Libera Me [Cementerio]

Como estatua de marmol, abandonada, yace sin vida en el lecho putrefato, dormida sin que las eras no se reflejen ni deterioren su divina belleza.
Ha sido siempre la dulce pena en su vida inmortal, el anhelar caminar entre los vivos, el revelarse ante nuestros ojos, lo que la ha marcado.

"¿Veré pronto la luz? ¿Por qué quise dormir?"

Se pregunta mientras siente el peso de la piedra sobre el nicho de sueño, como si de una puerta abierta al renacer se tratase.
"¿Ahora es una nueva oportunidad? He desperdiciado el pasado, destruyendo mi propio y aciago mundo..."

En su mente las palabras nacen pero sus labios pronunciandose no exalan ningún sonido... Sólo hay... Vacio...

Un golpe seco en la tapa de la sepultura, y el alma sopla sus pulmones como el aire de la vida.

Arrastrados entre la miserable suiciedad sus mechones de ébano se deslizan barriendo todo a su paso, mientras la inmortal se incorporá dando sus primeros pasos descalzos, el tacto del musgo que crece entre las grietas del mausoleo es su primera sensación.

Sus ojos, ciegos, fundidos en el color mercurio, se encienden en la oscuridad buscando una salida, mientras sus dedos no paran de apretar aquel colgante tan valioso que siempre portaba.

Le gustaba caminar por cementerios de noche. Cuando era niña podía pasar horas pisando tumbas con los pies descalzos, después de su madre se quedara dormida. La sensación de la tierra humeda le hacía recordar su hogar, llevaba mucho tiempo alejada, tal vez fuese el momento de volver.
-- Ya casi no me acordaba de esta sensación -- se soltó el pelo para que se meciera con la suave brisa de la noche. Aquella era una faceta de la Reina de los Brujos que poca gente conocía y a ella no le apetecía que la conocieran. Sobre una colina se alzaba imponente un aparentemente antiquisimo mausoleo. La curiosidad fue más fuerte que la cordura y se acercó, sorteando una ristra de tumbas de las que ya seguramente nadie se acordaba. Algo en su interior la hizo pararse frente a la puerta y no entrar, se alejó unos pasos y se sentó bajo la estatua de un ángel que velaba por el descanso de alguna persona de familia adinerada. Miró durante un segundo la luna llena y después se quedó con la mirada fija en la entrada del mausoleo, aguardando a que algo sucediese.

El exterior la llamaba, el frío golpeo su piel, y un dulce olor ansiado se cruzo por su asfalto.

"Sangre"

Como espectro camino entre los sepulcros, algo despistada pero siguiendo el rastro de aquella sangre tan atrayente.

Una mortal sentada junto un petreo ángel se encontraba solitaria en aquella noche. Un perfecto momento para entender la actualidad, o para obtener un bocado saciante.

-Buenas noches-Dijo suavemente, mientras desvelaba su presencia, sin temor, a ella, aunque temía que su sed, después de siglos sin beber sangre, descontrolara su mente.

La bruja la iró con una media sonrisa:
-- Sabía que pasaría algo en este cementerio esta noche -- comentó, se levantó y se acercó a la chica que se había acercado a ella -- buenas noches -- saludo con un asentimiento de cabeza. A su saludo le siguió un silencio alto tenso, por el aspecto de la chica debía llevar mucho tiempo encerrada en aquel lúgubre lugar.
-- De todas las cosas que podría encontrar en un cementerio una noche como esta, cuál no es mi sorpresa al encontrarme a una vampiresa -- dije cruzandome de brazos, su aura la delataba, tan oscura y siniestra como la del resto de los de su raza. Se preguntó si ella sabría reconocerla. Mantubo la cabeza alta y la miraba a los ojos.

Sus ojos plateados se volvieron escarlatas sin poder evitarlo, para luego volverse del plata. Hathor intentaba hacer control de su propia sed, la curiosidad ante la mortal era mas fuerte.

Languida movio su rostro, examinando a al chica de arriba abajo, lenta en todo momento pero elegante, su mente aun continuaba algo retardada a causa de aquel sueño eterno en el que se había sumido.

"Vampiresa"

Penso repitiendo aquella palabra en su cabeza, aquella mortal la había reconocido enseguida, extraño para ella que en sus tiempo su raza parecía invisible en el mundo y en cambio aquella chica le había reconocido en poco tiempo. Aquello le sorprendio.

No hizo reconocimiento alguno, solo y con su porte, aferro sus manos a su vestido mortuorio y hablo con aquella voz susurrante y calmada.

