Una oscura noche capada

Después de estar vagando por Iggdrasil durante un largo rato, intentando relajarme un poco, decidí descansar en un sitio inquietante, la selva de la perdición. Allí numerosos animales habitaban, y unos tantos peligrosos, pero no se acercaban. Su instinto les decía que aquel ser alado era peligroso.

Me senté en la copa de un árbol, desde la que se podía ver toda la majestuosidad del cielo estrellado.

Llevaba sentada bajo aquel árbol toda la noche. El espectaculo que ofrecian aquellas estrellas era precioso, pero ya no estaba sola.

Note un aura, no la podía percibir bien, pero sabía que estaba encima de mí.

Alce la vista y al ver quien era la volví a bajar despreocupada.

-Este no es lugar para que los Reyes caminen asi como así.

Sentí el aura de una vampiresa. Me resultaba un tanto familiar, ya la había sentido una vez. Cuando heché un vistazo a quién me hablaba lo descubrí. Aquella era Natasha, la princesa de los vampiros. La conocí en la boda de Luccie y Walter.

- ¿Acaso un rey no puede tomarse un descanso? - respondí con una sonrisa en los labios

esbozé una pequeña sonrisa.

-Supongo pero este no es un sitio muy seguro para alguien como tú, si me permites el atrevimiento.

- ¿Seguro? - pregunté con una sonrisa picarona - Supongo que te referirás a que no es seguro el que yo este aquí para los que habiten en este lugar.

-Vaya pareces muy seguro de tí mismo...es la naturaleza de todos los demonios el ser tan egocentristas.

Sin querer no pude evitar pensar en aquel niñato.

*¿Egocentristas?* - pensé por un instante y me reí en mi interior

- Por lo que veo vas a ser tú la que no me deje relajarme, y no los peligros que aquí puede haber - respondí mientras bostezaba de aburriemiento por aquella conversación.