-¿Bonito lugar verdad?. Le dije sin que se percataba de que estaba en el arbol donde el se estaba apoyando. -Quieres que comencemos o vas a seguir metiéndote conmigo?. Dicho esto salte del arbol situándome delante de él con la espada desenvainada. Aún no tenía los ojos rojos ni los colmillos sacados, pero él ni lo notó