The Time

Aterricé en silencio sobre la nieve.

Era la hora prevista,pero ella no parecía haber llegado aún. Sorprendentemente,ese día no nevaba,ni siquiera hacía ventisca,simplemente,el cielo se mostraba grisáceo, acompañado de un frío gélido.

Me llevé la mano a la capa que me cubría,escondiendo mi boca. Esperé en silencio su llegada,mientras indagaba en mis pensamientos mas profundos.

Aparecí envuelta en una especie de ráfaga morada,sonriente. Al igual que ella,yo también llevaba una capa,pero la mía,en vez de blanca,era negra. Casi parecía estar hecho a propósito..

En el brazo izquierdo llevaba una especie de armadura con 4 gemas injustradas,cada una de un color distinto a la anterior.

-Estas preparada?-la pregunté

Asentí en silencio.

Mi espada seguía sujetada a mi espalda,aun que por ahora no tenía prisa de usarla.El combate no parecía ir a ser breve.

La miré fijamente,con seriedad. Un poco de viento empezó a agitarse a nuestro alrededor. Las ventiscas en estos desiertos era casi el día a día,por lo que no tardaría en avecinarse una.

-Supuse que,no me llegarías a preguntar cuanto tiempo te quedaba. Aun así,creo justo por mi parte advertirtelo,y es excaso,tan excaso que, este será tu último día. Trata de acabar conmigo,por que será lo último que hagas.

Abrí un portal junto a mí. Ella supondría a donde la dirigía.


-Esto es para evitar tener público,o interrupciones durante el combate,¿estas de acuerdo?..a no ser claro,que hayas mandado a alguien en tu busca-comenté esbozando una sonrisa maléfica.

Miré una ultima vez el cielo grisáceo. Que trago tan amargo..¿este era mi fin?

Solo tenía el remordimiento de no haberme despedido,pero..lo creía mejor así. Al menos la llevaría a ella conmigo.

Caminé en silencio hasta ella,y atravesé el portal. Pude ver de reojo que no llevaba el colgante.

-Donde esta?-pregunté secamente.

Pasé junto a ella el portal.

-El colgante ya no me servía para nada.

Nos encontrabamos en una de las cuevas cercanas al desierto. Una cueva que encerraba en su interior un templo antíguo muy deteriodado. Este se sostenía gracias a unos pilares de tamaños colosales,con una curiosas formas; se trataban de mujeres orando,con rostro sereno y una larga capa cubriendolas. En el centro,había una extensa explanada circular ,que,para peculiaridad,se trataba de una especie de hondura llena de agua. En la parte mas profunda se podía divisar dos focos de luz que iluminaban toda la construcción.


-Llevaba mucho tiempo sin venir aquí-comenté aún sonriendo.

Regresar a aquél lugar hizo que un escalofrío recorriera toda mi espalda. No me traía mas que amargos recuerdos.

-Por que has esperado todo este tiempo para venir a por mi?,es que eres una cobarde que solo puede asegurar su victoria en el día final de su adversaria?-pregunté mirándola con firmeza y seriedad.

-Vaya..tus acusaciones son muy impertinentes por tu parte. Tan mala crees que soy?,bueno..eso es lo de menos.


Ahora que pronto acabará todo,resolvamos esto de una vez por todas-dije situandome a su lado con suma facilidad.

Sonreí maléficamente.

-Fué aquí..cierto?

Me giré con velocidad y dirigí una patada a su estómago,sin vacilar.

La esquivé y retrocedí varios pasos,frenandome.


*Doku gasu*-murmuré.

Un gas verdoso comenzó a expandirse al rededor de Kaede, haciendose cada vez mas intenso. La rodeó,y finalmente se dirigió hacia ella obligandola a actuar.

Hice un gesto con ambos brazos creando un circulo,que cuando cerré,expandió una esfera de aire comprimida haciendo retroceder el gas y dispersándolo en dirección opuesta.

-Vamos al grano,ya te dije que estaba preparada-desenvainé la espada y me dirigí directamente a por ella con velocidad.

Chasqueé los dedos y el gas terminó de disiparse.

-Como quieras..

