Ambrosía

-Bueno, los vampiros podeis tener hijos, siempre y cuando sea con otros vampiros o.. bueno... aun que a mi me desagrade bastante la idea.. creo que tambien se pueden tener hijos entre licantropos y vampiros. Surgen asi los mestizos.-hice una pausa, ¿quien sería? a saber, no conocia a todos los vampiros de la zona, aun que si a casi todos. Me sorprendió su pregunta, todos sabiamos donde estaban los distintos reinos-Claramente en el reino licantropo, en el renegado. En los bosques. ¿Por qué?

Realmente, nunca me había planteado esa posibilidad –ninguna de ellas, debía admitir–, pues no se había presentado en mi vida la persona adecuada para ello y no sabía si algún día se presentaría, pues había perdido mi oportunidad cuando conocí el amor por primera vez.
Parecía que los licántropos seguían viviendo en el mismo territorio, eso parecía no haber cambiado después de todo.
Cuando me preguntó, me di cuenta de que estaba hablando demasiado...
–Las cosas han cambiado mucho desde mi regreso y no estaba segura de si habrían emigrado también... –Respondí pensativa.

-Nos gusta lo que conocemos. De todas formas, no alcanzo tu longevidad. Tendré casi 60, aun que aparente 23, e comparación es poco. Tu vives en el castillo vampírico, con luccie y walter, supongo.

Me paré a pensar, podía tambien ser renegada, pues su aura no designaba un bajo nivel. Quién sabe

Sonreí con un ligero toque enigmático y a la vez de satisfacción. No lo pude evitar al escuchar aquellos nombres. Ella era la madre de mi pequeña pupila y él suponía que sería el padre. Y por el parentesco que unía a Dean con ella, suponía que el señor Wingates tendría lazos de sangre con alguno de ellos dos.
–No, realmente no tengo el placer, ¡aunque créame que me gustaría! Ni siquiera tengo el placer de conocer todavía al rey que gobierna actualmente en mis tierras... Pero todo a su debido tiempo, aun tengo asuntos que resolver... –Pronuncié la sonrisa, enigmática–. Y mi longevidad se remonta a más de dos mil años... casi lindando con los orígenes de los vampiros... –Recordé al pensar en ello a mi creadora. Ella, aunque fácilmente me podría haber sacado un siglo de diferencia, había sido la vampiresa original–. Llevaba aproximadamente un siglo en letargo y hace poco que desperté. Comprenderá ahora porque tantos cambios desde mi regreso...
Me estaba dando confianza aunque no terminase de gustarle por ser una vampiresa. Un licántropo confiable donde los haya no era fácil de encontrar, y de eso podía aportar innumerables anécdotas. Lo que no supiera ya de los licántropos, se podía achacar a que no era una de ellos.

Si no era de ese reino supuse que sería del renegado. Entonces vino a mi mente el recuerdo de Itachi... ¿Qué habria sido de él? Al parecer estaba en paradero desconocido por lo que decía la vampiresa.

-Valla, es mucho tiempo. Pero... ¿como pudiste estar tanto tiempo en letargo? yo no volvería a dormir nunca más despues de eso.-reí levemente, me extrañé a mi mismo, habia hecho una broma con la vampiresa... volvi a mi anterior postura-entiendo, muchas cosas tienen que haber cambiado para tí.

–Es una larga historia... pero digamos que mi creadora tenía unos poderes extraordinarios... y quería que estuviera hoy aquí para relevarla... –O eso me dio a entender cuando me hizo sumir en aquel profundo letargo que duró más de un siglo. Pero ahora no podría obtener las respuestas que necesitaba...–. Así que, imagínese.
Sonreí con cierta complicidad, la había notado en su chiste y me contagié de ella. Cada vez me agradaba más la compañía del señor Wingates, a pesar de que fuese un licántropo. Su olor ya no me desagradaba tanto, era increíble cómo los sentimientos podían ayudar a que el cerebro interpretase las cosas de manera diferente, como los olores... o quizá fuese que al estar expuesta al olor más tiempo del necesario mi olfato se hubiese terminado acostumbrando al suyo y ya no me resultase tan pestilente, como me había pasado con Dean... aunque bajo otras circunstancias, claro está.

-Entiendo... pero de todos modos, eres inmortal, estarias hoy aqui de todas formas.

quedé pensativo. ¿Yo era inmortal tambien? Ian tenía tambien varios siglos a cuestas... ¿pero eso significaba ser inmortal o simplemente ser longevo....?

Fruncí la expresión. No estaba del todo de acuerdo con lo que acababa de decir. Aquello, por mi experiencia, no era una verdad absoluta...
–Aunque no lo crea... un vampiro también puede morir... y, aunque no tenga pruebas de ello, es lo que me lleva a pensar sobre la desaparición de mi familia... –Hice una breve pausa–. Si como usted dice, los vampiros no pudieran morir por ser inmortales realmente, mi familia debería estar hoy aquí, ¿no cree?
Al final, a lo tonto a lo tonto, nos habíamos quedado a las puertas del local y la música en el interior seguía sonando animadamente.

Quedé pensativo.

-Se que no sois inmortales, me refería a muerte natural. Muchos vampiros cayeron ya bajo mis garras, de eso estoy seguro.

Observé que miraba de reojo la puerta del bar. Me invitó a entrar pero yo no habia querido, y no quería ahora. Que no me desagradara tanto ahora no significaba que me agradara. Creí que era hora de irme.
Miré al cielo.

-Es tarde, y mi reino me llama.

Le devolví la mirada. Y asentí.
–Ha sido una noche agradable, después de todo. Creo que tomaré en cuenta la iniciativa de hacer justicia con los criminales. Me parece algo bastante razonable –Le dije sinceramente y con una sonrisa–. Ha sido un placer conocerle, señor Wingates. Espero que nuestras empresas se crucen nuevamente en un futuro.

En verdad ese comentario me alegro, al menos era un vampiro razonable, eso me agradaba.
La dedique una pequeña sonrisa

-Bien, un placer. Adios.

Dicho esto, retrocedi unos pasos entonces me di la vuelta. Entonces salí corriendo y salté hacia los arboles, perdiendome en la oscuridad

Sonreí. Aunque su despedida hubiera sido escueta había logrado sacarle algo positivo hacia mi persona.
–Adios, señor Wingates... –Susurré.
Le seguí con la mirada hasta que se desapareció de mi vista, después volví a sonreír y regresé al interior del local para terminar de disfrutar de la noche, pues aun era joven.