Paseando por un mundo de tinieblas

Salí de mi humilde morada, si se podía llamar así a la cueva que hacía las veces de mi casa, al exterior del Infierno para dar un paseo. Realmente podía resultar tedioso vivir en dichas condiciones para alguien que bien podría vivir entre lujos y comodidades, pero yo no me quejaba. Vivir por mi cuenta y riesgo desde tan temprana edad me había enseñado muchas cosas sobre la vida y la no vida.

¿Sería noche o día en la tierra? Realmente eso poco importaba en el Infierno. Era un mundo de tinieblas el que reinaba en este lugar, únicamente iluminado en algunos lugares por las erupciones procedentes del interior de la tierra.

Comencé a caminar por esta hostil llanura, únicamente salteada de algunas rocas por esta zona. A pesar de hacer esto bastante a menudo, no me sentía reconfortada del todo por más que me gustara disfrutar de la soledad, que las cálidas ráfagas de aire y de vez en cuando volar, dejándome llevar por estas corrientes, flotando a la deriva. ¿Cuánto tiempo había pasado? Necesitaba respuestas. Echaba de menos a mi padre y me hubiese gustado conocer a mi padre. En cierto modo, internamente, anhelaba su compañía. Las bestias de este lugar y los peligros del infierno, no habían sido suficientes para mí, necesitaba salir a la luz, a la superficie a conocer nuevo mundo. Realmente era muy deprimente, y no deseaba pasar el resto de la eternidad sola...

Me detuve, sentándome en una roca, esperando o más bien deseando que algo nuevo sucediera algo que me hiciera volver a apreciar la vida. Si no sucedía, yo misma saldría de este lugar en busca de aquello. ¿Qué era esta sensación?

"¡Qué alguien me despierteeeee!"

Me encontraba tumbado en la cama de mi habitación, descamisado y descansando mientras miraba al techo y veía las horas pasar sin cesar por delante, y bueno, no era demasiado difícil adivinar que estaba aburrido... En aquellos días todo lo que había ocurrido y que había hecho podían definirse con esa única palabra... Aburridos. Y es que cuando no hay batallas, apuestas, juegos ni nada por el estilo la vida rodeado de piedras y fuego puede llegar a ser demasiado monótona. Bien era cierto el echo de que yo mismo había elegido a los renegados por dos razones, la primera era que no me gustaba tener a nadie por encima que pudiera darme ordenes, y si bien con los renegados tenía a un rey al que por cierto ni siquiera conocía, no era lo mismo eso que a mas de cinco personas... Lo que podía llegar a ser un tanto exasperante. Pero ahora me arrepentía por el echo de que entre los renegados al infierno no habían demasiados demonios y eso le quitaba la diversión a varios aspectos. No podía jugar a las cartas, no podía apostar vidas ¡Ni siquiera habían demasiadas personas a las que manipular o engañar! Y si bien no me gustaban las aglomeraciones... El resultado final era el ya dicho, aburrido.

Cerré los ojos durante unos instantes, cogiendo aire y volviéndolo a soltar a modo de suspiro, tras lo cual me moví, sacando las piernas por fuera de la cama par sentarme.

- "Como sea esta claro que encerrado aquí dentro no va a pasar nada interesante... Voy a dar una vuelta a ver si ha habido algún incendio o algo parecido"

Con esto en mente me levanté del todo, recogiendo la parte superior de mi vestimenta de una mesa y poniéndomela para tras recoger mi espada, la cual se encontraba colgada de la cabecera de la cama, y colocármela a la cintura salir con tranquilidad de mi estancia en busca de lo único fácil de hallar como entretenimiento en el infierno... La danza del fuego.

Así tras unos cuantos minutos andando en busca de algo interesante me topé con que alguien mas había tenido una idea parecida a la mía y ahora se encontraba encima de una piedra. Se trataba de una chica aparentemente joven pero de una perceptible aura demoniaca comparable a la mía... Así que habían dos posibles opciones en el aire, la primera era que fuera una invitada no deseada, lo cual veía difícil que hubiera sucedido sin haber saltado la alarma general, así que decidí acogerme inicialmente a la segunda opción... Que era de mi bando y también se aburría. Con esta idea en mente me acerqué a ella, parando a unos tres metros de distancia para hacer una leve y poco forzada reverencia.

- Hola, buenas... ¿Noches? Perdona si interrumpo algo, pero estaba andando por los alrededores y no he podido evitar pararme al verte ahi sentada, puedo saber quien eres? Perdona mi ignorancia, pero e de admitir que desde que llegue no me he interesado en saber quienes vivían junto a mi. Por cierto, mi nombre es Noctis.