-Mortal, habeís reconocido mi naturaleza, ¿cómo es posible?

La bruja suprimió su aura hasta que pareció la de una corriente humana:
-- Hay tantas cosas posibles en esta vida que esto no es más que algo que añadir a la lista -- comentó cruzándose de brazos. Aquel comentario había confirmado los que tanto sospechaba, aquella chica llevaba allí mucho más tiempo del que había imaginado en un principio.
"Tal vez no conozca siquiera la existencia de mi raza" pensó...

-Si los humanos son concientes de mi raza, si como así puede ser llamada, ¿en qué época me encuentro? Y dónde?

Un desconcierto se removía en su interior al pensar que había pasado "Demasiado" tiempo en letargo, demasiado... Y que a lo mejor ya no había mas como los suyos, ya que ellos siempre habian intentado evitar ser descubiertos por los mortales por miedo de ser destruidos.

De nuevo la ansiada sed azotaba su garganta dolorosa, y su plata se volvio escarlata en sus ojos.

Entre tanto auje de la ciudad, se movía entre las sombras una sombra muy peculiar, este se movía tan rápido que no era visto por los ojos mortales, parecía que buscaba algo, al llegar al cementerio se para en seco mientras comienza a caminar entre el.

-(Su olor esta por aquí, jamas podría olvidara...)-

Piensa mientras camina tan sigiloso como las sombras mismas, este ve a lo lejos dos figuras de mujeres y de inmediato supo que la persona a la cual buscaba estaba entre ellas dos.
Este da un gran salto y abraza a Elinor por la espalda mientras acerca su boca a su oído y tapa sus ojos con una de sus frías manos.

-Sabes quien soy?-

Le pregunta cambiando un poco la voz.

Salí de entre las sombras, como una siniestra aparición, justo entre Elinor y la vampiresa, ni me molesté en mirar a Marius. Mis ojos, siempre de ese color carmesí tan caracteristico, no dejaban de examinar a la recien levantada. Por sus ropas debia de llevar varios siglos en letargo.
Me giré e hice una leve reverencia ante Elinor para luego volver a posar mis ojos sobre la vampiresa, frente a la cual repetí la reverencia.
-Os encontrais en la época del auge humano, su tecnologia les ha permitido expandirse por todo el mundo. Sin embargo, no debeis alarmaros, nuestra raza sigue en secreto. -Pude observar el cambio de color en sus ojos. Sonreí mostrando mis colmillos. Deslicé mi mano hacia mi cinturón, apartando mi capa larga, y desaté una cantimplora metálica que la lancé.
-Contiene sangre, por supuesto no es tan fresca como la de un cuello humano, pero servirá para contener vuestra sed, my lady. Por lo menos el tiempo suficiente como para que pueda poneros en situciaón.

Sentida la tentación de hacer de aquella chica su víctima, Hathor estudió las posibildiades. Su poder e influjo no era fuerte, después de despertar así que no podría usarlo hasta que no hubiese bebido sangre por primera vez. Pero si obtenía la sangre de aquella chica se ahorraría las preguntas que buscaban respuesta, la misma sangre el proporcionaría las fuerzas y la información que necesitaba saber de aquella época.

Preparada para realizar el ataque, repentinamente detecto dos presencias en el lugar, las cuales reconocía como semejantes a su raza.

Uno de los chicos se acerco a la chica, se conocían al parecer, eso hizo que ella se echase a atrás antes su ataque precavida. Él otro directamente se dirigió a ella con una reverencia, Hathor con moviendo su cuello con eegancia respondió al gesto con cortesía, reverenciando también, luego escucho sus palabras con atención.

Sintió alivio al escuchar que aun permanecían en secreto, al menos, pero ¿por qué aquella mortal tenía conocimientos de ellos? Debería seguro estar involucrada en aquel mundo sobrenatural en el que se movía, debía de ser alguna clase de hechicera o algo por el estilo, o lo que llamaban en su época "muñecas de sangre".

-Me alivia saber que continuamos en las sombras, a pesar del tiempo que ha transcurrido.

Le contesto mientras con cierta desconfianza tomaba aquella cantimplora, ella le sonrió agradecida llevandose a los labios aquella atrayente sangre.

La sangre era fría, y aquello hizo que un gesto desagradable se dibujará sin quererlo, pero a muchas malas era lo único que tenía para al menos recuperar fuerzas para ella realizar us cazas habituales.

