*llegué a la zona antigua del Infierno con mi aura totalmente suprimida. me había asegurado de que nadie me hubiese seguido, por lo que una vez hube llegado extendí mis alas y me fui volando por el techo. nadie podía seguirme a la velocidad a la que volaba, algo que encontraba muy positivo. Nada mas llegar al lugar donde guardaba mi dragón y algunas pertenencias de mi anterior vida como Arêsha, coloqué mi mano en la pared. La pared se abrió y la pasé, para despúes de que hubiera pasado se cerrase. Entré a la habitación y saludé a mi dragon con una gran sonrisa y un par de palabras cariñosas. Rugió feliz y le lancé algo de comida. extendí mis alas y alcé el vuelo con una sonrisa mientras miraba la sala. Me puse a rebuscar con la información que tenía, saqué una de las hojas arrancadas y la leí*
"Mas allá del espacio y del tiempo, unas piedras se encontraron. Colocadas estratégicamente las cuevas protegieron drenando la energía a los no-invitados. Mas surgirán nuevos corredores visibles para la sangre de la realeza. Cuidado habrán de tener pues mucho tiempo allí será su destrucción. Piedras que evitan la muerte en el Infierno se esconden, corredores antiguos, corredores nuevos, salas de dragones son lo inesperado, mas en una de ellas alejada de las cuevas un mineral se halla que contrarresta el drenar. El silencio surge, el rugido se esconde..."
*¿Dónde surgía el silencio en aquella cueva? el dragón como de costumbre rugía, pero nunca traspasaba esas paredes. "El silencio surge, el rugido se esconde..." ¿pero dónde? maldita sea, no sabía qué podía ser. Miré a mi dragón y le murmuré*
-¿sabes? trato de dar con el lugar donde el silencio surge y el rugido se esconde, pero no sé que es...
*le dije acariciándole el hocico con cariño. repentinamente el dragón me dio un golpe brusco y cayéndome sobre su lomo*
-¡Ey!
*me quejé, pero no me dio tiempo a hacer nada mas pues alzó el vuelo y me tuve que sujetar. Ascendimos y dimos varias vueltas por el techo, no entendía porque no hacíamos otra cosa que no fuese dar y dar vueltas*
-¿pero qué te pasa?¿qué haces?
*le pregunté extrañada, jamás se había comportado así. De repente me di cueta de que mi voz no se oía y de que mi dragón estaba intentando rugir*
"Dónde el silencio surge y el rugido se esconde..."
*¿en el techo? ¿las piedras estaban en el techo? Miré hacia arriba y vi unas piedras blancas con trozos de metal clavados. había como unas 20 piedras en total útiles, y desprendían un aura extraña. Ordené con una señal al dragón estarse quieto y las recogí. Mientras las iba adquiriendo, notaba como la sala iba perdiendo parte de su encanto personal. recogí 4, con eso bastaría ahora que sabía dónde estaba la fuente de aquél extraño mineral. Con una sonrisa, las guardé en una cajita especial que tenía para esas piedras y el efecto de seguridad se pasó. Ordené con otra señal descender al dragón. Un par de metros mas abajo escuché como rugía de felicidad. Le acaricié con ternura el lomo y saqué una de las flores de recuperación del infierno que tanto le gustaban y se la dí*
-Toma, por ser tan buena mascota y ahorrarme el pensar dónde podrían estar.
*le dije agradecida: por dios, como podía querer tanto a aquel dragón. tras estar jugando un rato con él y haciéndole compañía unas horas, me tuve que ir. Salí con las piedras de la sala sin ue nadie se enterase ni me viese y desaparecí de allí*
*volví un par de días mas tarde, las 4 piedras que había sacado no habían sido suficientes, el grupo era mas numeroso de lo que creía. Con una sonrisa, entré de nuevo dónde estaba mi dragón tras haberme asegurado que no había ningún espía ni nadie en los corredores. Entré y recibí con una sonrisa al dragón, al que le acaricié y con el que estuve jugando un poco. Después, me monté en él y ambos alzamos juntos el vuelo para recoger mas piedras. Fui sacando varias, en el grupo éramos 10, pero mas me valía por si acaso tener un par mas, así que saqué 8 piedras. Con las 4 que tenía (bueno, 3 porque Odin se había quedado con una) hacían 12, 2 mas de las que necesitábamos. Por si acaso decidí sacar otr2 mas, de tal forma que en total saqué 10. Sonreí y descendí con el dragón. Le dí de comer y volví a jugar con él mientras disfrutaba de su compañía. Al de unas horas, me salí del lugar tras haberme asegurado de nuevo de que nadie me vería*