En mi rostro se dibujó una sonrisa un tanto peculiar mientras la analizaba de arriba a abajo tranquilamente con la mirada... La verdad era que para ser una ser de la oscuridad tenía mas aspecto inicial de ángel, claro que a fin de cuentas yo no era el mas conveniente para hablar de aquello.

"¿Cómo...?" Sin quererlo ni beberlo, parecía que mis plegarias habían sido escuchadas. Tuve tiempo de observarle mientras se acercaba, su aura emanaba un poder considerable, algo que debía respetar, y en cuanto a su apariencia, parecía un chico bastante normal, aparentaba mas o menos la misma edad que yo, aunque su aura me delatase que se trataba de un demonio y por sus palabras pude deducir que era renegado al igual que yo.

- Tal vez debería preguntar lo mismo... Noctis -Pronuncié su nombre dándole cierto énfasis al haberse presentado, con voz suave aunque igualmente armoniosa-. Discúlpame por ser ignorante yo también, pero tu nombre tampoco me resulta familiar -Le observé con cierto interés, cómodamente desde la roca-. Yo soy Caeli.

Sonreí, en la misma aptitud, parecía no tener ánimos de moverme de allí, aunque ahora me sintiese alentada al tener una nueva distracción.

- Es curioso... Yo tampoco me había cruzado antes con nadie por aquí... Por eso creo que estoy en mi derecho de preguntar... ¿Tú no te aburres?

Me crucé de brazos mientras la chica me respondía y se decidía a contestarme. Al parecer por su comportamiento y comentarios ella tampoco llevaba demasiado tiempo por la zona, o eso o es que nuestras líneas eran mas reducidas de lo que yo pensaba en una primera instancia. La demonio se presentó como Caeli, lo cual en un principio me hizo sorprenderme y es que si sumábamos su aspecto con aquel peculiar nombre, el resultado no apuntaba para nada a una habitante del infierno.

- La verdad sea dicha... Me aburro casi a todas horas, por aquí no hay demasiado que hacer y creo que no seria conveniente volver a la superficie sin conocer un poco mas a los que por aquí habitan, pero cambiando de tema... Caeli? Es un nombre extraño para un demonio no crees? Es decir, si no fuera por tu aura pensaría que eres una habitante del cielo con ese nombre y un rostro tan angelical... A, y no te lo tomes a mal, lo digo en el buen sentido, tus rasgos son encantadoramente puros.

Mientras decía esta última parte me acerqué algo mas, quedándome mirándola de cerca mientras sonreía con picardía a la espera de su respuesta, acababa de encontrar algo con lo que entretenerme.

"¿Tanto se me nota?" Me cuestioné incrédula, aunque no lo demostrara. Le devolví la sonrisa con picardía, inclinándome ligeramente hacia delante para ponerme un poco a su altura.

- No, si no me ofendo... -Respondí contagiándome de su picardía, echándome ligeramente hacia atrás, como si me diera aires-. En eso debo haber salido a mi madre... -Miré para otro lado con disimulo, como quien no quiere la cosa-. Y por cierto, gracias por el cumplido -Le miré de lado, tratando de ocultar el ligero rubor que había aparecido en mis mejillas. No lo había pasado por alto, pues a pesar de odiar irracionalmente a los Ángeles, mi madre lo era y consideraba también la belleza que los caracterizaba.

Quisiera o no, este nuevo entretenimiento me estaba divirtiendo, no lo podía negar.

"Que en su rostro angelical debe haber salido a su madre? Podría ser que sea como yo... No, es imposible, me habría enterado en caso de que algún otro ángel hubiera ciado del cielo al infierno, pero entonces que?" - Aquella chica estaba comenzando a convertirse gradualmente en un caso cada vez mas interesante, después de todo, lo que la rodeaba apuntaba a ángel, pero su aura decía todo lo contrario.

- No hay de que... Pero permíteme una pregunta y disculpa mi indiscreción, que madre de una demonio la pone un nombre que mas podría definir a un Angel? Además de lo que has dicho de tus rasgos, un demonio con apariencia angelical es raro de ver...

No me corte ni un pelo con mi pregunta... Que podía pasar? Que no me respondiera? Ya encontraría la forma de enterarme de aquel curioso detalle.

No podía dejar de reír interiormente, me estaba divirtiendo mucho y por ello no podía dejar de sonreír, aunque pícaramente.

- Bueno, quizá antes de preguntar, creo que deberías mirarte al espejo... -Respondí en el mismo tono pícaro-. Yo no tengo mucho con lo que comparar, la verdad. He estado mucho tiempo sin socializarme y mi padre no es un buen ejemplo de comparación...

