Volviendo

La mire extrañado, quizás porque como yo no podía enfermar, podían matarme como a todos herirme de muerte pero enfermar y envejecer eran dos cosas que nunca me sucederían, pero tampoco puedo decírselo así que solo dije:

- Consecuencias que yo recuerde tu enfermedad es mortal pero no contagiosa, y tal y como e dicho creo que se puede curar con un buen mago curativo que se allá especializado en esto, o con sangre de unicornio, pero cierto es que hace mucho que no veo ninguno.

Ciertamente no parecía afectarme mucho pero es que yo le veía tanta facilidad, si fuéramos humanos si que seria un peligro hasta me pondrá triste pero en el mundo de la magia casi todo era posible en este tema.

-- No es tan sencillo con una bruja como yo... ademas creoq ue ya no quedan unicornios -- comenté

Agite mi cabeza en forma de negación, y le dije:

- De acuerdo que seas bruja pero por lo que tengo entendido las enfermedades afectan por igual aun siendo un ser mágico, así que te repito no t enfades busca un curandero bueno antes que sea tarde para que te cure y respectivo a lo de los unicornios, podrían haberse extinguido o tal vez no nunca se sabe como juega la naturaleza.

Tras eso me acerque a ella y con ternura la abrace como si de una hermana pequeña se tratase para mi.

- Y tranquila, en caso que se contagiara no sufras por mi nunca me puesto enfermo y no empezare ahora así que relaja te.

Me aparté de igual modo.
-- Aun así no puedo...

- Pues por lo menos pasemos lo bien mi dulce serpiente - Le dije con una sonrisa. - Te propongo hacer algo lo que quieras simplemente quiero una sonrisa, a cambio hoy seré una especie de nose algo.

Le dije con una sonrisa en mi rostro a la espera de una respuesta afirmativa.