Dying in laughter

Llegó a una pequeña plaza concurrida de una ciudad cercana al Palacio Espectral. Se las había apañado para conseguir un poco de chocolate y agua y empezó a devorar. Se sentó en la escalera de un templo, sonrió y se puso a llorar. Nadie había podido de momento decirle alguna pista de su cometido.

Paseaba tranquila por los terrenos de la gran isla que conformaba el gran territorio del Imperio Áster conformado de verdes y frondosos parajes. Sin duda, se trataba de un lugar en el que uno pudiera respirar un aire puro y limpio. Sin embargo, no era muy habitual ver gente vagar por estos lugares, ya que una leyenda rodeaba a este territorio, pues se contaba en el continente que este lugar estaba encantado, habitado por unos seres que bien podían ser capaces de robar el alma y usurpar el cuerpo de cualquier persona. Y no andaban mal encaminados, aunque no fuese en todos los casos de ese modo.

Vestía un sencillo uniforme en tonos azules, de camisa y falda tableadas, cuyo largo no me descendía de un poco por encima de las rodillas. Soplaba una brisa agradable entre los árboles, que agitaba mi largo cabello plateado, mientras mis grandes ojos ambarinos observaban a su alrededor cada uno de los recovecos, de los cuales sólo escondían algunos pequeños animalillos.

De fondo, se podía escuchar el canto de los pájaros que desde la salida del sol ya habían comenzado a entonar.

Como de costumbre llevaba mi aura completamente suprimida, por lo que pude sentir la presencia de un nuevo aster en los alrededores, alguien que poseía un poder de nivel equivalente al mío. Me acerqué con curiosidad, pensando en que podría tratarse de Azhara. Pero me llevé una sorpresa al escuchar un llanto y descubrir que no se trataba de ella, sino de una chica que no había visto antes.

- ¿Te encuentras bien? -Pregunté con suavidad. No quería asustarla, pero al haber llegado por detrás, no estaba segura de si se habría dado cuenta de mi llegada. Mis grandes ojos ámbar la observaban con curiosidad, en el fondo preocupados, aunque sólo pudiese ver reflejada la curiosidad en ellos.

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OFF: Creo que el mínimo de líneas por post son 5, te aconsejo que los extiendas un poquito más de aquí en adelante.

OFF: lo se, lo lei en las normas, pero como este tema era una mera expansión del anterior en el que relataba como llegaba, no crei que fuera de vital importancia.

ON: Notó a una presencia similar a la suya en la cercanía, pero no se percató hasta que la sintió justo tras su espalda. Cuando se dio la vuelta, observó con sus ojos esmeralda una bella áster. Se secó las lágrimas con los ojos brillantes.

-No...tranquila. Soy...bueno, no importa. ¿Quién eres tú?

Se levantó y trató de esbozar una sonrisa. Al fin su viaje había logrado tener algún sentido, un sentido aún por determinar, pero ya había encontrado un camino que tomar.

Al fin habia vuelto a mi reino, la verdad es que lo echaba de menos, tenia muchas que contarle a mi Rey y por supuesto a Akari.
Iba a paso apresurado hasta que tope con Akari.
Me emocione al verla, tenia un monton de noticias que contarle.

-Akari, hola-dije emocionada-cuanto tiempo, que casualidad justo te...

No me di cuenta hasta ese momento de que Akari estaba acompañada. Era una chica joven y rubia.

disculpa mis modales, me presento me llamo Azhara-dije con una inclinacion de cabeza.

Otra chica similar a ella se acercaba. Tanta gente de repente le agobiaba un poco, pero en cierto modo era agradable saber que no estaba sola en un lugar tan enorme como era el Imperio Áster y que tenía un punto de partida. Fijó sus ojos en ella y la contestó:

-Buenas, Azhara. Yo...soy Catarsis. Vengo de lejos.

Tendió su mano en señal de amistad.

La chica se volvió hacia mí y preguntó quien era. Me fijé en que había estado llorando, pero mis ojos no mostraron sentimiento alguno, a pesar de que la hubiera escuchado sollozar.

Iba a responderle cuando en ese momento apareció Azhara y se acercó muy efusivamente hacia nosotras, o más bien hacia mí, ya que parecía no haberse dado cuenta de la presencia de la otra chica en un principio. La observé con mis grandes y curiosos ojos ámbar, y la saludé en silencio, con un pequeño gesto de cabeza, volviéndome de nuevo hacia la chica.