Sonreí más ampliamente, tras lo que entorné la mirada inclinándome hacia él y fijándola directamente en sus ojos, cuyo color zafiro oscuro podía apreciar ahora más de cerca.

- Hagamos un trato -Dije haciendo una pausa dramática para darle un poco más de intriga al asunto-. Cuéntame tu historia y yo te contaré la mía...

- ¿Mi historia? Supongo que no debería haber ningún problema...

Me había devuelto bien la jugada y es que tras haberla interrogado con alguna que otra cuestión mas quedaría mal incitarla a que respondiera primero ella, aunque ahora me sentía mas incómodo por como pudiera tomarse mi "oscuro" pasado.

- Bien... Empezaré diciendo que si distingo tan bien los rasgos angelicales es por que viví una larga temporada con ellos, y es que... Como decirlo suavemente... Bueno, creo que no hay ninguna manera de suavizarlo, así que, digamos que yo no hace demasiado tiempo era un ángel importante por ahí arriba.

Hice una pequeña pausa... Quería jugar? Pues jugaríamos. Esperé unos segundos mirándola con tranquilidad, como si lo que había dicho fuera lo mas normal del mundo, y así me quede hasta que creí conveniente continuar, generando expectación valla.

- El caso es que ser un ángel no era lo mío, todo el día en las nubes todo blanco e iluminado con radiante luz, era algo cargante la verdad, sobretodo cuando adoras la noche. Aunque lo que mas me molestaba era su visión que no se parecía en nada a la mía, completamente comprensibles con los seres de la luz pero firmes con el mas puro de los oscuros, cuando muchos de ellos eran incluso mas corruptos... Así que un día me canse, y me cargué a media hueste celestial antes de caer en picado hasta el infierno, y mis alas se quedaron negras, algo que sinceramente me parece mas estético, adelgazan. Y esa es mi historia... Ahora preciosa te toca cumplir tu parte del trato, luego si quieres puedes hacer alguna pregunta.

Me crucé de brazos ampliando aquella sonrisa esperando oír su historia. Pero no pude menos que sorprenderme con el comienzo. "¡¿Un Ángel?!" Repetí con incredulidad. De repente aquella sonrisa se había esfumado. En mi cara se contorsionó una mueca de asco y repulsión al enterarme de lo primero, y no pude evitarlo. Y ahora no pude evitar retroceder reprimiendo una mirada de odio, que se iba incrementando por momentos a medida que incrementaba el silencio.

Sin embargo, aquella sensación desapareció al instante, como si nunca hubiera existido, pasando sentir alivio y cierta vergüenza por haberme precipitado y no haberme esperado a escuchar el resto. Bajé la mirada y la volví a alzar con timidez cuando me recordó las cláusulas del trato. Asentí, respirando profundamente unos instantes para recuperarme de aquél trago.

- Todo lo que sé, es que mi padre era Demonio y mi madre un Ángel... -Dije de un tirón, volviendo a tomar aire antes de proseguir-. Su historia, la desconozco, mi padre no llegó a contármela... Pero sí sé que a ella la ejecutaron -La última palabra la pronuncié con cierto desgarre, fijando mi mirada en el vacío, con un odio indescriptible-, y que por suerte fue después de darme a luz, por lo que mi padre pudo recogerme... -Me suavicé ahora, la historia había cambiado de bando-, renegándose para poder cuidar de mí. Pero murió cuando yo tenía diez años de edad y desde entonces he vagado sola por esta tierra hostil... De los motivos de su muerte, sé que estaba infectado por algún tipo de enfermedad que por entonces no llegaba a mi comprensión, pero era como si su aura se consumiera y terminó por apagarse del todo...

Miré hacia arriba, a donde se encontraría el cielo si en el Infierno hubiese, parpadeando ligeramente, para que las lágrimas no fluyeran, pues recordar aquello no me era para nada agradable.

- Ah... y sobre el nombre... era el de mi madre... -Añadí al final.

Sus reacciones a lo largo de mi historia me parecieron divertidas... Si bien no me agradaba el echo de que me hubiera mirado durante unos instantes con asco al menos no me había atacado por lo dicho y después parecía haberse recuperado, dejando de mirarme de aquella manera aparentemente avergonzada por haberlo hecho, lo que no hacía demasiado difícil darse cuenta de que odiaba profundamente a los ángeles... Algo que me fue confirmado cuando comenzó a hablar.

- Valla, es una historia triste... Siento que te halla hecho sentir mal, la verdad es que me esperaba algo mas parecido a mi propia historia. Y lo que le ocurrió a tu padre no es tan raro, todos sabemos lo malo que es para un ser de la oscuridad exponerse demasiado a la luz y el tubo nada mas y nada menos que a una hija con una ángel... Lo extraño es que tu madre no muriera a mitad del embarazo en lugar de ser ejecutada teniendo en cuenta lo que llevaba en el vientre.

