Si Dios existe, entonces me encomiendo a él

[OFF Venimos de aquí.]

El sueño cambió... sentía que lo que había a mi alrededor se movía por culpa del traqueteo del carruaje. Entonces, abrí los ojos... Me sorprendió encontrarme allí, miré hacia arriba y allí estaba Dean. Alcé con cuidado la mano y le acaricié la mejilla para que me devolviera la mirada. Sonreí y luego me incorporé para sentarme a su lado. Ya tenía fuerzas para sostenerme yo misma.
–¿Qué ha pasado...? –Pregunté al tiempo que miraba a través de la ventana. Parecía que se acercase el amanecer aunque aun fuese de noche.

El carruaje viajaba presto hacia nuestro destino. Yo miraba por la ventana, pronto amanecería, teniamos que ir rapido. Aun que ya se podía divisar el castillo no muy lejos.
Fria, pero suave, acarició su mano mi megilla. Yo me estremecí, cerrando los ojos, disfritando de esa efímera caricia. Entonces la miré, sonriente. Esta se incorporó, aparentemente más fortalecida.

-Buenas noches... bueno, casi dias-la dije sonriendo.-Te desmayaste de pronto, tuve que llevarte a mi reino. Al parecer necesitabas sangre... Ahora... te estaba llevando a tu reino.

Me quedé pensativa al escuchar su explicación. Era extraño... no recordaba lo que había sucedido... había una laguna en mis recuerdos... Recordaba haberle visto en el puerto... y haberle estado hablando de mi pasado sentados en el embarcadero... pero no recordaba nada más...
Divisé el castillo a lo lejos de refilón y rápidamente alcé la mirada en él.
–No –Dije posando mi mano sobre la suya. Le miré entonces a los ojos–. Esa no es mi casa...
No podía apartar la mirada... a pesar de que hubiera estado todo este tiempo a mi lado, le echaba de menos...
–Pide al cochero que pare, por favor –Dije sin apartar la mirada–. Nos bajaremos aquí, no está lejos.

Me sorprendió su reaccion. ¿No vivia en el castillo? enrojecí.

-Yo... valla... lo siento... crei que sí-entonces alcé la voz.-Pare aquí

El cochero paró. Salí fuera sosteniendola la puerta y ofreciendola mi mano para ayudarla a bajar.
¿Donde vivía entonces? estaba algo desconcertado, aquel era el reino renegado, no podía haberme equivocado.
Una vez que ella se bajo me dirigí al cochero.

-Puedes volver al reino-una moneda de propina saqué de mi bolsillo y se la lancé, agradeciendoselo-Y tomate un tiempo libre por las molestias

El cochero me sonrio y se despidió con un gesto, inclinando un poco con la mano el sombrero. Entonces siguió hacia delante y giró en uno de los cruces. Imaginaba que po allí habría alguna forma de volver. Miré a Katerina.

-Bien, tu dirás.

Sonreí tiernamente, se había vuelto tan adorable al sonrojarse...
–No te preocupes. Es lo natural pensar que pertenezco a los vampiros renegados, ya que no soy oficial... pero tampoco soy renegada del todo...
Bajé del carruaje tomando la mano de Dean para ayudarme a bajar y me coloqué a su lado, esperando a que el cochero se marchara. Guardé silencio hasta que desapareció de nuestra vista.
–Mi madre me dejó en herencia su casa antes de inducirme al letargo, me siento mucho más cómoda viviendo allí. Es mucho más acogedora que las paredes de ese frío castillo –Sonreí, irónicamente–. Es por aquí.
Comencé a alejarme de aquel lugar, procurando caminar al mismo ritmo que él, no quería dejarle atrás.
–Por cierto, Dean... –Me ruboricé ligeramente–. Tengo que agradecerte por lo que has hecho... Desde luego, diste en el clavo, ya me encuentro mucho mejor. No obstante, al llegar a casa tomaré un poco más de sangre de mis reservas... La sangre animal no me devuelve del todo las fuerzas, aunque sí ha hecho bastante como sucedáneo.
Le devolví nuevamente la mirada, con una sonrisa. Y me detuve. Quería observar su reacción.
Aparentemente, delante de nosotros no había nada, sólo un extenso prado. Pero no había que dejarse engañar por las apariencias... Repentinamente, como si se tratase de una explosión de magia, comenzó a materializarse de la nada la portentosa fachada de la mansión. Aun no se apreciaba por la oscuridad, pero las paredes eran de un amarillo apagado y las columnas y vigas que sobresalían estéticamente, estaban coloreadas con un barniz oscuro y rojizo que a muchos recordaría al color de la sangre cuando se seca.
Había unos escalones que ascendían hacia el porche, los subí y esperé junto a la puerta.

