Reclutando para la Guerra

No tardé demasiado en ponerme en marcha. Encargué al recién nombrado Mensajero Jefe del reino renegado, que avisara a todos los Guerreros para que asistieran al acto en el que se habría de hacer una primera reorganización del Ejército. El lugar escogido era una amplia zona de entrenamiento en el exterior. Los demonios fueron llegando a la hora acordada y cuando me pareció que podrían estar todos, me coloqué frente a ellos hacia el centro, mostrando mi aura denotando mi nivel para que todos me reconocieran como tal, y alcé las manos para llamarles la atención. Guardaron silencio.

- Bienvenidos. Muchas gracias a todos por venir. Soy la Princesa Caeli et Terra. Os he hecho venir para conocer vuestras habilidades, para poder así organizar nuestro Ejército y prepararnos para la Guerra.

Fue mi presentación. Hice una pequeña pausa, aprovechando para abarcar a la mayoría con una mirada penetrante, antes de proseguir.

- Para seguir un orden... Os colocaréis formando una fila e iréis pasando por turnos al frente, donde debéis realizar una pequeña demostración de vuestras habilidades. Tras la prueba, nos dividiremos en grupos, uno por cada elemento. Pero no os preocupéis si alguno no podéis controlar ninguno, ya que seréis entrenados en otras destrezas para garantizar de este modo la utilidad de todos y cada uno.

Guardé silencio de nuevo, abarcándolos nuevamente con la mirada.

- Así pues, podéis ir pasando.

No tardaron en organizarse y formar una fila. Fueron pasando uno a uno, la cosa iba bastante fluída. Llegaban, hacían una pequeña demostración de su control elemental y eran asignados a un grupo.

Esperaba que los grupos se organizaran rápidamente, para poder comenzar los entrenamientos lo antes posible.

OFF: Acepto la invitación encantada ^^

ON:

Ya no recordaba el color del fuego. Tan electrificante, vivo, peligroso…Mmm. Magnánimo. Aspirar su aroma es volver a nacer una vez más. Cuanto he extrañado todo esto, ya casi he olvidado la primera llama que atrapé con mis manos. El fuego quema pero también danza con hermosura si lo tratas con cariño, crece como un pequeñuelo y cumple los deseos más ardientes de todo ser.

¿Me estoy volviendo loca o qué? Juro que como me vuelva a obsesionar con esa chimenea me asentaré en la habitación más sombría de todo Yggdrasil. Realizo una mueca de consternación y revuelvo mis cabellos tratando de olvidar el suceso. Es agradable comprobar que ciertas apetencias nunca cambian, ni siquiera el tiempo ha podido con ellas. Abro y cierro mis manos varias veces tratando de que se ajusten mis guantes con mayor precisión. Recojo de manera conveniente mi melena para tapar la mitad de mi rostro arrasado por la cicatriz. Echo mi espada al cinto y agarro mi armónica. Ya basta de vino y estupideces. ¿Cuántas podré beberme en un día? Tan borracha estoy de ellas como de buenas ideas.

Necesito despejarme un rato o quizás sentir de nuevo que el acero y yo somos uno. Hace tanto tiempo que no empuño una espada que mi destreza habrá empeorado considerablemente. Todo parece estar dispuesto para librar los tiempos que nos tocan vivir. El comercio ha limitado sus servicios, los edificios se alzan más fríos y vacíos que nunca, los rostros se muestran intranquilos pero también amenazantes. Tenemos que luchar una vez más, yo también siento la llamada del fuego.

Creo recordar que hoy era el día que se iban a mostrar ante nuestros oficiales todos y cada uno de nuestros demonios para servir al Rey. Me pasaré y observaré. A veces tomar uno de sus rostros en el campo de batalla como referencia, da vigor ante el enemigo. También puedes aprender mucho de sus costumbres y alentarlo en los momentos oscuros. Me coloco detrás de unos demonios fornidos. Sí de esos que parecen haber estado dándoles golpes a las piedras toda su vida, mucho músculo pero no les preguntes su nombre… Recorro con la mirada hasta donde me alcance para ver sus semblantes. Por haber, hay de todo, menos mal.

Al rato un aura espectacular se presenta ante nosotros. ¿Es ella? Nadie me había dicho que fuese ella en persona quién hiciese la revisión y designación. Sonrío para mí y escucho cabizbaja sus indicaciones. Cuando les toca el turno a las moles que tengo delante, me rasco la barbilla vacilante. ¿Cómo era esto del protocolo; primero se presenta uno o primero se hacen las reverencias? Chasqueo la lengua. Hinco rodilla en tierra y sin perder la sonrisa saco la armónica de mi bolsillo.

Mi Alteza, esta es mi danza.-Desenvaino ligeramente la espada para que las llamas puedan llegar a mí y cierro los ojos. Descubro mi aura mientras el fuego dibuja círculos de fuego que se van intercalando unos con otros al son de mi armónica. Más grandes, más pequeños, todos parecen bailar a mi alrededor. Abro los ojos y con un gesto rápido dirijo las llamas de nuevo a mi espada, volviendo a envainarla. –Un placer bailar junto a mi Alteza contra un mundo loco. Me llamo Alayne, aunque otros prefieren llamarme cosas peores.-Le comento con un gesto divertido.

OFF: Bienvenida, Alayne! ^^

ON:

Los diferentes demonios fueron realizando sus presentaciones. La mayoría de ellos, aunque diestros en sus elementos, eran demonios comunes. Necesitaríamos un buen número de ellos para poder disponer de un poder considerable.

Entonces sucedió algo que no me esperaba. Una mujer demonio se presentó ante mí llegado su turno. No podía percibir sus rasgos al detalle debido a la distancia que nos separaba, pero al menos podía apreciar en su aspecto una singular belleza. Percibí su aura en cuanto ella lo descubrió, mostrándose en presencia y poder equiparable al mío. Aquello me sorprendió, nadie me había hablado de ella hasta el momento. Observé cautivada su demostración impecable del control del fuego, en una bella danza con las llamas que hizo surgir de su propia espada. Aquél espectáculo me conmovió.

