¿Quien me mandaria a mi...?

Le miré con alegría-Es una muy buena idea, asi dejara de morder las cosas.-Asentí-La verdad es que ahora mismo se parece mas a su padre, que a mi, aun que tiene una cosa muy especial que tardé en descubrir-miré al cielo por entre las ramas de un viejo arbol-Sus ojos son de color carmesí como los de su padre, pero cuando se enfada, llora, o sus rasgos vampiricos salen un poco mas de lo normal, sus ojos se vuelven de color verde esmeralda, como los mios-.

- Aun asi, seguro que es un encanto- dije,mirando la luna- la verdad, mucha gente cree que tener niños y tener que dedicarse a ellos es fatidico...pero Alice dice que lo de menos son los problemas. Lo importante es el cariño que dan luego. La verdad, pienso igual que ella. Los niños no son fatidicos siempre que se les eduque bien, no crees?

-Mucha razon tienes, son un encanto, viendolos crecer y enseñandoles cada una de las cosas, es algo realmente maravilloso-dije juntando mis manos, mirando el infinito con una sonrisa radiante.