Oscuros callejones

El sol se estaba poniendo y las calles de Eliria se iban vaciando poco a poco, había pasado toda la tarde por esas calles (perdiéndome unas cinco veces).
Llevaba puesto una gabardina oscura ,que me llegaba hasta las rodillas y ocultaba mis bolsas con artefactos y mi espada.
Koga iba a mi lado ,su tamaño era del tamaño de un gran lobo de las cordilleras(1,80cm si se ponía a dos patas.)

-Creo que nos hemos vuelto a perder...-dije mirando a Koga.

Este me miro de reojo.

-Querrás decir que TE has vuelto a perder-dijo soltando una leve risa.- Tu orientación cada día es más mala.

Al oir esto le propine un pequeño capón.
Aunque el único que se hizo daño fui yo, al fin y al cabo era un artefacto, por mucha apariencia de lobo que tuviera.
Continuamos andando por los distintos callejones , cada vez más oscuros.

Habían pasado ya muchos años desde la última vez que pisé Eliria. De hecho, recordaba cada una de las escaramuzas que tuve en aquel lugar, en concreto, varias de ellas con Esra. En el fondo le echaba de menos, ¿qué habría sido de él?

Paseaba con tranquilidad junto con Sebastian, ambos con el aura suprimida, por las cada vez menos abarrotadas calles de la ciudad. La noche estaba cayendo y la oscuridad pronto se cernería sobre todos nosotros.

De pronto sentí un aura, al parecer se trataba de un Yasgeniod. No se había preocupado por ocultarla, grave error cuando en la capital de Vaahl terribles criaturas acechaban a tipos como aquel. Esas criaturas no eran inmortales, sino humanas, pero no dudaban en matar a todo lo que escapara a su comprensión. Ellos eran los inquisidores.

Por el momento no haría ningún movimiento, pues pese a ser humano, los seguidores de Zetros no hacían distinción entre los cazadores y el resto de criaturas. Realmente eran duros de pelar. Es por ello que fui acercándome poco a poco a aquel Yasgeniod, la noche podía tornarse divertida.

Una vez estuve a una distancia prudencial, observé que llevaba una larga gabardina que podía ocultar muchas cosas en su interior. Así mismo, un lobo caminaba a su lado, aunque pronto pude adivinar, por la reacción de Sebastian, que no se trataba de un ser vivo, sino probablemente de una máquina. De este modo, apoyado en una pared con los brazos cruzados y la cabeza gacha, esperé paciente para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

Mientas caminaba por los distintos callejones sentí que alguien nos observaba.
Mire a Koga de reojo, este cerro los ojos un instante.
No era el único que lo sentía.
Pare en seco y me di la vuelta.

-Sera una noche interesante.-murmure antes de alzar la voz para dirigirme a aquel hombre, que al parecer le acompañaba un león.-Buenas noches caballero.

Finalmente el Yasgeniod había reparado en nuestra presencia. Tras murmurarle algo a su mascota se acercó y me dio las buenas noches. Sonreí en mi interior, pues quizá no sabía dónde se estaba metiendo.

- Buenas noches - respondí roncamente -. Si quieres un consejo, alejate de este lugar cuanto antes. Las calles nocturnas de Eliria son peligrosas para tipos como tú.

Sebastian olisqueó a la rara mascota que llevaba el Yasgeniod y me miró intrigado. Aquel mago resultaba como poco curioso e intrigante. Una buena pelea con él sería entretenida, pero no en aquel lugar.

El hombre me respondió a mi saludo, advirtiéndome que seria peligroso el que estuviera por esas calles.

-Gracias por el consejo, pero....¿A qué te refieres con eso de "tipos como tú"?

La mascota del hombre olisqueo a Koga, con lo que sabría que no era un lobo de verdad.
Había algo en ese hombre que no llegaba a encajar del todo.

