Por una urgencia

Nos teletransportamos a las puertas del castillo, ya dentro del reino. Dos centinelas me vieron y reconocieron, por lo que vinieron corriendo a socorrerme. Se quedaron paralizados al ver con lo que cargaba.

-¡Vamos, ayudarme! ¡es una orden!-les grité algo istérico

los dos se miraron, y muy reacios me ayudaron a llevarla hasta la enfermeria. Allí nuestros medicos me miraron igual que los centinelas. ¿Que hacia trayendo a una vampiresa al reino? adivinaba que pensaban, seguro que pensaban eso, pero no habia tiempo para explicaciones, almenos no esas explicaciones.

-Estaba bien, peor se ha desmayado, a comenzado a palidecer más aun y a derrumbarse. No se que la sucede, no se que hacer. Ayudarme-les supliqué, explicandome


El medico me miro, aun incredulo de la situacion, entonces reaccionó con rapidez. La examinó, observó y escultó.

-Aparentemente esta bien, creo que lo que la falta es sangre. Los vampiros, al no ingerir sangre durante un largo periodo no mueren, algunos son capaces para sobrevivir de entran en letargo. Necesita beber sangre ya.-dijo el medico

Pensé.

-Coged de mi sangre-dije mostrando mi brazo.

El medico negó con la cabeza

-No, tu sangre no. Eres un licantropo, no sabemos como puede reaccionar tu sangre en ella.-hizo una pausa y miró a los centinelas, que no etsaban muy lejos mirando patidifusos.-id a por un animal, vivo, matadle y traerme un cuenco con su sangre

Los centinelas dudaron un momento, entonces corrieron.

Yo la miré, estaba muy preocupado. La acaricié la cabeza, cogiendola despues de la mano. Estaba aun más fria que de costumbre, parecía sujetar un hielo, pese a ello no la aparté.

Llegaron prestos con la sangre al rato. Se la dieron al medico y este hizo que ella bebiera, aun estaba algo consciente.
Una vez se bebió todo parecía volverla un poco más el color, almenos no ser tan pálido. Suspiramos, parecía encontrarse mejor.

Me acerqué a ella más aun.

-¿Katerina?-pregunté, notablemente mas tranquilo, pero igualmente aun nervioso. No sabia si habia fincuonado o habia sido demasiado tarde

Mi mente se dubitaba entre la consciencia y la inconsciencia. Sentía la boca seca y sed, mucha sed... si hubiese tenido fuerzas suficientes, de seguro mis instintos se hubieran hecho cargo de la situación y se hubieran saciado con el saco de sangre más cercano... Dean era medio humano... ¿quién sabe? Igual me hubiera gustado su sangre aunque apestase a lobo...
Cuando el instinto de supervivencia lucha por vivir, no importa nada ni nadie sólo llevarse a la boca una tajada de algo con sustancia...
Podía apreciar vagamente que lo que había a mi alrededor se movía muy rápido, pero realmente no era consciente de que me estuvieran transportando a algún lugar... sólo podía recordar en ese momento los ojos de Dean cuando me estuvo llamando a lo lejos... su aroma y su calor... los sentía muy cerca, pero mi visión se nublaba... no podía ver con claridad...
Escuchaba voces a mi alrededor, pero no podía comprender lo que decían, aunque por la agitación sí que podía comprender que algo fuese mal... pero no sabía el qué...
De repente sentí algo húmedo en mis labios... hubiera reconocido ese gusto ferroso en cualquier parte, pero sabía diferente... aun así, en ese momento no me importaba. Saboreé las primeras gotas que penetraron mi boca y en seguida comencé a tragar, al principio con dificultad, pero cada vez con más ganas.
La niebla comenzaba a disiparse... escuché mi nombre, era su voz... entonces, mis ojos pudieron enfocar la imagen que tenía delante de mí... volví a ver aquellos ojos que me miraban preocupados...
–¿Dean...? –Dije, con un hilillo de voz. Aun me sentía débil, pero había regresado a mí misma–. ¿Dónde...? ¿Qué ha...?
Me costaba hablar aun, me sentía muy cansada.

La miré, volvia en sí. Una tremenda calma me invadió, al igual que alegría. ¡No moriría!
la acaricié la mejilla, aun sosteniendola la mano.

-Tranquila, tu descansa, ya habrá tiempo para explicaciones...-la dije sonriendo. Realmente estaba feliz, muy feliz, tenía que admitir.

Miré a los guardias, ya más acostumbrados a la situacion, pero no por ello menos inquietos.

-Llevadla a una de las habitaciones de invitados y ponedla cómoda.

los guardias, lo hicieron con un disimulado sentimiento reacio. Yo les seguí, sin soltarla la mano. Entonces la acomodaron en una habitación. Tenía una gran cama en medio, adornada con cuatro pilares de madera que sostenían los dinteles del mismo material. Un manto fino y translucido caía desde la cima hasta el suelo, recogido debidamente en las columnas.
Dos mesillas flanqueaban los lados de la cama. Una gran alfombra abarcaba casi toda la habitacion, que no era nada pequeña. Y había una pequeña chimenéa en el fondo de la sala, recogida entre un sillon mediano y otro individual de color rojo. No muy lejos se encontraba el balcón acristalado por el que entraba la luz de la luna, aun quedaba mucha noche. Dos cortinas del color de los sillones a los lados de la puerta del balcón y una más fina y translucida bajo ellas, rematada con bordados geométricos.

