El alma descarriada

-Esos son la gente con la que más disfruto al matarlos... Malditos ilusos, JAJAJA, se creen que por rezar seguirán con vida... - dije con un tono completamente sádico

Me reí con el y el tatuaje volvió a crecer-Acabaremos con todos ellos, formaremos una masacre-dije con una sonrisa sadica dibujada en mis labios.

La gema nde mi frente brilló fuertemente.

-Por supuesto... Eso es lo que más deseo...

Empecé a reirme, primero bajito y cada vez mas y mas alto, hasta terminar en una risa muy lejos de la cordura. El tatuaje se expandio totalmente por mi pierna y mis ojos se volvieron completamente negros, miré hacia abajo tambaleandome levemente. Le miré todabia con esa sonrisa sadica tan inusual y con los brazos caidos-Sembraré el caos y la destruccion...-

Aquella reacción de la vampiresa me pilló ligeramente por sorpresa. Esto solo me produjo una ligera risa.

*Esto es interesante... Todos tenemos secretos, y esta vampiresa esconde algo muy importante... Si no sabe controlar su oscuridad... Realmente acabará mal* - pensé con una sonrisa en los labios.

Me reí y me empecé a pasear por detras de Will con la misma sonrisa todo el rato-Dime William, ¿Que opinas de la oscuridad?-dije expandiendo mi aura totalmente, se podía notar que era completamente oscura, sin un maiz de luz en ella.

-¿Dijiste oscuridad? Locura, angustia, demencia, maldad, tinieblas, sombras, dolor, esquizofrenia, paranoia, sufrimiento, insensatez, deprevación, tortura, crueldad, perversidad, sadismo, trastorno, William... Todo eso es la oscuridad - contesté con una realmente maníaca sonrisa - ¿Y para tí que significa?

Reí fuertemente-Sangre, locura, maldad, extasis, poder, muerte...-me puse seria de repente-venganza-medio grité entre dientes.

-Veo que tienes la concepción correcta, reina de los vampiros. Pero has de saber una cosa, la oscuridad es un arma de doble filo... Es una lucha constante por mantener tu propia conciencia... ¡Sométela! ¡Somete la oscuridad de tu corazón a tus deseos! Solo entonces alcanzarás la perfección. Alcanzarás el placer y el éxtasis supremo cuando las vísceras de tus enemigos resbalen entre tus dedos y el olor y sabor de la sangre culmine como el más exquisito de los manjares...

Al instante me volví serio y sereno.

-Mas si es al revés... Serás tú la que termine de tal forma...

Una risa desquiciada inundó todo el paraje. La risa de la demencia encarnada, poseída por la oscuridad más profunda existente.

Me reí-Mientras que siembre la oscuridad por el mundo, mientras, acabe con la luz, Kahlia me protegera..-susurre con los ojos perdidos en el cielo, aun que a penas podia percibirse por estar tan negros.

Dejé de reír y me calmé.

-Los dioses algún día nos abandonarán, tenlo por seguro.

Cuando dijo eso un gran soplo de aire vino directamente, abrí los ojos y le miré seria-Kahlia nunca lo haría!!-grite cerrando los puños

Cerré los ojos y le pregunté calmadamente.

-¿Entonces a quién adoran los sacerdotes que deseas matar?

Mis ojos se abrieron desorbitadamente, fragmentos de mi memoria vinieron a mi mente de inmediato.

-->Flashback<--
Me despierto por pequeños temblores, miro a mi alrededor "y mis padres?" estoy metida en una bolsa, chillo y chillo sin parar hasta que un golpe me hace quedar inconsciente. Me despierto en una sala oscura rodeada de gente que no conozco, empiezo a chillar, me tapan la boca y me atan. Estoy desnuda tengo miedo, intento escapar pero ya es demasiado tarde. Un hombre sostiene una espada y....
-->fin del Flashback<--

Empecé a chillar, desenvaine mis espadas y miré a William-Te matare- dije mimetizandome y corriendo hacia el, fuí a darle por el costado derecho pero luego me desvanecí y a los segundos aparecí en su costado izquierdo lanzando dos cortes, uno con cada uno de mi espada y uno a cada lado.

-¡Y al fin llegó el esperado momento! - dije con la mirada iluminada

Sebastian al notar que Luccie se movió la embistió con sus poderosas patas delanteras, desviando su ataque lo suficiente como para que pudiera esquivarlo. Acto seguido desenvainé mi espada y pasé mi dedo por le filo. El arma tenía ahora un hilo de sangre que goteaba por la empuñadura. Burlón mostré la sangre a Luccie y la instigué.