Me paseé con tranquilidad por la zona, hasta ver una piedra cercana a donde se encontraba ella y a una distancia parecida de su asiento improvisado.

- Ahora entiendo porque me has mirado así cuando he dicho que antiguamente era un ángel... Aunque a mi los de mi antiguo bando ya me repugnaban antes incluso de caer.

Asentí a lo que me decía, con la cabeza gacha, en un principio guardando silencio, dándole vueltas a los recuerdos, ensimismada, de mi propia historia que trataba de imaginarme en mi mente aunque no los hubiera presenciado.

- Siento haberte decepcionado... -Levantando la mirada hacia él, y aunque tuviera aun los ojos húmedos y por ello me brillaran más los iris diamantinos, esbocé una cálida sonrisa-. Y perdona por lo de antes, como has podido ver, es algo que me sale instintivamente, no lo puedo evitar...

Apoyé las manos en la roca para impulsarme hacia abajo de forma grácil y elegante, para acercarme después caminando con pasos tranquilos hacia él, sentado en una piedra cercana. A medida que me acercaba mi mirada de nuevo volvía a tornarse pícara. Parecía que toda la tristeza anterior se hubiera esfumado, o eso, o había logrado apartarla para que no me interfiriese en este momento.

Comencé paseándome por delante de él mientras iba formulando en mi mente aquello que le iba a decir.

- Bueno... Ya hemos cumplido cada uno nuestra parte del trato, y a pesar de todo, me ha parecido divertido, pero... ¿Qué te parece si lo enrevesamos un poco más? -Pronuncié la sonrisa, deteniéndome frente a él y cruzando las manos por delante de mí a la altura entre la barbilla y el pecho de forma maquinadora-. ¿Habías salido solo a pasear o tenías algún otro motivo? Si es así, puedo acompañarte, si no te parece mal -Añadí-. Si no, y ya que los dos necesitamos matar el aburrimiento y da la casualidad de que nuestros caminos se han cruzado, podríamos ir a dar una vuelta a ver qué nos encontramos... ¿Te parece?

Me senté en la piedra a la que me había acercado mientras Caeli me respondía a lo que yo había dicho... "Quizás debería haber dicho algo mas consolador, como se enfade me vuelvo a quedar solo con las piedras y el fuego" Pero a diferencia de mis pensamientos la joven demonio no parecía estar para nada enfadada, si bien y ahora que me fijaba un poco mas pude notar que sus ojos estaban húmedos, posiblemente por lo que había recordado antes, pensé en consolarla, esta vez de manera adecuada, pero al parecer ya se la había pasado, o al menos gran parte.

- Lo que propones es interesante, sin embargo y aunque se me ocurren miles de maneras de pasar el rato de manera entretenida, pocas pueden hacerse por aquí...

Dicho esto me levanté de donde había decidido sentarme, emitiendo una breve y suave risa por su comportamiento mientras sonreía misteriosamente antes de continuar hablando.

- Pero creo que de las opciones que me quedan, exceptuando mirar el fuego o tirar piedras por los precipicios debería descartar el resto... Así que y como ya estoy un poco cansado de estar aquí encerrado, que te parecería salir al exterior? O si no, que crees que podríamos hacer por el infierno solo nosotros dos, a mi no se me ocurre nada mas, claro que si simplemente quieres caminar no tengo objeción.

Dicho esto con extrema tranquilidad, aunque un toque pícaro bastante perceptible no solo por el tono hice un gesto de duda, alargando la mano hacia ella como si la diera la entrada a resolver mis dudas sobre la situación y decirme que prefería hacer de lo expuesto.

Emití una risita nerviosa ante su proposición. "¿Es posible que me esté proponiendo lo que estoy pensando?" Sin embargo, y antes de dejar que aquello me afectara más, decidí pensar que no era tan rebuscado y que mi mente me había jugado una mala pasada o que lo había malentendido.

- Hmm...

Me crucé de brazos enarcando una ceja pensativa. Lo que proponía de salir al exterior, no me parecía mala idea, sin embargo...

- Bueno, siempre podríamos explorar el Infierno en busca de algún otro renegado y, digamos... que espiarle y reírnos de él -Dejé escapar una pequeña risita-. Sin embargo, me parece mucho más atractiva tu propuesta de salir al exterior.

Sonreí de nuevo, esta vez no había signos de picardía. Me descrucé los brazos y apoyé las manos en mi cintura, en forma de asa.

- ¿Qué propones? Montaña, playa, desierto, bosque... ¿o visitamos una ciudad?