Aparecí tras de ella rápidamente,y con sigilo para que no se defendiera a tiempo; la gema roja se encendió a mi señal,y una gran bola de fuego apareció en la mano con la que golpeé la espalda de Kaede segundos después.

El golpe fue rápido y certero.

La perdí de vista. Su capacidad para teletransportarse empezaba a resultar una amenaza.

Cuando recibí un golpe en la espalda gemí de dolor. Las llamas transpasaron la capa,la chaqueta,la blusa y parte de mi piel.

Caí al suelo de rodillas, e instantes después la golpeé con fuerza en la pierna para hacerla caer.

La esquivé con facilidad,y me quedé de pie mirándola con odio. La sonrisa había desaparecido.

-Que?que estas preparada?entonces por que no peleas como debes hacerlo!!!, defiéndete!!-le grité.

La sangre empezó a caer por mi espalda,pero a la vez,la herida se cerraba poco a poco.

Estaba apoyada con las manos en el suelo,de rodillas,cabizbaja. Los nuevos recuerdos asaltaban mi cabeza,y no podía asimilarlos del todo aún.

Entrecerré los ojos.

-En verdad eres la mas débil de los tres.Nunca comprendí por que el poder tubo que repartirse así.-contesté.




Los tres,como bien ella sabía,no habíamos nacido como la mayoría del resto de criaturas. Hace mucho tiempo ya,descubrimos que habíamos sido el resultado de la división del poder de un rey. No teníamos demasiada información al respecto,puesto que casi todos las fuentes de aquel suceso habían desaparecido por precaución,o eso pensamos.

Hace tiempo ya,aquel Rey, del que ahora desconocemos muchas cosas,tubo un enfrentamiento, uno contra,probablemente,el mayor de sus enemigos. Un portador de la magia, un segundo Rey,por supuesto.

Cuentan que,aquella pelea duro años,en los que ambos trataban de vencer al contrario,pero de alguna forma,su poder estaba siempre igualado. Hasta que un día,uno de los dos,el portador de magia,encontró la manera de vencer a su persistente adversario, y esa era, dividir su poder.
Se escondió durante meses,guardando toda la magia que el tiempo le permitió,y cuando estuvo preparado,le tendió la trampa a su rival, claramente inconsciente de sus intenciones.

De la división del Rey Neutral nacieron tres criaturas. Una de luz,una de oscuridad,y la última,el equilibrio entre ambas. Kaede,Neliel, y en último lugar Yukimaru.
En efecto,las tres nacerían,probablemente,en lugares divididos,puesto que el conjuro hacía reencarnar el poder en los tres niños que primero nacieran tras aquello.


Me levanté de nuevo del suelo. Desenfundé la espada.

-Tu has provocado todo esto,por tu culpa,ambas moriremos..y por tu culpa,él murió..


Abrí los ojos,y en un instante ya me había situado al lado de Neliel,lanzando una estocada a su estómago. Nunca había perdido mi rapidez,que no la usara era distinto.

Al fin reaccionaba.

-El solo era otro objeto para utilizar,tal y como lo eramos tu y yo,es que no lo sabes ya?-desapareció instantáneamente,y apareció junto a mi,casi parecía haberse teletransportado ella. Traté de esquivarlo, pero me cortó en un lateral rápidamente.
Retrocedí unos pasos,extendí mi mano,y en ella se empezó a materializar mi espada. Aquello había empezado.

-Haré que vuelvas a reunirte con tu amado-aceleré hacia ella lanzando varias estocadas.

Originalmente Kaede era un ángel,hasta que injustamente fue desterrada y convertida en caída. Fue verdaderamente entonces cuando le conoció, puesto que el nunca había sido un ángel de verdad. La fecha en que ambos se conocieron,coincidió con la que nos conocimos los tres. Los ancianos príncipes que servían a aquel rey nos encontraron,y contaron la verdad. Pero no mas lejos de velar por nuestra seguridad,lo único que querían era procurarse la suya,y con ello,nos utilizaron como defensa.

Nunca nos separamos,puesto que al hacerlo,nuestro poder disminuía,pero en verdad era por los lazos que habíamos creado entre los tres.

