Curioseando

Las ruinas de la isla de Samasha, un lugar que aun tras haber estado lleno de vida ahora apenas la muestra... unas simples ruinas, casas destruidas señales de destruccion... como sin una gran guerra hubiera pasado rapida como un huracan.

Estaba allí sin mas motivo que la simple curiosidad de investigar el lugar. Entré en muchas de las casas las cuales no tenian nada excesivamente interesante. En algunas de aquellas casas podias encontrar cuentos y relatos. Cogí algunos de estos ultimos libros, para saber con que se entretenian en esta ciudad cuando aun estaba en pie.

Salí de la casa y vi a unos pajarillos juguetear con una ardilla, parecian pasarlo bien. Me quede un rato mirando a aquellos animalillos. Tras 5 minutos, movi mi cabeza de un lado a otro para despejarme y volví a iniciar mi marcha.

Notaba un aura conocida en la isla, me dirigi hacia allí desde mi enbarcación. Atravesé toda la isla hasta encontrarme con Darksik. Estaba de espaldas a mi con unos libros en la mano.

Hey Darksik ¿Como te va? dije gritando.

Me habia centrado en mis pensamientos y me habia olvidado completamente del mundo exterior. Derrepente oí una voz a mis espalda, comprendí totalmente lo que había dicho aquel sujeto, mas el sobre salto me hizo lanzarle los libros, los cuales impactaron en su cara y desenvainar mi espada, mas no lancé ningun ataque pues se me pasó el sobresalto.

-Jajajajajaja. Lo siento Kashtym, estaba distraido y fué un acto reflejo.- dije mientras envainaba mi espada y recogia los libros. -¿Que te trae por aqui? ¿Y que ha sido de tu vida? Hace bastante que no tengo noticias tuyas.

Tras haber visto como los libros impacataban contra mi cara, me caí al suelo y me llevé la mano a la cara, por lo menos no sangraba. Cogí una piedra pequñita y se la lanzé a los pies, no tenía intención de darle pero si le daba no importaba. La próxima vez mira a quien atacas dije mientras me reía y me levantaba llendo a saludarle.

Me incorporé tras recoger los libros y fuí a estrecharle la mano. Noté como una piedra impactaba en mi pie mas no le di importancia.

-Aqui parece que no hay mucho que hacer esta todo destruido, los libros no son gran cosa aunque cogí algunos para ojearlos, y no parece haber algo de gran interes... Perdon estoy comentando algo que no me has preguntado... me pasa a veces.

Me sacudí un poco los pantalones que estaban algo manchados.

Y... ¿que te trae por aqui?

El sol pegaba fuerte arriba en lo alto. Llevaba un rato sobrevolando el océano en dirección al continente, pero parecía haberme desviado de la ruta. Comenzaba a pensar que me hubiera perdido... y justo cuando creía haber perdido la esperanza y el cansancio comenzaba a pesar sobre mis hombros, divisé tierra a la vista.

Me apresuré a descender progresivamente hasta aterrizar, suprimiendo mi aura y escondiendo mis emplumadas alas negras al instante. La túnica oscura cubría mi armadura, acalorándome aun más. Observé alrededor, mientras la abría y echaba hacia atrás para dejar que el aire corriera entre mi armadura, e hiciera danzar mis largos cabellos dorados al son. La playa se extendía a lo largo, pero necesitaba algo de agua dulce para restablecerme, así que me adentré caminando hacia el interior, hacia la vegetación, siguiendo mi instinto hacia el agua.

No tardé en toparme con unas ruinas. Aquél lugar parecía llevar mucho tiempo abandonado, pero yo buscaba un río o una pequeña laguna, lo que fuese con tal de encontrar agua y poder saciar mi sed. Sin embargo, la curiosidad me pudo y abandoné por un instante mi búsqueda de agua, al sentir dos auras en aquél lugar que parecía estar abandonado. Una de ellas parecía luminosa, no la había percibido antes, ni ninguna parecida, pero no me producía aversión del todo como las de los ángeles. Y la otra era oscura, muy oscura, y tan poderosa como la mía. Sin embargo, percibía algo en ella que me resultaba familiar, extrañamente familiar... Pero... “No puede ser que sea él, su aura es algo diferente ahora... más... poderosa...”