En cuanto ella volvió a envainar su espada, dando por finalizada su actuación, no dudé... Avancé hacia donde se encontraba, rompiendo completamente los esquemas aplicados a las demostraciones anteriores. Le tomé la mano derecha con ambas manos y me arrodillé, hincando la rodilla en el suelo, con el busto ligeramente inclinado hacia mi pecho en señal de lealtad. Tras lo que me volví a poner en pie pasados unos instantes, posando mi mirada en sus ojos con calidez.

- Es un gran honor tenerte entre nuestras escuadras, Alayne -Le dije con voz suave, sin apartar mis penetrantes ojos diamantinos de los suyos de un azul profundo como el océano-. Y, por favor, llámame Caeli.

Sin soltarle la mano todavía, la atraje hacia la posición que yo antes ocupaba, invitándole a que ocupase la que le correspondía a ella como Princesa a mi lado. Tras lo que, volviéndome de nuevo hacia los demás demonios que faltaban por realizar su demostración, le liberé dicha mano con suavidad.

- Creo que deberías encargarte de los elementales de fuego -La observé por un instante, sin ladear del todo el rostro para no perder de vista a los demás demonios-. ¿Crees que podrás enseñarles tus conocimientos para reforzar su entrenamiento, Alayne?

Pregunté aquello mientras continuaba examinando a los siguientes demonios.

Sonrío y parpadeo no dando crédito a la cortesía ofrecida por la princesa. Jamás había recibido una bienvenida tan afectuosa, ni siquiera ninguno de mis amantes me la dio. Estoy acostumbrada a tratos con ratas apestosas y desagradecidas. Oh sí, no nos olvidemos de mis añitos en mi sala de estudio personalizada: Sin ventanas, ni cama, ni compañía… ¿Me acostumbraré a que ahora en vez de mirarme tres veces lo hagan cuatro? La primera por naturaleza, la segunda a mi cicatriz, la tercera por mi mala lengua y ahora… una cuarta por ser princesa. Es entretenido, para qué negarlo.

Me ha tomado de la mano y he sido testigo del resto de demostraciones por parte de nuestros futuros combatientes a su lado. Son demasiados rostros, no podré quedarme ni con un tercio de ellos. Y no digamos nombres… Me consuela ver que se han presentado candidatos mucho más verdes que yo cuando lo hice en su día. Pero algunos hasta tienen talento, también se agradece, aunque está por ver cómo responderán llegado el momento. Las habilidosas promesas muchas veces se quedan sin mecha antes de tiempo.

Me ha propuesto tomar el mando acerca de los elementales de fuego. Resulta irónico que me dedique a enseñar lo que a mí no me enseñaron, a aplicar los movimientos que a mí no me supervisaron y disciplinar un arte ligado más a la pasión que a la lucha. Supongo que era otra época con otros métodos y eso explica por qué tan pocos sobrevivíamos. Pero hubo algo que sí aprendí de mi maestro, el misterio del fuego que marca la diferencia entre quienes lo manejamos.

Es probable que quienes acaben enseñándome algo nuevo sean ellos. –Comento con la mirada puesta en las demostraciones con una sonrisa afable.- No era mi intención interferir en el recuento, rearme y organización de nuestras futuras tropas. Pero estas concentraciones resultan de lo más interesantes, sus rostros dicen tantas cosas…-Mi sonrisa se alarga mostrando un gran interés en sus gestos. Si bien mermados por la distancia que nos separa y que mi vista es incapaz de captar con cierta claridad, los más sobresalientes me complacen y displacen por doquier. – Siempre es bueno conocer a tu pareja de baile para darle muerte. Pero mucho mejor si se conoce a quienes te puedan sustituir, así la victoria nunca se nos resistirá.

Echo una mirada por encima al grupo al que se le ha asignado el elemento fuego. Sin duda cuando estemos todos quisiera observarlos uno a uno y ver qué me dicen por su manera de expresarse. No sé cuanto podré hacer por ellos, ni siquiera si llegarán a tener mejoría, pero puedo intentar dar esas palabras que gustaban a quienes me acompañaban a la batalla. Seguramente no serán los mejores pero lo parecerán, de eso puedo dar cuenta.

Me encargaré de encender este montón de antorchas como es debido.-Le comento haciendo un gesto de cabeza leve para referirme a ellos pero mirando esta vez a Caeli.-¿Te vas a encargar de los elementos restantes tu sola? No sé si pensar que no estás en tu sano juicio o celebrar que al menos una de las dos princesas de este reino tiene paciencia. En fin, esperaré a que pasen todos y me reuniré con ellos.

Comento mientras llevo mis manos a los bolsillos de la camisola y clavo mi vista de nuevo en cómo hacen su demostración.

Escuché con interés -pero sin apartar la vista de los demás demonios-, sus respuestas y comentarios al respecto. Sonreí en un primer momento ante sus palabras, aunque lo cierto es que me contrariara la puntilla que dio al final de su primer comentario. No lo había visto de ese modo, aunque sí era cierto que los alumnos, si llegaban a fortalecerse tanto o más que el maestro, podían llegar a revelarse. Pero por el momento eso no me preocupaba demasiado, ya que la mayoría de los demonios eran de rango y poder común. Mucho tendrían que pelear para llegar a derrocar a su maestro.

Lo que dijo después me animó. Aquél era el espíritu que esperaba ver en las tropas. Tras lo que me volví para observarla entre sorprendida y ligeramente divertida.