Escondí una reacción placentera ante su primera reacción al mostrar una risa nerviosa... Al parecer había entendido el significado oculto de mis palabras, aunque claro, dado que estaba oculto podía haber sido solo una imaginación suya... Me encantaba jugar así con mis palabras.

- Podríamos reírnos de el pero igual eso no sería del todo conveniente para mi posición, no se para la tuya... Al menos no hasta que conozca a alguien mas, que esa es otra, cualquiera encuentra a otro renegado interesante por aquí así que... Que tal algún bosque? Es mas interesante, hay agua, árboles, e incluso puede que montaña.. Además de animales, me encantan los animales...

Miré alrededor, intentando recordar por donde se salía de aquel lugar... Por desgracia no había ningún cartel del tipo (Al exterior por aquí -> ) así que ahora tenía que recurrir a mi memoria, que por suerte era buena.

- Vale pues, si te parece bien podemos irnos, creo que la salida esta por aquí - Dije señalando a mi derecha - Aunque admito sugerencias, no estoy del todo seguro del camino a seguir.

Me hizo gracia su comentario, por lo que lo expresé claramente en una carcajada.

- Me parece bien -Respondí, sin objetar nada, ante la sugerencia de ir a un bosque.

Me alejé de él, retrocediendo unos pasos, para mostrar mis alas de plumaje negro como la noche y expandirlas al momento.

- Vamos, entonces -Le indiqué con una sonrisa, antes de batirlas e impulsarme hacia arriba, ascendiendo un gran trecho en la primera batida.

Me mantuve en suspensión unos instantes, sosteniéndome con el control del aire, esperando a que me imitara para emprender el vuelo en la dirección que había indicado, pues también creía que fuese por ahí.

Me quede mirándola cuando mostró sus alas y se elevó en el aire dispuesta a salir volando de aquel lugar, percatándome de que al esperarme se quedó completamente suspendida de una manera que solo podía hacerse de una manera, o al menos yo solo conocía un método para los demonios "Así que es una elemental de aire? Curioso"

- Bien, vamos... A ver que tal se nos da el día

Dicho esto mostré mis alas, creando un leve golpe de viento al expandirlas y elevándome de golpe en el aire - Entonces nos vamos... Sígueme a ver a donde llegamos a, por cierto, buen control del aire - Sin mas volví a aletear, saliendo casi disparado de aquel lugar, aunque procurando mantener un ritmo estable por si acaso ella no era capaz de seguirme, cuando mostrara su verdadera velocidad ya me adaptaría... o la pediría que frenara en caso de que se me escapara, aunque eso era realmente difícil.

Le observé mientras él se ponía en marcha, no pudiendo evitar la sonrisa acompañada de una ligera risita ante su apreciación sobre el control de mi elemento.

- Gracias -Le dije sin más, antes de suprimir la suspensión en el aire e impulsarme ágilmente hacia delante, colocándome a su altura sin problemas.

Ambos volamos a la par por el cielo infernal cuales aves surcando la oscuridad de este mundo de tinieblas hasta perdernos en la lejanía.

Off: Tras una serie de sucesos volvemos de -> https://creatureswars.forosactivos.net/el-rincon-de-eliria-taberna-f54/un-alto-en-el-camino-para-un-trago-t1209-30.htm

On:

Ahora que estábamos cerca de la entrada que conocía al infierno las nubes que antes ya no resultaban amenazantes volvían a encontrarse con nosotros, siendo mala suerte que nuestro recorrido nos llevara hacia estas, pero a fin de cuentas eso no presentaba un problema demasiado grande, ya que no mostraban carga eléctrica alguna y aunque si estuvieran descargando algo de lluvia sobre el territorio al ir por encima de estas no nos afectaría hasta que tuviéramos que descender... Cosa que ya debía suceder.

- Bajemos rápido para mojarnos lo menos posible, aunque de todos modos no podemos esquivar todas las gotas de lluvia... Ves tu delante y nos cubriré a los dos con una barrera de viento, y si alguna se cuela, total, solo me afectará a mi.

Sonreí hacia Caeli tras mi proposición, frenándome levemente para pasar de su lado a su espalda y empezando a producir una capa de viento a modo de paraguas por encima de mis alas que se renovaba a cada leve aleteo. De esta manera en cuanto empezara a descender yo la seguiría, cubriéndonos a ambos de la lluvia hasta pasar a resguardarnos, volando después un trecho mas hasta la zona "residencial" de los renegados.

La noche aun no había terminado en el mundo mortal, para nuestra suerte, por lo que con ello y gracias a que la tormenta se hubiera desviado en otra dirección, pudimos sobrevolarlo sin problemas hacia la entrada por la que habíamos salido del Infierno anteriormente. No pude evitar sonreír ante su ocurrencia, era un gran invento el paraguas de aire.