- Catarsis... -Repetí, más para mí, aunque lo suficientemente audible para todas-. Encantada. Yo soy Akari, como bien ha dicho Azhara ya por mí -Se pudo ver un atisbo de sonrisa por la comisura de mis labios, pero mis ojos permanecían abiertos y curiosos-. Por lo que puedo ver, esta es la primera vez que pisas el Imperio Áster... Pero, si has llegado hasta aquí por tus propios medios, debe ser que tienes una gran intuición... Pero... ¿qué te afligía? ¿Huías de algo o dejaste a alguien importante atrás? Ese tipo de llanto no es precisamente por algo efímero... -Le pregunté con total naturalidad y sin dejar de observarla con aquella curiosidad que me caracterizaba. A veces, no podía evitar hacer este tipo de análisis en voz alta-. No sé si esté en mi mano, pero tal vez podríamos ayudarte... si lo necesitas.

Tras esto, intercambié una mirada cómplice con Azhara, aunque siguiera pareciendo mucho más curiosa. Pero ella ya había visto esa mirada antes, la comprendería.

Una nueva aster, eso era bastante interesante. No parecía del reino oficial así que tenía que ser renegada, no conocía a ningún Aster renegado por el momento.
No parecía mala persona es mas parecía bastante apenada y me preguntaba por que. Me acerque hasta ella con paso lento y apoye con delicadeza una mano sobre su hombro.

-Akari tiene razón- dije intentando ser amable- si necesitas cualquier cosa intentaremos ayudarte en lo que sea.

-¿Puedo confiar en esta gente?

Parecían buenas personas. Catarsis creía que podía confiar en ellas, al menos hasta cierto punto. Así pues decidió aceptar su ayuda.

-Gracias, muchas gracias. Estoy intentando descubrir mi pasado, aparecí en una cueva y no recuerdo nada más.

Fijó la vista en el cielo un momento.

-Sólo necesito tiempo y un lugar por el que empezar.

Se volvió hacia ellas.

-¿Me ayudaréis en ese caso?

Spoiler:

No era común que el mismo Emperador Renegado se encontrase pisando el territorio que comprendía el Imperio Áster Oficial, sin embargo Asters era un territorio abierto y amplio que permitía la incursión de los renegados sin muchos problemas, siempre y cuando estos tuviesen las precauciones pertinentes. Pues bien, el Emperador, que en esta ocasión se cubría con un largo abrigo y vestía como lo hacía el común de los habitantes de Asters, se encontraba buscando a uno de sus Arcontes, extraviado como muchos Aster al despertar del sueño de la muerte.

Su búsqueda había sido infructuosa hasta que dio con un anciano que afirmaba haber visto a una chica extraviada y confundida cerca de la plaza. En seguida el renegado líder se dirigió hasta donde el anciano había indicado, notando entre otras cosas, la presencia de dos damas más, que para nada le parecían familiares. No era un escenario alentador, pero no parecía existir problema entre ellas y su Arconte, en todo caso, por más sensibilidad hacia las auras que se pudiese tener, nadie podía decir nada de un aura que por primera vez percibía.

Sin más, el Emperador decidió aproximarse, escuchando de boca de su arconte que necesitaba tiempo y un lugar donde empezar. Así, el emperador se acerco al trió colocando su mano en el hombro de su Arconte (Catarsis) , mientras interrumpía de la manera más cortes posible, la conversación entre las damas -Buen día señoritas y buen día en especial a usted- decía el renegado líder a Catarsis, mientras le picaba el ojo-Por casualidad escuche algo de su conversación joven y extraviada aster, y me permito informarle, si a ustedes no les molesta- decía el joven líder, mientras observaba de reojo las otras dos chicas- que yo puedo ayudarle en su camino de reencarnación- finaliza mientras retira su mano del hombro de su arconte.

Me encontraba paseando por la ciudadela del Palacio Espectral tranquilamente. Era un día bastante soleado y apaciguado. Pese a ello, algo me perturbó sobremanera. Había aparecido un aura poderosa, un aura que solo podía ser la de un traidor al imperio. No necesitaba saber más, sin duda alguna aquello era una ofensa. Ni si quiera se había molestado en ocultarse.