- Jajaja -No lo pude evitar, me había resultado gracioso aquél comentario. "¡Tiene guasa! Me gusta esta chica, jeje." Me dije, observándola con expresión divertida-. Discúlpame, no lo he podido evitar... -Se notaba que aun mantenía aquella risilla de fondo, pero tomé aire respirando profundamente para restablecerme-. La verdad es que no, no voy a entrenarlos yo a todos. Aunque ha tenido su punto. Reconozco que sí, soy una persona paciente. Pero para esto, no es una cuestión de paciencia. Difícil sería para mí entrenar a los elementales de agua y tierra. Por eso, tras la selección y reagrupación, se encargarán de ellos los más aptos entre ellos -Sonreí con calidez, devolviendo la vista al frente para continuar el examen a los demonios-. Y, en mi caso, aun estoy a la espera de que Noctis tome la decisión, pero lo más probable es que yo me ocupe de los elementales de aire.

Guardé silencio. Continuaban las presentaciones y los demonios seguían pasando y agrupándose con sus elementales. Respiraba profundamente, parecía que no me había recuperado del todo, aunque mostrase la paciencia y tranquilidad que me caracterizaba. Pasados unos minutos, me volví de nuevo hacia mi "hermana". Pues, al acogerla como mi igual, ocupando su puesto de princesa, aun sin conocerla, mi trato hacia ella se había convertido en algo fraternal como es el trato entre hermanas.

- Por curiosidad... ¿Qué te hizo pensar que yo podría ocuparme del resto? -Me ruboricé ligeramente al formular la pregunta, ya que en cierto modo, y a pesar de la risa, me había halagado aquello.

La observaba con curiosidad a la vez que una mirada que expresaba una cierta ternura infantil.

Los aspirantes van pasando paulatinamente. Sonrío y después de que Caeli termine de hablar asiento con conformidad. Tiene razón al apuntar que es una tarea casi imposible tratar con los elementos que no dominamos e intentar conseguir sacar demonios de provecho. Si tuviese que explicar qué es el agua, posiblemente les aconsejaría que se tirasen por un río en el mundo de los humanos y me lo contasen ellos mismos. Clase teórica y práctica en una. Donde esté una buena antorcha que se quiten esas truchas… Pero opiniones aparte.

Me ha preguntado el por qué la he creído responsable del resto de elementos. Sonrío largamente alegrándome de poderle dar una explicación razonable, pues no siempre las tengo. ¡¡Oh!! ¡¡Otro de los míos!! Cuando termine de mostrarnos de lo que es capaz le contestaré. Todavía no me creo que esté haciendo esto, haber regresado de donde nunca jamás pensé que podría hacerlo. “Definitivamente están soplando vientos nuevos”… concluyo mientras miro con picardía a Caeli.

En una partida de ajedrez todas las fichas son necesarias, desde el rey hasta el peón, y todas saben cómo tienen que avanzar por el tablero.-Inicio con calma hasta que mi voz casi se pierde en un susurro.-Si no eres un caballo, no podrás enseñarle a ser uno. Pero sabes el movimiento del caballo y podrás enseñarle a moverse en L pese a no ser caballo. Porque ese es su cometido en el juego y del que dependen sus compañeros. –Me gustan sus ojos, denotan una mente despierta pero quizás algo…¿inocente? Interesante, no deja de ser interesante. Le sonrío unos segundos y continúo con mi explicación. –Un ejército es parecido, necesita tener una estrategia de combate y las unidades han de saber cómo moverse por el campo de batalla. Independientemente si dominan fuego, agua, tierra o aire. Quienes salvan sus desventajas y aprovechan sus puntos fuertes ganan.-Levanto el dedo índice tomando una expresión seria. Este es uno de los pocos temas que consiguen ese efecto.- Un ejemplo; si al hombre que acabamos de ver dominando el fuego únicamente lo entreno para ello, morirá. No puede hacer nada en un combate singular, ya que su concentración es lenta, su destreza torpe y no creo que sea consciente de la cantidad de energía que desperdicia. Con toda seguridad, no será el único con estas características…¿y los llevamos a la lucha sabiendo que van a morir?

Muevo mis cejas con un movimiento violento y paso la lengua por mi labio inferior. Lentamente relajo mi expresión y dejo que aflore una sonrisa.

No ganan las tropas más fuertes, sino las mejor organizadas. Sabiendo esto, lo que haría yo con esos reclutas sería enseñarles a luchar en grupo. Tienen que pensar como uno tanto en ofensiva como en defensa, línea de formación cerrada. Porque si uno de ellos falla, o abandona el grupo, está muerto.

Me acerco a ella, he hablado mucho pero no he contestado a su pregunta. Recorro con la mirada el perímetro a lo largo y ancho hasta que mis ojos se vuelven a encontrar con los de Caeli. Y sonrío cordialmente.

Tu complexión es buena, muy buena diría yo. Conoces bien qué es la sangre y el precio que se ha de pagar por ella, no me cabe duda. Así que no se me ha ocurrido a nadie mejor que tú que pueda desempeñar la función de estratega, en nombre del rey.

OFF: Sorry por tardar en postear Alayne... u.u A parte de la vaguería que me ha entrado estos últimos días, estaba esperando a que le aceptaran la ficha a Dechala, que sin que ella postee no podemos pasar a los entrenamientos >.<

ON:

Escuchaba cada palabra de su profesar con atención. Me resultaba interesante a la vez que impresionante su forma de pensar, me daba cuenta de que para ciertas cosas mi mente era un poco cuadriculada, aunque siempre estuviera abierta a recoger nuevos pensamientos e ideas. Me gustaba su forma de ver el mundo, tenía que admitirlo. Aquellas comparaciones, aunque al escucharlas resultaban obvias, resultaban muy instructivas, no se me había ocurrido plantearlo de ese modo, pero ciertamente no le faltaba razón.

Me fijé en el demonio en el que Alayne se centró para hacer el comentario.

- Me recuerda a alguien en particular... aunque en su caso resulta criminal, pues gozaba del mayor poder posible en estas tierras... la palabra "derroche" creo que es poco para definirlo, no pensaba bien sus acciones, por eso se le escapaba...

Sonreí, volviendo a observarla. El afecto que desde el primer momento sentía hacia ella, se incrementaba por momentos. Asentí, estando de acuerdo con ella una vez más. "Se podría agregar a esos soldados al grupo que no usará elementos." Me dije.

