El viento alisio

Ese aura... había pasado ya mucho tiempo de la última vez que la sentí. Indudablemente era aquel individuo. Cada vez que aparecía no traía nada bueno. Salí de la biblioteca donde me encontraba y fui al encuentro.

A las afueras del templo, en la ladera de las grandes montañas del infierno, oculto entre los matorrales se hallaba Aral Letsop, el rey renegado Yasgeniod.

Aparecí justo a su lado, con el aura rozando sus máximos.

- No creo haber dicho que seas bienvenido aquí, Aral. Ya puedes traerme algo bueno si no quieres acabar encerrado en mis calabozos.

Estaba sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Tomé un último trago de mi té antes de guardar la taza.

-Se que eres un hombre poco sediento, pero no tengo problemas en ofrecerte una taza de té...si así lo deseas.

Me levanté y coloqué mis brazos alrededor de la cabeza.

-En cualquier caso, mas si no creo que fuera un tema demasiado arraigado en tu mente, en tu infinita curiosidad no me cabe lugar a dudas de que te has preguntado más de una vez el por qué de mi desaparición. Ya sea porque traigo la desgracia a donde voy y te fijaste en la tranquilidad del panorama, o porque sientes algo de preocupación hacia mi persona, sin duda te habrás dado cuenta hace tiempo de que hice mutis por el foro.

Me di la vuelta y clavé la mirada en sus ojos.

-Aspicious...explicar el motivo de mi desaparición y los sucesos acaecidos durante tal ausencia no es la razón por la cual estoy ahora hablando contigo, pero sí que es la razón por la cual me presento aquí adentrándome en tus dominios en lugar de citarte para hablar en otro lugar, pues no solo vengo a transmitirte mis dudas, sino que vengo a hablar con tu príncipe Wataru, que conociéndole, no tardará en aparecer. Y por cierto, sabes que ningún ser con dos dedos de frente entra en tu reino con malas intenciones él solo, quizás Remilia lo hubiera hecho, pero claro, ella ahora mismo solo tiene un dedo de frente, con lo cual no me extrañaría demasiado. Así que no veo motivos por los cuales encerrarme. Además, me iré en breve.

Me agaché y recogí mi bolso del suelo. Había bordado una preciosa representación del Ying y el Yang en él. Sonreí.

-¿Entonces arándanos o salvia? Creo que eres más de salvia. No sé, te pega...

Presté atención a su discurso manteniendo un rostro impasible de indiferencia. No me hacía ni pizca de gracia que aquel yasgeniod adoptara una actitud tan amigable.

- No, gracias, no quiero ningún tipo de bebida - le respondí secamente -. En cuanto a los motivos de tu desaparición, no sé cúales serán, pero sin duda tendrá que ver algo con tus esperpénticos planes. Aral Letsop, no sé que te traerás entre manos, pero más te vale andarte con cuidado.

Le miré a los ojos intimidatoriamente. Aquello no era una amenaza, era un simple aviso del rey de los demonios.

- La próxima vez que decidas poner en riesgo el equilibrio del mundo, o supongas una amenaza para cualquiera de mis intereses, no me temblará la mano a la hora de matarte, no como la última vez.

Me encontraba en el infierno tratando asusntos importantes para el reino, pero de pronto ocurrió algo que no me esperaba para nada... *eso que siento... ¿es el aura de Aral? no perdí el tiempo, tenia que comprobarlo, asi que me transporte al lugar de procedencia del aura. Una vez alli, pude ver a Aspicious, y a su lado, sentado como si nada, estaba el... Aral...

-Has vuelto...

Dije situandome tras de el.

Noté la presencia de Wataru tras de mi y escuche sus palabras, mas no dejé de mirar a los ojos a Aspicious. Torcí un poco mi sonrisa, pero no de forma incómoda.

-Si alguna vez te vacilara la mano, no estaría hablando con Aspicious Oicilpus. Y eso sí que no sería interesante.

Me volví hacia Wataru pero sin dejar de dirigirme a Aspicious.

-Ya hablaremos del asunto que quiero tratar contigo en otra ocasión. Por ahora, adiós...

Puse la mano en el hombro de Wataru y me marché del lugar.

OFF: Nos vamos aquí: https://creatureswars.forosactivos.net/t1701-el-destino-sigue-encandenado#33594

Hice una mueca de desagrado cuando se marchó.

- Tks...

Acto seguido desaparecí de allí.