Me dirigí sin dilación hacia su localización. Ordené a uno de mis espíritus que avisara a la guardia de la ciudad, bajo ningún concepto permitiría que aquel renegado campara a sus anchas por los territorios oficiales. Sentí así mismo las auras de Akari y Azhara, y tuve un no muy buen presagio. También había otra áster que no conseguía ubicar.

Me presenté en el lugar con una cara muy seria y observé a los intrusos. Al parecer el renegado estaba intentando llevarse a su secuaz, una neonata.

*¿Pretende venir a nuestro imperio para emponzoñar las mentes de los neonatos y utilizarlos en su causa? Esto sin duda es inadmisible.*

Con voz señorial, imperiosa y amenazante me dirigí al renegado.

- Escoria renegada. Debes ser muy valiente o muy estúpido para presentarte aquí en el mismísimo corazón del imperio y pensar que vas a salir indemne. ¿Pretendes además corromper a los nuevos áster, recién llegados a nuestro hogar? - mi tono se había mostrado tajante y furioso, aunque sin llegar a perder la compostura - Criaturas como tú hacen que me avergüence de nuestra noble raza.

Dichas estas palabras una gran cantidad de guardias bien entrenados comenzaron a rodear al renegado, sin dejarle escapatoria.

Me complació que Azhara me secundase. La tenía por una chica atenta y cálida. Entonces, la áster que acababa de presentarse como Catarsis nos dio las gracias y comenzó a explicar lo que hacía aquí.

Hasta entonces me había parecido inofensiva, alguien que necesitaba orientación, una guía de lo que era y de las opciones que tenía ahora que había recomenzado su nueva vida, tal y como mi maestro había hecho conmigo anteriormente. Pero entonces ese sentimiento que por un momento me había hecho sentir responsable de ella, se desvaneció por completo al aparecer una cuarta persona en discordia con el poder de un emperador y que no era Philip. "Renegados..." Pensé. "Pero... ¿por qué estarán en nuestro territorio?"

Solía ser una persona bastante diplomática, pero en estas circunstancias, el honor de mi pueblo, al cual representaba como arconte áster oficial, se interpuso. Fruncí ligeramente la expresión, algo que en seguida se notó en mi habitualmente atenta y gran mirada ambarina, al penetrar profundamente seria en la del nuevo aparecido.

Sus modales me parecieron impecables, cabía destacar y del mismo modo procedería yo para advertirle... O eso habría hecho de no ser porque nuestro emperador se personificó ante nosotros con un grupo de guardias ásters que rodearon al renegado. Comprendiendo la situación, rápidamente me puse a la altura de Philip, esperando órdenes.

Lo sentía por Catarsis, seguramente se sentiría algo confusa al ser una "bebé áster" y no comprender por qué repentinamente sucediera esto. Pero su líder sabía muy bien dónde se estaba metiendo.

Cataris estaba despertando mucha curiosidad en mi, era un Aster neonata y aspiraba a recordar algo de lo que fue... En cierto modo me recordaba a mi. Me gustaria poder hablar mas con ella pero entonces llego su rey y eso no me daba buena espina...
Al final hasta el propio philip llego y no tenia buena cara. Algo malo iba a pasaerle a Cataris y su rey. Me seguia produciendo mucha curiosidad pero solo puede ponerme al lado de akari y philip y esperar a ver que sucedia.

OFF: Catarsis NO es una neonata, sufre amnesia que le impide recordar su vida como áster.

ON: Al poco tiempo de comenzar a compartir impresiones con las damas arconte, Catarsis se vio confundida y contrariada ante las palabras de un nuevo individuo que aparecía en escena, aparentemente el emperador áster renegado. Se llevo la mano al pecho, asustada en parte ante este personaje.

-¿Acaso soy una enemiga de este reino? ¿Acaso no pertenezco a él?

Intentó poner en orden sus pensamientos y le dijo al emperador.

-No creo que sea buena idea que me vaya con usted, si no le importa...


Por desgracia, poco pudo actuar, sin duda debido a la aparición de otro personaje más extravagante aún si cabe, el emperador de este hermoso reino. Con sus maneras dantescas, ordenó a su guardia que apresaran al renegado, y por consiguiente, supuso ella que también era un blanco. No podía dejarse atrapar, no podía permitir que la sombra de la muerte que le acechaba la dominara. Echó un rápido vistazo de piedad hacia Azhara.