- Tú, colócate a ese lado -Le indiqué a dicho demonio señalando el grupo de los no elementales.

Después volví a abarcar con la mirada a los restantes. Habían pasado ya muchos. Había muchos más demonios en el infierno renegado de lo que en un principio me pude imaginar. Observé de nuevo a Alayne, esta vez de soslayo, me halagaban sus palabras. "La función de estratega la desempeñaría mejor el Rey, no le privaré ese honor." Me volví de nuevo al frente alzando el busto con orgullo.

- Agradables palabras, Alayne. Desde luego pasión no me falta, y daría gustosa la vida si así puedo lograr que otros salgan adelante. No me desenvuelvo mal en combate, y domino mi elemento a la perfección. Pero por ahora desempeñaré la función que se me ha otorgado, organizar al ejército y desde aquí dividirlo asignándole un maestro para que se preparen para la Guerra -Suspiré, en cierto modo esperanzada, pero tranquila. Tenía buena fe en el ejército que habría de salir de esta reunión hacia la Guerra. Los demonios renegados éramos una unidad más como cualquier otra y por ello con más razón debíamos demostrar que podíamos estar a la altura e incluso ser mejores. Ya que durante mucho tiempo, quizá también por la imagen que daba el antiguo rey, se nos había tenido en muy baja estima. Pero es que lo cierto era que entre nuestras líneas había demonios tan válidos como el que más, y no pensaba dejar atrás a ninguno-. No obstante, haré todo lo que esté en mi mano por llevar adelante este ejército. Eso dalo por hecho.

Mi determinación e idealismo puro eran implacables, eso nadie me lo podría negar nunca.

Me fijé de nuevo en los demonios restantes y en sus demostraciones. Aun no había aparecido ningún demonio que destacara especialmente en el control de la tierra o del agua. Éramos fuertes en el aire y el fuego, pero aun nos faltaba alguien que guiara a aquellos grupos de elementales. Me preocupaba, no podíamos flaquear en ningún elemento, eso estaba claro, al menos no para esta guerra.

- Solo espero que te sientas cómoda luchando a nuestro lado, Alayne -La miré directamente a los ojos-. Realmente es muy importante tu participación. Si tuvieras algún problema, por favor, siéntete con total confianza de transmitirnoslo -Hablaba en plural, pero quería que entendiese que debía confiar tanto en el rey como en mí. Ya que, al menos yo, aunque también presentiera que por parte del rey fuese de igual modo, habíamos depositado toda nuestra confianza en ella. Y aunque quedara en su libre decisión, al menos yo, esperaba que fuera recíproco, o al menos así se lo estaba demostrando.

OFF: Tranquila entiendo qué son esas épocas xD Sí, yo también me estoy esperando a ver cuándo entra Dechala. Por eso saco teorías y conversaciones de la manga para retrasar las acciones. Pero ya se sabe, las cosas de palacio van despacio.

ON:

Me cruzo de brazos mientras me muerdo el labio y agudizo mi mirada. Va a ser un grupo bastante numeroso, no hace falta saber contar para darse cuenta. Desconozco el tiempo del que disponemos pero bien organizado podríamos hacer historia. Algunos afortunados hasta podrían forjarse una leyenda. Pero estoy hablando por hablar, todavía no los conozco y no soy capaz de oler sus ambiciones. Me pregunto cómo se las apañará el Rey para dirigirlos a todos. Pues por mucho que les instruyamos a pensar como uno, no sería la primera vez que el miedo a la muerte les reblandece los sesos hasta el punto de abandonar la formación. Desgraciadamente he visto de todo, pero afortunadamente también.

No me parece que esté mintiendo Caeli, de hecho en ningún momento me lo ha parecido. La fuerza de esta chica es noble, además es leal. Pero a veces con eso no basta, los soldados no son caballeros sacados de las novelas. Muchos de ellos se limpiarían el culo con su honor y luego se lo venderían a cualquier enemigo, de la Corona o del Mundo. Me pregunto qué harán los Altos Mandos con ellos también… La de atrocidades que se llegan a cometer en una guerra…

El tiempo ha borrado a mis detractores, por el momento.-Le comento sin apartar la mirada, mi tono de voz se muestra grave.-Realmente no son muy molestos, excepto cuando me encierran en prisión. Por lo demás, entiendo que se me odie, pues como ya habrás visto no me importa decir las cosas en su estado más ácido. Sin salsas, ni medias tintas.

Me parece que pocas veces, en lo que recuerdo de vida, he sido tan franca a la hora de expresar lo que pienso. Pues a menudo se me malinterpreta, o se me toma por el extremo que no es. Entrecierro los ojos por unos instantes con una sonrisa fina. Caeli ha dicho una palabra clave, peligrosa, que nace con esfuerzo y con volatilidad se esfuma. Confianza.

Estas palabras que voy a decirte seguramente suenen ligeras, pero créeme cuando te digo que tienen su peso. Dadles tiempo para que echen raíces, se nutran y florezcan.-Ladeo la cabeza mientras mi rostro toma una expresión tácita- Nunca abandono a mi familia, por mucho que escuchéis que el fuego es indomable.

La abrazo brevemente de improviso, teniendo en cuenta de no taparle la visión de los demonios que se presentan para iniciar sus demostraciones. Seguramente tampoco aprecie este gesto, es demasiado pronto. Pero el cariño se me queda muy pequeño y quizás porque mi mal sentido común me lo pide, no ofrezco muestras de él. No obstante, llegará el momento en que su mente recuerde este día y entonces lo comprenda. Este reino puede ser grande, muy grande, y el mundo se nos puede quedar pequeño, muy pequeño. Pero primero el Apocalipsis, claro.

Tras largos años de deambular por los continentes de Yggdrasil, sembrando el camino de dolor y miseria para los humanos, servidora se siente cansada, muy cansada. Necesitaba probar algo diferente, emociones fuertes que llenen mi existencia inmortal. Qué aburridos están resultando los humanos últimamente. Pero ahora un nuevo rumor, una nueva perspectiva se abre ante mí pues me han comunicado los planes de reclutamiento de un nuevo ejército. ¿Quizás un nuevo poder surge de la oscuridad para reclamar su parte?, hacía mucho tiempo que no ocurría algo semejante.
Será divertido y estoy segura que obtendré beneficios....

