El paso del desfiladero

Habia salido a dar una vuelta como todas las mañanas. Pasaba por las cordilleras de la desesperación, volando entre las montañas cuando vi un desfiladero por el que decidi pasar, mas para mi desgracia una abalancha iba a arroyar el desfiladero.

Subir seria un suicidio, pues...iria de frente contra todas las piedra y muy probablemente no lo contaria. Me impulse usando el viento para auemntar mi velocidad y avance de frente, esquivando algunas piedras y apoyandome en otras para impulsarme.

Al fin habia salido de esa abalancha de piedras que acabo impactando contra el suelo. Aquel sonido del impacto proboco que la nieve de todas las montañas callera por todo el defiladero.

-Venga ya. Esto es mala suerte.

El defiladero era muy profundo pero ni bajando y avanzando y ras de suelo me libraria.
Estoy perdido.- pense observando mi alrededor rapidamente para buscar alguna solucion.

En una de las paredes vi una cueva, a bastante altura, de modo que aunque la abalancha durara mucho tiempo no quedaria aprisionado. Me cobije rapidamente en la cueva y me tumbe observando la abalancha. Una vez paso todo el sol iluminaba la cueva, asique...saque uno de mis cristales, que alumbro la oscura cueva dejando unos reflejos que parecian las olas del mar, dando un efecto muy acogedor en la cueva, por lo que decidi quedarme un rato mas.

Había pasado mucho tiempo desde que comencé a vagar sola por el mundo, más nunca antes había pisado estas tierras, ya fuera por placer o gusto o por motivos mayores que invitaran a una guerra. Era ahora cuando había decidido visitarlas, había oído de ellas que eran un lugar bastante hostil, pues todo aquél que había osado llegar a la cima de sus montañas jamás había regresado... No tenía intención de escalara, tan solo buscaba un lugar en el que poder observarlas y poder tener al menos una imagen que pudiera hacerse un hueco en mis recuerdos.

Me posé con suavidad sobre una roca, aun en la llanura para poder observar el paisaje detenidamente sin perderme detalle alguno. Los picos eran tan sumamente altos que no se podía ver la cima al quedar ocultas en una espesa capa de nubes negras. Avecinaba tormenta, era algo bastante normal al encontrarse un obstáculo de tal calibre en el camino.

De repente hubo un derrumbamiento, el eco del estruendo rebotado en las paredes del desfiladero llegó a mis oídos provocándome un ligero sobresalto, y haciéndome desviar instintivamente la mirada hacia aquél lugar. También la nieve que había en lo alto se había precipitado hacia lo más profundo del desfiladero provocando una avalancha. Percibí entonces el aura de un ser demoníaco, alguien parecía haberse visto irremediablemente en medio de aquél caos.

Tuve una reacción instintiva, mis alas se extendieron y emprendieron el vuelo con una rapidez asombrosa, adquiriendo una velocidad vertiginosa al imprimir una cierta cantidad de aire justo inmediatamente bajo su base, sobre la cual se apoyaban, permitiendo un deslizamiento más vacío y ligero a la vez que rápido.

Tuve que precipitarme en altura y ascender vertiginosamente, evitando que las rocas o la nieve cayeran sobre mí simplemente desviándolas con un fuerte golpe de viento.

El sol se abrió paso entre las nubes al terminar la avalancha. Una sombra comenzó a cernirse sobre la entrada a la cueva. Aterricé en el saliente anterior, junto a la entrada, en la cual había percibido el aura de aquél ser, amortiguándolo nuevamente con el aire, aunque no por ello se notara naciendo una honda expansiva de aire directamente desde el eje de mis pies. Me asomé hacia el interior buscando a dicho ser con la mirada, aunque no se me pudiera ver el rostro por la sombra que me ejercía la propia luz del sol al bañarme por arriba y la espalda, alargando siniestramente mi sombra hacia el interior.

- ¿Va todo bien por aquí? -Pregunté en un principio, seria y dura aunque al mismo tiempo suave, sin denotar preocupación alguna en la voz aunque en el fondo me hubiera asustado el acontecimiento.

Mi silueta le observó en su cobijo, esperando con paciencia la respuesta.

-Si, todo va bien, aunque me vi imbolucrado en esa avalancha, mas pude librarme cobijandome aqui.- despues de responder me percate de que aquella persona era un demonio, pero... su voz no me sonaba y nada de aquella persona me resultaba familiar.

-Esto...¿nos conocemos?- dije levantandome.

Escuché su respuesta observándole con serenidad entre las sombras, quedándome más tranquila, algo que se pudo notar en mi cambio aunque suave de postura.

- No creo... -Fue mi respuesta-. Eres el primer demonio con el que hablo en mucho tiempo...

Me quedé pensativa un instante, acariciándome la barbilla con una mano mientras con la otra me sujetaba el codo de la primera mano como si los hubiera cruzado. Enarqué una ceja al volver a dirigir mi mirada hacia él, permaneciendo en el sitio sin dejarme intimidar.

