En los jardines

Paseaba entre los rosales que había en el increíble jardín del palacio. Recortó algunas de las rosas para luego sacarlas. Todas de un color negro o escarlata, después de recoger un buen ramo, se sentó juntó a la fuente redonda con la sirena que se peinaba. no esperaba a nadie en particular, pero se sentía sola en tan amplio castillo. Colocó el vestido a su alrededor y se soltó el pelo, hizo aparecer un cepillo de plata y al igual que la estatua de la fuente empezó a peinarse, tarea arua ya que el pelo le llegaba a la cintura.

Salí de los territorios de los licántropos al día siguiente de la prueba de Superior... ¡la que aprobé!. Tenía ganas de ir a Eliria, para relajar a Cirk comiendo algo de carne, pero entonces recordé un pequeño detalle "¿Y si le hago una visita a Elinor?... le prometí que iría a verla tras "explorar el bosque extraño"" pensaba, tras salir. Cambié de rumbo y me dirigí al reino de los brujos.

Allí había un imponente castillo, que decir que me quedé un rato mirándolo boquiabierto. Tras "volver en mi" me sacudí la ropa, que eran algo más presentables que de costumbre... aunque tampoco era ropa de etiqueta. Llegué a una especie de jardín lleno de rosales, donde se podía observar una fuente con una pintoresca estatua, y una chica "imitándola". Me acerqué a la chica, sin saber quién era de espaldas -Perdone... ¿sabría donde puedo encontrar a la reina lady Elinor?- pregunté, con un tanto de timidez, rascándome la nuca.

Se giró sorprendida dejando caer su pelo a la espalda. Se levantó rápidamente y se alisó el vestido, color purpura y blanco, para adoptar una tardía y poco lograda pose de reina. En realidad solo parecía una joven de 17 años, aunque ya tenía 19 pero era pequeñita y aparentaba menos:
-- ¡Rick! -- dijo con una sonrisa -- no te esperaba, ¡Qué alegría verte!

Me sorprendió bastante verla, pues no esperaba que aquella chica fuera ella, y menos tras la mala impresión que me llevé de ella la última vez que nos vimos. Se me escapó una sonrisa, al observar su reacción al verme -Vaya... veo que aún me recuerdas- reí levemente, mientras me acercaba a paso calmado -Al final encontré el territorio licántropo...- la miraba, con entusiasmo -Incluso he conseguido ascender, al fin he encontrado una manera de ser útil... ayudaré a los novatos a controlarse y, de paso, a ver si lo consigo yo. De momento, ya he conseguido averiguar la manera de calmarme- decía, como si hubiese descubierto la fuente de la juventud, muy ilusionado -¿Y a ti, cómo te va?- pregunté, educado.

-- Me alegro mucho por ti -- le abracé y luego me retiré, sonrojada -- yo llevo encerrada aquí desde que volví de Eliria por.... ciertos problemas -- hice referencia a mi enfermedad, aunque él no supiese nada. Retiré la mirada, cerrando los ojos y conteniendo las lágrimas.

Off: por si no lo sabes Elinor tiene tuberculosis, pero lo mantiene en secreto salvo para unos cuantos

Me sonrojé un poco frente a su muestra de afecto, pero rápido me mostré preocupado. Sus palabras y su reacción, claramente, mostraban que no estaba del todo bien emocionalmente... algo le pasaba y tenía la imperiosa necesidad de hacer algo al respecto -¿Ciertos problemas..?- pregunté, acercándome con el rostro serio a la par que preocupado -Elinor... ¿qué ocurre?- intentaba sonreír, pero no podía, la situación estaba demasiado tensa.

-- es que yo... -- hice una pequeña pausa con la voz rota, aun conteniendo las lágrimas -- yo, estoy enferma Rick... -- le confesé -- tuberculosis, desde hace meses y eso me obliga a estar encerrada mucho tiempo, en el castillo... -- me quedé en silencio, esperando la clasica reacción de que se alejaran de mi, entre ascos y miedos por el contagio.

Al principio estuve un poco paralizado, sin saber exactamente como reaccionar, mirando la triste apariencia que tenía Elinor mientras lo decía. Respiré hondo, acercándome a ella -Sé lo contagiosa y grave que es esa enfermedad...- dije, recordando a mi tío, que sucumbió a ella -Comprendo que no puedas salir de aquí, pero no debes de deprimirte tanto- le sonreí -Debes de ser fuerte, quizás hasta consigas superar la enfermedad... y no me importa el contagio si estoy con mi amiga- terminé de decir, bien es verdad que me asustaba, pero lo último que quería era hacer sentir mal a la chica.