Para cuando llegué al lugar convenido para la reunión, esta ya hacía tiempo que había comenzado, los demonios permanecían en una fila bastante ordenada mientras mostraban sus habilidades al reclutador. Parecía que los candidatos se habían estado agrupando según sus habilidades elementales y además existía una gran abundancia de representantes del fuego y el aire, pero sin embargo no había aparecido por el momento ningún candidato para el agua o la tierra. Bien, ya había llegado el momento de que me presentara yo misma ante el reclutador.

Avancé entre un grupo de demonios comunes bastante indecisos y con pocas aptitudes que parecían no decidirse por algún grupo, posiblemente ni siquiera sean capaces de dominar ningún elemento. Lamentables..., espero que los rechacen pues no me gustaría formar parte de semejante chusma. Avancé por entre los grupos para alcanzar las filas principales, algunos de los demonios mostraron un cierto malestar por mi presencia y mi actitud, bastaron unas frías miradas para hacerlos apartar,“demasiada chusma, demasiada chusma...” pensé disgustada y ya empezaba a plantearme la posibilidad de abandonar la posibilidad de participar en un conflicto futuro; ¿Realmente lo necesitaba?, no lo creo. Siempre me las había arreglado bastante bien en el anonimato, mezclada entre la masa de la alta sociedad humana, como una de ellos y además me había proporcionado un cierto bienestar, rodeada de lujos y facilitándome mis caprichos. Simplemente necesitaba algo más y algo nuevo que experimentar.

Veo a un par de Demonias abrazadas en donde debería de estar el reclutador, en realidad una de ellas es el reclutador. -Lo que faltaba por ver.- Pienso para mí con disgusto.

Me situé delante de ellas en el lugar donde los candidatos presentaban sus respetos y habilidades, luego tosí con elegancia mientras me cubría los labios con mi preciado abanico, así reclamaría su atención.

-¿Sois vos la responsable de esta concentración de renegados?.- Pregunté con voz cantarina, aunque ya conocía la respuesta, mientras observaba a la Demonia de aspecto angelical y ojos grises. -Demasiado bella... .- Me dije a mi misma con disgusto. A la otra ni siquiera me molesté en dirigirle una mirada despectiva.

-¿Cuáles son vuestras condiciones y que esperáis de mí sevicio, Señora?, ¿Pues vos sois con quien debo negociar?.- Me imaginaba que sería una personalidad importante entre nuestra gente, aunque desconocía su posición, nunca había oído hablar de ella, en realidad nunca había oído demasiado de los míos y tampoco me había molestado en averiguarlo.

Veremos que me deparará el futuro....




OFF: Ya estoy aquí !!!!, lo siento porque sea demasiado flojo (no me gusta como ha quedado pero tenía que empezar de alguna manera xDDD). Poco a poco se cogerá el ritmo.

OFF: Por fin!! Bienvenida, Dechala! ^^

ON:

Escuchaba atentamente a las palabras de mi ahora compañera Alayne, sin dejar de evaluar a los demonios que aun restaban de hacer su presentación. Me confesaba aspectos de sí misma por los que creía ser despreciada. Esbocé una sonrisa cálida y en cierto modo grata por su sinceridad, pensando en la respuesta que le daría al terminar, pues parecía no haber concluido. Me impresionó lo que dijo a continuación, respondiendo ahora sí a lo último que le había transmitido.

Mi mirada penetró en el profundo azul oceánico de sus ojos, impresionada de nuevo por la bella comparación que había recitado para expresarse.

Cada vez me gustaba más esta demonio, escucharla era como recibir de golpe una notable muestra de madurez e inspiración. Aun era joven, por lo que cualquier muestra de sabiduría me sorprendía y a la vez admiraba. Deseaba aprender de ella, nutrirme de sus saberes todo lo que me fuera posible.

- Agradezco mucho tu sinceridad, Alayne -Le dije con sinceridad. Aquello significaba mucho para mí-. Y, discúlpame por ignorar de lo que me hablas, pero por ahora yo no puedo compartir ese odio y desprecio que dices otros profesan hacia ti. Por mi parte no puedo juzgar eso, es muy pronto... Y puedo decir que lo poco que hasta ahora he podido conocer de ti, me resulta agradable. Así que espero que eso no te genere dudas respecto a lo que siento -La seriedad se podía palpar a través de mi voz suave y a la vez firme, al igual que por la convicción que transmitía mi mirada penetrante. Una cálida sonrisa estiró mis labios.

Tras esto, me volví de nuevo a continuar con mi examen, para encontrarme con una mujer joven en apariencia y porte elegante. Se dirigía a mí de forma inquisidora, utilizando para ello un tono contradictoriamente cantarín. Escuché sus preguntas manteniendo mi habitual semblante sereno. Suprimí mi aura un instante para percibir el suyo, poseía el poder equivalente al de un Maestro. Tras realizar esta comprobación, volví a mostrar mi aura al nivel que me correspondía como Princesa.

- Así es, soy la Princesa de los demonios renegados Caeli et Terra -Me presenté, con tranquilidad-. He organizado este reclutamiento bajo el mandato del nuevo Rey de los demonios renegados, ya que debemos prepararnos para el Apocalipsis que se avecina... Ahora si eres tan amable, me gustaría ver una demostración de tu control elemental. De ese modo y una vez todos hayan pasado por la evaluación, podremos proceder a entrenar a las tropas. Las condiciones, si deseas negociarlas, las trataremos después de haber terminado el examen a los demonios restantes.

Dirigí una fugaz mirada a Alayne, por si deseaba presentarse. No lo había hecho yo porque en este momento me urgía terminar con las evaluaciones para poder organizar los grupos de entrenamiento cuanto antes. No obstante, si deseaba presentarse por su cuenta estaba en su derecho. De lo contrario planeaba hacerlo al terminar las evaluaciones.

