Invitados en mi cueva

Me senté en mi cueva gris con una taza vacía y otra llena de té de melocotón. Había invitado a Wataru y esperaba su llegada. Le debía unas cuantas explicaciones.

Por fin despues de mucho volar llegué al reino de los yasgeniods y llegué a casa de Aral, la verdad esque me esperava una casa mas normal y no una cueva, pero desde la entrada pegué un grito.

-HOOOOLAAAAAAA!! ¿HAY ALGUIEEEEENN?!!!

El eco resoava en las paredes mientras esperaba respuesta.

-Ha llegado el ruidoso.

Grité e iluminé con mi dedo la pared:

-¡Aquí!

una lucecitaaaa, decidí acercarme como un mosquito y ví a Aral.

-Hola.

Lo dije en un tono muy seco, pues no se me habia olvidado lo que paso en Bhava agra.

Sonreí y me incorporé:

-Te has vuelto muy seco para ser un elemental de agua, ¿no crees?

Cogí la taza vacía.

-¿Que quieres de beber?

No pude evitar soltar una carcajada despues de oir ese comentario, sabia que en el fondo Aral no era malo y me senté con el a tomar té.

-Buenooooo, creo que me deves una explicació ¿no crees?

Me senté:

-Sí, ¿pero que quieres que te explique? Porque hay cientos de cosas que querrás saber.

Le hablaba en todo momento mirandole a los ojos.

-Como supongo que sabras, desde que nos conocimos en la taberna, intuyo algo, algo que no me acabó de combencer cuando remilia te sacó las castañas del fuego, si no te importa, me podrias decir ¿con quien hablabas aquel dia?

Esperaba que confiara en mi y que me contara toda la verdad, pues yo al contrario que mucha gente, confiaba en el.

Me quedé un poco confuso hasta que mi compañera me aclaró:

-Él no puede leer las letras de colores...

-¡Ah! ¡Te refieres a con quien hablaba en la taberna!

Sonreí maliciosamente:

-¿Que opinas tu de eso?

Me puse en pié, los secretitos se ivan a acabar aqui.

-¿Que opino? Opino que soy un príncipe y que si estoy en este rango no es por capricho. Mi capacidad de intuición es elevadísima, hasta tal punto que lo que intuyo suele ser cierto, y teniendo en cuenta tu actitud en la taberna (hablando solo) y eso sin hablar de lo que ocurrio en la cueva del origen (gritando solo xD), asi que he llegado a una conclusión algo precipitada.

Le miré muy serio a la cara pensando ser totalmente directo con el.

-Posees un Ater-ego!!

Mi compañera se puso histérica:

-¿Cómo me ha llamado? ¡¿Altera egos?! ¡Tu más!

Reí un poco y la dije:

-No, álter-ego...

Me volví hacia Wataru.

-No la gustan que la llamen asi. Pero ya que eres una de las primeras personas que conocen de su existencia, te dejaré el honor de ponerla un mote, aunque personalmente no la voy a llamar asi, ni ella lo va a considerar como tal.

Bebí un sorbo.

-Eh, que no soy tu hija para que decidas llamarme de alguna manera a partir de ahora...

-Ella mas bien es un alma diferente, y a la vez humana y hermana... Tengo la teoría de que una persona posee todos los conceptos dentro de su cuerpo antes de la formacion de su alma. Por ejemplo, ser hombre y mujer, poseer la luz y la oscuridad, ser sabio e ignorante. No obstante, cuando un alma se forma solo toma un determindo valor dentro de esas posibilidades. Por ejemplo, yo, Aral, tomé el control de la luz, soy hombre, tengo un gusto por lo dulce, etc. Pero a veces coincide la extraña posibilidad de que durante la formacion del alma de un cuerpo, otra alma se forme. Esa alma, debido a que no puede obtener los valores ya obtenidos por la anterior, coge los restantes. Ella es mujer, controla la oscuridad, le gusta lo amargo, etc. Mi alma fue la primera en originarse y esa es la razón por la cual mi cuerpo está mejor adaptado a mi alma, y a su vez ese es el motivo por el que yo soy el que se muestra al mundo en más ocasiones. Y si no tiene nombre es porque no puedo poner nombre a un alma sola, la quitaria su libertad, solo podría ponerle un mote.

Me levanté y miré hacia la ruta desde mi cueva.

-Lo que ocurrió en la cueva del origen fue debido a muchas circunstancias juntas. En un principio yo vivía en el reino de los hechiceros. Pero se acabaron dando cuenta de que yo era una de las pocas personas que estaban formadas por dos almas a la vez. Puesto que el alma de mi compañera era exactamente la inversa a la mia, no podía vivir más en el reino de los hechiceros, y me expulsaron. Tampoco podíamos ir al reino de los brujos, por la misma razón, así que decidí dirigirme al reino de los yasgeniods, donde la gente desviada de su rumbo vivía en paz. Aun así, la gente no me veía del todo un igual que a ellos, porque mis razones para ser un yasgeniod eran diferentes a las suyas. Ellos lo habían decidido así, pero yo no. Por eso decidí renegarme, y poco a poco mis compañeros renegados murieron o desaperciero, quedandome solo y rey de un reino vacío. Mientras todo esto ocurría, poco a poco mi compañera y yo dejamos de luchar y fuimos entendiendo al otro. Si bien un alma toma los valores en su formación, muchos de éstos pueden verse bastante modificados gracias a influencias externas, asi que poco a poco nos fuimos haciendo amigos, y juramos que algún día seríamos uno y podríamos vivir en paz y armonía con la gente. Es nuestro único juramento y decidimos respetarlo. Por eso cuando conocimos a Remilia y nos dio una oportunidad, no pudimos desaprovecharla. Ella lo que pretendía era destrozar poco a poco la región. Explicó que era necesario alguien que poseyera dos almas para transferir un poder de sellado de las Piedras Clave y poder extraerlas de la roca, y para que nadie interfiriera posteriormente en sus planes me dijo que reuniera a gente en el submarino y los debilitara para poder enterrarles bajo la cueva y poder acabar con ellos de un solo golpe. Pero no podía hacerle eso a mis amigos asi que la traicioné para que la castigaran y sirviera de distracción. Pero debido a que nosotros habíamos cambiado mucho desde nuestros orígenes, el sello no funcionó bien. Luego más tarde nos dimos cuenta de que no era necesario ser uno, puesto que la paz y la armonía la habíamos encontrado en nuestros amigos.

