entregando lo acordado

Después de un largo camino por fin llegue a los aposentos de Aspicious.
Llevaba conmigo una rosa azul, deje la otra rosa y la gema en mis aposentos.
Al llegar di un par de golpes a la puerta esperando ser atendido

Estaba escribiendo tranquilamente en mis aposentos cuando llamaron a la puerta. Sabía quién era el que quería citarse conmigo por su aura. Sonreí maliciosamente. Si venía hasta aquí era porque había cumplido mi encargo, y eso me alegraba.

- Pasa, Etsuya - dije alzando la voz desde el otro lado de la puerta.

Me sentía bastante nervioso, iba a ser la segunda vez que iba a ver a Aspicious, y esta vez era por "trabajo".
Abrí la puerta y pase, estaba intentando disimular mis nervios, pero me temblaban las manos
-Le traigo lo que acordamos.
Le enseñe la rosa azul que llevaba en la mano derecha y se la tendí.

Sin dejar de escribir en el pergamino y sin dirigirle aún la mirada le respondí.

- Muy bien, deja la flor en ese jarrón - dije indicando uno que había en una de las mesitas - y siéntate en la silla.

Como me dijo cogí la rosa y la deje en el jarrón que me dijo, después me senté en la silla

Terminé de escribir y dejé la pluma encima del pergamino. Después me levanté y observé la rosa. Me la acerqué a la nariz e inspiré profundamente. Su aroma era delicado y delicioso, aunque su procedencia sobrenatural era palpable. Ninguna flor en el mundo natural podría producir semejante sensación. Sonreí complacido. Me volví a sentar y miré fijamente al demonio.

- Buen trabajo. Realizaste el encargo que te encomendé a la perfección. Te aceptaré como mi alumno, tómalo como un honor.

-Sin duda lo tomare como un honor mi rey, ¿cuando empieza mi entrenamiento?

- Tu entrenamiento comenzará al alba - dije sin inmutarme -. Descansa en tu chabola que ya iré a buscarte.

Una sonrisa maléfica se dibujó en mi rostro. Sería divertido...

-Pe... pero si no vivo en una chabola- dije en un tono como replicandoselo
Bueno si tendré que irme a descansar.
-¿Hay alguna habitación libre en el castillo?

Volví a mi escritorio y comencé a escribir de nuevo.

- Puedes preguntar a alguno de los guardias. Supongo que te podrás acoplar en una habitación de invitados. Hasta mañana Etsuya.

Aquellas palabras habían sido tajantes. Era evidente que le estaba echando del lugar. Al día siguiente comenzaría el entrenamiento.

Tal y como me dijo me fui de la sala, fuera estaba un demonio haciendo guardia
-Disculpe, ¿puedes llevarme a la habitación de invitados?
El demonio acepto complacido, estaba agotado así que lo primero que haría al llegar a mis aposentos seria tirarme a la cama a dormir.
Al llegar me deje caer en la cama