Observé a la maestra demonio a la espera de ver su presentación. Desde luego siendo maestra, sentía una gran expectación por ver qué elemento controlaría.

OFF: ¡¡Esta vivaaaa!! ¡¡Vivaaaaaa!!! *-* Welcome to Hell Dechalita!!

ON:

Hacía mucho tiempo que no escuchaba palabras parecidas: “Me resultas agradable”. Y menos todavía si me lo dicen seriamente. Estas pequeñas cosas me hacen replantearme ciertos temas, vitales y urgentes. ¿Qué sabrán realmente de mí el Rey y la princesa? ¿Más que yo? ¿Lo que ven?¿O lo que se imaginan que hay? A veces, y solo a veces, una mirada tan penetrante como la de Caeli en estos momentos, me revela una parte de mí desconocida. Nunca terminaré de conocerme… y en cambio, soy consciente de mis intenciones a cada instante. Pero lo “agradable” del tema, sin lugar a dudas, es que encuentre gratificante unas palabras que están lejos de agradar. Mi lengua habla y reflexiona por sí sola. Junto mis manos a la altura de mi cara mientras una voz femenina se dirige hacia Caeli.

Hay quienes destacan de manera natural y quienes se hacen destacar como si fuesen la estrella del Portal de Belén. A mí, personalmente, me parecen más graciosos estos últimos. ¿Quién se presenta a una prueba de habilidad engalonada con joyas de alta gama? Pues esta buena mujer, faltaría más. Realmente es un detalle altamente delatador, aunque no abriese la boca, nos ha dicho de dónde viene y a dónde va. Observo sus movimientos corporales mientras le habla a Caeli y sonrío de manera maliciosa. Al menos, ésta, no se ha caído de un pomelo esta primavera, es fruta madura. Dirijo la mirada hacia la princesa cuando hace su presentación. Parece la viva imagen de la diplomacia, tan templadita y correcta. ¡Cuánto bien me hará tenerla a mi lado en ciertos momentos! No olvidemos que a nadie le gusta saborear un limón… o dos… o tres…

Hago un ademán con la mano para indicar que no me presentaré por el momento. A fin de cuentas, hace nada que salí de mi ratonera. No me saldrían las palabras, aún no. Me abrazo por la cintura y ladeo la cabeza con curiosidad mirando a la recién recluta. ¿Se unirá a mi club de antorchas? ¿Se irá con las truchas? ¿Cambiará de aires? ¿O echará tierra de por medio entre nosotras? Lo que sea, pero que no me decepcione. Sería una pena ver caer una torre tan alta. Muerdo mi labio con inquietud y finalmente decido acortar unos cuantos metros nuestra distancia.

No está mal tener ambición, pero quién habla en voz alta tiene el deber de cumplir expectativas altas. Derrocháis una elegancia que la muerte no tiene. ¿También soléis negociar con ella? –Hago un silencio dejando que mis ojos chispeen divertidos e interprete lo que le de la gana.- Bleh, tampoco me hagas mucho caso. Se me ocurrió ir diciendo cosas por el estilo por el reino y acabé en prisión.

Percibo su aura, es grande lo suficientemente grande, como para saber que estas palabras tan solo pueden llevarla a sacar lo mejor de sí. Querrá dejarme mal, seguro, querrá que me las coma una a una. Pero por mi parte seré feliz, no se contendrá y nos dará un espectáculo digno de una demonia renegada. Ah… qué sensación tan fantástica, ir enciendo una a una nuestras antorchas… Llevo las manos a mis bolsillos con una sonrisa complaciente.

Off: Gracias a ambas por la bienvenida. XDDD.

On:

La Princesa Demonio de aspecto angelical se volvió para observarme con expresión serena. A pesar se mis palabras se mantuvo en todo momento seria mientras percibía como me examinaba detenidamente. Mientras tanto la otra demonia recién reclutada permanecía apartada varios pasos tras la princesa, en silencio, observándome con un ladeo de cabeza y una fingida indiferencia, pero estoy segura que mis palabras han debido de tener el efecto deseado en ella. No sé porqué me encanta tanto incitar a un conflicto, provocar peleas, cualquier cosa que me haga destacar por encima de los demás y atraiga la atención de todos y en especial de todas. En este caso lo he conseguido con creces.

La Princesa se presentó con cortesía y firmeza, “Caeli et Terra”, un nombre con categoría, típico de nosotros los aristócratas; no importa si somos humanos, demonios o ratones, siempre es igual en todas partes. Incluso entre los insectos hay clases.
Menciona al “Nuevo Rey de los Demonios Renegados”, ¿Así que tenemos un "Nuevo Rey"?, vaya, esto sí que a sido todo un nuevo descubrimiento, he estado tanto tiempo apartado de los míos, que desconozco todo, cualquier cosa o incidente que se haya sucedido en el último milenio...
Preparándonos para el Apocalipsis así que es eso, eso explica por qué motivo me he sentido inquieta en estos últimos años, algo a cambiado, algo está cambiando y se aproximan nuevos tiempos para todos.
¿Quieres una demostración de mis poderes Princesita?, sonrío para mí con satisfacción ante la petición. Sí, Caeli et Terra, te mostraré mis habilidades y luego hablaremos de mis condiciones.

-Como deseéis señora.- Respondo complacida a su petición, mientras acompaño mis palabras con una elegante reverencia y extendiendo parcialmente los brazos a ambos lados de mi cuerpo.