Miré a mi colgante de la piedra y le miré a él:

-¿Algo que decir?

La respuesta de Aral me dejó totalmente perplejo, no me esperaba que me lo contara con tal facilidad, otra cosa que me resulto agradable fue el echo de referirse a nosotros como "amigos", savia que en el fondo hice bien en confiar en Aral y ahora sabia lo mal que lo paso en su infancia y podia entenderlo mejor, Remilia se aprovechó de esa oportunidad y asi engañarlo facilmente.

-Me llamas amigo y me cuentas todo esto, estoy impresionado Aral.

Una gran sonrrisa se dibujó en mi rodtro.

-Bueno, ahora ya no vais a volver a estar solos ^^

Me acerque a Aral y agache incline mi cuerpo mirando a su pecho.

-Encantado de conocerte compañera de Aral!

Le dije en alto a lo que bien podia haber sido su desayuno.

Me sentí un poco emocionado por la acción de Wataru, aunque mi compañera se sentía un tanto molesta:

-Dile que no soy una niña pequeña, o le saco las entrañas y me baño con ellas, y después se las meto otra vez por otro sitio totalmente diferente.

Me puse un poco pálido y emití una risa nerviosa:

-¿Algo más que preguntar?

Recordé a que habia venido realmente, mi expresión cambio muy bruscamente y me torne muy serio, no me apetecia bromear con el siguiente tema.

-si, hay algo de lo que quiero hablar.

Le miré firmemente a los ojos.

-¿De que demonios conoces a Fatalis?

-¿No crees que es un poco redundante decir eso de demonios, cuando eso es lo que sois vosotros?

Me senté y cerré los ojos.

-Remilia sabía que tu intuías lo de mi compañera y decidió que era una prioridad eliminarte. Yo no quería, así que cuando por casualidad conocí a Fatalis pensé que podría aprovechar la oportunidad para no tener que hacerlo yo. No es más que eso.

Me senté a su lado.

-Es decir que sabias que me lanzaria a por el en cuanto le viese y confiavas en que el me matase.

Me eche a reir y pare en seco muy serio.

-Un mierdecillas como el no podria ni siquiera acercarseme sin resultar erido, el es la viva imagen del fuego, y yo al fuego...lo apago.

Suspiré:

-¿Y el motivo por el que os odiáis es..?

-Que extraño, pensaba que lo sabrias, es igual, te lo contaré: todo empezó...

OFF: Si sabes la historia haz como si te lo ubiese contado y sino leete mi historia y luego la de Fatalis.

Tras terminar de escuchar la historia, me quedé perplejo:

-Pobrecito...con lo mucho que te quiere...

La ignorancia de Aral y la forma que tubo de "defenderle" no me gustó ni un pelo.

-¿Pobrecillo? ¿que me quiere? creeme, no tienes la mas remota idea de lo que he tenido que pasar por su culpa, ahora no me vengas diciendo que encima es el, el bueno, y encima dice que me quiere, si me quisiera no tendria manera de explicar esto...

Me dí la vuelta y me quité la semitúnica y los ropajes interiores dejando mi espalda al descubierto y asi mostrando una cruel verdad. Las quemaduras se repartian por toda mi piel, sin llegar a su fin, podia verse claramente como llegó a quemarseme la piel hasta llegar a mis músculos interiores, lo que ahora quedaba no eran mas que cicatrices despues de una larga recuperación pero incluso despues de cicatrizar seguian doliendo, no física, sino mentalmente. Giré la cabeza y susurre al volumen justo para que me escuchara.

-Porfavor... No le cuentes esto a nadie, tu eres el único que lo sabe... u.u

Asentí solemnemente, pero después le repliqué:

-Fatalis perdió un ojo...

Le mire con algo de desprecio.

-No, no perdio un ojo, se lo arranque yo, y sigo pensando que fue mas valiente que intentar quemar vivo a tu primo junto a TODA tu banda...

Resalte la palabra "toda" para que comprendiera que yo lo hice solo y que no necesitaba esbirros.

Me rasqué la cabeza algo desbordado.

-¡Bueno! No vas a conseguir que me ponga de parte de nadie, ¿qué intentas con esto? Puedo comprender cientos de cosas de ambas partes, pero sé que Fatalis no quiere que estéis así. Pues yo que tu lo hablaría antes de continuar con esto.

Me dí la vuelta dirigiendome hacia la salida.

-No te preocupes, Aspicious me a mandado ir a buscarle y voy a hacerlo, estas en tu derecho de seguirme y hacer lo que te plazca, pero no te aconsejo meterte en este problema, porque mas de una persona podria morir.

Dicho estó me decidí a irme de alli en busca de fatalis...

Me quedé con el semblante serio y le miré fijamente a la espalda, antes de volverme yo...

-Como quieras, insensato, pero no morirá nadie...