Probando, que no robando. He dicho.

Aparecí en el hall del palacio de improviso. Alcé mi mano e hice un gesto, generando un hechizo de amplificación de sonido.

-¡Probando, probando!

Mi voz resonó chirriando por las paredes. Me tapé los ojos y hice un gesto con las manos para reducir el volumen.

-¡Woaaoaaoaoaoaaooaooaoo! Así suena mejor...

Suspiré y me permití tomar asiento del revés en una silla de tela.

-¡Me gustaría hablar con alguien al mando de este reino!

Los sirvientes del hall se quedaron mirándome atónitos. Uno de ellos marchó corriendo, a informar. Supuse...

OFF: Aral, por cuestiones de historia, posee el aura de un superior de luz (superior hechicero, o similar).

Estaba en mi habitacion intentando dibujar, hacia semanas que no me salia un dibujo o mejor dicho que no me inspiraba para ello.
Esta vez era diferente, mi visita a los bosques de cristal fue de lo mas interesante. Alli conoci a Balmung, un tipo la mar de curioso. Pero lo que mas me gusto fue el sitio. Decidido haria u n dibujo de aquel bosque.

Pero unos voces extrañas me alertaron. Provenian del hall y no eran de alguien a quien conociese. Sali de mi cuarto y lentamente llege hasta el hall.

Se trataba de un niño...¿Cuantos años podria tener? Y lo mejor de todo, ¿que hacia aqui?

-No se donde esta mi Rey pero soy su arconte, tal vez pueda ayudarte en algo.

Alcé la vista para observar a la chica. Me fijé detenidamente en ella. Con un gesto deshice el hechizo amplificador y la dije con una sonrisa.

-No, no puedes. Pero gracias.

Miré hacia otro lado, pero una idea pasó por mi cabeza.

-Bueno, puede ser...Dime, ¿la conoces? Estuvo por aquí el otro día, ¿no?

Me encontraba en mis aposentos firmando unos documentos cuando uno de mis guardias se acercó para avisarme de que un invitado inesperado había aparecido.

- Majestad, un hechicero ha aparecido en el palacio. Parece que os busca con no sé qué intenciones...

Hice un gesto para que se marchara y me dispuse a ir al lugar indicado. Allí me encontré con Azhara hablando con un niño. El aura de ese niño no era normal, parecía un hechicero de alto nivel para su edad.

- Querrás decir tu emperador, Azhara - dije dirigiéndome con voz calmada pero seria a mi arconte -. ¿Qué es lo que tenemos aquí? Me temo que debéis presentaros, quien quiera que seáis, para que podamos atender a vuestras demandas.

Era evidente que aquel personaje allí aparecido no resultaba de lo más común. En primer lugar por sus rasgos deduje que era de Vhaal. Su aura indicaba que era un hechicero. Primero intentaría la vía diplomática, al fin y al cabo parecía un ser de luz.

- Mi nombre es Philip Guā Fēng, emperador áster. ¿Qué es lo que deseáis? - pregunté educadamente, aunque en un tono imponente y profundo.

OFF: He de suponer que no te has aparecido de repente en mi palacio, si no que has entrado andando, porque de ser así te debo pedir que lo edites.

OFF: Puse aparecí precisamente para que se pueda interpretar de la manera que mejor se ajuste al rol. Si quieres que sea andando, así es.

ON: Al fin alguien con bizarro porte había aparecido. Con un brillo de interés en la mirada analicé al individuo que sin duda no podía ser otro que el emperador áster.

-Buenas tardes. Mi nombre es Aral Letsop y, aún siendo de pura luz, pertenezco al reino de los Yasgeniods renegados. Mi rey me manda por un asunto de importancia.

Me levanté y saludé con una reverencia.

-Se trata de un áster que llevamos rastreando un tiempo. Sabemos que ha estado por aquí. ¿He errado en mis palabras?

Sonreí sarcásticamente al oír sus palabras. De momento le seguiría el juego.

- Como entenderéis, existen decenas de miles de ásters en nuestro imperio. Dudo mucho que pueda daros algo de información si no sois más preciso - respondí muy diplomáticamente.

Comencé a caminar en círculos a su alrededor, escrutándole de arriba a abajo.