Tras lanzar una rápida mirada a la demonia que permanecía en silencio tras Caeli et Terra, se acerca con unos pocos pasos y me incita a jugar un nuevo asalto, acepta el juego y quiere ver o entiendo que quiere que le muestre mis habilidades. Seguramente me quiere ver fracasar, cometer un error y poder convertirme en el objeto de las burlas de todos los presentes. No querida, no te daré ese gusto...
Esbozo una leve pero elegante sonrisa mientras activo mi aura, concentrando mi esencia demoníaca en sentir el elemento bajo mis pies y empezar a manipularlo. Una porción del suelo comienza a retorcerse a mi izquierda y las baldosas de piedra del patio se retuercen para finalmente elevarse como si las raíces de un árbol las empujaran desde abajo. Inmediatamente son desplazadas a un lado del pequeño montículo de tierra que comienza a emerger del propio suelo y que crece y crece como una pequeña estalagmita de tierra, que poco a poco ensancha su base.

-En cierta ocasión, durante una fiesta nocturna espléndida en la cual tuve el honor de participar, se dio la peculiaridad de tener que extinguir la llama rebelde de una de las hogueras nocturnas, que amenazaba con estropear la noche.- Dirigí la mirada hacía la demonia impertinente mientras hablaba con mi voz cantarina y la estalagmita terrosa empezaba a adquirir la forma de un torso humano, con un par de extremidades que se asemejaban a brazos y una pequeña cabeza. -Podéis imaginar la magnitud del problema.- La estalagmita ya había adquirido la forma y el tamaño de una persona real, proporcionando sus formas a las de una joven humana. -Por desgracia no existía líquido suficiente para extinguir las llamas, y sí hubiesen empleado los licores que se servían a los invitados, se hubiera conseguido el efecto contrario.- acerco los brazos a mi cuerpo y abro el abanico para acercarlo a mi rostro y ocultar mis labios tras él, igual que sí coqueteara con un joven durante un baile.
Le dedico una pícara mirada a la demonia mientras la forma femenina terrosa comienza a adquirir rasgos similares a los de ella. -Los criados y asistentes resolvieron extinguir las llamas con la tierra revuelta circundante y, en efecto, consiguieron extinguir las llamas, ni siquiera el último aliento de las llamas, el humo de los rescoldos al extinguirse, brotó hacía el cielo nocturno.- La figura terrosa terminó de adquirir los rasgos de la joven demonia, para a continuación moverse adquiriendo la misma pose que lucía su modelo real en ese momento:
Era la viva imagen de la demonia del fuego moldeada en la tierra.
Cerré el abanico con un gesto brusco pero elegante y mi semblante cambió a uno más serio, dirigí la mirada hacia la Princesa Caeli. El golem de tierra se convirtió en polvo de tierra que se desplomó sobre el suelo instantáneamente.

-¿Y bien?. Deseáis una nueva demostración con algún conejillo de indias.- Le pregunté con una cantarina malicia.


Off: Espero que cumpla las expectativas en todos los sentidos, on y off. xDDD

OFF: Ya siento todo el parón y la brevedad del post. Pero tarde aquí va xD


Parece que el espectáculo va dedicado a mi persona. Pero no es a mí a quien debe agradar ¿lo habrá olvidado? Hacía mucho tiempo que nadie me mostraba una mirada tan acusadora. En parte le estoy agradecida, por un momento he llegado a pensar que me estaba volviendo loca. Incluso a creer que el Infierno que yo conocía se había llenado de caritas inocentes con gráciles maneras. Todavía queda gente como yo, o peor, si no es mucho cumplido. Personas que prenden con la facilidad de un papel al que se le enseña una llama. ¿Para qué voy a interrumpirla?

Con las manos en los bolsillos me balanceo sin pronunciarme. Observo como su pantomima termina con la caída final de mi propia escultura de barro. Ha sido entretenido, jamás había visto nada igual. Supongo que esto prueba que sabe “modelar” perfectamente lo que se le ponga por delante. Una gran cualidad, sí señora. No creo que Caeli tenga ninguna pega en ofrecerle un buen trato, es decir en darle lo que ha venido a pedir. No obstante un soldado debe obedecer, no dialogar condiciones. Pero cuánto nos queda por aprender…

Un fuego que se apaga no es más que una pregunta que nadie llama. –Comento en voz alta entrometiéndome entre su diálogo con Caeli.- Apágalas todas y descubrirás que tu corazón empieza a arder. Porque, el secreto del fuego, es que nunca calla. Habla aunque no lo escuches, habla hasta que te consume. No serías la primera que conozco que se condena haciendo eso. Todos somos de fuego, la diferencia es que unos ardemos gustosos y otros se atormentan tratando de domarlo con alfarería.

Me acerco hacia la princesa y apoyo mi mano izquierda sobre su hombro. Llevo mis palabras cercanas a sus oídos sin perder de vista a la nueva recluta.

Ten cuidado, a esta buena mujer le han enseñado a pensar. Arrancarle palabras bonitas es fácil, las mastica a diario. Pero la tierra es movidiza y firme. Debería saber qué es lo que gusta al Rey y amoldarse, como ha hecho con mi figura de barro. –Me sonrío y sentencio a modo de chiste.- Me apuesto una cerveza de trigo negro a que ya ha hecho moldes de ti y de mí en su cabecita. Para jugar, claro.

OFF: Disculpad por la demora, estaba de viaje con no muy buena conexión (me he pasado a ver el foro por el móvil).

»Un apunte para Dechala: Lo he consultado y, al parecer (y aunque ya te lo comenté por msn), has gastado demasiada energía al crear el golem de tierra, un Maestro no puede sustentar tanto poder. Por lo que debo interpretar que tras tu demostración quedas agotada.

ON:

Mis oídos rechinaron... “¡¿Me ha llamado “Señora”?!” Aquello me sentó cómo si me atravesaran el pecho con un fino puñal.

- Si no os importa, dentro de las formalidades prefiero que me llaméis Princesa o... Milady -Aclaré, al tiempo que la Maestra se acercaba a Alayne de forma intimidatoria-. Soy joven, aun no estoy casada. Ese título aun no me corresponde.