- Deberíamos aprender a entrar y salir del Infierno de un modo más rápido cuanto antes, nos ahorraríamos esta clase de inconvenientes...

Comenté antes de adelantarme, ante la invitación de Noctis, al túnel que comunicaba ambos mundos. Sobrevolamos el inframundo, dejando a un lado el reino oficial de los demonios para adentrarnos en la tierra de los renegados. Seguí mi instinto para guiarnos hacia el lugar donde Noctis y yo nos habíamos conocido, ya que creía a ambos nos quedaba cerca de "casa".

Esta vez me detuve en el aire y comencé a descender batiendo las alas lentamente para aterrizar al modo rudimentario que gastaba mucho menos poder, ya que allí tampoco tendríamos porqué actuar con aquella prudencia, pues nos encontrábamos en nuestro territorio. Aunque como siempre mis pies se posaran en el suelo de forma suave y gracil.

- Por cierto, Noctis... y perdona por la pregunta y mi ignorancia... Antes en la taberna, antes de marcharnos, le hiciste un comentario a nuestro amigo acerca de Zetros... Bueno, si lo que me contó mi padre acerca de él estaba bien encaminado, es uno de los dioses del bien, ¿no?

Le observé con curiosidad, pues aunque me hubiera propuesto investigar acerca de otros dioses, quería tener claro de quién hablaba.

En menos de un minuto ya estábamos en el lugar de cual nos habíamos marchado unas cuantas horas atrás, nada había cambiado en aquel ambiente, tranquilidad, rocas y fuego "Ni siquiera símbolos o estatuas que alteren el panorama, esto es un poco como..." Una nueva pregunta de Caeli me sacó de mis ensoñaciones, se trataba de una curiosidad sobre Zetros.

- Si, lo conozco... Obviamente no en persona claro, pero durante mucho tiempo tuve en parte que servirle como ya sabes, y bueno... Podría decirse que fue en parte el gran causante de mi abandono a la luz. Se supone que es el dios del orden, de las leyes, las ordenes espirituales... El dios de la hipocresía en estado puro, aquel que dicta que solo los seres de la luz y todos ellos son puros, cuando sus atrocidades pueden llegar a ser las peores al no ser castigados... Sinceramente, no me extrañaría que Heller le odiara con profundidad, es el único dios por el cual una familia perseguiría a su hijo solo por mostrar un don que el no pidió.

Caminé unos pasos hasta situarme de nuevo al lado de dos piedras cercanas entre si que podían servirnos de asientos.

- Siéntate por favor y te definiré si así lo deseas todo lo referido a Zetros y de por que los seres de la luz nunca serán capaces de complacer a todos sus dioses... Solo si te interesa claro.

Escuché su exposición con atención. Me hizo gracia su apreciación personal... "El dios de la hipocresía..." Repetí en mi mente, quedándome con aquella apreciación, sin poder evitar una pequeña risita. Asentí ante la referencia que lo relacionaba con Heller, ahora lo comprendía...

Le seguí con la mirada hasta que se fue a sentar en una piedra, invitándome a sentarme en la de al lado para terminarme de contar la historia más detalladamente.

- Por supuesto.

Me adelanté, dando un pequeño brinco entusiasmada como una niña y como si de una danza se tratara me senté a su lado sin apartarle la mirada, que me sirvió de eje para dar un pequeño giro antes de sentarme en la roca de forma sutil, armoniosa y sin dejar de representar mis, en ocasiones, graciles movimientos.

- Continúa, por favor.

Pedí abriendo los ojos de par en par, apoyando la barbilla sobre mi mano derecha, cuyo codo se sostenía apoyándose en mi rodilla. Parecía una niña que esperaba con entusiasmo escuchar un cuento.

En cuanto Caeli se hubo sentado donde la indiqué yo hice lo propio, apoyando ambos codos sobre mis rodillas, inclinándome levemente y cruzando las manos por delante de mi cara mientras observaba un tanto divertido su reacción ante lo que la había dicho.

- Me alegro de que te entusiasme lo que cuento, aunque igual no todo te agrada tanto. Empezaré por lo bueno, claro que solo es mi punto de vista. No se hasta donde llegara tu conocimiento de las divinidades pero haré un leve resumen, este mundo tiene un total de doce dioses, los cuales se dividen en luz, neutros y oscuridad, en grupos de cuatro... Dicho esto aclarar que quizás los mas irregulares sean los de la luz, por sus aparente conflictos internos si estudias sus funciones.