-Ah, eso lo explica todo-dije siguiendola

La miré, entonces sonreí con algo de verguenza

-Bueno.. en realidad yo no tenia ni idea que hacer.. no se mucho de vampiros. El merito es de los medicos de mi reino, ellos descubrieron lo que necesitabas y te lo suministraron. Yo solo te llevé allí-dije con modestia, en verdad no tenía ningun merito... ojala hubiera podido hacer algo más por ella..

Nos detuvimos, era un bonito prado. Aun que era denoche y no se podía contemplar bien, mi vista de licantropo tampoco era tan buena y mis ojos marrones hacianq ue viera peor en la oscuridad. Entonces, poco a poco comenzó a aparecer una casa. palidecí y di un paso para atras, alarmado. La miré, fue hacia la casa y se paró en el porche. Yo aun estaba sorprendido, pero eché a andar hacia ella. Era una casa bonita, de eso no cabia duda alguna. Pero antigua... muy antigua.

-¿¿Co... como has hecho eso??-pregunté atonito mientras subía las escaleras y comprovaba la solidez del edificio tocandolo. La miré de nuevo, tranquilizandome un poco-Es una bonita casa

–Bueno, en realidad no es mérito mío... –Respondí, imitándole un poco ruborizada–. La casa está hechizada... y se muestra únicamente a quien los habitantes de la casa se lo conceden. Así se protege de visitas indeseadas, jeje.
Me arrimé hacia su oído con suavidad.
–Y, aunque no lo creas, solamente por haber estado ahí... has hecho mucho más de lo que crees...
Me separé de su oído de forma muy fugaz. La puerta se había abierto y yo ya estaba dentro, recibiéndole al otro lado de ésta.
–Adelante. Pase usted, caballero. Me complace darle la bienvenida a... mi casa –Hice una pequeña inclinación, como las que dan las damas como muestra de cortesía.
Era un amplio recibidor, con unas grandes escaleras al frente que se dividían después a ambos lados para subir al piso superior. A ambos lados de la sala, había una puerta de doble hoja, la de la derecha estaba abierta de par en par, parecía dar a un salón, se podía ver una chimenea de grandes dimensiones al fondo. Y, a ambos lados de la escalera, había también una puerta algo más pequeña.

Puse la mano en mi mentón. Era interesante, eso porsupuesto.

-Y si alguien pasa por aqui, lo atraviesa o se pega el golpe gordo al chocarse con lo que sería la nada para él-pregunté curioso

Se acercó a mi oido, me encantó sentirla cerca, inclusó me estremecí, pero lo disimule muy bien, tanto que no se notó.
Pasé dentro, aceptanco la invitación. Era una casa lujosa y elegante, pero acojedora. Señorial, eso si, aun que solitaria.

-Es muy bonita, no cabe duda-la sonreí-Bueno... ya que veo que te has recuperado y... aqui estarás a salvo.. creo que va siendo hora que me valla..-dije. No queria irme, pero era mi obligación, no quería ser molestia-¿Seguro que estas mejor, verdad?-apresuré a decir, algo preocupado

