Oda apotropaica

Aral Letsop.

Ese nombre no debía ser pronunciado aquí. Ese nombre era buscado y apreciado. Ese nombre era peligroso. No podía estar mucho tiempo aquí. Era la gacela que es presa del elefante, el camello que se transforma en león antes de querer ser niño. La vida se paralizó aquí junto al tiempo, las ruinas no tan ruinosas eran una marca del futuro fundido en el pasado, la calma antes de la tormenta. Debía marcharme de aquí. Ya había camuflado el templo con el círculo de runas.

Me transporté apresuradamente.