Recien llegados

Suspiré al llegar allí, me había adelantado a todo el mundo para asegurarme de seguir el camino correcto y allí estaba. Había ya mucha gente preparando las cosas y en su mayoría eran ángeles por lo que me sentí un poco abrumada entre tanta luz y suponía que la repentina aparición de oscuridad había sido un desconcierto para ellos. Fuí de nuevo hacia atras para que todos los demas me siguiesen.

No tardamos en volver a aparecer bajo la atenta mirada de todo el mundo.-Bien!-grité dandome la vuelta-Ellos son nuestros aliados, la mayoría no estareis agusto con su luz, lo se perfectamente!! pero necesitamos cooperar en todo lo que nos pidan! entendido?!-había elevado mi aura a su maximo poder y gritaba fuerte para que todos me oyesen, sus armaduras sonaron casi al unisono haciendome ver que lo habian comprendido.-Adelante pues!- Todos se dispersaron a las tareas que les habia encomendado en el castillo antes de salir.

-Jozu, Natasha! seguidme-dije echando a andar. Eché a andar decidida, Lucius no tendría que andar lejos si aqui habia algunos de sus angeles. Estaba completamente tapada por mi capa negra, a excepcion solamente de la cabeza la cual la llevaba al descubierto.-Nos reuniremos con Lucius y hablaremos con el sobre la ofensiva-me giré hacia ellos-vosotros estareis en la segunda fila, junto con los jinetes, yo me adelantare a primera fila con algunos bersekers en cuanto llegue el momento ¿entendido? quiero que tengais esto en cuenta cuando llegue el momento-clave mis orbes color esmeralda en ellos y volví a darme la vuelta, sin parar de andar.

-Llegué al campamento con el resto del ejercito, al acto noté como la atenta mirada de los ángeles y demás se clavaban en nosotros pero eso no me importaba sabía bien lo que tenía que hacer. Al acto escuché atento lo que dijo mi reina y asentí igual que el resto del ejercito. Al acto escuche como nos nombraba a Nat y a mi así que obedientemente salí a su paso sin decir una palabra-

El día había llegado, ya hacía varias horas que habíamos dejado el castillo vampírico atrás.

El campamento estaba repleto de seres de luz, cosa que no me gustaba mucho pero no estaba en condicones de protestar.

Eché una rápido vistazo al campamento y no sin pensarmelo lei las mentes a todos a los que pude y no pude percibir otra cosa más que nerviosismo y mucho miedo a la pérdida. Un escalofrío recorrió toda mi espalda haciendo que se me pusieran los pelos de punta.

Al oír la llamada de Luccie dejé mis pensamientos atrás y me dispuse a escucharla.

Me puse detrás de Jozu

Ya estaba listo. Había sido de los primeros en aparecerme en un destello de luz para reconocer el terreno y ver qué extensión era la mejor para montar el hospital. Había traído palomas blancas conmigo para enviarle la ubicación a mis aliados, así podrían encontrarme fácilmente y dejar a mi cargo a sus médicos.

Las palomas emprendieron rápidamente el vuelo hacia sus destinos.

Alissia, Ariel y Mera se habían aparecido poco después y se me acercaron rápidamente. Esperaban órdenes para ponerse en marcha.

- Alissia, tú te encargarás de dirigir al grupo que traiga todos los materiales. Ariel, tú traerás a los médicos que haya en el Cielo, también los de Amy. Y tú, Mera, encabezarás al ejército de ángeles. Os encargaréis de proteger el hospital de incursiones.

Tras mis órdenes, las tres ángeles desaparecieron.

Al suprimir mi aura pude darme cuenta de la presencia de mi querida amiga Luccie y más vampiros y ángeles entre ellos. Me acerqué a ella con paso firme.

- Querida -La saludé, dirigiéndome a ella y como de costumbre le besé la mano a la par que me inclinaba. Los ángeles que la acompañaban se dieron cuenta de mi llegada y rápidamente se arrodillaron, sin yo pedirlo. Les hice un gesto con la mano para que se levantaran-. Creo que este es el mejor asentamiento para levantar el hospital. ¿Habéis traído a vuestros médicos?

- Así es, Calei. Sabes que siempre cumplo mi palabra, hermanito... -Sabía que no se dirigía a mí, pero aun así, yo también le había prometido prestarle a mis Médicos. Giré el rostro hacia atrás, haciendo un gesto con la mano al ejército que me acompañaba. Un grupo de demonios renegados comenzó a emerger de la multitud.

Aquél apelativo, había sorprendido a muchos, pero mis demonios parecieron comprender que en momentos como éste, todos debíamos unirnos. Desenterrar el hacha de guerra contra nuestros enemigos no tenía mucho sentido, en cambio sí lo tenía la alianza con ellos.

Con una mirada bastante seria para mí y por encima del hombro, pasé de mi hermano y me dirigí a la Reina Vampiresa con algo más de cercanía.