Los soldados la dejaron en la cama y con un saludo se retiraron y cerraron las puertas tras de sí. Yo me senté en el borde de la cama, aun mirandola y cogiendola la mano. Seguía alegre de que se encontrara bien...

Me dijo que descansara y esbocé una sonrisa. Con lo cansada que me encontraba, no iba a llevarle la contraria.
Apenas había tenido tiempo de fijarme en mi alrededor, por eso me sorprendió el despliegue de medios cuando me cogieron en bolandas. Sin embargo, no dejaba de sentir el calor y la cercanía de Dean, no me soltaba la mano...
Los ojos se me cerraban por el cansancio, apenas me fijé en nada más el resto del camino, sólo en que me dejaron poco después sobre algo bastante cómodo, entonces sí que mi mirada observó que me encontraba sobre una cama bastante elegante.
Los guardias se marcharon y Dean se sentó a mi lado, aun sin soltarme la mano. Le miré, esbozando una nueva sonrisa –no sabía lo que había pasado, pero Dean parecía haber estado a mi lado todo el tiempo–, y le apreté la mano con las pocas fuerzas que me quedaban, antes de quedarme profundamente dormida, sobre aquel cómodo lecho.

Llegué de cacería, entré en el castillo entonces vi a los centinelas de la puerta raros.
Pregunté que pasaba y ellos, aun dubitativos, acabaron contandomelo todo. Quedé patidifuso, entonces fruncí el ceño, Dean tendría que darme un par de explicaciones.

Subí a la planta de arriba y me dirigí a la habitación donde me habian dicho que se encontraba. Entré.
Encontré a Dean con aquella vampiresa, esta en la cama aparentemente dormida. Entonces la observé mejor, la conocia. Pese a ello no presté atencion a ese dato.

-Dean, ven conmigo.-dije friamente y salí de la sala, esperandole en el pasillo. Miré a los dos guardias que custodiaban la puerta y con un gesto les dije que se fueran. Estos ni se lo pensaron y se marcharon raudos.

Olí a mi padre, me esperaba lo peor... sabía la opinion que él tenia sobre los vampiros...
Le solté la mano a Katerina cuando abrio la puerta, sin llegar a ver que se la tenia cogida. Nunca tenia voz fria... nunca esa expresión. Agaché la cabeza, he de admitir que algo acobardado. Miré a Katerina y suspiré. Entonces salí por la puerta cerrandola tras de mí. Los centinelas se habian marchado.

Me puse frente él.

-¿Si, padre...?-pregunté, con un hilo de voz

le miré, no me gustaba que bajaran la cabeza, era de cobardes. Si te enfrentabas a una situacion lo hacias de cara, pese a lo que te fuera a caer.

Mira a las personas a la cara cuando te van a hablar, Dean-le dije, en un tono muy serio-¿Que se supone que es eso?-le pregunté señalando la habitación.

lo habia olvidado, levanté la cara y le miré, poniendome firme. Tal y cmo él me habia enseñado que habia que atenerse a las situaciones, con valentia... aun asi me costaba mantenerla en aquel momento.

-Veras.. padre... estaba muy mal... y yo no sabia que hacer... y...-no sabia como explicarme bien, sabia que nada sería excusa suficiente.

Dormía plácidamente –o así era hasta que dejé de sentir el calor que acariciaba mi mano–, entonces la calma se disipó. Empezaba a estar inquieta –me revolvía entre las sábanas–, y eso en cierto modo se reflejó en mi sueño...
Dean aparecía en él, yo no estaba, pero por alguna razón, podía verle como si fuera una espectadora. El aroma de otro licántropo llegó a mis fosas nasales... “¿Señor Wingates?” Su imagen entonces apareció también en mi sueño... Sentí la incomodidad de Dean, como si de empatía se tratara. El señor Wingates le pedía explicaciones. “¿De qué...? ¿Por lo que le dije en nuestro encuentro en Eliria...?” Para mí no era una novedad su desprecio hacia los vampiros, a pesar de que cruzáramos unas cuantas palabras de buenas maneras. No podía comprender lo que se decían, pero por alguna razón sentía que hablaran de mí y seguramente el señor Wingates no aprobara del todo nuestra amistad.
“Tranquilo, Dean. Estoy aquí... No te dejaré solo.” En el sueño, apareció una mano por delante de mí –mi propia mano–, que le tomó la suya para transmitirle mi apoyo.
Pero sólo soñaba... y en realidad, mi mano nunca llegó a alcanzar la suya aunque ese fuese mi deseo...