-- se que ahora me temes... se que lo dices para que yo no me sienta mal,pero no eres el primero que lo intenta... -- dije girándome y dándole la espalda.

Me dolió bastante que se voltease, y más acompañando el gesto con aquellas palabras, cuestionó mi amistad de tal forma que casi me hunde -Pero seguro que soy el primero en quedarse ¿verdad?- me acerqué más, sin perder aquella cálida sonrisa -Mira, Elinor, puede ser cierto que temo contagiarme... pero odiaría que pasases estos días sola. Así que me quedaré aquí- dije, con resolución, esperando una respuesta.

Me giré incapaz de contener las lágrimas más tiempo:
-- ¿Lo dices en serio? -- pregunté tratando de disimularlas -- no hace falta, ya llevo mucho sola y no quiero ser una molestia para nadie...

Pude notar la tristeza que sentía, sin duda la melancolía se notaba en el aire, y no hacía falta ser muy suspicaz para sentirla. Asentí a su pregunta -Claro ¿de qué me serviría mentir?- decía, escuchando luego sus palabras -No eres ninguna molestia, Elinor- le dije, de nuevo con franqueza -Y ya no estarás más tiempo sola. No puedo permitir que soportes esta enfermedad en soledad, sería una crueldad, y no podría seguir llamándote amiga- terminé de decir, esperando que se animara un poco con aquellas palabras. Por sus reacciones... lo más seguro es que pocas personas más se hubieran preocupado de esa manera por su salud.

Primero puse una cara de sorpresa que en apenas una fracción de segundo se convirtió en una sonrisa:
-- Gra-gracias -- murmuré en apenas un susurro con lágrimas aun brotando de mis ojos y rodando por mis mejillas.

Al fin logré lo que vine buscando, una sonrisa en su rostro, que pronto me contagió. Sonreí, acercándome más -Elinor... no dejaré que sigas sufriendo sola- la abracé, para que pudiera llorar y desahogarse a gusto. Siempre me hacía sentir bien consolar a alguien, sentía que todo mal que hubiera hecho se me perdonaba... me sentía... humano, de nuevo.

Me sorprendió su gesto, pero enseguida correspondí. Cerré los ojos y me pegué más a él, buscando consuelo en aquel abrazo. No podía evitar que las lágrimas siguiesen fluyendo, había pasado demasiado tiempo conteniéndolas como para hacerlo de nuevo, mis hombros se convulsionaban ligeramente en un llanto sordo.

La abracé, con cierta fuerza, para que no se cayera si perdía fuerzas por la tristeza. Sonreía mientras mantenía el abrazo, intentando transmitirle a ella esa sensación de relajación -Tú no te preocupes, desahógate todo el tiempo que necesites, no tengo la menor prisa- le dije, de nuevo con el tono relajado que acostumbraba tener, sintiendo a Cirk más lejos que nunca...

Me separé de él lo justo para mirarle, saqué un pañuelo de la manga en el que se podían ver manchas de sangre en una esquina, y me sequé las lágrimas:
-- esto no es propio de un reina -- dije riéndome un poco y volviendo a guardar el pañuelo -- no debo dejar que vean que la monarquía flojea, habría revueltas -- comenté quitando importancia al asunto. Alcé la vista, mirándole a los ojos, articulé con los labios, sin llegar a emiitir sonido, la palabra "Gracias".

Observé su pañuelo manchado de sangre "Veo que lo de la tuberculosis era cierto..." pensé, sin negarle aún la sonrisa -Cierto, cierto... ahora más que nunca debes demostrar fortaleza- reí a la par de ella -Y si hubiera revueltas, no temas cartearme... intentaré venir lo más rápido posible. Puede que entre licántropos y brujos no exista una profunda alianza, pero no puedo dejar que mis amigos luchen solos- respondí por último, leyendo en sus labios aquel "gracias", produciendo una leve sonrisa en mis labios.

-- y como te fue por Eliria?? quieres ver el castillo? puedo.. -- me interrumpió un ataque de tos, me llevé el pañuelo a la boca y se manchó de sangre -- lo siento, me pasa cada vez más a menudo