Frío helador

Caminé durante horas y horas hacia el norte y poco a poco la temperatura fue bajando grado a grado. La nieve caía suavemente sobre el hielo y se fusionaba con el. Nadie se podía ver al rededor y nadie desprendía olor en varios kilómetros a la redonda. El frío no me disgustaba sin embargo era tal que por seguridad estaba convertido en lobo para aguantarlo mejor con mi pelaje blancuzco de los copos que continuaban cayendo.

Volaba a increibles velocidades hacia el norte, donde me habían dicho que al final de un gran desierto de hielo y nieve podría encontrar una cueva al pie de una montaña donde esconderme. Durante mi vuelo vi una pequeña figura que se escondía entre el viento helado que hacía hoy, y bajé a ver qué era.

- ¿I-Ian? - Pregunté algo nervioso y con la espada en la mano.

Gruñí lo suficiente para que me oyera y olí como su nerviosismo aumentaba. No te preocupes que si soy Ian -dije riendome aunque no sabía si el lo había notado ya que en la forma de lobo los gestos son más dificiles de interpretar.

Envainé la espada y sentí un profundo alivio al saber que se trataba de Ian. Era el único licántropo que conocía y valía la pena asegurarse.

- ¿Qué estás haciendo por aquí? Hace mucho más frío aquí que por ahí arriba. - Le dije. - Tienes que estar helado. -

Ya pero creo que por ahí arriba -alcé la pata "señalando" al cielo No puedo ir, por la sencilla razón de que carezco de alas -me reí nuevamente. Pero la verdad que si que me estoy quedando frío

-Nosotros no pasamos demasiado frio aqui por nuestro pelaje... sin embargo, vos tiene que estar pasando uno terrible, mas aun volando pues cuanta mas altitud mas frio por el echo de alejarse del calor desprendido de la tierra... aun que sea minimo.

Dije, apareciendo transformado en lobo debido a las temperaturas del terreno. Saludé a Ian amistosamente dandole una palmada en la espalda. No era para nada mi intencion ofender a aquel angel, es mas, solia agradar y tranquilizar su pura aura.

Llevaba horas rodando por la nieve con mi trineo hasta que de repente una especie de lobo se cruzó en mi camino, no le ví antes por la pequeña ventisquita que se habia formado por el frio, no me dio tiempo a reaccionar y me choqué contra el rodando un poco por la nieve. Llevaba mi gran tunica negra con una capucha de orejitas de gato, abrigaba mucho, cuando me coseguí levantarme fui corriendo hacia el lobo contra el que me habia chocado-Estas bien?-cuando de repente me dí cuenta de que era Ian-¿Ian, que haces aqui en medio de.. la nada?-pregunte extrañada quitandome la capucha para que supiera que soy yo.

Pero Luccie por dios, tan ciega te vuelves con el frío? -dije riéndome. Aquí hablando con el caído que creo que conoces. -me acerqué a ella y susurré. Me está siguiendo -y me reí nuevamente.

-No es que este ciega es que, estaba jugando con mi trineo-dije señalando el monton de escombros ya que se habia destruido por el golpe y poniendo cara de puchero, luego vi a Ciel y fuí corriendo a habrazarle-enano!! cuanto tiempo-me reí ante lo de Ian y luego pillando a Andrew desprebenido le abrazé y luego me separé con una sonrisa-Vayaaa... parece que estamos casi toda la familia aqui reunida-dije felizmente

Por cierto Luccie, he escuchado ciertos rumores por ahí pero no quise darles crédito. ¿Hay algo que no me hayas contado? -dije como si estuviese enfadado.

Reí ligeramente ante la broma de Ian, pero en un momento apareció otro licántropo a quien desconocía.

- Ho-hola. - Saludé extrañado. - Al decir verdad yo pienso que el frío... - Cuando estaba a punto de terminar se abalanzaron sobre mi dos brazos que me pillaron desprevenido. - Hola Luccie. - Sonreí.

*Vaya día de sorpresas*. Pensé al haberme encontrado primero a Ian, luego al licántropo desconocido y por último a Luccie.

Si hubiera sido un perro habria bajado las orejas, saia a lo que se referia pero no habia tenido tiempo de decirselo antes-Bu-Bueno vereis... Walter y yo.. nos casamos y bueno.. estais todos invitados-dije algo sonrojada temblando levemente, a Andrew era el unico de los presentes que sabia lo que pasaba.

No pude evitar emitir unas leves carcajadas mientras agachaba la cabeza. Me parecía divertido que nos encontrásemos en medio de un desierto en el que hacía muhco frío y había llegado ella para invitarnos a su boda.

- Bueno, me llamo Ciel, encantado. - Me dirijí hacia el licántropo desconocido aún entre risas.

Entonces los rumores si que son ciertos -dije y me acerqué para acariciarla ya que no podía abrazarla (me hubiesen entrado ganar de matarla)

Yo ya sabia aquella informacion por lo que no me sorprendio; sin embargo me rei al recordar que se plantearon aun que fuera por un momento que Ian fuese la madrina...

-Encantado, soy Andrew Wingates-saludé estrechandole la mano.