–Pues... –Me quedé pensativa un instante, tratando de recordar alguna situación parecida–. Si no fuera un buen truco de magia, ¿para qué serviría si alguien pudiera descubrirlo al chocarse con él?
Me entristeció escuchar que se marchaba, pero lo disimulé.
–Estoy mejor, pero... Ahora iba a ir a buscar un poco de mi “medicina”...
Los rayos de luz comenzaron a penetrar por los ventanales del salón y la puerta. La cerré rápidamente, quedándome luego apoyada en la puerta respirando con violencia.
Le miré a los ojos al recordar que todavía estaba ahí.
–Perdona... –Dije, riendo nerviosamente. Luego, me aparecí frente a él, apegándome a él y elevé los brazos para rodearle por la nuca, abrazándole con suavidad pero profundamente–. ¿Puedes esperarte un poco más, antes de marcharte, por favor...?
No quería que se marchase todavía, deseaba que se quedara un poco más...

Era una informacion interesante. Curiosa la magia, tenia que investigar más sobre ella. Algo habria en la biblioteca del reino, seguro.
Entonces comencé a sentir los primeros rayos de sol en mis talones, viendo como se iba creando una pequeña sombra. Ella corrió y cerró la puerta, muy alarmada. Yo la miré asustado, pero estaba bien. parecía que la asustaba mucho la luz natural.. era logico, podía matarla por lo que tenia entendido. La casa quedó a oscuras, solo la luz de las velas nos iluminaba. Era tenue, pero se podía ver mas o menos bien. Entonces me abrazó. Cerre los ojos suspirando. La correspondí al abrazo, hundiendome en su rizado cabello. Aspirando el aroma de estos. Era increible como me habia acostumbrado a su fuerte olor vampirico y como ya no me desagradaba tanto. La abracé fuerte contra mi, me habia estado muriendo toda la noche por sentirla tan cerca. Pero... ¿que estaba pasando? no debia hacer eso... Pero a ver quien era el valiente que se apartaba de ella ahora, disfruté de aquellos momentos.
Debía irme, mi padre notaría mi demora... aun que en esos instantes me daba igual, quería seguir con ella... queria pasar todo el dia con ella, y toda la futura noche... Sentia que no queria separarme nunca más de ella.

-...Esta bien... me quedaré un poco más-dije suspirando, aun que no era un suspiro resignado, más bien lo dije incluso con tono complacido-Pero solo por que tu me lo pides

Me separé ligeramente de él, sin dejar de abrazarle, y ascendí la mirada hacia sus ojos con una sonrisa.
–¡Perfecto...! –Susurré, mirando sus labios–. Entonces, espérame aquí un momento... no quiero demorar más lo de mi medicina y quiero ahorrarte ver algo desagradable...
Posé un suave beso en sus labios y desaparecí por la puerta que estaba a la izquierda de la escalera.
El salón estaba abierto, no tenía porqué quedarse quieto en hall si prefería echar un vistazo. Mientras no se fuera...
Yo había bajado a las profundidades del sótano a rescatar una bolsa de sangre de las cámaras criogénicas. La bolsa estaba congelada, no podía beberme la sangre así, debía calentarla, por lo que me apresuré en ir a la cocina. Las otras dobles puertas que estaban justo frente a las del salón, se entreabrieron con una ráfaga de viento.
No quería demorarme mucho, pero no quería que en este rato que podía pasar con él, la sed lo estropeara...
Vertí el contenido de la bolsa al interior de un pequeño cazo y lo puse a calentar al fuego.
No tardó mucho en descongelarse, y mucho menos en llegar a la temperatura de 35 grados, ya que esa era la temperatura a la que solía fluir viva.
Apagué el fuego y la eché en un vaso, para después comenzar a bebérmela... irremediablemente, los ojos se me habían inyectado en sangre y los colmillos me crecieron...

Se apartó un poco de mi. Iba a contestarla cuando me sorprendió con un beso. Se alejó en busca de su.. "medicina". Yo seguí paralizado, con expresion de sorpresa. Entonces una tonta sonrisa se mostro en mis labios. Traté de reponerme, entonces vi por donde se había ido.
Me acerqué, vacilante. Entonces me quedé en la puerta de lo que parecía el salon. Era acojedor. Me detuve a observarlo, caminando despacio por la sala. Me paré frente a un gran cuadro, era un retrato de Katerina... parecía aun más perfecta de lo que ya era. Sin duda el autor debió ser un gran pintor... tenia un buen talento en el manejo del oleo al dar sombreado sobretodo. Entonces un fuerte olor llegó a mis fosas nasales. Olía a sangre... supuse lo que estaba pasando, era logico. Aun asi oler a sangre me alteraba un poco.

