En los jardines del templo (Aspicious y Eliah)

Después de que Kyro la hubiera ayudado a adaptarse al templo de los demonios Eliah seguía tumbada en el cuarto de su habitación mirando el techo. La verdad es que estaba cansada de estar allí sin hacer nada y seguro que Kyro al ser príncipe tenía muchas cosas importantes que hacer, no como ella que ahora mismo miraba al techo y había tenido tiempo para descansar y relajarse. Se levantó quedandose sentada mirando el cuarto para después levantarse finalmente de la cama, camino hasta un tocador que había en la habitación y comenzó a peinarse su larga melena rubia platino para después dejar el cepillo bien colocado en el tocador. Se dirigió al medio de la habitación volviendo a mirarla para luego pasar sus orbes azules en la ornamentada puerta.

En aquella ocasión la demonio portaba unos pantalones de cuero negro con un cinturón de cuero negro con la hebilla de una calavera. En ese mismo cinturón llevaba colgada la espada. Además de Llevar un tipo de gabardina roja abierta que tan solo cubre sus brazos y su espalda por lo que delante y por encima de ella lleva un corsé negro ceñido con cuello alto, formando así un corsé compuesto.Sus manos portan unos guantes de cuero de dragón negro. Y sus pies por ultimo estaban vestidos por unas botas también de cuero negro con algunas hebillas.

Quizás podría dar una vuelta por el templo y poder aprenderse mejor como era su nuevo hogar. Posó su mano blanquecina en el pomo de la puerta para salir finalmente al exterior. Había muchas habitaciones aunque Kyro la había avisado de que donde se encontraba ella solo estaban habitadas sus habitaciones. Mientras caminaba por los oscuros pasillos poco iluminados del castillo se preguntaba,además, que tipo de demonios vivían allí, aunque quizás la de menor rango era ella, pues no pensaba que vivieran muchos demonios comunes allí.

Suspiró mientras su mano acariciaba la piedra de las paredes de aquel lugar para luego aparecer en un lugar algo más iluminado donde había un montón de cuadros donde estaban representados los diferentes reyes o demonios importantes del infierno. Aquel pasillo era mucho más ancho y mejor decorado que los que había visitado. Empezó a caminar poco a poco, se preguntaba si alguna vez ella estaría en esa pared, pero suponía que tendría que pasar mucho tiempo. De pronto sus pasos se pararon enfrente de una ventana mientras observaba el exterior acercándose a esta,

Allí afuera había un patio con jardín, no era igual que los del mundo humano pero la gustaba. Era algo tenebroso pero a ella la gustaba y quizás sería buena idea bajar a visitarlo. Comenzó a atravesar algunos pasillos y bajar unas escaleras hasta que llegó allí. Sus pasos caminaron entre el tetrico jardín de arboles tenebrosos si una sola hoja en ellos, de madera totalmente negra como el carbón. Mientras andaba observó un tipo de rosal sin hojas, solo con rosas de color negro y otras de color rojo sangre. Tomó una flor de cada color sin cortarse y se dirigió hasta la entrada del templo donde se sento en el alfeizar de la ventana apoyándose la espalda en el lateral de piedra del alfeizar quedando una pierna flexionada y la otra dejándola caer. Mientras tanto observaba ambas curiosas flores y pensaba que podía hacerse un ramo para decorar la habitación, aunque ahora mismo no la apetecía levantarse, quería disfrutar del patio del templo.

Había pasado ya numerosas horas seguidas sin salir de mis aposentos. Durante todo ese tiempo había organizado una cantidad ingente de papeles burocráticos. En cierta medida me relajaba todo aquello, pues hacía mucho tiempo que realizaba tal tarea. Por un momento me puse nostálgico, pues me recordaba a los tiempos de mi primer reinado. Mi vida había cambiado por completo desde la primera vez que fui coronado, había visto pasar ya a tantísimos demonios...