Me dejé guiar por mi instinto hacia aquellas dos auras, con pasos suaves aunque por dentro deseara matar al gato para saciar mi curiosidad. Y, al girar una esquina derruida por el paso del tiempo, descubrí a aquellas dos figuras cuyas auras había percibido previamente. El demonio estaba de espaldas y debido a la situación en la que le conocí tiempo atrás, no podía recordar bien sus rasgos. ¿Realmente era él?

Parecían mantener una conversación y no me atreví a interrumpirles, por lo que les observé desde mi esquina -visible para ellos si es que se fijaban-, con mirada curiosa aunque paciente a que se dieran cuenta de mi presencia.

Oí levemente una pisada en la arena a mis espaldas, mi cara se volvió muy seria, cosa que solo kashtym pudo notar. Alcé una corriente de viento que levantara la arena, para ocultarnos del campo visual de aquello que nos acechara. Acto seguido aumente el la zona de la tormenta de arena, obligando a cerrar los ojos de todo ser viviente.

Caminé tranquilamente hacia la zona donde habia oido la pisada.

-No me gusta que me observen a escondidas, si tu objetivo es eliminarnos adelante, echale valor para sacarnos las tripas.

Una vez estuvé cerca... desenvaine mi espada por segunda vez, disipe la tormenta rapidamente y me dispuse a atacar, mas... me encontre con alguien que no esperaba encontrarme por aqui.

-¿¿Caeli??- dije dandola un abrazo -¿Eres tu verdad?¿cuanto tiempo?

En verdad hacia mucho que no nos veiamos por aquellos tiempos mi pelo era corto y no era alguien muy fuerte que digamos... sin embargo ahora tenia una melena hasta la cintura y mi fuerza era mucho mayor que en aquellos tiempos.

-No me vuelvas a hacer esto mujer... que por poco te ataco.- Dije con una gran sonrisa -En cualquier caso me alegro de verte.

De repente, se levantó una ráfaga de aire que arrastró consigo la arena del suelo, generando una nube de polvo, una mini-tormenta de arena que los rodeó y luego se dirigió hacia mí, ocultándoles de mí a la vista por un momento. Alcé una cortina de aire que impidió a las pequeñas partículas llegar hasta mí.

Me quedé perpleja y medio en shock por un instante. Aquello no había sido algo natural, ¡lo había provocado él! ¿Se estaba previniendo de mí? ¿Pero qué le había hecho?

Frunciendo la mirada, disipé la tormenta de arena de mi lado, al tiempo que escuchaba sus acusaciones, para después ver cómo luego aparecía el demonio de entre la polvareda. Estaba cambiado, de aquello no había ninguna duda. Sin embargo, le observé de forma entre sorprendida y reprochadora. ¿Cómo podía haber malinterpretado mis intenciones y pensar que fuera a atacarles? No podía comprenderlo...

Pero, en medio de mi confusión, el demonio me reconoció y antes de que me diera tiempo a reaccionar, me abrazó sin que me lo pudiera haber esperado. Me quedé paralizada... había olvidado lo cariñoso que era... pero también me hizo olvidar el enfado que me había provocado su anterior reacción. Por lo que, lentamente, fui alzando los brazos hasta devolverle el abrazo.

- Lo siento, Darksik... no quería asustaros... -Pestañeé un instante, pues se me habían humedecido los ojos y ahora me brillaban. Al separarme solté una carcajada y le di un golpe seco en el pecho, bajando la mirada y fingiendo enfado-. ¡Y tú no vuelvas a atacarme!

Oprimí los labios en una mueca y le miré cual niña enfadada, inflando los mofletes. Luego, sin previo aviso estallé en carcajadas de nuevo, no era capaz de fingir que me enfadaba con él y me reí de mi propio teatro.

- ¿Qué tal estás? Hacía mucho que no te veía... te noto algo diferente... ¿te has dejado el pelo largo? -Comencé a preguntar con cierta picardía y entusiasmo-. Y... ¿estás más alto? -Miré hacia arriba exagerando el gesto. No me atrevía a preguntarle directamente qué había pasado con su aura.

