*Despierta el dia en la bella ciudad de Erilia, la luz se cuela por los recovecos de los viejos tejados y algun que otro pajaro se ha desperazado ya en busca alimento para subsistir. Desde la entrada a la ciudad se puede observar una solitaria silueta, indistingible a primera vista y que se vá haciendo cada vez mas visible según se acerca a la vetusta ciudad.
Los pasos de la botas de Banrik Snaper resonaban sin eco por los adoquines de la calzada, con un cansancio visible en su forma de caminar y de curvar su cuerpo para no caerse del agotamiento.
Los ojos de Banrik, empañados en lágrimas por el sueño y empequeñecidos por unas ojeras que daban a entender el escaso tiempo de descanso, miraron al cielo mientras se sentaba en un lado de la acera, con la espalda apoyada en el muro de una edificación*
-Ahh...pog fin...quisás ahoga encuentge a alguien que sepa donde está el geino-*Dice entonces Banrik con un pausado y extraño acento.
Banrik se despereza y callejea cansado por la ciudad hasta encontrar la taberna, cuando por fin llega a ella han pasado unas horas, su orientación seguia siendo tan mala como de costumbre; Banrik entra en la taberna*