Un encuentro fortuito. (Lysandra - Horo Horo)

Llevaba ya varios días en los territorios de los míos , los Urobas oficiales, pero aun no había paso por la ciudad ni por el castillo, prefería estar en la naturaleza, con mi meditación.
Pero en esa ocasión era con mas motivo.
Era un fecha demasiado trágica para mi...muchas recuerdos me venían a la cabeza, muchos buenos , pero aun mas malos.

Estaba por los alrededores de uno de los bosques cercanos a la ciudad, me adentre mas aun para seguir con mis pensamientos.
Al rato de estar caminando sin rumbo fijo encontré un pequeño claro,me tumbe sobre el césped y mire el cielo estrellado.

Llevaba un tiempo deambulando por las distintas regiones de Lineris, en busca de la ciudad donde habitaban los de mi especie...

Era ya noche cerrada, y apenas pasaba la tenue luz que producía el cielo nocturno entre los árboles que inundaban el Valle de la Niebla, donde había escuchado que se encontraba el Palacio del Colmillo, la sede central de los urobas. Caminando un poco más, abriéndome paso entre las ramas bajas, alcancé un claro, donde la luz se proyectaba sin impedimentos.

Tuve que parpadear un par de veces para acostumbrarme a la tenue luz, e iba distinguiendo mejor las formas e incluso algunos colores de la vegetación, cuando vi algo sobre el suelo:

Era un chico con el pelo corto y un pañuelo en la cabeza, vestido con ropas oscuras. Tumbado sobre la hierba parecía concentrado en el cielo que se alzaba ante nosotros, por lo que no supe muy bien si interrumpirle o escoger un camino diferente, así que me quedé parada en el límite del claro.

El cielo estaba impresionante, todo el conjunto de constelaciones, todas junto a la luna formaban un gran espectáculo.
No se cuanto tiempo estuve mirando el cielo, pero en ese momento sentí un aura, era de un Uroba, pero no que yo conociese.

-Buenas noches, si lo desea puede acercarse.-No sabia si mi acompañante era chico o chica.

Cuando pareció percibirme, aquel chico me saludó, así que di un par de pasos al frente y le respondí:

-Hola, buenas noches...-le dije, mientras a pasitos iba acortando las distancias, hasta situarme a un lado de su cuerpo tendido, pero sin que pudiese alcanzarme por si me atacaba de repente.

Muy cerca había un tocón de un árbol poco afortunado que abría tenido la mala suerte de nacer en medio de aquel bonito claro, que estaba bastante camuflado por las hierbas altas, pero también me pareció una asiento perfecto, así que procedía sentarme y le pregunté:

-Disculpe mi interrupción en sus asuntos pero...¿qué hace una persona tumbada por el bosque en mitad de la noche?

Saqué de un bolsillo unas pocas bayas que había recogido, para degustarlas como tentempié, mientras le observaba.

Mi acompañante parecía ser una mujer , por la voz bastante joven.

-Mi querida dama, no me hable de usted , me hace sentir mayor-solte una pequeña risa.

Alce mi brazo derecho hacia el cielo y lo señale.

-Una persona no se que hará, pero en mi caso disfruto de este gran espectáculo.-desvié la cabeza y la mire.-Perdone mis modales señorita, mi nombre es Horo Horo.

No pude evitar una sonrisa cuando dijo eso, la verdad es que parecía que teníamos mas o menos la misma edad. Me metí una baya más en la boca, que no duró mucho. Miré el cielo en la misma dirección que su mano cuando la alzó y luego le miré a los ojos:

-Es un placer, Horo Horo-me pareció un nombre un tanto curioso, pero no hice ningún comentario-. Yo me llamo Lysandra, Lysandra Xelmont.

Tras esto incliné el cuerpo hacia atrás, para poder observar mejor las estrellas.

-La verdad es que por aquí se pueden ver muchísimas más estrellas, a diferencia de la ciudad.

Me incorpore un poco cuando me miro a los ojos e incline mi cabeza hacia delante en señal de respeto.

-Mi querida dama, su nombre es muy bello-La sonreí,me resultaba una chica muy agradable.

Me volví a acomodar en el suelo y me coloque los brazos detrás de la cabeza.

-Prefiero contemplar este espectáculo antes que ir a un sitio así, las ciudades no son lo mio.-mis pensamientos iban y venían , odiaba las fechas en las que estábamos, no me dejaban pensar con claridad.

Sentí que Horo Horo se movía sobre la hierba, le miré y vi como se incorporaba para hablarme, y yo le respondí con una sonrisa tímida. Cuando se acomodó yo ya me había terminado mis bayas, por lo que me quedé con las manos vacías y sin entretenimiento. Apoyé entonces la cabeza sobre las rodillas, recogiéndomelas.