-Dean, una cosa es que le ayudes, que no me gusta pero es digno de respeto. Otra cosa muy diferente es que la traigas a nuestro castillo, a nuestras habitaciones... ¿Quien sabe si ella es una espia? ¿Como puedes ser tan desconsiderado, Dean?-dije esta ultima frase levantando un poco más el tono, aun cabreado, cortandole.

Agaché la cabeza, entonces escuché lo de espia, fruncí el ceño y le miré.

-¡No es una espía! ella no es así, no tiene ningun interés en nuestro reino, padre, has de creerme-dije casi suplicante

me quedé callado, algo impactado. "Aqui pasa algo...".
El nunca se ha preocupado tanto de una persona ajena salvo de pequeños animalitos de pequeño.

-Dean, ¿tienes algo que contarme sobre esa mujer y tu?

No daba credito, ¿enserio había notado algo? ¿como?...

-...No padre, entre ella y yo no hay nada...-era verdad lo que decía, recordé que ella habló de un otro... yo estaba en medio de algo y sobraba... eso me entristeció

Seguía soñando... Dean tomó mi mano y en seguida lo que había a nuestro alrededor cambió, el señor Wingates había desaparecido. Nos encontrábamos al sol –yo desconocía cómo podía estar tan tranquilamente a la luz del día, pero debía ser cosa del sueño–, tumbados sobre la hierba de un campo de flores, yo apoyada sobre su pecho y Dean acariciándome el cabello... No recordaba haber estado tan feliz anteriormente, pero es que en el sueño todo parecía ser perfecto, no había nada que nos perturbase...

Ese tono....

-..¿¿Te gusta?? una cosa es que forjes amistad con un chupasangre y otra muy muy diferente es que... por amor de dios, ¡te enamores de ellos! ¡Están muertos! ¡que sigan aqui no significa que esten vivos Dean! y más tu deberias saberlo, ¡eres un licántropo esas relaciones no funcionan!-di un par de vueltas de un lado al otro, frustrado. Entonces le miré-Ya esta bien ¿no? sacalá de este castillo, me da igual que la lleves incluso a su reino pero no la quiero aqui, nuestra hospitalidad ya ha sido más que suficiente. Y no quiero que se te vuelva a pasar por la cabeza nada de tu y ella en ese sentido. ¿Queda claro?-tras esto me fui aprisa, pisando fuerte. Claramente estaba cabreado y no queria hablar mas con él, mis ordenes habian sido claras.

Sus palabras me rompieron por dentro. No tenía nada con ella.. bueno... almenos ella no parecía querer nada conmigo.. Pero yo no queria alejarme, tampoco dejar de quererla. ¿Enamorado? no sabia si a tanto llegarían mis sentimientos, pero si que algo sentía.
Pero mi padre tenía razon, yo era un licántropo y ella una vampiresa... No funcionaria... aun que yo era medio humano... Pese a eso seguía existiendo una distancia abismal entre ella y yo. ¿Que hacer? No pensaba separarme de ella, quería que este sentimiento fluyera... además existían los mestizos... por lo que el amor entre un licantropo y un vampiro podía darse, no era tan extraño, no era tan abominante... no era abominante... era amor... Pero yo era joven, eso lo sabia... quizas esto no era más que un capricho, que una sensación pasajera... Pero ¿Como podía ser pasajero esto tan fuerte? habia leido que los adolescentes sentían todo con una intensidad superior por 10 veces de la media normal del resto de personas... ¿Sería eso? no lo sabía. Solo sabia que no iba a hacer caso a mi padre... que no quería hacerle caso... Aun que, ella no me quería en ese aspecto... Eso me dolía. Pero almenos, podía ser su amigo, ¿verdad?
Todo esto era demasiado dificil... ah, el amor... malditos poetas muertos ahora os entendía. Si amor es esto no quiero sentir, pero quiero sentirlo todo pues la pasion me encadena a vivirlo.
Él se fue, yo agaché la cabeza y contuve lágrimas de impotencia. Ella tenía que marcharse, la acompañaría hasta su reino y entonces... entonces no sabía que iba a pasar después.

Entré en el cuarto, ella dormía placidamente. Sonreía en sueños, sonreí por consecuencia y la acaricié la cabeza, apartandola el pelo. Me acerqué a sus labios y la besé con dulzura. Ella aun dormia, me separé y volví a mirarla. "Si ella no me quiere... tendre que cargar con ello y ser fuerte"

La cogí en brazos y me dispuse a salir del reino. Por el camin encargué a un sirviente que pidiera un carruaje, no era bueno hacer tantas teletransportaciones en esos estados, además que no conocía bien su reino, podía perderme y me costaría encontrarme. Con ella a gustas no era lo más conveniente.

Subimos al carruaje.

-Al reino renegado vampírico.-ordené. Los caballos relincharon al contacto de las riendas y echaron a correr.

Sentí su calor de nuevo, sonreí con dulzura, mirándole en sueños, él también lo hacía y con dulzura selló mis labios con los suyos. Me abracé fuerte a él, él se levantó, sin soltarme y comenzó a caminar llevándome en sus brazos, me aferré a él con mucho cariño, no quería que me soltara...

[OFF Vamos a aquí.]