación, Cirk August es mi nombre- se cruzó entonces de brazos, mirando la chica -Y puede que Rick haya dado una mala imagen de nosotros, permite que corrija ese detalle. Diré que a él le interesaban sus galletas, por desgracia, mi objetivo era bien distinto. Creo que no hace falta hacerle un croquis para que lo comprenda ¿cierto? He de suponer que es una chica inteligente y no mostrará resistencia a no ser, claro, que tenga una solución distinta a mi problema...- terminó de decir, aún con esos aires de superioridad y seducción que le rodeaban.

Yo intentaba volver en mi, como hice cuando me crucé con aquella chica en las costas. Seguramente tardase en conseguirlo... pero hice un trato con Vee y no querría acabar devorando a una de las pocas personas que se ha preocupado por mi "salud" aunque fuera en una pequeña medida.

Bien no había terminado de hablar cuando el tipo agarró una de las galletas, hincándole el diente y dejando a la pobrecita a la mitad. La expresión de su rostro —que venía siendo algo mas o menos así...

Spoiler:

... y que me recordaba mucho a mí cuando comía pastel— no tenía precio, sencillamente era demasiado tonta/enternecedora como para ser verdad. Solté una risilla, cubriendo parte de mi boca con el dorso de mi mano.

—Pues gusto en conocerte, Rick —dije, haciendo una leve reverencia. Giré mi cabeza, mirando al montón de árboles detrás de mí—. Y bueno, ¿Por dónde es la salida? Tú sabes, una chica nunca es completamente feliz sin una ración diaria de pastel, y hace dos días que no la como. Dos, días —pronuncié con énfasis, como si fuese algo inconcebible… que de hecho, lo era—, ¿Tienes idea de lo que son dos días sin comer al menos un trocito de pie de limón? Es…

Cerré el pico cuando noté el detalle de que Rick estaba haciendo mórfosis, así, sin venir a cuento. La poca luz que se filtraba a través de las hojas de los árboles se reflejaba en sus ojos, que habían adquirido una tonalidad grisácea que más parecía un espejo que otra cosa. Me quedé quietecita donde estaba, dudando de si preguntarle qué sucedía —aunque probablemente no me respondería al estar casi que convulsionando— o darle una cachetada para que se recuperara. Finalmente volvió a su posición normal, eso sí, aún con los ojos en plan espejo.

—Ejem… ¿Te encuentras bien?

Puedo resumir todo lo que el muchacho —que era él, pero a la vez no era él— dijo en una sola frase: “¿Eeeeeeeeeeeiiiiiiiiiiiiin?”. No sólo usaba una voz propia de un actor que interpreta al típico antagonista que se las quiere dar de rompecorazones, si no que aparte me amenazaba dando por hecho que yo sabía el por qué me estaba amenazando, y hasta había cambiado un poco su nombre. What da faq?

—Ya, genial —murmuré—, perdida en una puta selva con un puto tipo con doble personalidad. Muy bien Vee, aún eres un imán mágico para los problemas… —Retomé mi tono de voz normal—. Hombre, está claro que las galletas te afectaron. Venga, déjame echarte una manita.

No era como si le hubiese prestado atención a su amenaza, así que daba por hecho que su “nueva” personalidad era algo pasajero. Mi solución: retomar la idea de darle una cachetada para que se recuperara. Me acerqué a Rick —¿O debería decir Cirk?—, con la palma de la mano abierta para propinarle una cachetada, esperando que no le doliese… o más bien, que no me doliera a mí.

Continuaba con mis intentos de devolver a Cirk a mi subconsciente y volver a dominar mi cuerpo pero, por desgracia, eran sólo eso... intentos. Probaba a concentrarme, como la otra vez, pero he de suponer que la otra vez funcionó porque había peligro de muerte... u otra cosa de la que ahora no habría caído.

Intentaba negociar con Cirk "Venga... me dejaré de tonterías, en serio... incluso comeré más... ¡pero devuélveme mi cuerpo!" ya estaba bastante desesperado, pues me preocupaba un poco por la vida de la chica... y en parte por la mía, pues quizás esa chica era más fuerte de lo que pudiere aparentar su fachada de porcelana.

Para cuando quise darme cuenta sentí un fuerte golpe, en una de mis mejillas "... te lo dije Cirk... eres un bocazas..." le dije, con una suave risa respaldando el comentario. Cirk, por desgracia, no se lo tomó tan bien como yo, y se notaba en su expresión que aquello le había enfadado bastante... nunca le había visto de tal forma y he de decir que hasta yo llegué a sentir un poco de pavor.

Señaló a la chica con el dedo índice de su mano derecha, mientras las manos comenzaban a llenarse de un vello gris -¡Está bien! Intentaba buscar una alternativa pacífica a todo esto...- mi pelo perdió sus reflejos azulados, volviéndose enteramente negro, y comenzando a alargarse y a diseminarse por la espalda -¡Más te vale tener una buena excusa, o de lo contrario no me hago responsable de lo que pueda hacer! ¿¡Sabías acaso con quién tratabas!?- no tardé en responder a su pregunta "¿Un lobo pulgoso, quizás?" intentaba hacerle perder los papeles, así estaría más débil mentalmente.

La transformación no fue a mucho más. Los rasgos que cambiaron fue mi pelo, que se alargó hasta formar una cola de lobo que sobresalía por la parte de atrás del pantalón; mis manos, que se volvieron más velludas; y mi rostro, que adquirió cierto tono grisáceo.