Sus palabras me rompieron por dentro. No tenía nada con ella.. bueno... almenos ella no parecía querer nada conmigo.. Pero yo no queria alejarme, tampoco dejar de quererla. ¿Enamorado? no sabia si a tanto llegarían mis sentimientos, pero si que algo sentía.
Pero mi padre tenía razon, yo era un licántropo y ella una vampiresa... No funcionaria... aun que yo era medio humano... Pese a eso seguía existiendo una distancia abismal entre ella y yo. ¿Que hacer? No pensaba separarme de ella, quería que este sentimiento fluyera... además existían los mestizos... por lo que el amor entre un licantropo y un vampiro podía darse, no era tan extraño, no era tan abominante... no era abominante... era amor... Pero yo era joven, eso lo sabia... quizas esto no era más que un capricho, que una sensación pasajera... Pero ¿Como podía ser pasajero esto tan fuerte? habia leido que los adolescentes sentían todo con una intensidad superior por 10 veces de la media normal del resto de personas... ¿Sería eso? no lo sabía. Solo sabia que no iba a hacer caso a mi padre... que no quería hacerle caso... Aun que, ella no me quería en ese aspecto... Eso me dolía. Pero almenos, podía ser su amigo, ¿verdad?
Todo esto era demasiado dificil... ah, el amor... malditos poetas muertos ahora os entendía. Si amor es esto no quiero sentir, pero quiero sentirlo todo pues la pasion me encadena a vivirlo.
Él se fue, yo agaché la cabeza y contuve lágrimas de impotencia. Ella tenía que marcharse, la acompañaría hasta su reino y entonces... entonces no sabía que iba a pasar después.
Entré en el cuarto, ella dormía placidamente. Sonreía en sueños, sonreí por consecuencia y la acaricié la cabeza, apartandola el pelo. Me acerqué a sus labios y la besé con dulzura. Ella aun dormia, me separé y volví a mirarla. "Si ella no me quiere... tendre que cargar con ello y ser fuerte"
La cogí en brazos y me dispuse a salir del reino. Por el camin encargué a un sirviente que pidiera un carruaje, no era bueno hacer tantas teletransportaciones en esos estados, además que no conocía bien su reino, podía perderme y me costaría encontrarme. Con ella a gustas no era lo más conveniente.
Subimos al carruaje.
-Al reino renegado vampírico.-ordené. Los caballos relincharon al contacto de las riendas y echaron a correr.