La esperé depié, inmerso en mis pensamientos, tratando de ignorar el olor.

Volví a restablecerme cuando terminé y me lavé con agua los posibles restos. Después volví a salir al hall, como si nada hubiera sucedido, pero me encontré con que Dean no estaba allí... sin embargo, sentía su presencia cerca... Caminé de frente, hacia el salón, la luz que entraba por los ventanales me iluminó de lleno, pero no me dañó. Era agradable sentir el calor del sol...
Entre la puerta y la chimenea había dos elegantes sofás antiguos en torno a una pequeña mesa alargada y bajita. Los colores conjuntaban perfectamente con la fachada de la casa.
Me giré hacia un lado de la puerta, Dean estaba observando... Me ruboricé irremediablemente al comprobar que... la joven de ese cuadro era yo.
–¿Te gusta? –Pregunté con cierta timidez.
Me había olvidado completamente de que ese cuadro estuviera ahí, yo siempre me fijaba en el que estaba sobre la chimenea... una pequeña niña con los cabellos plateados...
–¿Puedo invitarte a tomar algo? No sé... lo que te gusta realmente...

La vi aparecer por la puerta, los rayos del sol incidían en ella y sus rubios cabellos brillaron. No pude evitar sonreir al contemplarla. Entonces caí en la cuenta, y mi cara tornó a aesustada.

-La luz... no... ¿¿no te hace daño??

Miré los ventanales. La luz era algo tan natural para mi que no habia caido en la cuenta.
Entonces observé de nuevo el cuadro.

-Si... un gran dibujante, sin duda. Supo captar bien tu belleza.-me giré, contemplando el que estaba encima de la chimenéa, tambien era muy realista.. aun que no era del mismo pintor, tenía una tecnica diferente. No por ello no dejaba de ser una obra de arte.-Y ese... ¿de quien es?

negue con la cabeza y sonreí, mirandola con dulzura.

-Todo lo que quiero ahora mismo está delante mia

Sonreí ante su primera pregunta, me agradaba que se preocupara por mí. Y, negando con la cabeza, le respondí:
–La casa me protege... las ventanas están hechas de un cristal especial que impide penetrar los rayos ultravioleta, pero la luz sí que puede entrar.
Eran como unas gafas de sol especiales, realmente.
Me giré a mirar el cuadro que me señalaba ahora, imaginaba que se referiría al de la chimenea.
–Aquella es mi creadora... –Sonreí, mirando el cuadro con mucho cariño y cierta nostalgia.
Sin embargo, lo que me dijo después me hizo salir de mi ensimismamiento y mirarle tan sorprendida que no podía dar crédito. Me quedé completamente paralizada por un instante, no podía apartar la mirada de sus profundos ojos marrones, de no ser porque acababa de rellenar mis energías, me habrían flaqueado seguramente las rodillas.
No sabía qué decir en aquella situación, sólo sabía que sus palabras me habían hecho la persona más feliz sobre la faz de Yggdrassil. “¿Cómo es posible? ¿Por qué me siento así...?” No me lo explicaba, pero desde luego si mi corazón palpitase le habría hecho acelerarse y mis mejillas se habrían teñido de un rosa intenso.

Sin duda, aquella casa era impresionante.
Obervé el retrato... era muy joven para ser su creadora, habria jurado que era ella de pequeña.. Miré el cuadro, sin decir nada. Entonces noté que ella estaba callada, la miré. Me miraba, como absorta en un pensamiento. La olí, no era malo, al contrario... era muy buen olor, olia a feliz.
Sabía que habia hablado de otro, y eso me dolia... pero ahroa yo estaba allí. Ella me habia besado antes de irse, y habia estado muy cariñosa conmigo. Me creí, en parte, con el derecho. Me acerqué a ella y la tomé de la megilla, la acerque a mi con la otra mano, tomandola por su contorneada cintura y la besé. Sabía que, hacia unas horas, en el muelle... me habia rechazado. Pero me daba igual, ya estaba quebrantando tantas normas... ¿que importaba una más que ni si quiera me habían impuesto?