De alguna manera lo necesitaba, sin embargo, al cabo de un rato decidí que sería buena idea dar una pequeña vuelta. Pronto sentí un aura totalmente desconocida, no muy destacada, pero desde luego no había pisado el Templo con anterioridad. Se trataba de una diablesa, de eso no había duda, pues cualquier otra criatura me habría alertado. Poco a poco fui sintiéndola más de cerca, hasta que vi tumbada a la susodicha en el alféizar de una ventana. Aquella muestra despreocupada de falta de seriedad me generó una dura expresión en el rostro.

- Vaya, vaya... Así que tenemos a una nueva por aquí... Parece ser que te has acomodado bien, por lo que veo - le dije en un tono sutilmente sarcástico -. Muchos demonios están regresando al Infierno tras mi vuelta, lo cierto es que no se qué pensar...

Estaba tan absorta en sus cosas que ni siquiera se dio cuenta de la aparición del rey demonio. Fue entonces cuando dejo aquellas flores a un lado cuando noto una gran presencia que empezaba a inquietarla. El aura de aquel demonio le hacia sentirse muy pequeña como un ser significante y no tardó mucho en ubicar al atractivo demonio y este s ya se acercaba ya hasta ella.

Le observó con mucha desconfía hasta que este habló y dijo aquello de que se había acomodado bien en el castillo. Parecía aquello como que le molestaba pero tampoco entendía muy bien que quería decir con aquello. La siguiente frase la mostró que era un demonio un poco egocentrico pero aquello la hizo ver que estaba delante del rey demonio.

-no creas que todos los demonios hemos vuelto por ti.....algunos tan solo necesitábamos volver a nuestro hogar cansado de vagar por el mundo....-comento sin más posando sus ojos azules en él.

- Y por lo que veo sí que lo has adoptado como tu hogar - respondí sarcásticamente a su comentario cruzándome de brazos y lanzando una mirada un tanto intransigente -. ¿Cuál es tu nombre, mujer? ¿Cuándo regresaste al Infierno?

Mi intención no era espantarla, ni mucho menos, pero bien era cierto que resultaba molesto que se tomara aquellas confianzas cuando era una recién llegada. En cierto modo estaba interesado por saber de su procedencia, al fin y al cabo todos y cada uno de los demonios contribuían a hacer del Infierno un reino poderoso. Siempre era necesario confraternizar con los de la misma especie. En última instancia, eran ellos los que te defenderían en caso de guerra...

Tras hacerle las preguntas fui acercándome caminando lentamente con las manos cruzadas en mi espalda. Sentí como clavaba sus ojos azules en mí, a lo que yo le respondí con una mirada profundamente intensa. Lo cierto era que mis ojos transmitían demasiadas cosas como para que pasaran desapercibidos: sabiduría, misterio, conocimiento, inquietud...

Escuchó las palabras del demonio mientras recibía una directa mirada de los ojos del rey.La verdad es que aquella mirada transmitía tantas cosas que Eliah no pudo hacer otra cosa que apartarla. Se notaba que era un demonio de rango superior, aunque a decir la verdad cualquiera demonio la superaba de rango, pero no todos tenían una presencia tan inquietante como aquel ser.

Sus extraños ojos se posaron en las rosas que había recogido haciendo que su mirada fuera cabizbaja antes de contestarle. Le volvió a mirar pero intentando que sus orbes azules con pequeños toques amarillos no se cruzaban con los penetrantes ojos del hombre. Se sonrió un poco mientras reflexionaba en las palabras del demonio parecía que quería saber muchas cosas sin más.

-El infierno es mi hogar, una cosa esque me haya ido del infierno por un tiempo y otra cosa esque deje de ser mi hogar-contestó retirando su mirada de Aspicious.

-Me llamo Eliah Halrinach y hara como un mes o así que he vuelto-comentó mientras apoyaba su cabeza en la pared del templo pues aún seguía sentada en la repisa de la ventana.

Sin apartar la mirada un solo instante, pese a que ella lo hiciera, presté atención a lo que me estaba contando. Algo me decía que aquella mujer era bastante reservada, y lo cierto es que no la culpaba, de hecho así lo prefería. No me interesaba saber su vida, por el momento no único que me importaba era que se acomodara en el Templo sin ningún tipo de inconveniente o incidencia.