Al hacer su comentario sobre las ciudades, noté como algo cambió en el tono de su voz, pero no quise parecer entrometida así que no le pregunté directamente:

-Bueno, pues yo...vengo de cuidad. -me corregí enseguida- Bueno, de los alrededores de una ciudad, pero la verdad es que lugares así poseen mucho más encanto.

Dije, echando un vistazo alrededor, algo me inquietaba en aquel joven.

No estaba seguro si mi comentario había ofendido a Lysandra.

-Yo vengo de una pequeño tribu de Urobas, estaban absortos del resto del territorio y...-me calle al recordar, odiaba mi pasado , al menos una parte.

Me incorpore sentándome y abrazándome a mis piernas.

-Lo que dije antes, siento si te e ofendido, no era mi intención.Es cierto que cada lugar tiene su encanto-esboce una pequeña sonrisa.

Le estaba escuchando atentamente, pero le miré sorprendida cuando se detuvo para pedirme perdón. Agité las manos para quitarle la poca importancia que el asunto tenía:

-No, no por favor ¡para nada! No me ha molestado en absoluto, enserio. Respeto la opinión de cada uno -respondí a Horo Horo.

Después le dediqué una alegre sonrisa, me levanté del tocón y me senté a su lado, acomodándome en la mullida hierba y abrazándome las piernas igual que él. Me quedé mirándole a los ojos durante un momento, y pude darme cuenta de que éstos eran azules. Luego apoyé la cabeza en mis rodillas, observándole de lado:

-Dime ¿Ahora vives con los demás urobas? ¿Cómo son?

La observe , era una chica muy agradable , era genial encontrar alguien mas de mi raza que fuera así.
Pensé en sus preguntas.

-Lo cierto es que vivo solo ,no tengo ni algo a lo que llamar hogar, por así decirlo soy un uroba errante-solté una pequeña carcajada, no sabia muy bien como denominarme-He conocido a distintos Urobas oficiales, en general son muy amigables con sus hermanos , asi que no te preocupes,¿conoces a algún Uroba más?

Me contagió una pequeña carcajada que compartimos al mismo tiempo. Lo cierto es que yo me sentía una uroba errante también, si un lugar fijo e que estar, pues tras huir de casa no me veía capaz de establecer un hogar por mi misma.

-jajaja a mi me pasa lo mismo Horo Horo, ando de un lado para otro -dije, con una media sonrisa en la boca.

A continuación me recosté sobre la hierba, poniendo las manos bajo la nuca. El tiempo era tan agradable que podría haberme dormido ahí mismo, pero todavía podía aguantar un tiempo conversando:

-Bueno, más o menos...conocí a uno no hace mucho -dije, pensando en aquel joven de ropas negras llamado Axel- pero es un caso aparte, tu eres mucho más amable.

Lysandra se comportaba de un forma muy confiada, mas o menos nos parecíamos, yo no podía de confiar en casi todo el mundo.
Me tumbe también mirando el cielo estrellado, era una buena noche y la luna estaba radiante.

-Lysandra,¿como es que no conoces al resto de nuestros camaradas?¿Te criaste fuera de nuestras tierras?

Por mi parte yo no conocía a demasiados Urobas.
Después de ser exiliado de mi tribu perdí todo el contacto con los Urobas, hasta hacia unos meses que conocía varios.

Horo Horo se tumbó a mi lado, así que me quité los brazos de debajo de la cabeza y me apoyé en un codo para hablarle:

-Pues...no, eres el segundo uroba que veo en toda mi vida, aparte de mis padres...-dije, recordando los largos años de mi ignorante infancia- Me crié cerca de Liang, pero hasta hace poco desconocía completamente que era un uroba como tú, y las diferencias que tenemos con la raza humana.

No supe por qué me estaba sincerando con aquel muchacho, pero en aquella ocasión no me costó absolutamente nada decirlo así, sin más. La sensación de confidencialidad que me daba aquel lugar, de no tener a nadie alrededor que pudiese escucharnos hacía mucho.

Me quedé en silencio, escuchando el canto de los grillos y la brisa entre las hojas, mientras miraba las constelaciones.

En ese momento la envidie por no haber conocido las diferencias, en mi caso me las tuvieron presentes desde que tenia uso de razón, ojala no me lo hubieran recordado siempre...

-En mi caso , mi condición Uroba la tengo presente desde siempre, para mi desgracia...-hice una larga pausa , no me gustaba recordar mucho esos tiempos.-Yo me crié en una tribu de Urobas , mi padre era el líder de esa tribu,lo cierto es que eran renegados y muy tradicionales...demasiado....-Sentia como me venían de golpe todos los recuerdos de mi infancia, y la noche en la que todo ocurrió...

Me empezaron a caer unas pequeñas lagrimas , desee que Lysandra no se diera cuenta al estar con esa luz tan tenue.

Le miré mientras hablaba lentamente, parándose a pensar sus palabras. Escuché lo que tenía que decir y dije:

-Bueno, pero tampoco creo que pase nada por eso, ¿no? Quiero decir, cada uno es lo que es, y deberíamos aceptarnos nosotros mismos, al menos...-hice una pequeña pausa para responder a la segunda parte- ¿Y qué es lo propio de los urobas tradicionales? Por que creo que mi familia no lo ha sido, desde luego...