- Reina Luccie -Realicé una pequeña inclinación de cabeza a modo de respeto-. Es para mí un placer volver a verla y poder luchar a su lado. Los demonios no permaneceremos al márgen en esto.

Todavía me acordaba de ella y del encuentro que tuvimos hace tiempo en las Llanuras. Sólo lamentaba que por entonces no hubiéramos tenido el tiempo suficiente de conocernos y formalizar una alianza.

Realicé una breve inclinacion a Lucius, por mera cortesía-no te preocupes los tengo a todos conmigo, no a sido dificil convencer a algunos- cojí mi silvato, normalmente no lo abría enseñado a la ligera, pues era importante para mi pero en esos momentos no podía dejarlo. Silvé con toda mi fuerza y aun que no se oyó nada para los oidos de los mortales un grupo de vampiros se acercó velozmente a nostros-Aqui los tienes a todos, sin embargo e de decirte una cosa, si alguno de nosotros resulta herido, procura no darle sangre de vampiro durante mucho tiempo, nos volvemos inevitablemente adictos a ella.-era mera información pero podía salvar muchas ocasiones. Observé como Caeli apareció con el aun que no habia reparado en ella antes y aun que no diera muestras de ello su oscuridad me aliviaba un poco entre toda aquella luz, que ahora igualaba a la de Lucius. Hice otro reverencia hacia ella -E oido algunos rumores, realmente mi mas sincera enhorabuena reina Caeli y un placer tenerla con nosotros.-

Miré todo el campamento, no sabía porque pero no me daba buena espina algo y por ello mi cara y gestos se mostraban indiscretamente contraidos en una mueca-Hemos llegado antes de lo previsto, pero algo no me da buena espina...-susurré -Lucius, Caeli, voy a echar un vistazo mas adelante, soy rapida y estoy especializada en este tipo de cosas, volvere pronto, sino atentos al cielo, puede que mis murcielagos os manden un mensaje en caso de que algo no vaya bien-

Volví a utilizar el silvato con fuerza y una bandada negra apareció en el cielo, revoloteando inquietos, ellos tambien lo sentían me giré a jozu y natasha-Nos vamos, id rapidos y agiles, tenemos que volver-dije con autoridad, abrí mi capa dejando ver una armadura completa, azul como el cielo, en mi cinto mis dos armas y mi hacha de guerra, al menos asi sabía que no tendría que formar una maza de sangre gigante. Eché a correr tan rapido como mis habilidades me lo permitían, estando pendiente de no alejarme demasiado de Natasha y Jozu.

-Era algo angustioso estar rodeado de aquellas auras tan fuertes al sentir la inferioridad por educación y respeto hice una reverencia y me arrodille tras mi reina Luccie. Estuve atento a su conversación manteniendome al margen de decir nada. Hasta que escuché como Luccie quería avanzar y echar un vistazo para analizar la zona.

Una vez dijo eso se giro mirándonos a Natasha y a mi dándonos la orden de acompañarla.
-Entendido...
-Dije ocultando de nuevo mi rostro bajo la capa negra echando a correr a su lado sabiendo que ella estaba rebajando la velocidad para que no la perdiéramos de vista. Miré a Luccie bajo la capa de reojo por un momento y miré al frente de nuevo mientras continuaba corriendo.

Caeli apareció de la nada dándome muestra de su buena competencia. Sonreí al verla. Me había llamado "hermanito", pareciese que ya no le importara lo que pensara los demás al vernos. Había madurado… Eso me alivió en sobremanera. Me acerqué a ella, y fuera de cortesías le di un gran abrazo, éramos familia al fin y al cabo, y sólo con su gesto me había hecho la persona más dichosa sobre la tierra.

Carraspeé, separándome poco después, volviéndome nuevamente hacia Luccie. Había que centrarse. Parecióme que Luccie y Caeli se conocieran, daban muestras de respeto mutuo. Eso me alivió.

"¿Un mal presentimiento...? ¿Acaso la avanzadilla de las cordilleras no lo estaba haciendo tan bien?" Asentí ante su iniciativa, no iba a detenerla. Los suyos estaban en ese flanco y comprendía perfectamente su preocupación. Confiaba en ella. Sólo esperaba que no tardase en volver, o entonces sería yo mismo el que iría en su ayuda, antes incluso de que enviara los murciélagos.

Me quedé mirando a los vampiros. Luccie fue la primera en desaparecer, seguida de cerca por los otros dos vampiros de su séquito a los que no tenía el gusto de conocer, aunque por su poder, diría que eran un maestro y una princesa...

Me volví nuevamente hacia Caeli. No había discutido aun la estrategia con ella y el tiempo apremiaba. Mis ángeles estaban ya pendientes de montar el campamento, no tenía por qué preocuparme en dicho momento.

- ¿En qué flanco te colocarás? -Le pregunté, agudizando ligeramente la mirada. Estaba preocupado por ella. Era muy temeraria cuando luchaba, tenía miedo de que se arriesgase demasiado.