- Hay algunos demonios cuyo hogar no es el Infierno... Quizá en un futuro lo descubras - respondí sin alterar mi rostro lo más mínimo -. Sin embargo, el Templo no es el lugar donde todos los demonios habitan, la gran mayoría vive en sus residencias repartidas por todo el reino.

Después adopté una ligera mueca sarcástica e incluso a modo de puya.

- Si estás aquí es porque otro demonio de la corte te ha invitado, y dadas las circunstancias no ha podido ser otro que Kyro, ¿me equivoco? - continué con total certeza - De todas formas no hay problema con que pases una temporada aquí, si así lo necesitas. Bienvenida seas al Infierno, Eliah Halrinach.

Se notaba que aquel demonio era antiguo y tenía mucha experiencia allí. La verdad que quizás ella comparada con él era bastante joven aunque su físico no lo demostrara. Escuchó sus palabras y se le quedo mirando un momento, abrió los labios para decir algo pero de su boca no salió una palabra de la demonio. La verdad es que dijo a Kyro que no era una buena idea que ella viviera allí, sobretodo por que en el templo vivirían demonios muchos mas poderosos que ella.

Parecía por sus palabras que al demonio no le gustaba mucho la presencia de la Halrinach en el templo. Pero parecía que como siempre tendría que buscarse la vida fuera el templo aunque Kyro la hubiera dicho lo contrario. Parecía que su estancia sería solo temporal en aquel lugar donde ahora estaba bien. Ademas que segun las palabras el demonio no le gustaba la presencia de la común.

-tranquilo, en cuanto encuentre algo por aquí me marcharé del templo- y no me verás si es lo que quierescomento para sentarse colgado las piernas por la poyata de la ventana para mirarle de frente.

-Por cierto yo me he presentado....pero tu no....¿no crees que es de mala educación no presentarse ante una dama?-dijo un poco irónicamente al demonio que tenía enfrente.

Solté una risa apagada mezclada con un suspiro pronunciado. Aquella mujer estaba falta de disciplina, pero lejos de resultarme molesto lo encontré interesante. Igualmente, necesitaría mucho tiempo para que madurara. Hasta entonces, tendría que conformarse con que la dejara pasar una temporada en el Templo.

- No creo que esa sea la forma más indicada de dirigirte a tu rey, diablesa Halrinach - pronuncié solemnemente, el simple tono de mi voz ya era una propia reprimenda que sin embargo se enmascaraba bien en una superficial ironía -. Y no me malinterpretes, como monarca no obligo a nadie a marcharse del Templo, siempre y cuando cumpla con sus funciones...

Una mueca torcida sarcástica se dibujó en mi rostro. Mi mirada se posó intensamente sobre la suya, indicando que era presa de mi atención. Si se iba a quedar allí desde luego sería para hacer algo de provecho.

- Así pues, te permito alojarte aquí si realizas una serie de trabajos a cabo. Aunque, en primer lugar, has de saber que mi nombre es Aspicious Oicilpus, supremo gobernante del Infierno. Es ahora tu turno de ganarte tu estancia en este lugar... - concluí arqueando suavemente las cejas, a modo de advertencia.

Cuando escuchó que él era el rey se quedó completamente helada. No sabía muy bien que hacer o que decir por lo que solo le miraba escuchando lo que la estaba diciendo. Sabía que era un gran demonio pero no se había percatado tan siquiera de que aquel demonio era su rey. Su rostro se quedo pálido si se podía más mientras Aspicous seguía hablando y esperó pacientemente hasta que este acabara.

-Si es así, estoy bajo tus ordenes, haré lo que me ordenes, todo lo que este a mi mano lo cumpliré...Deseó quedarme aquí por mucho tiempo-dijo respetuosamente aunque la verdad lo de agachar la cabeza ante alguien no la gustaba mucho.

No tenía que tenía pensando el rey demonio para que ella cumpliera tareas, quizás fueran tareas mundanas sin ningún riesgo y quizás aburridas para Eliah, pero la cosa era así, tan solo era una simple demonio común inexperta.

El cambio repentino de su actitud me confirmó lo que sospechaba, no se había percatado de que era el rey, y eso me decepcionó ligeramente. Sin modificar ni el tono de mi voz ni mi rostro hice un comentario educativo aunque severo.