Los hierros chocaron con violencia,expandiendo su sonido por toda la cueva. Desvié con fuerza su espada con la mía,y la dirigí un puñetazo envuelto en una esfera de aire comprimido a la boca del estómago, haciéndola retroceder metros atrás.


Las desventajas de aquel hechizo eran muy evidentes, solo dos de los tres alcanzarían la mitad del poder del rey,es decir,dos de los 3,serían príncipes o princesas,igualando así el poder del rey,y el sobrante,sería el que menos poder adquiriría. Otra desventaja era,por otro lado,su edad vital, que se reducía a mas de la mitad,y por último, el posible desequilibrio que existiría si el ser equilibrante desaparecía,Yukimaru.
En efecto,el poder que se les atribuía debía ser despertado.

Frené mi caída con facilidad,alcé la cabeza y murmuré un hechizo.

Unas llamas azules aparecieron a mis pies,y tras un movimiento de mi mano recorrieron el camino que yo acababa de hacer cuando Kaede me había hecho retroceder.

No me esperaba aquello,y las llamas me alcanzaron con asombrosa rapidez. Envainé la espada, dí un impulso hacia atrás,dando una voltereta e impulsándome con los brazos al aire, sorteando las llamas azules,pero alcanzaron mis brazos,que empezaron a arder rápidamente a causa de la tela.

Me pose sobre el suelo de nuevo,y cruzando mis brazos, arranqué las mangas de la chaqueta, tirando con ellas las llamas al suelo.

Mis manos aún desprendían humo, teniendo las palmas chamuscadas.

-Yo la defensa,él la curación y tu el ataque..como podían estar tan ciegos?

Las llamas se esparcieron por todo el lugar en pequeñas cantidades,pero apoderándose por completo del templo. Su característico color iluminó la inmensa cueva dándole unos fríos tonos azulados,que se reflejaban en nuestras pieles pálidas.


-Tu nunca has servido para el ataque-contesté.

Elemento Eléctrico

Extendí la mano,y por ella empezaron a aparecer relámpagos de pequeño tamaño,rodeando el puño. Señalé al ángel caído,y los relámpagos incrementaron su tamaño atacándola directamente. Me transporté del lugar.

Sus palabras hicieron que me sumergiera de nuevo en mis recuerdos. La división de poderes no fue,precisamente, muy acorde a nuestras personalidades,pero así habíamos sido.."creados".

Solo eramos eso,un extraño resultado de un hechizo incompleto. Recordaba lo que era sentir eso,que no eramos lo que en un principio pensábamos..

Pero todo eso quedaba ahora atrás,pues solo había una cosa que hacer ahora,vengarle a él..por que fue ella,ella la que..

Apreté los dientes con fuerza. Desplegué las alas y esquivé los rayos que lanzó con asombrosa rapidez,la había perdido de vista,así que solo tenía algo que hacer.

Junté las palmas de las manos,y cuando las separé había aparecido una esfera de aire comprimido,que fue creciendo y creciendo a medida que separa los brazos.
La esfera iba alimentándose del aire que me rodeaba y que le proporcionaba. Cuando alcanzó un tamaño considerable,la alcé con ambos brazos,sin rozarla,y con gesto de la mano la esfera se dividió en numerosas hojas que se esparcieron por toda la cueva,como cuchillas.

¿Qué?-pensé.

Varias hojas me alcanzaron,esquive un par,y otro consiguieron herirme en ambos brazos. Recobré la visibilidad.

Esbocé una sonrisa de oreja a oreja.-Muy bien,parece que al menos has mejorado un poco.

Las hojas se habían esparcido por toda la cueva,y esta había empezado a temblar ligeramente. Aquello no era terreno seguro,eso estaba claro.



Apreté uno de los cortes con la mano, y miré la pequeña laguna de agua brillante que había a un lado. La charca de las lágrimas,o así la hacían llamar en todos los archivos que pude encontrar.

Bajó la guardia.

-Craso error.

Desenvainé la espada,y me moví con la suficiente velocidad como para simular haberme teletransportado.Frené en su lateral lanzando una rápida estocada envuelta en aire comprimido.