Lancé una sonora y áspera carcajada. Bien era cierto que mi deber era cazar a criaturas como él, pero el paso de los años y las numerosas experiencias me habían enseñado que había que ser más inteligente que eso para evitar problemas mayores. Todo llegaría a su momento...

- Resulta muy imprudente por tu parte recorrer las calles de esta ciudad con el aura brillando como una maldita antorcha. A los hijos de la noche no les gusta que se les deslumbre... Jajaja - le respondí con un matiz inquietante a la vez que Sebastian me volvía a mirar entre incógnitas. Le acaricié la cabeza y ronroneó cual gatito grande.

Escuche la carcajada siniestra de aquel hombre.

-Valla, así que no eres humano ¿eh?-Dije mientras chasqueaba mis dedos y mi aura se suprimía.- ¿Quienes son esos a los que no les gustan que les deslumbre los iluminados por la diosa Sheraide?

Koga no les quitaba el ojo de encima , aunque no lo parecía, él estaba preocupado.

-Y otra pregunta, ¿qué eres?-dije con voz relajada.

Aquel individuo por un lado parecía algo perdido. Lo más seguro era que jamás se hubiera encontrado con un Cazador, de otra manera lo habría deducido en seguida por mi mascota. Por otro lado tenía algo que me decía que en situación de emergencia su actitud cambiaría completamente...

- Me resulta extraño que no sepas de que hablo. Debe ser que nunca te has topado con un Inquisidor... - le respondí arqueando la ceja - En cuanto a mí... ¿no me ves? Soy un humano, al igual que tú, jajaja.

Solté una carcajada cuando dijo que el era un humano como yo.

-Si eres tan humano como yo eso significa que te queda poca humanidad jajaja- dije mientras me agachaba y cogía un par de piedras pequeñas, del tamaño de un insecto.-Por lo que se hasta ahora es que no eres humano , al menos no del todo, no tienes aura mágica así que descarto que seas alguien como yo.... ¿tú que opinas Koga?

Dije sin retirar la mirada al hombre.

-Ese hombre es un Cazador...Es un ser que dedica a cazar a todas las criaturas, es decir, a nosotros...

-Mmm pues eso podría ser un problema,¿Vas a cazarme?,Cazador

La insolencia con que pronunció esas palabras me hizo enorme gracia. Desde luego, aquel tipo era poderoso, lo suficiente como para rivalizar conmigo, y eso me gustaba mucho. Demasiado.

- ¿Cazarte? ¡Ja! - reí con fuerza - Soy Cazador, no estúpido, rey Yasgeniod... Y desde luego si quisiera darte muerte no sería en este lugar, pero siempre podemos arreglar un combate... Jajajaja.

Cerré mis puños entusiasmado, al igual que Sebastian emitió un gemido de aprobación. Pese a ello era consciente de que entablar una batalla en Eliria era más que peligroso...

Escuche las palabras del Cazador, era interesante tanto él como sus palabras.

-Veo que te gusta pelear ¿eh?- dije riendo.- Yo no soy de los que pelean por que si.

Mire a Koga y después volví la mirada al cazador.

-Soy más de los que beben por que si- reí.

Koga soltó una especie de suspiro. Sabia mi gusto por el alcohol y no le gustaba mucho.

-Pero puede que te haga el favor.- dije de forma burlona.

Le mire a los ojos.

Clavé mi mirada durante unos segundos en sus ojos verdes, como si un fuego interior se hubiera despertado, como si el éxtasis por la sangre y por la muerte estuviera a punto de desatarse.

Tras un tenso silencio prorrumpí en una potente y atronadora risotada. Golpeé con una fuerza sobrehumana el hombro de aquel hombre en cierto modo amistoso mientras alborozaba por su comentario.

- Me gustas, hombrezuelo, he de reconocer que yo también tengo una insana afición por la buena bebida - vociferé abiertamente -. Creo que la mejor manera de conocer a un enemigo es tomando unas cuantas copas primero con él, pero dime, Yasgeniod, ¿cuál es tu nombre? - estas últimas palabras las pronuncié en un tono mucho más delicado, para no llamar la atención de extraños.

