Incinera, destruye, mata !!!:

Apenas había empezado el centinela a dar la voz de alarma y la atalaya de madera desapareció en medio de una bola de fuego. Unos segundos después el cuerpo del centinela humano se precipitaba prácticamente inerte al suelo, asfixiado al consumirse por completo el aire de sus pulmones junto con ellos. No se perdió gran cosa...
Por doquier los mineros humanos corrían en todas las direcciones mientras abandonaban sus tiendas de campaña, la mayoría de ellos con unas pocas prendas de ropa encima.

Aleteé unas cuantas veces mas aprovechando las corrientes de aire para ganar altura y a contunuación giré a la izquierda hasta situarme en posición para lanzar una nueva pasada sobre el campamento minero humano. Incline la cabeza y el cuello hacia abajo y lancé una gran bocanada de fuego sobre el campamento, la mayoría de las tiendas se iniceraron en cuestión de segundos, el suelo se solidificó en arcilla en cuestión de segundos, mientras los pobres infelices que no habían sido lo suficientemente rápidos para alejarse del área rodaban por el suelo gimiendo y pataleando de dolor, al quedar sus cuerpos envueltos en llamas.
Volví a elevarme pasando por encima de las copas de los árboles mientras lanzaba un rápido vistazo a la destrucción, volví a ganar altura y giré describiendo un gran arco para una nueva pasada.
La mayoría de los infelices humanos que habían escapado de las tiendas se habían refugiado en el aserradero del campamento, un edificio de madera de tamaño medio colindante con el bosquecillo y a un pequeño rio. Una idea estúpida típica de humanos estúpidos, unos pocos se habían refugiado en el pequeño pozo que habían excavado desde hacia unos meses, algo más inteligente pero insuficiente. El resto habían huido por el bosque.

El techo del aserradero se hundió bajo el peso de mi cuerpo y a continuación lancé una nueva bocanada de fuego en el interior del edificio, una fuerte explosión y llamaradas practicamente desintegraron las paredes y el mobiliario interior. No hubo supervivientes.
Planee levemente hasta posarme en el suelo sobre mis cuatro patas, plegué mis alas y me dirigí tranquilamente hacia el pozo de la mina, observando satisfecho la destrucción a mi alrededor y aspirando el olor a carne y maderas quemadas.
Alcanzado el pozo incliné el cuello sobre la abertura y escupí una bola de fuego en el interior, los mineros humanos no tenían ninguna oportunidad....

Descasaba sobre un risco en las montañas cercanas al devastado campamento minero humano, observado los fuegos que consumian los restos de las construcciones y empezaban a prender el bosquecillo cercano, ¿creían esos humanos que podrían invadir nuestro territorio impunemente?, ¿creían que no nos daríamos cuenta?, ¿que lo permitiríamos?, bueno... algunos de los mi raza si, ocupados en alianzas estériles y debiles gobiernos. Era repugnante todo aquello, pronto los verdaderos leales a nuestra raza nos alzaríamos contra esos traidores y los expulsaríamos del poder, y entonces solo entonces, nuestra raza volvería a ser fuerte y poderosa, las demás razas aprenderían a temernos.

-Estoy seguro que mi señor Herby ahora podrá encontrarme más fácilmente el camino.- Dije en voz alta para mi mismo mientras observaba con satisfacción la destrucción allá abajo a mis pies.


(Estoy Transformado en forma Draconiana)

off: ole. ole y ole por tu post un punto positivo para ti si señor, eso es una detruccion sangre e ira que no se habia visto jamas en este foro xd ni siquiera los demonios hacen estas cosas

on:

despues de la avanzadilla que hice hace algunos dias con 10.000 de mis mejores soldados hacia el nuevo continente para estable una colonia regrese a lineris, habia dejado a axel a cargo de nuestras magnificas tierras, y al parecer habia echo buen uso de su fuerza y su poder.
aun estaba a algunos kilometros de su posicion pero el olor a sangre y fuego de dragon se percibia la perfeccion aun desde esa distancia, me relami gustuso y apresure el vuelo para llegar lo antes posible, con suerte quedaba algun pequeño humano insensato que hubiese logrado huir de la masacra y con el que saciar mi hambre.
el panorama desde las alturas hacia que pensara el aquel uroba tan prometedor y lleno de orgullo dragonil que tenia a mi cargo, no era como esa idiota que se hacia llamar empetriz de los urobas. !donde esta el orgullo! haciendo tratados de paz, dejando que los humanos tomasen lo que es nuestro por las buenas y olvidando nuestros origenes. a los dragones les cantaban canciones, nos llamaban señores del cielo y la tierra. algun dia esa epoco volveria denuevo al mundo, y alli me sentaria yo para ver sufrir a aquellos insensatos que nos subertimaron.

