Hambre

Rei por su comentario

-Bueno, si insistes... te presentare a mis 3 preciosidades

Con los dedos en los labios silvé alto y sonrei esperando.


Al poco algo se movio a nuestra izquierda, entre unos arbustos. Salió de un gran salto corriendo a cuatro patas una gran fiera de colmillos afilados y temibles, cuyo pelaje era estenso y algo erizado, mirada penetrante y con rasgos de inteligencia... Un perro-lobo de 1,45 o 1,50 de altura. Fue aminorando la velocidad hasta situarse a mi lado.
Otro de ellos aparecio a mis espaldas, muy parecido al anterior pero un poco mas grande, de aspecto bobalicon pero no por ello menos temible.
Por ultimo, un 3º aparecio por la derecha trotando con ganas. Era mas o menos igual que el anterior, pero mas delgado y fogoso, activo, salvaje. Corrio sin detenerse direccion a Ian lanzandose encima suya con un tremendo salto. Le derribó al suelo y comenzó a lamerlo simpatica y energicamente llenandole de babas.

Rei con ganas.

-Aqui te presento a mis 3 maravillas. La primera que viste es la unica hembra, se llama Doris. El que tiene aspecto de bobalicon se llama Gofre y el que esta encima tuya baboseandote se llama Q

Empecé a jugar con el perro-lobo que parecía muy cariñoso. Al fin y a cabo siempre se me han dado bien los perros. Mire a los otros dos perros y el tal Gofre vino despacio a saludarme y enseguida agacho las orejas y se puso a jugar conmigo. La hembra, Doris, no se movió en ningún momento de su amo. Eso si que es un perro fiel que no se separa de ti -no pude evitar una carcajada porque Q estaba chupándome por todos sitios.

Mire como los dos machos saludaban a Ian y jugaban con el. Rei y acaricie la cabeza de Doris sonriente.

-Es la mas sensata, pero todos son sumamente fieles, creeme

Doris me miro, y despacio fue acercandose a Ian. Le lamio una vez la cara, mostrandose amistosa y se tumbó encima suya pidiendo caricias.
Sonrei.

-Venga, chicos, dejar de molestar a Ian

Observé como cada palabra de Andrew calaba en ellos y era lo único que tenían que pensar en ese momento. ¿Cómo has conseguido este prodigio? ¿Les mordistes o algo?

Suspiré.

-No siempre se puede tener el control completo de tu lobo interno...-dije con algo de tristeza, acariciando la cabeza de Q, que, junto al resto, habían obedecido y ahora estaban a mi alrededor.

Es una pena pero parece que estos 3 son felices así. Los perros no son precisamente inteligentes y has conseguido que tengan algo parecido a inteligencia. Ahora mismo no huelo ni decepción ni tristeza en ellos. No se si a ti te pasa pero yo puedo oler los sentimientos. No era por cambiar de tema pero no sabía a ciencia cierta si esa habilidad era algo mío o de todos los licántropos en común.

-Si... me sorprendio bastante todo este afecto que sintieron desde el primer momento hacia mi. Vi, perplejo, como se fueron transformando y como desde entonces son completamente fieles a mis palabras. Supongo que sera por que fui yo quienes les mordio...-Les mire un instante y volvi la mirada a Ian-Lo del olfato es algo que viene en nuestra naturaleza, podemos percibir cualquier olor, incluso los que las demas razas no huelen... como los perros. Podemos captar las diferentes hormonas que emite el cuerpo en una situacion u otra y con ello descifrar los sentimientos de las personas en cada momento. Es algo muy util.

-No tienes por que disculparte, yo tampoco lo se todo. Si puedo ayudarte en algo mas... estoy dispuesto-dije de buena gana

-Si... tecnicamente tenemos un rey... pero nunca lo he visto. De todas formas, ese tipo de clasificaciones me traen sin cuidado. Ni me importan ni me dejan de importar, me dan igual. Ami lo unico que me interesa es mejorar mis habilidades y matar vampiros. Tambien hay dos cargos por encima de mi, que se supoone que tengo rango de maestro segun lo que he oido

Bueno pues si tu no le has visto no creo que le vea yo así que asunto zanjado. Gracias por resolver mis dudas y por presentarme a estos lobitos -les hice una caricia a los 3. Me voy a seguir cazando que se me ha vuelto a despertar el hambre. Si necesitas ayuda dimelo. Suelo acostarme en el bosque en una claro. Supongo que olerá a mñi así que ya sabes donde encontrame. Saludos -me despedí con una sonrisa y esperé a que me dijese algo antes de irme.

-Un placer, Ian. Volveremos a vernos. Y puedo decir lo mismo, si necesitas algo, sabras encontrarme. Hasta otra-Me despedi cordialmente. Di la vuelta y me empecé a alejar. Con un silvido llame a mis lobos que echaron una ultima mirada de despedida a Ian y echaron a correr para alcanzarme.

Le vi irse y emprendí la carrera hacia los dos cervatillos que había olido hace un rato. Se pusieron a correr para de un zarpazo tiré uno al suelo y en carrera me subí encima del otro y le mordí la yugular. Me gustaba mucho la carne de ciervo así que la comí con gusto. Acto seguido me senté en la tierra, cerré los ojos y me concentré. Expandí mi olfato hasta lo máximo que podía que eran ni más ni menos 8 kilómetros. Esto lo aprendí hace y poco y me servía para anticiparme a quién quisiera atacarme. Olí 5 o 6 grandes grupos de humanos y algo más lejos percibí a 2 vampiros, un ángel caído y un cazador. Estaban demasiado lejos así que no les presté mucha atención y me tumbé bajo un árbol a descansar.