Le mire a los ojos al Cazador, mi mirada era calmada, relajada.
Tras esto me golpeo en el hombre con bastante fuerza , eso me hizo encogerme unos instantes.
Sonreí tras su comentario.

-Pues vamos a beber, que la noche es joven.-dije riendo.-Mi nombre es Gin Okami.¿Y el tuyo?Cazador.

Volví a soltar una carcajada estridente mientras palmeaba con aún más fuerza su hombro. Acto seguido le agarré del mismo para acercarle a mí a susurrarle de manera cómplice:

- Existe una tasca no muy lejos de aquí. Allí se montan las peleas más estrambóticas que se te pueden ocurrir, y la bebida es de buena calidad.

Fue entonces cuando se marcó en mi rostro una sonrisa totalmente opuesta a la actitud que había tenido. Apartándome de él durante un instante clamé en un tono no tan alto como me gustaría, debido a las circunstancias, pero lo suficiente como para que me escuchara y temblara.

- Y respondiendo a tu pregunta, yo soy William Schcliff, cazador de criaturas...

La macabra y esperpéntica mueca daba a entender que no hablaba en broma.

Era un hombre muy macabro e intimidante sin duda.
No mostré ninguna reacción ante sus palabras, no era del tipo de personas que se dejaban llevar por impulsos.

-Pues vamos a la tasca, que estamos tardando, mi querido William -dije sonriente.

Koga vino a mi lado , sin quitar ojo a William y a su león.
Me estire levemente y comencé a caminar en la dirección que había dicho William.
Pese a que no pudiéramos actuar en la ciudad tenia que tener cuidado con él, no dejaba de ser un cazador.

Caminamos un rato y finalmente aparecimos en el lugar que había indicado. Una vez dentro pudimos contemplar un oscuro aunque acogedor garito, repleto de borrachos tirados encima de las mesas, pidiendo cada vez más alcohol para poder olvidar. Una barra limpia aunque repleta de diversas bebidas tras una cristalera se imponía ante nosotros.

Con una sonrisa habitual en mí, me acerqué al camarero para pedir dos de sus mejores cervezas.

- ¡A la primera invito yo! - dije al Yasgeniod efusivamente. Después volví a observarle de arriba a abajo, analizando cada uno de sus rasgos. Sin duda alguna parecía que ocultaba muchas cosas, y eso llamaba mi atención.

OFF: Perdona por la tardanza, se me fue el santo al cielo xD

Acompañe a William hasta el sitio que menciono , era un lugar oscuro con muchos borrachos, lo observe con detenimiento ,acto seguido sonreí ampliamente, me gustaba ese lugar.

-¡De acuerdo!-Respondí ante el comentario de William.

Tras servirnos el camarero tome la jarra y comencé a beber.
Notaba como el cazador me observaba minuciosamente.

-¡Otra!-dije al camarero con entusiasmo.-Y otra para mi camarada,esta la pago yo.

Koga mientras tanto nos observaba un poco alejado de la barra, estaba alerta.

OFF: No pasa nada hombre ^^

Me bebí rápidamente la primera cerveza de un trago y tomé aire. Poco después llegó la segunda, y esta vez me lo tomé con más calma.

Sebastian se encontraba a mi lado, él ya estaba acostumbrado a este tipo de sitios, aunque al parecer su presencia incomodaba a más de un borracho...

- Muchos secretos esconde Eliria, y cada uno de ellos más siniestro que el anterior... - comenté tranquilamente como si de otra cosa estuviera hablando - Y no podemos olvidarnos de los perros que merodean por aquí, ¿no crees, Gin? - dije haciendo especial hincapié en la palabra perros. Realmente les tenía tirria a aquellos presuntuosos de la inquisición...