Las ruinas de Yomi.

Llegue al Desierto de Yomi junto a una caravana de mercaderes.
Cuando empezó a amanecer llegamos a un pequeño oasis en el que descansaríamos.

Me separe del grupo para poder hablar con tranquilidad con Koga, en estado normal era de mi altura estando a dos patas.Nos pusimos al otro lado del lago.

-¿Que estas buscando por aquí exactamente?-la pregunta de Koga me alegro , ya se había dado cuenta de que no nos traía por allí el simple turismo.

-Veras. Cuando estuvimos en Liang oí rumores de unas ruinas en este desierto, las cuales los humanos que pueblan estas regiones no son capaces de descifrar.-Mire al lago cristalino.-Puede que nos desvele algún conocimiento.

Caminaba y caminaba. Estaba hasta las narices de caminar. Tanto había caminado que había llegado hasta un desierto. ¡Otro desierto! madre mia, no daba pie con bola.

Seguí caminando, sin remedio alguno, ya que me había adentrado en ese infierno caluroso. Entonces algo en mi se despertó, sentí vida entre toda esa soledad. Mi instinto me llevó hasta un pequeño oasis. Palmeras altísimas y, entre toda esa fina arena un agradable lago donde poder descansar los pies.

Cuando me quise dar cuenta vi a un muchachote al lado del lago. Y tenía lo que parecía un lobito con él.

Me acerqué, de forma amistosa.

-¡Hola! Oins, dios mio. Menos mal que encuentro a alguien. ¡Este lugar es horrible!-dije, mientras me acercaba y me sentaba a su lado, con un soplo de suspiro.

Vi como una anciana se acercaba y se sentaba a mi lado,no me hubiera extrañado si no fuera por su aura.Nunca antes la había sentido y era muy poderosa.

-Bueno días ,señora, al menos este oasis es muy agradable.-Me levante. Me apetecía darme un baño.-Mi nombre es Gin Okami y mi compañero de cuatro patas es Koga,yo soy Yasgeniod.¿Que es usted si puede saberse querida anciana?.

Me quite mi gabardina.

-Oy. Hola, hola muchachito. ¿Yo? bueno, bueno. Yo soy una persona. Aun que si me preguntas por la raza te diré que soy una Dríade.-hice una pequeña pausa rebuscando en mi bolsa-Pero vamos que no soy razista, tranquilo.

De la bolsa saqué un trozito de carne seca y se la ofrecí al lobito.
Después saqué unas galletitas que olían a recien hechas y se las ofrecí a Gin.

-Toma muchacho. Que los hombres tienen que alimentarse bien.-hice una pequeña pausa mientras le sonreía-Aah por cierto, yo soy Florencia. Aun que me puedes llamar Flo.

Le miré con atención.

-Mmmm ¿tu raza no era de esa que hacían mágia?

Cogí una galleta , Koga rechazo el trozo de carne, no era un lobo de verdad y tenia necesidad de comer.
Koga miro a Florencia.

-No te molestes anciana. No soy un autentico lobo.

Mire a Florencia.

-Como habrás observado no es un animal, en su tiempo fue un Yasgeniod, como lo soy yo ahora.-Me termine de comer la galleta.-Ahora es un artefacto.Y si mi raza es la que utilizan las artes mágicas.

Las galletas estaban buenísimas.

Mi mandíbula se desencajó y mis ojos se abrieron mucho.

-¡Ahhhh!-exclamé al ver que aquel lobo hablaba, mientras que tiraba por los aires lo que tenía en las manos, alzándolas hacia un lado.

Escuché a aquel muchacho, aun con sorpresa y desconfianza.

-Maldita sea, ese lobo me ha dado un susto de muerte-dije, posando mi mano en el pecho-Ya podías haber avisado. No se... presentarle diciendo algo asi como: hola, este es koga, mi lobo parlante. Esta mal no avisar a la gente-dije, mirandole con los ojos entrecerrados.

Duspiré recogí las galletas del suelo sin moverme del sitio. Comencé a mordisquear una de ellas, ahora mucho mas calmada y con los ojos cerrados, con semblante solemne, disfrutando por dentro de la galletita. Abrí un ojo y ofrecí más galletas al muchacho

-Pero come, come.

Solté una gran carcajada, menudo susto se había llevado la pobre.
Cogí otra galleta.

-Lo siento,Flo, pero es un tanto extraño que Koga hable delante de desconocidos.

Me apetecía algo de té.
Chasquee mis dedos y dos tazas de té y una tetera aparecieron en el aire.Las cogí y serví el té.

-Toma , las galletas están mejor acompañadas con un buen té.-Bebí un sorbo de té.-¿Que es lo que te trae por un desierto así?

Koga se tumbo entre ambos.Le comencé a acariciar el pelaje.

Vi como creaba el té de la nada, coas que me pareció curiosa. Lo observé y cogí mi té.

-Uy, que practico. Gracias muchachito-le dije con amabilidad. Empecé a darle pequeños sorbitos al té, saboreandolo. Estaba ciertamente bueno. Entonces volví a mirarle-Ois, pues empecé a andar y a andar y de pronto me perdí. Ai muchacho, nunca te agas viejo.-seguí sorbiendo el té-¿Y tu? bueno, vosotros. ¿Que haceis por estos lugares tan hostiles?

Tome un poco mas de té.