Descrucé las manos, dejando caer una de estas y elevando la otra con todos los dedos excepto uno recogidos.

- Primero tenemos a Acrisea, la que podemos describir como diosa suprema de la luz, el sol y el día. Zelat, el dios del valor. Samasha, bondad y amor, referida también a cualquier vinculo amistoso. Y Zetros, defensor de las leyes... Ahora bien, cualquier ser sobrenatural de la luz va en algún momento en contra de como mínimo dos de ellos... Yo por el momento tres y a la ultima la tengo en ascuas, no por decisión propia. Según su visión todo lo oscuro ha de ser destruido, cuando en realidad eso ya esta llendo en contra de la bondad mandada, sin contar con que sus lees, que persiguen la muerte que muchos de los nuestros ejercen, los hace matar a ellos mismos en un acto de brutal hipocresía representada por Zetros, mientras que la muerte esta representada por Saphine, la cuarta divinidad de la oscuridad eterna aliada de Irha, dioses oscuros a los cuales yo ya he servido, como en realidad casi todas las criaturas de este planeta, ya sea un ser equivalente o uno "inferior" yendo en contra de la creación... Lo vas entendiendo?

Ante mi última pregunta hice una breve pausa, esperando a lo que Caeli quisiera decirme sobre mi narración, alguna duda, o incluso anotación por su parte, para de lo contrario y si así me lo indicaba continuar, aunque el concepto básico sobre el fallo de la luz estaba ya explicado.

Escuché con atención lo que Noctis me contaba acerca de los dioses. Su opinión estaba muy arraigada, eso había que reconocerlo. Pero si de algo estaba segura, era que había acertado en preguntarle a él, pues compartía su opinión respecto a los dioses de la luz. Su visión era muy acertada.

- Bien visto son los seres más oscuros del mundo, mucho más que los propios de la oscuridad... Son más sanguinarios y racistas con eso de la... pureza... Pero sí, con eso de las limpiezas al final no cumplen con lo que predican, acaban rindiéndoles tributo a los dioses de la oscuridad... Sobre todo a Irha, el dios de la guerra... se debe de poner las botas con ellos. Si es que no me extraña... Zetros los corrompe.

Comencé a reír más o menos a mitad de mi intervención, con lo de las limpiezas.

- La verdad es que con los dioses de la oscuridad estoy más familiarizada, mi padre me habló mucho más de ellos... Aunque me gustaría escuchar la historia de tus labios, si no te importa... Me gusta la visión que tienes de los de la luz.

Sonreí entusiasmada, esperando a que prosiguiera con la historia.

Escuché las opiniones de Caeli hasta el último punto, en el cual brotó una sonrisa un tanto siniestra extrañamente pícara fácilmente perceptible, ante la oportunidad que sus palabras me habían brindado, si bien sin explotar esta demasiado, puesto que aquello de lo que estábamos hablando me parecía algo en cierta manera serio.

- Por supuesto... Pide todo lo que quieras de mis labios y no dudaré en dártelo... Bien! Que iba diciendo... A si, los dioses de la oscuridad. Quizás algunos secuaces de la oscuridad tampoco les son completamente fieles, pero esto es un caso mucho mas extraño. Irha, ya te había hablado de el, el dios de la guerra y la destrucción en cualquiera de sus facetas, desde meros conflictos personales a batallas multitudinarias de desastroso final, además de cualquier acto de destrucción aunque no sea directamente hacia otro ser... Nuestra naturaleza radica en el, dado que nuestro control natural se basa casi principalmente en la destrucción, dándonos esta poder, aunque esto no tiene por que ser algo horrendo como otros podrían pensar... Por ejemplo, recuerdas nuestra estancia en el río, cuando hice flotar aquellas hojas convirtiéndolas en un polvo que aunque simple estaba dotado de belleza natural? Si analizamos fríamente la situación lo que hice principalmente... Fue destruir las hojas secas para crearlo y muchas mas cosas pueden salir de esta.

Paré unos instantes, aclarando mis ideas al darme cuenta de que me había centrado excesivamente en Irha... Además de que casi solo estaba hablando yo, lo cual aunque era lógico al estar explicando m visión de los Dioses, me resultaba un tanto extraño.