Entonces vi cómo un pequeño brillito descendía por su mejilla. Al parecer unas lágrimas se le habían escapado. Yo no entendía la razón, pero aún así me incorporé un poco más, y sentada muy cerca suya le tomé la mejilla con una mano suavemente, intentando limpiar las muestras de su tristeza.

-¡Tranquilo! Todo está bien ahora, ¿no? Seguro que si Horo Horo. -dije, mostrándole una sonrisa de oreja a oreja, intentando que se le contagiase cuanto antes.

Me tomo la mejilla, me costaba mucho guardarme todos mis recuerdos y mis sentimientos, pero no sabia si era lo indicado contárselo a alguien que acababa de conocer , aunque fuese una hermana Uroba.

-Ahora es probable , pero odio estas fechas... es doloroso recordar una infancia que se destrozo por culpa de los prejuicios de una tribu...

Mire al suelo un instante.

-No creo que me comprendas ahora mismo...

Le escuché mientras parecía expulsar parte del dolor que guardaba, al parecer, muy dentro. Le acaricié la cara y después el pelo suavemente.

-Ya veo...-dije en un murmullo.

Agachó la mirada y dejé las caricias cuando dij que no lo comprendía. Me quedé unos segundos en silencio, arrodillada a su lado, y también miré para el suelo:

-No, no conozco absolutamente nada de lo que te ha sucedido, pues no sabía de tu existencia si quiera -dije con sinceridad.

-Pero puedes contármelo si estás dispuesto, si quieres. A lo mejor eso ayuda a que te sientas mejor...en una noche tan bonita como esta. -dije, poniendo una mano sobre su hombro.

Mire denuevo hacia el cielo , para contemplar las estrellas y la luna.
No podia permitirme el lujo de volver a estar mal y mucho menos preocupar a Lysandra , la acababa de conocer , pero era muy buena persona.
Me seque las lagrimas y mire a Lysandra con una sonrisa.

-No te preocupes Lysandra, estoy bien , perdóname si te he preocupado, es que no me sienta muy bien estas fechas, me traen malos recuerdos.-recorde que Lysandra dijo que no conocía a ningún Uroba mas.-Lysandra, no has pasado por la ciudad Uroba ¿verdad?

Mientras tenía mi mano en su hombro, Horo Horo inclinó la cabeza hacia atrás para mirar el cielo nocturno. Y tras esto, se enjugó las lágrimas y me dirigió una repentina sonrisa.

Al principio me pilló un poco de sorpresa ese cambio tan brusco de ánimos, pero me alegré mucho por el uroba cuando me dirigió una sonrisa, y yo le dediqué una igual.

-Vale, no tienes de qué disculparte, -respondí mientras retiraba mi mano- me alegro de que ahora estés mejor, Horo Horo. No merece la pena pensar en los malos recuerdos si no te aportan nada bueno, ¿no crees?

Tras esto me preguntó que si había pasado por la cuidad uroba, y recordé el largo camino que había recorrido ya en mi viaje:

-No, todavía no la he alcanzado...-le respondí mientras miraba nuestro alrededor y me cruzaba de brazos- pero he oído que está por aquí, cerca de este valle. -tras una pausa dije- ¿Será por eso que te he encontrado aquí?

Me levante de un salto y tendí una mano para ayudar a levantarse a Lysndra.

-La ciudad Uroba se encuentra a dos horas caminando , al este- la señale la dirección.- Si vas volando tardaras una media hora, me gustaría acompañarte, pero he de partir, necesito pensar y visitar un lugar.-la mire a los ojos.

Cogí mi bolsa y me puse a buscar

-Me has caído muy bien, hermana, espero que nos veamos pronto-Dije sonriendo

Espere su respuesta.

Horo Horo se levantó, y tirando de mi mano con la suya, me ayudó a levantarme con facilidad. Parecía tener bastante fuerza. Me sacudí los posibles restos de hierba de la ropa y le miré mientras me contestaba:

-¿Dos horas solo? Podría dormir hasta el amanecer y más tarde seguir por ahí, entonces...-me dije a mi misma, llevándome una mano a la boca, pensativa.

Me señaló la dirección y yo asentí, pero al mirarme con sus ojos azules me contó que no podría acompañarme. Eso me desilusionó un poco, pero no repliqué, pues prefería no interferir en sus planes.

-Vaya...¿ha llegado el momento de las despedidas? -le pregunté mientras miraba cómo recogía sus pertenencias.

Cuando dijo que le había caído bien, me acerqué hacia él mientras nos sonreíamos, y le di un pequeño abrazo.

-Espero que te vaya bien...tú también me has caído bien Horo Horo. -dije con voz cariñosa al separarme de él.