Oda austera

Aral Letsop.

Ese nombre se sentaba en el trono formado por un árbol caído. El rey de la soledad no tenía mejor sitio donde sentarse que en un trono fallecido, y desde luego nadie podía arrancar su solicitud del muro vital de la realeza. La selva era enorme, gigantesca e inescrutable. Cualquier brillo no sería brillo a los ojos autóctonos, y menos un extranjero, sería insolente y maleducado. El sombrero bajo, pero la cabeza alzada para observar el reflejo del cielo en la soledad. Y sólo, encendí una hoguera de fuego mágico, que solo quemaba la yesca que coloqué. Y una runa brillaba en el tronco del árbol.

Me marché del lugar melancólico.

Llegue a selva , era un lugar increíble.
Era el claro ejemplo de la naturaleza en su mayor esplendor.Un lugar que ahuyentaba a los curiosos y me atraía a mi.
Me interne y anduve durante horas , hasta que vi una pequeña hilera de humo a unos metros de mi posición.Cuando me acerque vi los restos de una pequeña hoguera y yesca.
Observe a mi alrededor, todo estaba tranquilo, ya no había nadie , quien hubiera estado ahí ya no estaba. Observe un árbol caído. Algo brillaba en él.
Al acercarme de di cuenta de que era una runa, no sabia mucho de ella , pero había visto distintos dibujos en libros, la sostuve con mi mano izquierda.

Había caminado durante horas, huyendo de aquellos que en no muy remota posibilidad pudieran seguirla. Tan despistada, tan triste, que ni siquiera se había percatado de la presencia de un joven uroba que por allí circundaba. Se topó con el y tropezó, alzando su cara para ver su rostro.

-Lo siento...no le vi venir.

Se levantó y se fijó en la runa que llevaba en la mano. Algo le sonaba.

Vi como la joven caía al suelo , me acerque a ayudarla a levantarse.

-¿Se encuentra bien ,señorita?

Era una Aster, mayor que yo , pero no por muchos años , según su apariencia. Vi como se quedaba observando la runa que tenia en mi mano.
No estaba muy seguro que hacer con aquella runa , no conocía su funcionamiento ni sus utilidades.

Volvió a fijar la mirada en su rostro.

-Sí, sí, gracias. Mi nombre...mi nombre es Catarsis. ¿Y el tuyo?

Forzó una sonrisa mientras le miraba a los ojos. Con cuidado se pasó la mano por el pelo y miró preocupada por los alrededores.

Parecía muy nerviosa.

-Perdone , mi nombre es Horo Horo,¿de verdad se encuentra bien?parece muy nerviosa.

Mire alrededor como hizo ella , pero no conseguí ver nada.
La runa seguía en mi mano, en el mismo estado desde que la vi.

¿De donde a salido esto?

Se fijó en que había una gran cantidad de vida en el lugar y le dijo a Horo Horo.

-Mira. ¿Te imaginas que el mundo fuera así? Tan lleno de vida y de naturaleza...

Le miró a los ojos.

-Este lugar es precioso, ¿no crees?

Apartó la vista azorada y le comentó en un tono un tanto caído.

-Necesito refugiarme...¿me llevarás contigo a algún lugar donde haya más gente como tu?

Sus preguntas fueron un tanto directas.
Sonrió.

-Es precioso , ojala todo el mundo fuera así-pensó en su sueño.

Su pregunta le sorprendió mucho.

-Pero señorita ,¿que ocurre?¿quien la persigue?

Agaché la cabeza.

-Los ásters...me persiguen. Y algo más me persigue... Necesito protegerme.

Le agarró del brazo.

-¿Me ayudarás?

Sus ojos se humedecieron.

Le sorprendió mucho su comportamiento.

-Pero,¿por que la persiguen los suyos?

La puso una mano en el hombro.

-De acuerdo , te llevare conmigo , pero tienes que explicarme lo que pasa antes.

Me resultaba raro que un ser de luz estuviera con ese comportamiento ante un ser de oscuridad como yo.

Me agarré más fuerte.

-No lo sé...

Aparté la mirada y la clavé en el suelo.

-Sólo se que no he hecho nada, aparecía confusa un día y desde entonces me siguen.

La puse la mano en el hombro para tranquilizarla.
Me quite la parte superior de mis vestimentas(la parte superior es un "quimono") y se lo puse en los hombros.

-Tranquilízate, te llevare conmigo, no permitiré que te ocurra nada.

A pesar de todo no podía permitir que se quedara sola en ese lugar y en peligro de algún ataque.

Sonreí un poco aliviada.

-¿Vamos, pues?

Alcé de nuevo la mirada mientras me sujetaba el ropaje que me había prestado.

Empezamos a caminar.
Al poco rato llegamos a un claro amplio.

-Aléjate un poco.

Me transforme en dragón e hice un gesto a Catarsis para que se subiera a mi lomo.
Una vez se subió nos marchamos de aquel lugar volando.