El alma del guerrero

"Todo aquel verdaderamente instruido en el arte de la espada conoce una gran verdad
y es que todo guerrero se halla incompleto sin su instrumento mas importante
prolongación de su cuerpo, manifestación de su espíritu de batalla
la espada, su mas fiel camarada... El alma del guerrero"

Decenas, quizás centenas de demonios entrenaban en el gran recinto... Aquel patio iluminado por las fuegos infernales, era usado normalmente como pista de entrenamiento para los simulacros de combate real que llevaban a cabo las tropas armadas, aquellos demonios pertenecientes al ejercito que incapaces fe dominar una afinidad elemental por el momento habían desarrollado maestría con sus armas, hasta el punto de a muchos, no serles estrictamente necesario el control elemental que solo unos pocos elegidos podían desarrollar hasta el alcance de un maestro... Y muchos menos llegar mas allá. Habían Arqueros en un extremo practicando con extrañas dianas, algunos lanceros, maceros e incluso guerreros con martillos, pero sobretodo entre las filas de guerreros entrenaban hombres con espadas, armas de entrenamiento en aquel momento romas para evitar innecesarias laceraciones que menguaran el número de hombres.

Pero hoy no me encontraba allí para observar a mi ejercito entrenar, por mas placentero que pudiera resultarme... Hoy era mi propio entrenamiento el que iba a llevar a cabo y es que si bien en mis siglos de vida había desarrollado una gran habilidad a la hora de comprender y blandir mi arma, siempre era bueno mantener esta habilidad en un punto álgido que me permitiera mantener un intenso y mortal combate contra cualquier oponente. Aparte de aquello, había otro motivo que me traía allí... Pero por el momento era algo que aún no llegaba a su hora exacta, por lo que mientras ciertas miradas curiosas paraban unos instantes para verme en mis ejercicio naturales ejecutando cortes al aire fui repasando cada uno de estos, hasta el momento en que mis músculos se hubieron calentado, lo cual no tardó en ocurrir. Ahora necesitaba a alguien real para practicar en combate, algo para lo cual ya me había informado previamente antes de llegar al lugar, consultando a la fuente de siempre... Había entre todos los combatientes un guerrero que sobresalía entre los demás, no recordaba su nombre, pero si la descripción que me dieron, se trataba de un demonio de pelo albino liso y de una longitud que le llegaba hasta la cintura, ojos también plateados y que iba siempre acompañado de su arma, una gran claymore... Arma que ya reducía enormemente la búsqueda, y que junto a sus detalles físicos me permitió localizarlo en pocos segundos...

Se hallaba entre varios demonios, al parecer entrenando combate grupal... Al principio de este le atacaron dos demonios con las espadas en ristre, espadas que me sorprendí en comprobar que al igual que la Claymore estaban afiladas, pero al parecer aquel ataque no supuso ningún tipo de problema para el guerrero, lanzando por los aires sendas armas de un solo golpe, dejando al momento su basta arma apuntando hacia los que no tardaron en darse por vencidos, antes de que los restantes, lanzaran un nuevo ataque grupal... El estilo que esgrimía era impresionante, el tamaño y peso el arma no parecía afectarle, además usaba también el resto de su cuerpo si así era necesario, como demostró en un movimiento en el cual, mientras desarmaba a un demonio al resquebrajar su espada contra el suelo con su zurda estampaba un puñetazo en la cara de otro de los atacantes... Tras esto, el combate duró poco mas y una vez finalizado me acerqué con tranquilidad mientras mis manos emitían un leve y lento aplauso, apartándose todos los demonios, a excepción del albino que tras una leve reverencia se mantuvo en el sitio.