- ¿Puedo preguntar qué hacéis por estos lares? No es un lugar muy transitable, que digamos. No esperaba especialmente cruzarme con nadie precisamente aquí.

Dirigi mi mirada hacia los reflejos que el crital dejaba en la pared.

-Me gusta mucho la naturaleza, y bueno decidi pasarme por aqui para dar una vuelta y observar la belleza de las montañas, pero como no...la mala suerte siempre viene.

Guarde un breve silencio en el que me volvi a sentar y me recline para estar algo mas comodo.

-¿Y tu?...¿Que haces por aqui?- dije mientras hacia un gesto para invitarla a sentarse.

Sonreí ante su comentario, aunque no se apreciara por la sombra que se me hacía en la cara, realmente. La naturaleza podía ofrecer paisajes muy agradables a la vista y siempre era confortante, no como a lo que yo estaba acostumbrada.

- Sobre todo si escoges un lugar de descanso que de por sí es peligroso... -Comenté, sin embargo permanecí a la entrada de la cueva-. Realmente... podría decir que lo mismo que vos. Pero yo no buscaba descanso realmente, sino conocer nuevo mundo. -Respondí a su pregunta-. Y espero que no os moleste, pero prefiero permanecer aquí fuera... -Le dije, rechazando su invitación de sentarme en el interior de la cueva.

Esperaba que no le molestara, ya que no me terminaba de agradar demasiado aquél lugar y la avalancha ya había pasado.

- Si preferís salir vos fuera de la cueva, no tengo inconveniente.

-No considero muy prudente la idea de salir afuera tras una abalancha pues... si hay otra podriamos acabar sepultados.- dije en un tono relajado.

- Buena observación -Dije tras un instante de análisis, llegando a la conclusión de que tenía razón. Tras lo cual superé el linde de la boca de la cueva para entrar finalmente al interior-. Por cierto, mi nombre es Caeli. ¿Cuál es el vuestro? -Pregunté con suavidad.

Me adentré con tranquilidad y me senté en el suelo, no muy lejos de la entrada. Aun permanecía en contraluz respecto a él, por lo que lo único que podría apreciar era mi silueta más que mis rasgos. Tan solo podría apreciar el rubio dorado de mis cabellos por los lindes que delimitaban mi silueta.

-Me llamo Darksik, es un placer conocerte.- dije agachando la cabeza a modo de reverencia. -Nunca antes te habia visto y creia conocer a todos mis semejantes... Bueno; ¿que tal te a ido la vida?

Sonreí, imitándole en la reverencia. A pesar de lo de la entrada, había sido un buen comienzo.

- Bueno, la verdad es que éste es el primer contacto que tengo con un demonio desde que mi padre murió, y hace bastante de eso. La verdad es que no me quejo. He llegado hasta aquí sola -Dije con tranquilidad. Le miré un instante tras hacer una pausa en la que me había quedado pensativa, con curiosidad-. ¿Cómo es el reino de los Demonios? Realmente vivo en el Infierno, pero nunca me he acercado hasta allí. No estoy muy segura de ser bien recibida...

ESTUPIDO Me sentia fatal, le habia hecho recordar la muerte de su padre.

-Vaya mi mas sentido pesame, no sabia lo de tu padre.- dije agachando la cabeza.

-En cuanto al infierno, no puedo contarte mucho apenas paro por alli y me crie en una ciudad oculta que trato de encontrar. Me acogieron alli como uno mas, aunque en un principio no fui bien recibido, pero me acabe ganando el respeto de los habitantes. Y sinceramente no creo que seas mal recibida en el infierno.- dije mostrando una amable sonrisa.

- No os preocupéis, en serio. Fue hace mucho tiempo, yo era apenas una niña, pero supe salir adelante sola -Esbocé una sonrisa sincera-. Cuánto te envidio... -Pronuncié aquella sonrisa.

Una familia, aquello era algo que yo realmente había anhelado. Mi padre había sido lo más parecido que había podido tener, y no fue por mucho tiempo.

- Y, realmente... es una larga historia... -Guardé silencio unos segundos pensando en algo para cambiar de tema. Realmente no creía conveniente rebelar mi situación en aquellas circunstancias por más simpático que fuese aquél demonio, pues podía cambiar de opinión igualmente. Era un tema bastante delicado para mí-. ¿Cuál es vuestro cometido entre los Demonios?

¿Envidiarme? En verdad lo tenia que haber pasado mal, con este pensamiento en la cabeza me dieron ganas de abrazarla, se me noto un poco mis intenciones, mas me contuve. En verdad yo tambien perdi a mi familia aunque no se lo hubiera dicho, de modo que sabia como se sentia. Olvide esos pensamientos y me centre en responder a su pregunta.