entre tanto pensamiento llegue al risco donde axel se habia puesto para observar el espectaculo- debo de felicitarte, es algo magnifico lo que as echo, una autentica obra de arte- le felicite con voz gutural

Seguía contemplando la devastación total a la que había sometido el patético y maloliente campamento de mineros humanos despreciables, algunas llamas se habían extendido por los bordes del selvático entorno, pero la flora húmeda había impedido que el fuego se extendiera mas allá de la espesura. El daño que los humanos habian causado llevaría mas tiempo de solventar, pero pronto todos los asentamientos de la zona serían arrasados, para mayor gloria de los Urobas.

Sentí la presencia de mi señor cerca, muy cerca, se acercaba y estaba seguro de que era él. Esperés pacientemente a que se acercara a mi mientras mantenía mi posición y finalmente cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí me habló:

Escuche con deleite sus palabras y cuando hubo terminado le respondí girando mi cuello escamoso para mirarle con una cortés reverencia: -Los humanos son débiles y patéticas criaturas, casi no merece la pena prenderles fuego... pero resulta tan divertido.- Emití una risa gutural mientras me volvía a la destrucción señalando con un leve movimiento de cabeza, -Aún no he hecho avanzar a mis hombres, señor.- Guardé una pausa: -¿Cuales son vuestras órdenes?.-

desde esa altura los pocos humanos que seguian con vida corrian desesperados de un lado para otro buscando sus familias y sus pertenencias, no eran coscientes de los pocos segundos de vida que les quedaban.
deje escapar una pequeña llamarada cuando me rei ante su comentario- divertido, bueno palabra, prenderles fuego y como se les cae la piel es divertido, pero prefiero comermelos crudos-dije riendome aun, hice una pausa y le explique mis planes de conquista-

dejaremos aqui un pequeño contigente de urobas para defender esto, no haran falta mucho pues la falsa emperatriz a emigrado a vaahl con todo su sequito, aun asi no quiero correr riesgos, lo que no tiene de fuerte lo tiene de inteligente la pequeña lartija esa, en cualquier momento prodia decirdir volver y esto estaria vacio. Mientras nosotros la seguiremos a vaahl y buscaremos una forma de matarla y retomar el trono que nos pertece- mire a mi alrededor y vi a uno de los comandantes de las tropas por alli cerca observando tambien el incendio- tu, haz que un par de tus hombre vallan a matar a los supervivientes, no quiero que vengan mañana con horcas, es domingo y me gusta dormir, no quiero oir sus gritos tan temprano. matalos como mejor te plazca

mire a mi alrededor y despues a axel, sentia cariño por aquel crio, realmente era una inspiracion para nuetra raza

Escuché atentamente antes de responder a mi señor:

-Si la falsa emperatriz se retira a la vaahal, probablemente concentre todas sus fuerzas allí, pero no convendría arriesgarnos a ser sorprendidos mientras avanzamos.- Aún estábamos lejos del corazón del reino y era arriesgado avanzar a ciegas. -Necesitaríamos averiguar el total o la mayor parte de sus fuerzas..-

Me levanté sobre mis patas y estiré las alas al mismo tiempo que emitía un terrible rugido que resonó por todo el valle hasta el horizonte, bandadas de murciélagos alzaron el vuelo espantadas huyendo en enjambres hacia el este.

-Dejaré un pequeño contingente en la zona para que rastreen el territorio y se ocupen de los humanos restantes, no quedará ni uno con vida en estas tierras.- Me volví para mirar a mi señor, su aspecto era impresionante y intimidador, uno de los mayores de mi raza, aunque escondía algunos secretos que dudaba que llegara a confesarme, ni a mí, ni a nadie nunca.

-Hacia el oeste siguiendo el curso del río, más allá de las colinas hay una pequeña aldea humana, ¿deseáis arrasarla en compañía?, mi señor.-

asenti cuando acabo de hablar, aunque no se lo hubiese dicho mis intenciones eran sentarme yo en el trono oficial o concederle el renegado a el, de tal manera tendriamos el doble de poder y gobernariamos codo con codo.

- me parecen unas medidas muy acertadas por tu parte, despues de que liquiden asta el ultimo humano haz que vigilen la fortaleza. quiero que alguno de nuestros urobas mas rapidos nos hagan de puente entre lineris y vaahl para informarnos de lo que ocurra aqui mientras estemos fuera. En cuanto a las fuerzas de la bastarda habrá que buscar alguna manera de infiltrarnos en su castillo y hacer un leve recuento de tropas para estar mejor preparados.

le sonrei malevolamente haciendo resonar las fauces- una matanza nos vendra bien para soportar en viaje por mar asta el nuevo continente- desplegue las alas y alce el vuelo- quien llegue antes invita a copas al otro- le grite ya algunos metros por delante. yo era mas grande y pesado, pero axel era un dragon mas agil y rapido que yo.

