-¿Dónde voy?
El pórtico se alzaba ante ella. No comprendía nada. Pero debía salir de aquí. Una N grabada en la piedra la hizo pensar en el norte. Caminó tanteando las paredes hasta que halló una luz, y tras salir de la gruta una potente luz le cegó. El mar reflejaba en sus olas el oropel del sol, y observó un barco de carga en el puerto. Corrió y mediante la telequinesis golpeó con un saco a uno de los marineros, y aprovechó la situación para colarse de polizón en el.
Pasaron días y noches, hora tras hora oculta entre saco y saco. Observó como el barco rodeaba el enorme continente de Lineris. La mirada del mar le traía recuerdos que no lograba desbloquear, y lloraba en su propia mirada verde respondona. Finalmente llegó a una isla al norte, la isla donde se situaba...el Imperio Áster.
-¿Habrá...alguien aquí que sepa quien soy?