-¡No busco ningún mal para este reino... si no se me ve querida aquí lo abandonaré ahora mismo!

Dicho esto, se volvió intangible y se quedó esperando, flotó en la altura buscando alguna salida sencilla de la ciudad. Halló una a pocas calles de la plaza y se dirigió hacia una de ellas, para abandonar el lugar.

EDIT: Edité el post, pero toda esa información de la ciudad no esta registrada en ninguna parte, no es tan evidente como parece, aunque no tengo ningún problema a la hora de aceptarlo. Y por cierto, ya se que en el rol los personajes no saben que no es una neonata, si precisamente juego con ese tema, pero para aclarar dudas me pareció que era mejor señalarlo. Por último, no estaba escapando...contaba con que me fueran a seguir.

OFF: Lamento comunicarte Catarsis que no puedes escabullirte de la manera en que lo has hecho. La explicación es muy sencilla:

Nos encontramos en la ciudadela de los áster, por lo que no se trata de un lugar normal y corriente. El pavimento y ciertos edificios importantes están compuestos de un material sobrenatural muy similar al que se usa en los calabozos. Esto quiere decir que es a prueba del poder de la intangibilidad.

¿Qué clase de ciudad civilizada sería aquella en la que todo el mundo que quiera pueda bajar a las sucias alcantarillas? Para acceder a ellas es necesario introducirse de manera convencional. De este modo la ciudadela del Palacio es un lugar limpio y ordenado.

Por ello te pediría que editaras tu post. Realmente nadie te va a perseguir, por lo que simplemente puedes marcharte flotando en tu forma intangible.

Por otro lado, todos sabemos que Catarsis no es una neonata. Sin embargo, dado que nuestros personajes acaban de conocerla, y dado que tiene amnesia, han pensado que es así. Simplemente están actuando en consecuencia a ello.

Ya edité el post, borraré este cuando se continúe el rol.

OFF: Dado que el emperador renegado lleva más de dos semanas sin postear no me queda más remedio que cerrar el tema.

ON:
El ver cómo el renegado se quedaba embobado observando la marcha de la neonata y no se dignaba a responder a las acusaciones que se le habían vertido me pareció suficiente razón para tomar medidas drásticas. Lo primero era la seguridad de los ásters de la ciudadela, y sin duda aquella criatura era un peligro para todos ellos.

Con un simple gesto de mano la guardia se abalanzó sobre el hombre para apresarlo con cadenas a prueba de poderes sobrenaturales. En un santiamén lo llevaron hasta los calabozos donde quedaría encerrado hasta nuevo aviso. Seguí de cerca a mis guardias para comprobar que no había ningún problema.

OFF: Nos vamos aquí.

OFF: Descuida, Catarsis, sólo interpretaba lo que tu personaje aparenta. Por su falta de memoria su comportamiento demostrado ha sido como el de una neonata.

Catarsis, como era natural, se asustó ante el despliegue de medios y terminó por escabullirse al ver que la atención se centraba en el emperador renegado, que pareció no hacer nada al respecto, por lo que Philip actuó con rapidez y mandó a la guardia que lo apresara, desapareciendo casi al instante, despojando de lugar a reacción por su parte.

Nos habíamos quedado solas en la ciudadela. Observé a Azhara por un instante con mi penetrante y amplia mirada ambarina. Ella se había puesto del lado de Philip en cuanto éste apareció, aunque me pareció más como imitación, pero continuaba compadeciéndose de Catarsis. ¿Qué le pasaba por la cabeza a esta chica? Era una de las arcontes del Imperio Áster, ¿por qué no se comportaba como tal?

- ¿Por qué no damos un paseo de vuelta al Palacio, Azhara? Aquí ya no tenemos nada que hacer -Comenté, encogiéndome de hombros.

Observe como aquel curioso Aster se fue del lugar. Mire a Akari me había sugerido que fuésemos a dar una vuelta por el palacio. Me encogí de hombros yo también. Observe la escena que tenía ante mis ojos. Ese rey renegado había cometido una imprudencia al presentarese asi como así en nuestro reino. No se que pasaría con el.

-Que raro todo esto, es muy extraño que los renegados nos visiten, ¿no te parece?- dije pensando en alto- bueno Akari, vayamos a dar una vuelta, hace mucho que no se de tí. ¿donde te apetece ir?

La sonreí.