-Gracias, me queda tanto que aprender de este presente que para mí todo es extraño. ¿A quién me dirijo? Si es posible saber.

Escuché sus palabras y observé su mueca al beber la sangre.
-Oh, como he sido tan descortés. Mi nombre es Walter Wingates, principe de los vampiros. ¿Y vos sois? -Habia visto como miraba a Elinor, no podia negar que la sangre de la reina de los brujos era bastante jugosa, no obstante preferí evitar el conflicto.
-Tal vez deberiamos ocntinuar nuestra charla en otro lugar más apropiado. Si estas dispuesta a seguirme te llevaré a nuestro "reino"

Elinor se sobresaltó cuando la taparon los ojos, pero reconoció enseguida la voz y sonrió. Puso las manos sobre la de él y se giró para mirarle:
-- No estoy segura -- dijo la bruja con un mal fingido tono de duda y mirandole a los ojos -- por qué no me lo recuerdas?? -- le paso los brazos por el cuello y entrelazó los dedos.
-- ah! y me llamo Elinor -- le dije a la vampiresa sin dejar de mirar a Marius.

Maruis coloco una sonrisa en su rostro mientras miraba fijamente los ojos de ella.

-Osea que ya no me recuerdas, mmh yo pensé que era mas difícil de olvidar cariño-

Le dice mientras le da un ligero beso en los labios, una vez se aparto vio a la Vampireza.

-Que descortés soy, permite me presentarme, soy Marius, Principe Vampiro Renegado, y tu no seas tan descortés Deimos, esa sangre no sera suficiente para ella y menos si lleva tanto tiempo en letargo como parece.-

Marius se aparte un instante te de Elinor mientras realiza un pequeño corte en su muñeca con una de sus garras, este extiende el brazo a la vampireza mientras le regala una pequeña sonrisa y con la mano que no sangra toma la mano de Elinor.

-Vamos, toma, sabes que la sangre de un Vampiro te recuperara mil veces mas rápido que la de un mortal...-

Dice mientras la sangre gotea por su herida, sus ojos casi siempre de un color rojo sangre ahora se encontraban en un verde que denotaba tanta sensibilidad como era posible en los ojos de un vampiro, este gira la cabeza mientras espera que ella venga a beber para no perder de vista a su amada que recién encontraba.

Cogí la mano de Marius y posé la otra mano en su hombro:
-- Aun con todo, no he olvidado nada de loq ue pasó... -- le dije en un susurro, en ese momento llegó Itachi -- Hola, Itachi, hacía tiempo que no te veía...

Marius en tan solo un suspiro voltea a ver a Elinor aun con su otra mano sangrando, este tenia vagos recuerdos de aquella noche que desapareció de la torre de Elinor, sin mas denotaba una pequeña rabia al encontrarse Itachi también en ese lugar.

-Hola... bastardo...-

Le dice mientras agacha un poco la cabeza como reverencia sin quitarle un segundo la vista de encima, este aprieta con un poco de fuerza la mano de Elinor, parecia estar nervioso entre tantos sujetos.

Este una vez perdió la conciencia de aquella noche en la torre de Elinor, este recuerda haber llegado a su lado mas luego no recuerda nada, tan solo haber despertado en una piramide en Egipto, de la cual le habia costado demasiado salir, pareciera que algun ser lo hubiese llevado hasta ahi, despues de eso le habia tomado demasiado tiempo salir del lugar pues misteriosamente se encontraba muy devil, pareciese que algo de el hubiese sido extraido lo cual le aquejaba.

-Un aquelarre eh?... tengo mucho que no participo en uno... suena interesante o no Elinor?-

Le pregunta mientras la abraza por la espalda y coloca su cabeza en el hombro de ella, la herida de su muñeca habia dejado de sangrar.

Suspiré, a veces resultaban cargantes.
-Siento decepcionarte Marius, los aquelarres son solo cosa de brujas. -Despues giré la vista hacia la vampiresa.
-No bebas la sangre de tus iguales. Es mucho más potente y deliciosa que la de un humano. Muchos de los que la prueban una vez vuelven a hacerlo, y no siempre con consentimiento. -Hice una pequeña pausa. -Se que estas sedienta, ven conmigo, de camino al castillo cazaremos algo. -Extendí mi mano para que la tomase. En mis ojos tan solo se podia ver la sinceridad y el miedo por lo que los otros sujetos la inculcasen.