Me besó... ¿Qué más podría pasar? No me importaba nada más en ese momento, sólo él y yo... Cerré los ojos y volví a abrazarle, correspondiendo a aquel beso con toda la ternura que me salió, estaba temblando ligeramente... ¿Por qué sería? Todo mi cuerpo rebosaba alegría y sólo deseaba estar cerca de él...

La tenía tan cerca. No quería parar de besarla. Sentía beber de su esencia. La acerqué aun más a mi, besandola ahora con una pasion que crecía progresivamente. Eran sus labios, su sensualidad inata, su cuerpo y mis manos deslizandose por sus contornos los que me alteraban. Volvían a poderme las emociones, las sensaciones. Seguía sin saber si era mi juventud, o quizas mi genética lupina lo que me alteraba de esa manera. De todos modos, no podía parar, no podía soltarla ahora.
Mi capacidad de razón se marchitaba. Yo solía pensarlo todo, reflexionarlo, ahora no estaba haciendo nada de eso. Mis manos se movian solas por ella. Lentamente, sin apretar, pero aun asi tenía la necesidad de tirar del cordel que ataba su corsé.
Me separé un poco de ella, resoplando minimamente fatigado. Mi temperatura habia aumentado y notaba esas palpitaciones.
La miré un momento, fogoso. Entonces me lancé a su cuello, con cuidado pero no por ello con menos energia, besandolo.

Salí corriendo a casa de Katerina, habia descubierto que Ryu efectivamente tambien era un pura sangre. Era veloz, muy muy veloz, mas que cualquiera de mi rango, aun asi de tanto camino corriendo estaba algo cansada. Llegué a la casa, ella ya me habia recibido y parecía que su casa ya me conocía, lo agradecí interiormente. Abrí la puerta rapidamente, si bien sabía algo es que no habia gente en su casa normalmente-Katerina!!-grité corriendo por la casa. olí su esencia un poco mas hayá y comencé a hablar apresuradamente-Siento haber entrado sin avisar! e descubierto algo impresionante sabes?!-cuando llegué reí-Resulta que conoci... a...-Me quedé petrificada que.. Dean besando a Katerina, yo.. me dí la vuelta rapidamente-lo siento...-

Eché a correr hacia la puerta intentando olvidar todo lo que habia visto, toda y cada una de las cosas que habia averiguado. Mis ojos se aguaron sin poder evitarlo.

Mi temperatura aumentaba con sus besos y sus caricias, era como si mi frío cuerpo absorbiera su calor. Le empujé hacia el sofá con suavidad, quitándole la camisa –esta vez intentando no rompérsela–. Mi lujuria se estaba desatando, me separé de sus labios un instante para comenzar a besarle el cuello y el pecho... Pero entonces él se lanzó a mi cuello y comenzó a besármelo con tanta intensidad que no sé describir lo que me sucedió... para mí el cuello –al ser una vampiresa– era una de las zonas más erógenas de mi cuerpo, si me lo hubiera mordido realmente sólo habría conseguido desatar aun más mi placer...
Tenía la mente volada, los sentidos incluidos y no me di cuenta de que la puerta principal se había abierto para recibir a una nueva invitada. Había entrado sin más... giré el rostro hacia ella, aun disfrutando de los besos de Dean en mi cuello, con cara de placer... y la sorpresa que me llevé no se la deseo a nadie.
–¿Lucia...? –Susurré al darme cuenta de que era ella. La vi darse al vuelta y echar a correr... ¿Pero qué había hecho?–. ¡Lucia!
Eché a correr tras ella... pero entonces los rayos del sol que entraron por la puerta me quemaron soberanamente, yo no tenía ninguna clase de protección contra el sol más que la casa. Me puse a la sombra rápidamente, agarrándome el brazo mientras mi piel se regeneraba.
“¡Mierda, mierda, mierda! Esto no tenía que pasar... No he debido ser tan descuidada... ¡No pensaba que se presentaría así sin avisar!” Me agarré la cabeza con fuerza, hundiendo los dedos en mi pelo, y me dejé caer al suelo, arrastrando la espalda por la pared, mientras unas lágrimas de impotencia comenzaban a derramarse por mis mejillas...

