El sol del infinito[Shadowgirl y Amy]

Esta vez, pensaba que salir a pasear a las Cascadas del Edén sería una buena idea, ya que era un lugar precioso y hasta romántico al que ir y disfrutar del tiempo y del sol. Me encantaba estar al sol, dado que mi cuerpo siempre había sido muy frío y sensible a las bajas temperaturas.

Y entonces, llegué a las preciosas Cascadas del Edén, tras un viaje largo pero tranquilo por el aire, disfrutando de los cálidos y suaves rayos de sol que se despedían por el sol de la mañana.

Y una vez vi una cascada desde mi vista de pájaro de los cielos, descendí suavemente, dando pequeños aleteos para descender suavemente, y posé mis pies delicadamente en la fina hierba verde que rodeaba el afluente de la cascada. La visión era tan relajante, que una vez descendí y recogí mis alas para que no se vieran ni se notaran, no pude sino sentarme en la orilla, y quitarme los zapatos despacio y dejarlos a un lado, sumergiendo mis níveas piernas en el agua. Al principio la sensación era de ser un agua gélida como el hielo, pero pronto empecé a acostumbrarme a la temperatura y a disfrutar de ella. La brisa cálida, el sol cálido y el agua fresca provocaban un contraste muy placentero en mi cuerpo.

Y poco a poco me fui relajando, hasta que acabé por yacer suavemente en la hierba, boca arriba, observando el cielo azul decorado con nubes blancas moteadas en el cielo, de la misma forma que si las hubiera puesto un pintor con su preciso pincel en él.

Mi pecho empezó a hincharse y deshincharse suavemente, cada vez más despacio por la gran relajación que tenía allí, y mis cabellos, como un abanico, estaban desplegados alrededor de mi cabeza. Esta vez no llevaba joyas, ni colgantes ni pendientes. Tan solo yo y mi ropa más básica.

Me encontraba caminando serenamente por el lugar que se hacia llamar Cascadas de Eden, claro en busca de otra emocionante aventura o para conocer gente nueva. Caminaba arrastrando un poco los pies, con la capucha de mi capa abajo dejando mis cabellos negros caer en total libertad. La brisa soplaba con tal suavidad que podia sentirla recorrer mi rostro.

No muy a lo lejos de donde estaba divise una cascada que me parecio bastante hermosa, no dude en acercarme a verla de cerca, cuando sali vi a mi alrededor y...de verdad sentia la paz que emanaba aquel lugar de aguas cristalinas, lo mejor era que el sol hacia todo aquello mas hermoso. Di una pequeña vuelta sobre mi sintiendo la belleza del lugar y la felicidad que me causaba. Tal era que solte una risita divertida. Me sente en el suelo sin percatarme de la precencia de la otra chica.

Sumida en mis pensamientos y en la gran calidez de sensaciones que iban cubriendo mi cuerpo y mi mente, apenas me di cuenta de que un aura suave y tenue hacía acto de presencia. Al principio no me di cuenta, hasta que oí una risita dulce haciéndose oír por esta zona.

Giré mi rostro lentamente, quedándome todavía reposando en la fresca hierba, y vi a una chica de cabellos negros brillantes, largos y liso. Tenía un rostro con piel clarita, y unos ojos azules oscuros absorbentes.

Me levanté despacio de mi posición, y me acerqué en silencio, caminando descalza por la fresca hierba, hasta que me puse a su lado, y repuse, agachándome despacio, y en tono suave.

Ho-hola, señorita. Disculpe que no me haya percatado de su presencia, jejeje. Repuse algo sonrojada. Hace nada pensaba que estaba sola, y no es correcto estar durmiendo cuando hay alguien delante, tal vez observándote incluso

Entonces poco después, me senté de piernas cruzadas a su lado y me puse a observar sus ojos con atención. Eran de un color precioso y profundo, y no podía dejar de mirar.

Ah... Me llamo Amy ¿Cómo te llamas tú?

Estaba tan sumida en mis pensamientos que cuando oi la voz de la chica me sobre salte mucho tanto que me cai de espaldas:

- Waa! - me levante y me puse nerviosa por el susto que me habia llevado, pero me tranquilice un poco cuando la vi a mi lado y note que su aura era luminica, sonrei hamablemente y respondi:

- Je... eh...No te preocupes - sonrei calidamente cerrando mis ojos y despues le dije estirando mi mano para que ella la estrechara.

- Mi nombre es Merlina, mucho gusto en conocerte jeje - sonrei al fin de poder conocer a alguien de luz, eso me hacia feliz. Solo que no podia identificar que era.