Hathor permaneció silenciosa, ante el ofrecimiento de uno de aquellos inmortales recien presentado.
Sus ojos de plata de nuevo había vuelto al escarlata, era tentativa la opción de volver a probar la sangre de un semejante, pero sabía que las últimas veces que lo había hecho apenas podía haberse contenido, y sin poder tomar el control, sin querer había debilitado o mas bien y había acabado con alguna vida inmortal, cuando se sometía aquel juego de intercambios de sangre.

Un nuevo visitante llego, y de nuevo ella no hablo, era una mera observadora, ya que con ese gesto podía aprender lo suficiente de aquellos individuos.

Deimos de nuevo le ofreció el que le acompañará, los labios de ellos se torcieron en una misteriosa sonrisa.

-No sería la primera vez que probase sangre de un semenjante, y no hubiese querido parar. -Susurro con aquella voz voluptuosa, mientras se relamía al mirar la muñeca de Marius. -Vos direís a donde vamos.

Tomando su mano, camino unos pasos para situarse a su lado.

Ladee la cabeza:
-- Siento decirlos pero los aquelarres de brujas no se ven desde mi abuela -- comenté riendome.

Desaparece la sonrisa de Marius al ver que Hathor se iría con Deimos, por lo cual comienza a hablar con la mente de esta.

-(Acaso quieres estar sometida ante ese bastardo de Deimos?, no creo que gustes de ello, si vienes conmigo obtendrás toda la fuerza que necesites, que pronto sera mas que necesaria, vamos, que dices, o acaso temes lo que te pueda suceder?)-

Decía Marius en la mente de Hathor, mientras tanto cerraba los ojos y besaba delicadamente el cuello de Elinor.

Con su mano tomada a Deimos, la inmortal escucho las palabras de Marius en su mente.
Esta mantenía aquella sonrisa voluptuosa, y con sus ojos escarlatas aun le dirigió una enigmatica mirada, algo ocultaba aquellos ojos, ¿intenciones? Quien sabía, pero a pesar de ella estuviese débil no significaba que fuese menos, o menos peligrosa en su manera de ser. Ella a pesar de estar rodeada entre desconocidos, no se sentía el peligro en todo momento, ella confíaba en su propio criterio y su experiencia basada en los milenios.

Hathor respondió a sus pensamientos, transmitiéndole los suyos, y cerrando estos a los demás. A pesar de que estuviesen débiles sus fuerzas y poderes, su mente poseía una gran fuerza y destreza para ocultar lo que pensaba. Su senectud le había proporcionado aquello.

"Nadie podría someterme, ni mortales ni inmortales. Tenedlo por asegurado. ¿Por qué tanto interés e insistencia en que mi persona os siga? ¿No es considerado sensato comenzar de lo sencillo... -Cuando dijo sencillo, por un instante y con aquellos labios aun sonriendo y silenciosos, sus ojos se volvieron a Deimos. -... a lo más complejo?. -Esta vez fijo sus ojos a él cuando dijo "complejo". -Juguemos al juego del convencimiento, dadme motivos, aunque no os preocupeís demasido, porque tengo la seguridad que no será la primera vez que podaís verme ni conversar conmigo... Tenemos mucho en común aunque no lo creaís... Puedo oler en vuestra sangre, la sangre de "ellos"..." -Aquella últimas palabras no las había dicho en el lenguaje común, sino en la lengua muerta de Kemet, ella esperaba que él la entendiese.

De nuevo ella con galantería y disimulo fijo su mirada a Deimos, como si estuviese complacida por aquello que le ofrecía.

Off: Marius, no es la primera vez que se te dice. No puedes transmitir tus pensamientos, solo leerlos. Ella "tecnicamente" deja que la leas la mente para darte sus pensamientos, pero nada más.
Por cierto, mi personaje se llama Walter, para eso nos presentamos xD

On: Noté como cogia mi mano y avanzaba unos pasos.
-Entonces seguidme, os mostraré los secretos de este mundo, ocultos a los ojos de los antiguos. Os daré presas. Los conocimientos más antiguos. Se os dará lo que pidais. No obstante, antes debeis estar segura, segura de no traicionar a la actual reina. Vuestro juramento os ligará u os separará de estas promesas. Vuestra es la decisión. -Dije clavando mis ojos carmesí en los suyos y acercando mi cara a la suya.
-¿Y bien?¿Que hareis?

Sonrei pero no me reí ante le comentario de itachi.
¿Ahora los viejos juegan a desaparecer durante meses, dejando un trono en manos de su princesa y pretender recuperar el trono? Por lo menos Luccie no ha desaparecido ni ha obviado sus obligaciones, Itachi.