- El primero de los dos dioses de la oscuridad que aún no he nombrado es a mi parecer el mas siniestro de todos, incluida de la propia Saphine, a la que en realidad veo como un paso necesario en el equilibrio... Nilven el dios del caos y la desesperación, por supuesto es completamente necesario, ya sea porque sus grandes apariciones suelen desviar a una ayuda para Irha o Saphine, o porque el mundo necesite un nuevo equilibrio, que en su caso suele ser nombrado como desequilibrio... Y ya solo me queda Kahlia, diosa suprema de la oscuridad y la razón principal de mi abandono a los cielos, algo que tu ya sabes, y es que ella es l diosa de la noche, la luna y la inmensamente incomprendida oscuridad que todos y cada uno de los seres de este mundo llevamos dentro, no por nada mi nombre hace una alusión a ella y es que paradójicamente fue mi única luz durante todos los años antes de mi caída, siendo eso una clara discriminación del resto de los celestiales hacia mi y es que un ángel de la noche es difícil de ver, pero para mi es sin duda la diosa a la que sirvo por encima de cualquier otra fuerza, ahora y antes.

Mientras hablaba, al final del todo cuando mis palabras hicieron alusión a Kahlia una nueva sonrisa pudo verse reflejada en mi rostro, una sonrisa difícil de ver en el, puesto que no estaba disfrazada de ironía, picardía o malicia, era pura y brillante como la luz lunar.

- Y dado el riesgo de dormirte... Creo que voy a parar con mis palabras y pedirte que ahora seas tu la que me de su opinión sobre una divinidad en completo, la única de la luz a la que he salvado de la incomprensión de todos los seres, ya que aunque es la mas mancillada es también la mas compartida por luz y oscuridad... Ahora háblame de Samasha, quiero ver si eres capaz de comprender el significado final de todo lo que he explicado, o al menos el significado en el que yo creo y si no... Ver tu punto de vista.

De nuevo una ironía, era de esperar viniendo de él, aunque hubiese hecho la petición de forma completamente desinteresada en ese sentido. Hice una mueca, al respecto, un tanto divertida.

Ahora era el turno de Irha, precisamente era el dios que más conocía, y al que pretendía rendir tributo el día que vengase a mi madre. Aun así, Noctis se recreó bien recordándome cuál era su voluntad divina, haciendo alusión al juego que hizo con las hojas en el río de las luciérnagas del bosque que habíamos visitado, señalándome un pequeño ejemplo de destrucción. Después me hizo un repaso entre los demás dioses de la oscuridad, a los que también conocía, centrándose en Kahlia, la diosa a la que él más adoraba, contándome que fue su luz la que le guió a seguir este camino. Concluyendo con ella su exposición, mostrando un tipo de sonrisa que no había apreciado antes en él... Kahlia parecía hacerle mostrar la pureza que había en él, algo que me hizo mostrar a mi también una sonrisa, pues era como si le hubiera visto por primera vez... Y me pidió entonces que prosiguiera yo, exponiendo yo ahora mi opinión sobre una de las diosas de la luz...

- Samasha... -Suspiré-. Diosa de la bondad y el amor... representa las virtudes de las personas...

Recité aquellas palabras como si las acariciara, con suavidad y a la vez escalofriante. Recordaba bien las palabras con las que mi padre la describió la primera vez. Se me sobrecogió un nudo en el pecho, humedeciéndome los ojos, ella fue la que causó la unión entre Darkion y Caeli... mis padres.

Bajé la cabeza para tomar aire. ¿Por qué todo me recordaba a ellos? Apreté el puño, me daba rabia, mostraba una de mis grandes debilidades. Suspiré con fuerza por la nariz, tratando de recobrarme para hablar de un modo objetivo y personal sobre ella, sin meterlos a ellos.

- Podría decirse, aunque quizá contradictoriamente para mí, que es una de las diosas a la que más venero... lo único moral que me queda de mi madre.

Hice una nueva pausa, la había mencionado... pero no por ello me iba a poner triste de nuevo, sino que gracias a ello me haría más fuerte.

- Es la que vela por el buen trato, las relaciones entre las personas, alianzas entre razas... por la paz. Es la más pura de todos... Sin ella quizá no hubiéramos confiado el uno en el otro -Le miré a los ojos, aun me brillaban por las lágrimas anteriores-. Sí, Noctis, es ella la que me da esperanza. ¡Deseo ser aceptada entre los míos! No lo puedo evitar, está en mi naturaleza. Es la más noble de entre todos los dioses, y por supuesto no incluyo a los dioses de la luz entre los "nobles" por naturaleza, pues como tú bien has dicho, son contradictorios...

Hice una pausa, esperaba ver su reacción y si tuviese algo que añadir. No estaba segura de haber sido completamente clara en mi explicación, pero es que era lo que yo sentía. Y aun quedaban los dioses neutrales, de los cuales muchos me interesaban y les rendía culto. Tal vez, tampoco estuviera en mi naturaleza, pero los dioses neutrales representaban todo aquello en lo que yo creía: Justicia, Sabiduría, Conocimiento, Equilibrio... y había sido una de ellas la que había creado la obra de arte en la que vivían los mortales.