-¿Quieres esto que tengo aquí, señora de los vampiros? ¡Deberás ganartelo en ese caso, jajajaja!

Noté el olor a sangre pero lo ignoré con una cara neura, me desvanecí apareciendo justo encima del leon, clavandole mis espadas en el lomo y saltando de encima-Punto ciego del leon, el lomo-dije con tono informativo, me rasgue la muñeca, sacando la suficiente sangre como para hacerme un escudo pequeño que llevaría en la otra mano y silvé con mi silvato, si el leon no había caido con mi espada, se mantendría ocupado con mis murcielagos. Al poco tiempo aparecieron un monton de murcielagos rodeando al leon, me puse en posicion defensiva mirando a William.

Comencé a reír estruendósamente.

-¿Realmente crees que Sebastian caerá en esa trampa?

Justo cuando decía eso mi mascota rugía fuertemente por el dolor causado por las espadas, pero no pareció que le produjera grandes daños. Ignorando los pequeños mordiscos de murciélagos, daba zarpazos y bocados a las pequeñas criaturas y se dirigía hacia Luccy realmente furioso. A su vez, yo me movía con ligereza hacia la vampiresa, enarbolando mi espada para lanzar un tajo vertical mientras realizaba una patada baja para desestabilizarla. En ese instante Sebastian se lanzó a por Luccy con sus garras y colmillos afilados.

-¡Te voy a demostrar por qué nos hacemos llamar cazadores!

Esperé el momento justo en el que William vino hacia mi a la vez que su leon para mimetizarme y desvanecerme apareciendo justo a unos metros, tenían suerte si no chocaban el uno contra el otro, mediosonreí-Y yo te voy a demostrar, porque me llaman reina vampiresa-dije con voz grave, no me hizo falta rajarme una de sus garras me había dado de refilon, había esado a punto de caer, pero no sería tan facil. Saqué mis alas y alcé el vuelo, convertí mi escudo en todas las agujas afiladas que pude y me desmimeticé, con una sonrisa socarrona, lanzando las agujas por toda la zona donde estaban Wiliam y su mascota.

Presentí que haría eso, era demasiado obvio incluso sin tener poderes de intuición. Con una gran coodinación, giré sobre mi mismo y pegué un pequeño salto para montar a Sebastian mientras escapábamos al galope de la lluvia de agujas. Me dio tiempo para coger una de estas pequeñas agujas con la mano y me la llevé a los labios, lamiéndola para comprobar su sabor.

-He de decir que la sangre de los vampiros es realmente repugnante... Ahora entiendo porqué cazáis humanos, jajaja.

Sonreí-Tarde-la sangre que tenía en forma de aguja en su mano, se empezó a clavar en la piel de Wiliam a la vez que las agujas empezaron a levantarse y a lanzarse contra ellos de nuevo en todas direcciones-full control of my blood-susurré y los murcielagos que quedaban (unos 20 aprox.) Se lanzaron a las patas del leon.

-Y así comenzó el festival... - susurré levemente pero lo suficientemente fuerte como para que Luccy me oyera.

De pronto la gema de mi frente intensificó su luz hasta cubrir completamente el paraje. Mi aura se expandió de tal forma que cualquier ser de luz que entrara en ella perecería al instante.



Mi mascota corrió velozmente para esquivar las agujas de sangre, pero los murciélagos seguían persiguiéndonos. Mi mano ensangrentada alzó la espada y a una velocidad increíble empezó a rebanar las cabezas de las pequeñas criaturas mientras que Sebastian hacía lo propio arrancándolas a bocados. Cuando ya no quedó ni uno de ellos succioné con la boca la sangre de la vampiresa que se había introducido en mi mano y la escupí. Después me quedé mirándola fijamente, esperando una respuesta adecuada.

Mis dientes rechinaron levemente pero en ningun momento perdí mi sonrisa-Parece que me tendré que desacer de alguien-me mimeticé completamente y aunque William me pudeira intuir, el leon ya no, eso me daba una gran ventaja. Me desvanecí y luego volví a aparecer detras del leon haciendole un corte en la pata donde estaba el tendon y alzando el vuelo de nuevo.

Sebastian rugió furioso y reaccionó rápidamente para lanzar un zarpazo con las patas delanteras a Luccy, que consiguió herir su pierna izquierda antes de que se alzara demasiado. Después de eso se derrumbó en el suelo, gimiendo de dolor.

-Pobre Sebastian... Descansa aquí mi pequeño amigo, lo has hecho muy bien - dije mientras acariciaba el pelo de mi mascota.

El león se arrastró sobre sus patas delanteras hacia un lugar donde poder descansar. Estando en todo momento cerca de él, guardé mi espada y me puse en guardia de karate.