- Unas aptitudes impresionantes... Y dado que eres capa de usar tan diestramente tu espada, puedo suponer que sabes hacer lo mismo con un arma normal? - El demonio simplemente asintió - Perfecto... Empuña tu arma, vamos a mantener un combate de verdad

El demonio no hizo mas que responder con una sonrisa siniestra, que no dude en responder antes de retroceder unos pasos para quedarme en una distancia de inicio aceptable, tras lo cual, al tiempo que el hice un saludo, desenvainando mi espada de un rápido movimiento, sin mostrar sus llamas por el momento, si bien si haciendo aparecer en un color esmeralda brillante las escrituras mágicas que recorrían el filo del arma... Medio segundo después el demonio se lanzó con su arma en ristre a realizar un ataque certero, quizás incluso mortal mientras yo me mantenía en mi posición, doblando las piernas como preparación mientras dejaba la punta de mi espada, empuñada por sendas manos, apuntando al suelo, para en el último momento haciendo gala de toda mi velocidad, apartarme de su golpe, colocando el filo de mi arma al lado de su cuello... El haberle visto luchar antes de enfrentarme a el me había dado ventaja en aquel asalto.

- Ahora que los dos sabemos cual es la especialidad del otro... Podemos empezar en serio – Como respuesta a mis palabras el guerrero simplemente envió un golpe con una de sus piernas a mi torso, golpe que amortigüe con mi propia pierna, si bien debido a la fuerza imprimida en el impacto retrocedí la suficiente distancia como para continuar con el asalto. De nuevo lanzó un nuevo corte, esta vez horizontal, que esquivé dejando mi cuerpo a ras del suelo, para una vez que hubiera pasado por encima de mi ser la enorme forja de metal elevar al mismo tiempo todo mi ser, lanzando un corte vertical ascendente, que logró bloquear en el último momento con un brazalete de metal que portaba en su diestra, blandiendo tras esto a una sola mano la claymore para con el bloqueo intentar alcanzarme, movimiento, que si bien eficaz, gracias a mi velocidad no sirvió de nada, logrando zafarme con un giro hacia atrás, antes de volver a atacar con un tajo certero...

Así siguió el combate durante algo mas de un minuto hasta que, una vez vistas las habilidades al completo y liberando por completo mi aura, hice un rápido movimiento a la espalda del demonio, continuando el giro hasta terminar de nuevo en frente suya, para una vez en esta posición y con el soldado perdido y completamente vulnerable, asestar un rápido corte diagonal desde su hombro a su cadera, antes de que le diera tiempo a bloquearlo, dejando caer sonoramente el arma mientras la sorpresa de los demonios que durante el combate habían ido reunidos alrededor flotaba en el aire... Pero no había echo aquello para perder a uno de los mejores guerreros que ahí se hallaban, por lo que concentrando un octavo de mi energía en una esfera negra en mi diestra, estampé dicha mano contra el cuerpo del demonio herido, el cual al caer de rodillas mostró unos espasmos mientras sus ojos rezumaban oscuridad, para a los cinco segundos parar de moverse, antes de apoyar las manos en el suelo y respirar pesadamente... Su herida ya no sangraba, y su energías no solo habían sido restauradas, si no aumentadas, y si bien había sido a riesgo de su vida, como demonio que era aquello no le importaba.

- Tienes una técnica digna de admiración, y junto a tu poder anterior, ahora gozas de uno superior... Recoge tu arma y entrena a un grupo de demonios e elite que en poco tiempo sean capaces de junto a ti preparar a nuestras tropas como es debido... Pero antes dime tu nombre, demonio - Tras una última respiración fuerte el guerrero volvió a agarrar su espada, manteniendo una de sus rodillas en el suelo y apoyando la planta contraria del pie, al tiempo que empuñando su arma con las dos manos la dejaba en pie delante suya, en una clara pose de respeto y obediencia - Garret mi lord... Mi vida y mi honor os pertenece... a sus ordenes - Asentí ante sus palabras, envainando mi espada, mientras las letras carmesí dejaban de mostrarse visibles - Cuento contigo Garret, empieza cuanto antes... Y que Ihra guíe tus pasos. Te llamare cuando sea necesario

Dicho esto me di la vuelta y me alejé, caminando hacia unos bancos que habían presentes en el lugar, para sentarme con tranquilidad a observar como proseguía el resto del entrenamiento... Ya había una nueva pieza colocada en el reino, que en poco tiempo daría sus frutos.