Ante de que pudiera contestar a la pregunta vi como el demonio se fué hacia un arbol mientras levantaba una nuve de polvo con ayuda de sus habilidades aéreas. De repente vi a una demonisa que no me resultaba nada familiar. Les esperaba donde estaba reunido con Darksik mientras me inspeccionaba el librazo de la cara y lo leía. ¿Amigo o enemigo? grité cuando vi que se detenía.

-En verdad hacia mucho tiempo que no nos veiamos jeje. Han cambiado tantas cosas... Aunque tu sigues igual de guapa.- dije despeinandola y riendo levemente. Luego medí la altura con la mano exagerando el hecho de que habia crecido -Es verdad.. estoy enorme- dije bromeando.

Oí gritar a Kashtym preguntando si habia peligro.

-Tranquilo es una vieja amiga no hay peligro... o eso creo- dije riendome.

-Y dime Caeli ¿que ha sido de tu vida en este tiempo?¿alguna novedad?

Me reí ante el comentario de Darksik. Realmente cuando le conocí, había sido más desconfiada por miedo al rechazo. No es muy común encontrar a una demonio con sangre angelical entre los infernales.

La nube de polvo se terminó de disipar y fue entonces cuando el acompañante de Darksik preguntó por mi condición. Éste se apresuró a responder por mí, pero debía mostrarle mis respetos. Me acomodé el cabello y me acerqué al hombre con una amplia sonrisa. De cerca mis rasgos angelicales eran mucho más apreciables. Mis ojos diamantinos le penetraron con una mirada dulce, pareciendo que pudieran ver más allá de su ser.

- Hola, soy Caeli. Y es un placer conocerle -Extendí la mano hacia el hechicero esperando que me la estrechara-. Le ruego que me disculpe. Como bien ya le he dicho a mi amigo Darksik, no era mi intención importunar, y mucho menos asustarles.

Esperé pacientemente la reacción del hechicero con una cálida mirada. No tenía malas intenciones, todo lo contrario. Esperaba que no le hubiese molestado mi presencia. Luego me volví nuevamente hacia Darksik para responder a su pregunta.

- Pues, me he tomado unas vacaciones para reforzar mi elemento. Y, ahora, ha sido casualidad aterrizar aquí, pues me dirigía a Eliria a resolver unos asuntos personales -Observé ahora a ambos, para que la conversación prosiguiera entre los tres-. Por cierto, ¿dónde estamos? No había visto este lugar antes...

Mi mirada recorrió el lugar tras formular la pregunta. Luego, los observé a ambos a la espera de sus respuestas, con paciencia.

Mi nombre es Kashtym, no pretendía ser grosero con mi pregunta de facción. Solo que en estos tiempos que corren toda precaución es poca. Y a tu pregunta de donde estamos, estamos en una de las islas mas antiguas que existen en este mundo, la isla de Samasha. dije levantándome y mirando a aquellos ojos que embelesaban de una mirada.

- Oh... ¡La Isla de Samasha...! -Repetí, sin dejar de observar el lugar con ojos embelesados. Había oído hablar de aquél lugar, pero jamás lo había conocido anteriormente-. ¿Y hay algún templo donde se pueda ver su imagen representada de alguna forma? -Pregunté con curiosidad.

Me fijé entonces en que el hechicero llevaba un grueso libro que parecía haber estado ojeando, ya que éste permanecía abierto por una de sus cientas o miles de páginas. Se lo arrebaté de las manos antes de que pudiera pestañear y lo cerré, interponiendo mi dedo índice como marca de la página que estaba leyendo. Examiné la portada en tapas de cuero... y leí el título en voz alta (OFF: Ejem, Darksik, por favor indícalo en Off, que no lo pusiste por ningún lado >.< ). y los miré a ambos, aunque me centrase más en el hechicero por ser al que se lo había arrebatado de entre sus manos.

- ¿No es una lectura muy pesada...? -Pregunté, al tiempo que examinaba el libro calibrando su peso-. ¿Alguno de los dos lo habéis leído? ¿Qué cuenta?

Les observé con cara de fascinación, como una niña pequeña esperando que le contaran un cuento.

Pues en realidad no lo se, digamos que... ejem... aqui el amigo me lo ha lanzado literalmente y lo estaba curioseando. Parece muy antiguo y es bastante extenso la verdad. Dije entre risas mientras miraba al demonio con cara divertida.