Paseo matutino

El sol no había salido todavía, pero sus rayos se adivinaban por la línea del horizonte. Paseaba a pie, con las alas plegadas, por el borde del cauce de un río. Estaba en el curso alto, por lo que el agua saltaba entre las piedras formando rápidos. Las estrellas estaban a punto de desvanecerse, pero aún quedaba algún que otro puntito brillante en el cielo, lleno de nubes algodonosas.
Miré distraídamente el agua correr y me senté en una roca de la orilla. Me quité las botas de cuero y metí los pies en el agua helada con un suspiro de satisfacción.
-Af... Maldita jaqueca...- murmuré. Últimamente las cosas estaba un poco complicadas para mí. Bueno, complicadas no. Tal vez "confusas" sería la palabra adecuada.

Sentado en una de las rocas, en el centro del rio, me encontraba yo. Estaba sentado con las piernas cruzadas, los ojos cerrados y entonaba un extraño cantico. El agua se movia ami alrededor formando formas imposibles, como animada por el cantico. Se pudó distinguir la forma de una serpiente que se enrollaba a mi alrededor para luego desaparecer y formarse otra cosa.
Pude notar un aura, una caida, sentada en la orilla un poco más alante.
-...Buenos dias... -Dije sin abrir los ojos. Los extraños movimientos del agua desaparecieron en cuanto que pronuncié esas palabras.

Levanté la vista saliendo de repente de mis pensamientos, no había visto al hombre que allí había. "Jo*der, estoy perdiendo facultades -.-U" pensé, suprimiendo mi aura de inmediato.
-Buenos días- saludé también.

Me levanté despacio sobre la roca. Comencé a andar sobre el rio, cuando mi pie iba a tocar el agua la congelaba para poder pisar. De este modo hice un camino hasta la orilla de Aurora y me situé más cerca de ella.
-...No parece que sea un buen dia para la reina de los caidos... -Dije con un tono de voz neutro refiriendome a lo que se hacia evidente a la vista, estaba preocupada.

Moví un poco los dedos de los pies en el agua con aire ausente.
-La verdad es que no. Me duele un poco la cabeza. No sé, últimamente el mundo parece estar un poco loco- confesé-. Las cosas... En fin, a veces pasan de un modo inesperado.
Alcé la mirada hacia él y me encogí de hombros.
-¿Y tú qué tal?

Me mantuve a su lado, observando como corria el agua del arroyo.
-....No se puede controlar todo, siempre hay algo, por infimo que sea que se nos escapa. El problema esta cuando eso que se nos escapa no es tan infimo... -Dije con mi caracteristico tono de voz neutro. -...Yo estoy bien, hasta hace un momento solo pensaba... En mis cosas...

Hacia tiempo que no pescaba, y esa mañana me apetecia un buen pescado, dicen que es bueno para la vista y mas si es azul, asi que mientras pescaba en el curso alto del rio, no pude evitar sentir un aura de un brujo controlando el agua, de repente el aura de lo que parecia ser la reina de los angeles caidos se minimizo hasta tal punto que era muy dificil seguirla. Cogi un par de peces y con mis alas subi arriba
- Buenos dias - mediosonrei - ¿que os trae por aqui esta mañana? - pregunte mientras cogia un par de palos, unas ojas secas y encendia una fogata - ¿no os parece rico el pescado asado por la mañana?

-Ya... Supongo que tienes razón- murmuré. Inconscientemente me llevé una mano al pecho, pero la volví a dejar apoyada en la piedra al darme cuenta de lo que hacía. Levanté la cabeza al notar la presencia de otra persona-. Buenos días. Pues nada en especial, dar un paseo y meter los pies en remojo- respondí-. Bueno, la verdad es que yo por la mañana soy más de zumo y tostadas que de pescado- bromeé.

Alcé una ceja al ver al vampiro que acababa de aparecer, la "princesita" contra la que peleaba Walter el otro dia. Un vampiro que se alimentaba de comida humana.
-...Buenos dias... -Dije sin prestarle excesiva atención.

Senti el poco interes que tenia el brujo renegado hacia mi presencia, total, hablando en plata, me daba igual
- Este pescado esta riquisimo - dije dandole un mordisco y quitandole un par de raspas - Bueno... - tosi indiscretamente, el ambiente se estaba volviendo algo tenso - ¿que os contais?

-No mucho, la verdad. Lo de siempre. Papeleo, papeleo, más papeleo... Yo no sé por qué se empeña mi secretaria en ponerlo absolutamente todo por escrito. Antes no se hacía así y las cosas iban bien -.-U- me quejé. Ya me había sincerado bastante por aquel día con alguien, no tenía ganas de hacerlo de nuevo.

Miré al vampiro, desde luego... Vivia en su mundo, ajeno al resto. No me extrañaba que Walter quisiese darle una lección, de hecho se la dió.
-...¿Por que renuncias a lo que eres?... Los vampiros beben sangre... Comer comida normal solo te dará dolor de estomago y no saciará tú sed... No te alimenta... -Le miré a los ojos. Mi mirada era la usual, no reflejaba nada. No obstante estaba bastante cabreado con su intromisión.

Caminaba cuando olí algunas personas y en concreto una que llamaba mi atención pero era uno de esos días en los que estaba apático, sin ganar de hacer nada, solo reflexionar, así que fui sin ganas de discutir. Me acerqué lentamente para evitar sorpresas innecesarias. Buenos días.