-No tengo un cometido en especial en el infierno nuestro rey puede encargarnos algo si lo necesita pero...no suele hacerlo y mas que un rey, lo sigo como un compañero, yo tomo mis decisiones y hago lo que me parece correcto y si alguna vez, sus actos no me parecen correctos le dare la espalda sin dudarlo. Cualquier persona se equivoca y luego...puede llegar a arrepentirse de su decisión.- dije agachando la cabeza mas, para no preocuparla volvi a levantarla mostrando un sonrisa alegre aunque un poco forzada.

- Que no te escuche él decir eso, jeje -Dije con un ligero toque de humor, aunque no fuese mi fuerte-. Ciertamente, aunque ese es un factor que suele afectar más a los humanos... -Dije esto tornándome algo más seria-. No obstante, si alguna vez tengo ocasión, me gustaría alguna vez presentarle mis respetos. Nunca está de más guardar buenas relaciones con tus vecinos.

Sonreí ampliamente. Aquello sí que lo creía firmemente.

-Algun dia supongo que podria arreglaros un encuentro. Por cierto no he preguntado porque respeto las decisiones de los demas pero...aun no te he visto la cara y bueno...es algo raro hablar con alguien de esta manera aunque, si no quieres mostrar tu rostro lo entiendo, no pasa nada.- dije mirando a todos los lados algo nevioso porque mi pregunta pudiera molestarla.

- Bueno, si algún día llegase el momento, no dudéis en que os lo haré saber -Respondí sonriendo nuevamente.

No pude evitar soltar una carcajada ante el comentario del demonio.

- Supongo que podríamos culpar a la escasa iluminación que alumbra el interior de esta cueva -Dije entre risas, tratando de calmarme tras esto-. Perdonadme, no lo había estado teniendo en cuenta porque yo a vos sí que puedo veros -Con esto ya me había calmado del todo-. Por favor, si gustáis pasar a este lado para que entonces me de la luz... -Le indiqué con la mano que se desplazara hasta darle la espalda a la entrada de la cueva.

Al girarme, la luz me dio de lleno en los ojos y no pude más que apretarlos con fuerza en un acto reflejo. Luego los volví a abrir lentamente para que se acostumbraran a la luz.

Vaya, tenia unos ragos poco comunes no parecia un demonio en verdad, era algo extraño. No se parecia a ningun demonio que hubiera visto antes.

-Vaya...esto... sabes nunca habia visto un demonio con estos rasgos, mas...es agradable te da un aspecto unico.- dije dibujando un sorsisa en mi rostro.

Me puse alerta rápidamente, agudizando todos y cada uno de mis sentidos, preparada para reaccionar en mi defensa si se rebelaba contra mí. Su impresión, fue en cierto modo la esperada, agudicé mis sentidos aun más. Sin embargo, parecía no haberse dado cuenta...

Sonreí ante su respuesta, en cierto modo aun un poco tensa, pues era natural que me hubiese esperado una mala reacción por su parte, teniendo en cuenta el motivo por el que había permanecido tanto tiempo aislada del mundo.

- Gracias... -Sostuve la voz para mostrar la suavidad habitual y no denotar la tensión que todavía sentía, forzando una sonrisa que me esforcé porque pareciese natural.

-De nada.- habia un poco de nieve en la entrada de la cueva que usando el viento hice que se moviera ma mi alrededor.

-Oye...- dije antes de lanzarme a morder uno de los copos que orbitaban a mi alrededor. -¿cual es tu elemento?

Vi cómo una ráfaga de nieve entraba al interior de la cueva. Me sorprendió en cierta medida la reacción que había tenido el demonio al ingerir los copos que habían pasado por delante de él.

Prácticamente no le di tiempo a terminar de formular la pregunta, ya que no me apetecía que la nieve me produjera frío, y prácticamente sin inmutarme una ráfaga de aire que surgió de mis pies se alzó formando una barrera ante mí que repelió los copos haciéndolos retroceder.

Le miré tras esto muy seria directamente a los ojos, o donde imaginaba que estarían al estar él ahora de espaldas a la luz, interrogándole con la mirada como si le diera a entender si aquello respondía a su respuesta.

Muchos de los copos me dieron en la cara -Veo que al igual que yo tu tambien controlas el viento.- dije meneando la cabeza. -Perdon si te molestaron mis actos.- dije algo cabizbajo.

- No os preocupéis, imaginé que estaríais algo deshidratado -Sonreí sin más, quitándole importancia.

Me incorpore y me acerque a la salida de la cueva.

-Parece que ya no hay peligro. Tengo unos asuntos que atender pero espero que nos veamos de nuevo otra vez.- dije sonriendo acercandome y abrazandola de improvisto. -Cuidate. Mostre una alegre sonrisa y me fui volando.

Esquivé el abrazo con una agilidad asombrosa (mi habilidad física es la agilidad), quedándome un poco sorprendida y molesta por las confianzas que se había tomado.

- Ehm... Hasta la vista.

Un rato después, yo también me salí de la cueva y me marché volando.


OFF: Aclaro que esto es lo que hubiera hecho mi pj, Darksik. Se han llevado bien y eso, pero mi pj no considera que hayan tomado tanta confianza. Espero que no te lo tomes a mal >.<