Transformado en dragón, me dirigía volando hacia una isla, si mis cálculos no fallaban, esa era la llamada Isla de Samasha, colgando de mis patas traseras llevaba una bolsa con mis ropajes, para cuando cambiara a forma humana, la cual hacia varias semanas que no utilizaba pues estaba muy ocupado, viajando y por razones obvias era mucho mas rápido en mi estado dragonico, pero sin duda en esa isla me seria mas fácil explorarla en forma de humano sin llamar excesivamente la atencion de ningún ser que habitara allí, y no perturbar la armonía de nadie.
Desde el aire se podía distinguir unas ruinas posiblemente de palacios antiguos o de algún tipo de fortalezas.
Aterrice en el borde de un rocoso acantilado, se podía escuchar desde ahí, el romper de las olas furiosamente contra el rocaje, allí mismo me transforme en humano y rápidamente me puse mis vestimentas, observe mas tranquilamente el paisaje, y se me ocurrió que era un buen lugar para comenzar un ritual chamanico, sin duda alguna... Pero antes me daría una vuelta por los alrededores de la isla, para ver si encontraba algo medianamente interesante, y que consiguiera llamar mi atencion.
Caminando llegue a una playa de blancas arenas, todo estaba desierto, no había absolutamente nadie por ninguna parte, no sabia si es que la isla estaba deshabitada, o que yo no estaba en el lugar correcto de la isla si pretendía encontrar rastro de vida mas allá de las aves que volaban por toda la costa.
Poco a poco me adentre en aquellas interesantes ruinas, es algunas paredes había extrañas escrituras, seguramente escritas en alguna legua antigua procedente de alguna antigua civilización, me quede observando durante un rato cada escritura o cada extraño dibujo o símbolo que decoraban las paredes de aquellas misteriosas ruinas.