- Me temo que aún te queda mucho por aprender. Si no has sido capaz de descubrir cuál es mi posición en el Infierno, cuando en ningún momento me he molestado en ocultar mi aura, tienes un problema... - dije a la vez que negaba con la cabeza, con gesto de desaprobación - ¡Tu primera tarea será cuidar esos detalles! Nunca puedes saber cuándo te encontrarás con un enemigo, y necesitas estar alerta.

Dicho esto me giré momentáneamente para acercarme a las flores para contemplarlas. Me acerqué una de las rosas a la nariz y la olfateé sutilmente.

- Estas flores ya no es lo que eran antes... - murmuré por lo bajo.

La joven demonio se sentía ahora mal y avergonzada por las palabras de Aspicious. La verdad es que la acaba de ridiculizar como demonio y aquello la molestaba bastante pero se pudo contener un poco pues estaba ante el rey y si se enfrentaba sabía que saldría mal parada pero se notaba su malestar en sus hermosas facciones.

-Esta bien-dijo intentando sonar tranquila y que las palabras de Aspicious no la hubieran afectado.

Sus ojos se fijaron en el rey demonio que iba hacia donde estaban las flores. Se bajo del sobresaliente donde estaba sentada mientras tomaba las flores para acercarse al demonio superior mientras escuchaba las palabras y le tendió las dos flores con una reverencia.

-estas son las mejores flores del jardín, supongo que te gustaran más que a mi-comento para luego mirarle a los ojos directamente, sabia que ya no pintaba mas allí por lo que se iria de vuelva al templo demoniaco.

Solté una corta y airada risita que expresaba una cierta reprimenda. Era cierto, aún tenía mucho que aprender aquella diablesa, pero sin embargo veía en ella una fuerza interna muy poderosa. Desde luego tenía una personalidad fuerte, eso era indudable.

Al parecer mis palabras le habían dolido, y por su reacción pude deducir que no quería mostrarse débil ante otros. En cierto modo me recordaba a una persona muy especial que conocí en el pasado, pero la verdad era que lo último que quería era recordarla. Quizá fue por eso que al ofrecerme las dos flores hice un gesto de negación con la cabeza y con la mano.

- No te molestes, diablesa Halrinach - dije escuetamente sin pretender ser maleducado, aunque quizá un tanto seco. Al fin y al cabo aquellas no eran rosas azules, las rosas que tantos recuerdos me traían...

Justo después de eso mis ojos lanzaron una profunda mirada hacia los suyos y con voz grave y sugerente le hice una propuesta.

- Quizá puedas realizar una tarea sencilla por el momento - dije reincorporándome. Tras una pausa, continué hablando -. Cuida de este jardín...

Dicho esto me di la vuelta para salir por la puerta, algo cabizbajo, muchos recuerdos amargos me habían venido a la mente. Antes de desaparecer pronuncié mis últimas palabras, con un tono de cierta nostalgia y amargura.

- Y así como apunte, las rosas azules son mis favoritas...

Sin decir nada bajo su brazo que ofrecía flores al rey demonio, quizas un gesto tonto por su parte las flores no solían gustar mucho a los demonios. Fue entonces cuando la voz de Aspicious hizo que volviera a mirarle directamente a sus ojos mientras se quedaba pensativa al escuchar sus palabras. Cuidar del jardín, lo que se imaginaba una tarea fácil para alguien tan simple como era ella. No dijo nada tan solo asintió mientras le veía marcharse.

Sus ojos se volvieron hacia el jardín cuando volvió a escuchar la voz penetrante del demonio. Ella pensaba que podía ser rebelde pero Oicilpus la intimidaba bastante y no sería capaz de llevarle la contraría. Le miró un momento cuando dijo que prefería las flores azules, pero allí no había ninguna por lo que tendría que buscar las flores azules para plantarlas en el jardín.

-si...majestad-dijo aunque la ultima palabra la costo pronunciarla pues no solía recibir ordenes-me encargaré de su jardín.....-comentó mirando el jardín del templo.

-Y tendrá rosas azules cada mañana.....-esto último lo susurró para que no le escuchara.