Mis tropas comenzaron a llegar volando desde todas direcciones y describiendo círculos sobre nosotros, era digno de ver tantos dracos juntos llenando el cielo sobre nuestras cabezas, pero... ¿serían suficientes para arrebatar el trono a la falsa emperatriz y sus sicarios?. En mi opinión eran necesarias mas tropas, concentrar recursos y dejar que el enemigo se confiara en sus asuntos, pero quien soy yo para cuestionar a mi señor. Paciencia.... me dije a mi mismo, ya llegará tu hora.

Di instrucciones a mis tropas para que el grueso de ellas se desplegaran junto a las de mi señor, tal y como eran sus instrucciones, seleccioné media docena de los mas rápidos y astutos Dracos para que sirvieran de enlaces entre nuestras fuerzas y al mismo tiempo exploraran y espiasen los movimientos del enemigo, partieron tan rápido como se lo ordené. Un par de dracos se quedarían para "barrer" los despojos del campamento minero humano y luego se unirían al resto de las fuerzas.

Me volví a mi señor pero este ya estaba en pleno vuelo, alcé las alas y de un salto me impulsé hacia adelante y arriba persiguiendo su figura, me costó pocos segundos alcanzarle y juntos volamos en dirección a los últimos asentamientos humanos de la zona:

-Me ofrezco voluntario para infiltrarme en la fortaleza de la falsa emperatriz y obtener información.- Sabía que era una decisión peligrosa, pero la mejor manera de hacer un trabajo, es hacerlo uno mismo. -Pero aún tenemos tiempo de arrasar los últimos asentamientos humanos de este territorio antes de que toméis una decisión al respecto.-

vatia las alas con fuerza en el momento preciso para no desaprovechar ni un solo apice de energia, nuestro ojos dragoneos tenian algo de vision infraroja y podia distuinguir donde habia aire caliente y donde no, es deesta forma ascender y descender para cojer velocidad era tan facil como buscar la direccion apropiada
- paciencia muchacho, la infiltracion tiene que ser mucho mas sutil, no puede pasearse por alli un renegado sin que se den cuenta al segundo. debemos buscar una manera mas segura de meternos alli, alguien ajeno al reino pero de nuestra confianza seria lo ideal- respondi cuando estaba a su lado hablando los suficientemente alto como para que me pudiera escuchar a traves del rugir del viento.

a lo lejos ya se empezaba ver el campamento humano, todas esas pequeñas cabañas de paja y madera que tan bien ardian, de las chimeneas salian columnas de humo, segunramente cocinaban la cena o jugaban con sus crios, una lastima en pocos minutos no quedaria nada de aquel lugar salvo mucho cadaveres

Escuché atentamente a mi señor Herby mientras volaba a su lado en busca de un nuevo poblado, repleto de miserables humanos. Presas fáciles para nosotros y la excusa perfecta para crear caos y alarma, atrayendo a las fuerzas de los Urobas leales.
No entendía como nuestra especie podía consentir la presencia de estos patéticos seres en nuestros dominios, pero pronto se corregirían los errores y los responsables rendirán cuentas ante nosotros, los verdaderos Urobas.

-Bien, pero sigo pensando en aprovechar la ventaja que supone mi anonimato.- Guardé una pausa para medir mis palabras. -Será difícil encontrar a alguien capaz, la mayoría de nuestros guerreros son sencillamente eso: guerreros.-

Surgió ante nosotros el patético poblado humano, todo parecía desarrollarse con normalidad en él, no habían advertido nuestra presencia.

Aleteé ganando altura durante unos minutos antes de abandonar la corriente de aire caliente para poder descender en picado, veloz como un rayo. Me incliné ligeramente a la izquierda mientras la distancia hacia el suelo se iba reduciendo rápidamente. Algunos de los humanejos repelentes vieron como me precipitaba sobre el poblacho, pero era demasiado tarde: abrí mis fauces y una bocanada de plasma incandescente brotó de mi garganta incendiando por completo parte de la empalizada, parte de la selva adyacente a la empalizada, una torre cochambrosa de vigilancia y un par de chabolas con sus habitantes dentro.
-Un buen golpe.- Pensé entusiasmado mientras alzaba el vuelo sobre los techos de las casas del poblacho, golpeando varios con mi cola y destrozando sus materiales.

Viré elevándome listo para una nueva pasada.