- Por otro lado no tengo constancia de que hayáis concertado una cita con nos. ¿Por qué tendría que revelaros dicha información?

Sonreí de nuevo.

-Ese áster al que me refiero no pertenece a su amado reino. Es una amenaza que debía ser detenida y parece ser que se ha marchado indemne del lugar. Al rey le pareció un asunto de extrema urgencia conversar con vos.

Le miré directamente a los ojos.

-Ese áster es un peligro para este reino.


Miré de reojo a la arconte que observaba la situación.

Escuché atentamente aquella discusión. Parecía que había un Aster que estaba causando estragos.
Aquel joven no podía tener mas de 13 años, ¿como ha conseguido ser tan poderoso con tan poca edad?

Me aclaré la garganta dispuesta a participar en aquella conversación tan interesante.

-Disculpe...pero con sus palabras quiere decir que ese Aster en cuestión supone una amenza para nosotros- dije en un tono suave y educado.

Le mire fijamente estudiando todas sus facciones.

OFF: Por cierto, no es por nada, pero creo que acabas de hacer metarrol. Realmente lo único que sabes de Catarsis es que es una neonata (o al menos es lo que debería creer tu personaje). No puedes saber que es ella la causante de todo esto. Sería mejor que lo editaras. Puedes dejar caer que intuyes que es ella, pero asegurarlo de esa manera me parece excesivo.

ON:
Mostré de nuevo una sonrisa irónica al escuchar las palabras de aquel niño. Lancé una mirada imperativa a Azhara y la ordené que nos dejara a solas con un suave gesto de manos.

- Azhara, querida arconte, debo pedirte que nos dejes conversar a solas. Entiende que es preferible que este tema quede por el momento entre Aral y yo.

Esperé paciente a que se marchara mientras indicaba al yasgeniod el camino a una sala más privada.

Comprendí las intenciones de Philip, y pensé que quizás era lo más sensato. Azhara ya caería por el mismo ratón. Asentí con respeto y continué por el camino que marcaba el emperador. Catarsis no era el áster que más le interesaba ahora de todas formas. Sólo era cuestión de tiempo...y esperar.

-Me parece justo que hablemos en privado.

Miré a los ojos a Azhara como una señal enigmática antes de fijar de nuevo la vista en el camino.

mucho me temia que la hora de la despedida habia llegado al menos por mi parte. Observe una vez mas a aquel joven e hice una reverencia.

-si me disculpais me retirare a mis aposentos, un saludo Aral, espero que nos podamos ver en otra ocasion

Sali de alli.

Entré junto al yasgeniod a la sala de reuniones. Era una sala no demasiado grande, con una gran mesa de caoba en el centro ocupando la casi totalidad del habitáculo. Allí había unas 20 sillas arrimadas a las paredes tapizadas. Del techo colgaba una lámpara ancha que no pendía demasiado.

Le ofrecí uno de los asientos, pero yo me quedé de pie. Con un rostro serio y una postura adecuada para la situación diplomática hablé con paciencia y talante.

- Me gustaría que me contarais todo lo que habéis venido a decir. Veo muchas fallas en vuestro discurso, y veo necesario que os expliquéis con la certeza adecuada.

Le agradecí con un gesto su invitación, pero me recliné sobre la mesa en su lugar, sin sentarme. Decidí que tenía que ser claro.

-¿Por dónde debería comenzar?

Miré al suelo pensativo por unos momentos. Luego alcé la cabeza y le miré con afán de explicarse lo mejor que pudiera.

-Bueno, no se si frecuenta mucho el archipiélago de Kashla. El caso es que he notado ciertos movimientos en mis viajes por la zona. Mi reino ha hecho averiguaciones al respecto pero no se me está permitido revelarlas. Tan sólo diré que en cierto lugar ya oculto por magias desconocidas apareció un joven áster innómita. Según mis fuentes está confusa y vaga por toda Lineris como si presintiera que una entidad le persigue. Me han dicho que es muy peligrosa que ande suelta, y no se muy bien por qué. Pero me mandaron a este reino como mensajero para ofrecer la cooperación en el proceso de captura de ese áster fugitiva. Parece ser que es un bien común a ambos reinos mantenerla en vigilancia. Si lo ve necesario, puede encerrarla en sus propias prisiones, y no diremos ninguna palabra al respecto.