Me habia quitado la camiseta y estaba encima mia. La excitacion de ambos era evidente, me dejaba llevar por el placer. La calides de mi cuerpo era casi abrasadora, sobretodo se comenzaba a acumular en una parte del cuerpo.
No me di cuenta de nada hasta que Katerina se sobresaltó, entonces miré por incercia a donde ella miraba. Era Lucia. ¡¿Lucia?! ¿Que hacia ahi?
Katerina se levantó casi tan rapido que no me di cuenta. La luz la dañó y se puse a la sombra corriendo tambien, ahora estaba en el suelo llorando.
Yo me levanté de un salto y en menos de un segundo estaba frente a ella, sin saber que hacer. Me detuve y agaché rapido preocupado por Katerina que no paraba de llorar. ¿PERO QUE COÑO ESTABA PASANDO? Entonces miré por la puerta, Lucia seguía corriendo. Me zarandeé al no saber que hacer. Entonces tal y como Katerina habia tratado de correr a por lucia pense que queria hablar con ella y era necesario pararla. Pero no entendia nada, ¿por que todo tiene que salir siempre tan mal? ¡JODER!

-A... ahora vengo katerina... dios..
Salí corriendo. Mis botas golpearon fuerte la madera de la entrada y de un salto salté las escalerillas. Corrí con todas mis ganas y no tardé mucho en alcanzar a Lucia. Al fin y al cabo tenía mejor forma fisica que ella.

-Lucia, para-la cogí del brazo y la obligué a pararse-lo... ¡lo siento!

Apenas oia lo que habia a mi alrededor, eran como ruidos vacios, ecos, susurros muertos. Porfín salí de la casa, estaba fuera de mi tortura, las imagenes que habia visto no desaparecian de mi cabeza. Algo me agarró fuerte del brazo y tiró de mi, sufrí un paron seco, como si una fuerza gigantesca no me dejase avanzar. No giraría la cabeza no iba a girarla, no quería mirarle, no podía dejar de llorar y no quería que nadie me viese asi, yo nunca habia llorado delante de nadie.

-Sue..lta!!-grité, la palabra se habia entrecortado un nudo en mi garganta. "lo siento?" eso era lo que creía escuchar-Que me sueltes!! que sueltees!!!-grité tirando.

-¡No! ¡tranquilizate, por favor!-Dije aun sin soltarla.-Lo.. lo.. lo siento, Lucia. ¡Tranquilizate!

¿Lo siento de qué? yo no estaba con ella, yo no la debia ninguna explicación. Habia sido ella la que entró en aquella casa sin llamar, sin preguntar. Ni siquiera entendía que hacía ahi ni como había llegado...

Dean había venido a ver qué me sucedía, pero yo me escondí entre mis brazos sin poder dejar de llorar, nunca antes me había sentido tan cobarde...
Entonces, Dean salió por la puerta también, tras Lucia... ¡Cómo los envidiaba! Podían salir al sol... Y Lucia... –si me perdonaba algún día–, me tendría que contar cómo es que podía salir a la luz del sol.
Rápidamente corrí hacia la cocina y me dispuse a mirar a través de los ventanales para ver lo que sucedía, agudizando mi oído sobrenatural para enterarme de lo que se decían.

-No, quiero! te digo que me sueltes!!-dejé de intenar zafarme, no lo conseguiria. Me quedé quieta como una estatua. de no ser por las pequeñas convulsiones y el llano que ya no podía aguantar, estaba seguro de que pareceria una estatua demasiado bien echa. No me dejaba marchar. -Ni siquiera tu sabes porque me pides perdon, asi que deja de decirlo!-grité.