Desde la charla con ese ser no hice otra cosa que trabajar como un esclavo mas.
Cuando pasaron dos meses me pusieron como maestro a un licantropo.Nunca vi a ningun licantropo con un aura oscura,este lo tenia.
La crueldad con la que trataba a sus discipulos era aberrante.Sin embargo estos estaban felices por ser enseñados por el,era el mayor guerrero y el mas fuerte de el templo.
Solo los mas aventajados estaban en su grupo,y todos ellos superaban los veinte años.
Durante dos años aprendi a manejar mi espada y a sobrevivir bajo una educacion espartana.
Los golpes eran cada vez mas frecuentes,como mis arrebatos de furia,algo que en vez de disgustar a mi maestro parecia que era lo que buscaba pero no sabia por que.
Hasta que un dia durante un castigo un vampiro me reto para conseguir ser alumno de ese mal bicho.
No eres mas que un angel,un santurron que no merece la tutela de un guerrero tan valiente.
Eres una esocria ,angel,y el puesto sera mio.
Momentos antes me habian castigado nuevamente por no querer matar a un esclavo como parte de el entrenamiento.Cada vez eran mas duros pero en esos dos años no habia derramado ni una gota de sangre que no fuese la mia.
Cuando me ataco,de forma instintiva ataque con un giro rapido y mortal de mi espada,cercionando la cabeza de el vampiro.Al contrario que lo que yo creia no me senti mal,no sentia nada.Ver tantas muertes me habian insensibilizado.
Volvi a enfundar mi espada y volvi con mi grupo,esto era algo normal,ya que si matabas a un alumno superior a ti podias quedarte con su puesto,igualmente que si matabas a tu maestro podias ser nombrado directamente sacerdote de ihra,pero eso poquisimas veces pasaba.
Desde entonces mi percepcion de la vida cambio,cada vez me retaban a mas duelos,en los que siempre ganaba.Mi vida estaba en peligro las 24 horas del dia y debia defenderme,cada vez distinguia menos entre la defensa y el simple disfrute por ver como crujian sus huesos bajo mi bota,llegue a los 150 años cuando al mirarme al espejo vi que le devolvia la mirada un ser humanoide con alas negras ojos marrones,garras como cuchillas y una piel grisacea casi azul.Mis musculos estaban curtidos y moldeados por la lucha.Cuando me mire sonrei y me quite un mancha de sangre de el ultimo esclavo que habia matado para investigar nuevas formas de matar.Durante esos años me habia logrado un nombre y ya nadie se atrevia a retarme,solo uno lo hizo,y no era del templo.
Habia salido para cazar cuando un angel se acerco volando,yo nunca reducia mi aura,como tambien estaba siempre transformado en mi forma demoniaca.Me sentia orgulloso.
Cuando el angel aterrizo desplego con la pedancia caracteristicas de los angeles para hacer ver lo magnifico que era,me avergonzaba pensar que yo fui uno de esos imbeciles.
Demonio,criatura de la oscuridad,rindete o seras reducido a cenizas
Mire a ese angel con sorna,no podia ser que se atreviese a retarme,pero me gustaba,despedazarlo era algo que me reportaria prestigio entre los mios.
El angel al no ver respuesta ataco a la deliberada,yo ,mas rapido me desplace hacia un lado y desvie la espada de luz.Con igual rapidez,cogi con la mano libre el cuello de el angel,lo eleve y estampe contra el suelo calvandole la espada aprovechando su confusion.
Me aleje para ver la escena mejor.El angel seguia vivo,le habia clavado la espada en una zona no vital,por lo que moriria lentamente.Este forcejeaba inutilmente por liberarse.Le pegue una patada a la espada de luz y la aleje.Despues cogi una piedra del tamaño de un garbanzo,mire a el angel y sin decir nada le obligue a tragarselo.Con mi poder calente la piedra que estaba dentro de el,sentia a la piedra y la movia mientras la piedra al rojo vivo se abria paso entra los organos.
El pobre sujeto se debatia entre alaridos que era musica celestial para mi.
Cuando,despues de media hora el angel estaba a punto de morir,saque mi espada y deje que la piedra se enfriase por si misma.Sacandola despues como una flecha hacia afuera apareciendo en mi mano y lanzandola con mi poder hacia la frente de ese fantoche.
Agarre a el angel por los pelos y me lo lleve a la cueva donde,con gran gusto pude ver esa noche como los esclavos me agradecian una y otra vez el estupendo estofado que habia preparado.
Siempre hay que tener un detalle con la plebe.