-Lo cierto es que estaba buscando unas ruinas de las que me hablaron en la ciudad de Liang.-hice una pausa.-Según parece tienen distintos escritos de los cuales ninguno de los habitantes de este continente han podido descifrar su significado, y tenia curiosidad.

Mire a Koga.
Seguía tumbado, no le gustaba hablar con la gente a no ser que fuera conmigo.

Seguí sorbiendo el té mientras le miraba.

-Tumbas, ¿y porqué buscas ruinas? las ruinas solo son un par de piedras encima de otras y que la mayorías estan derrumbadas por lo que han perdido el sentido.-terminé de escucharle-ahh. La curiosidad mató al gato, muchachito

Seguí con el té, había que admitir que para ser sacado de la nada no sabia a nada, sabia bastante bien.

Me serví un poco mas de té.

-Puede ser, pero el conocimiento es algo esencial , por eso quiero ir allí, nos permite aprender de los errores pasados , descubrimos nuevas cosas , es algo magnifico.-hice una pausa.-Quiero descifrar esos escritos. Para aprender.


Di un sorbo al té.

Reí, mi risa resonó seca y entrecortada por la edad, pero no por eso se me veía mala cara, la tenía así de forma común desde hacía ya muchos años.

-Lo que más puedes aprender de ahí, es a construir edificios que no acaben ruinosos-dije, y volví a sorber el té. Medité, pensativa-bueno pero primero tienes que aprender a descifrar los escritos. ¡Mucha suerte muchachote!

Terminé diciendo, mientras le daba unas palmaditas en la espalda. Entonces le ofrecí otra galleta.

Cogi otra galleta y le di un mordisco , estaban buenísimas.
Le di un sorbo al té.

-¿Quien a dicho que no sepa descifrar escritos?-Sonreí.-Me encantaría poder buscar esos escritos , ¿por que no me acompaña, señora Flo? sus galletas están deliciosas.-Esto ultimo lo dije mientras mordía la galleta.

Sorbí lo último que me quedaba de Té.

-Uy, que niño más aplicado.-hice una pequeña pausa mientras dejaba el Té en el suelo, cerca de él ya que no sabía bien donde guardar algo salido de la nada, no tenía un lugar para él en el mundo, pobre taza...-Bueno, bueno. Está bien-dije, mientras me levantaba costosamente. Suspiré y le miré sonriente-Bien, ¿donde están esas dichosas rocas?-le pregunté mientras miraba de un lado para otro

Me levante dejando las tazas y la tetera en el suelo.
Chasquee mis dedos y estos desaparecieron.

-Debemos ir hacia el oeste.-Señale hacia el oeste.-Vamos anciana.

Comencé a caminar.

-Vieja, si quieres puede montarse en mi lomo.-dijo Koga, a pesar de ser un poco burro a veces se preocupaba mucho por los demás.

Recogí mi bolsa y ande a su lado, pese a ser una anciana no me iba a dejar ganar por un muchachote. Eso si, siempre iba apoyada en mi garrote.

Aquel lobo parlante me habló, me seguía pareciendo terriblemente extraño que me hablara un lobo. Medité sus palabras: "mmm, pues oye... la idea de que me lleven, así, por la gorra..." pensé mientras me acariciaba el mentón, con mirada pensativa.

-Oh, muy amable lobito-le dije y me subí agilmente a él, dejandome llevar.-Vamos.-dije, levantando el garrote en la direción que debíamos tomar.

Durante el trayecto realice un hechizo de para que no sintiéramos ese calor.
Tardamos unas horas en llegar.
Eran unas ruinas en bastante buen estado.

Me aproxime a los muros y me puse a ver los símbolos.
Saque uno de mis libros y una pluma, y comencé a escribir en una hoja, en ese momento solo tenia ojos para el muro y mi libro.

Llegamos hasta esas dichosas rocas. Lo que pensaba, piedra sobre piedra, no tenía interés alguno sobre mi.
En aquel árido desierto no había nada más, pero algo extraño se ocultaba allí, lo sentía.

Me bajé del lobezno y comencé a caminar, mientras que el muchachito estaba inmerso en sus mensamientos y sus signos. Seguí caminando hasta encontrar otras rocas, o quizás si...
Me agaché con esfuerzo para estar más cerca de ellas y las toqué con las manos, sintiendo su energía.
Había símbolos extraños allí, simbolos que yo no conocía, quizás el muchachote supiera algo de eso. Un fuerte poder manaba de aquellas rocas, eso estaba claro.

Me levanté de nuevo

-Muchacho, creo que deberías buscar aquí-dije, aun observando las rocas ruinosas.

Escuche las palabras de Flo y me acerque.

-Veamos...

Llevaba tiempo sintiendo la energía de ese lugar , desde antes de llegar.
Pero era una gran cantidad de energía.Observe los símbolos, como sospechaba era una variante del lenguaje mágico de Vaahl.
Seguí apuntando los símbolos en mi libro.

Me quedé un rato mirandolo, esperando alguna otra reacción que no fuera mirar su libro.

Entre cerré los ojos, aquello me aburría. Ese muchachito era un muermo, solo miraba su libro y se hacía el interesante. Me estaba empezando a impacientar.

-Bueno, ¿tienes algo o me siento? y como me siente no me levanto en un buen rato, que ya estoy mayor.