Alayne decidió no presentarse y yo respeté su decisión, sin embargo optó por dirigirle unas palabras a la nueva Maestra. La observé ladeando ligeramente la cabeza, escuchando lo que le decía. Sus palabras me dejaron un tanto pensativa, pero no tardé en dedicarle mi atención a la Maestra. El suelo se estremeció a mi derecha. Me sobresalté, no lo pude evitar, sin embargo traté de disimularlo suavizando mi repentino movimiento apoyándome sobre una invisible capa de aire que me sostuvo con elegancia -no parecía que me hubiera inmutado-. Surgió una estalagmita del suelo, del punto anterior. Mi mirada, pasó de la sorpresa inicial a reflejar una cierta admiración, ocultando tras mi fachada serena la alegría que me producía el pensar que: “¡Al fin, un elemental de tierra!” Comenzó de repente a narrar una historia, al tiempo que continuaba con su demostración, pareciendo que con ello respondiera a Alayne... Le dio forma a la estalagmita, adquiriendo forma humanoide... de mujer... En cuanto los rasgos se terminaron de definir me quedé a cuadros. “¡¿Es Alayne?!” No podía dar crédito. Cada vez me era más complicado reprimir mis emociones y mantener mi semblante sereno, impenetrable. Pero la cosa no terminó ahí, el clon de Alayne se acercó a ella. El sonido de un abanico al abrirse me despistó, al parecer era de la Demonio, y cuando volví a mirar el clon se había desvanecido en polvo de tierra.

Contuve el aliento unos instantes, aunque no se notaba por el aire que me rodeaba y me ayudaba a mantenerme serena. Mi mirada penetró en la profundidad de sus ojos azules como zafiros. Si los demonios hubieran podido leer la mente, daría esa sensación. Era consciente de la gran cantidad de energía que había derrochado para realizar aquella demostración tan impresionante, sin embargo parecía tener una voluntad de hierro, porque aun en su posición se mantenía en pie. Sin embargo, había logrado impresionarme con creces, pero me reservaría el derecho de hablar con ella al terminar la evaluación a los demonios restantes.

- No, ya es suficiente -Respondí tras unos segundos de incertidumbre. Si hacía algo más de seguro caería desmayada y había calado la finura de su linaje, estaba segura de que no deseaba quedar en ridículo-. Aunque... solamente me surge una duda al respecto... ¿Cuál es vuestro nombre?

Guardé silencio, esperando con paciencia escuchar la respuesta, pues a pesar de la conversación y su demostración, la mujer no se había presentado. Sin embargo, fue Alayne la que habló primero para comentar lo que le había sido dedicado en el relato que la Maestra de tierra había profesado en su demostración. La observé de lado, sin perderme detalle de las reacciones de la maestra ante sus palabras. Aquellas palabras me hicieron pensar, pues era muy cierto lo que comentaba Alayne, yo misma me consideraba fuego, aunque la llama fuese la mayoría del tiempo cálida y azulada, pero se alzaría fulgente si algo la hiciese chispear.

Sentí la cálida mano de la Princesa Alayne posarse en mi hombro, escuché lo que me decía sin apartar la mirada de la Maestra de tierra, pues me aconsejaba respecto a ella, parecía haberla calado también, aunque en otros aspectos más profundos de su ser.

- Gracias por el consejo, Alayne -Susurré con suavidad, simplemente girando ligeramente el rostro hacia ella, de modo que no perdiera de vista a la Maestra-. Lo tendré en cuenta -Realicé un ligero asentimiento a modo de comprensión, posando fugazmente la mirada en ella, y me volví de nuevo hacia la maestra alzando mi voz por encima de las demás-. Acompañad a la... Dama -Ordené, recalcando con énfasis la palabra- al grupo de elementales de tierra.

Dos demonios del personal acudieron rápidamente a escoltarla bajo mis órdenes, me encargué personalmente de que no perdiera su elegancia en el tránsito hacia el grupo -hasta ahora vacío-, pues una brisa la acompañó hasta la posición que debía ocupar, al igual que mi mirada, igual de penetrante y firme, procurando que así le llegara el mensaje.

Suspiré, dándome unos instantes para volver en sí, liberando de la brisa a la Maestra de tierra. Y me volví un instante hacia Alayne.

- Creo que ya tenemos a alguien que se encargue de entrenar a los elementales de tierra... -Comenté, de nuevo en un susurro, volviendo de nuevo la vista al frente para alzar de nuevo la voz hacia los demonios renegados-. ¡Qué pase el siguiente!

La princesa renegada no recibió inmediatamente una contestación cuando solicito que pasase el siguiente, aunque si se pudo notar un extraño silencio, que pronto fue roto por una cría de largo pelo azul que caminaba de forma insegura hacia donde se encontraba Caeli.

A primera vista su aspecto ataviado con esas prendas negras así como su baja estatura y aspecto tan joven trasmitían una sensación de inofensividad acentuado por el preocupado rostro que exhibía mientras se acercaba, pero, al mismo tiempo una extraña aura de anormalidad la envolvía acentuado por el echo de que la temperatura parecía haber descendido un par de grados desde que la recién llegada había echo acto de presencia en la escena.

Realmente no se izo mucho de rogar ya que alcanzo rápidamente a la diablesa que había solicitado que pasase quedándose a escasos metros de ella.
Su mirada estaba desviada hacia el suelo mostrando en sus ojos una ligera preocupación por su presencia allí, fruto de un debate mental que mantenía consigo misma desde que había entrado… No, seria mas preciso decir desde que se decidido acudir a esa llamada.
Mas, no tardo mucho en darse cuenta de que su anfitriona estaba esperando y no podía quedarse sumida en sus dudas manteniendo a los espectadores en vilo constantemente por lo que decidió tras dejar escapar un suave suspiro comenzar con su presentación centrándose solo en Caeli para tratar de olvidarse conflictos internos o la gran cantidad de otros demonios que allí se encontraban.

-Esto… Mi nombre es… Eises, es… Es un placer.

Durante su presentación, la recién llegada mantuvo sus ojos mirando fijamente a su interlocutora antes de desviarlos avergonzadamente al suelo otra vez mientras permanecía en silencio, sin atreverse realmente a decir nada mas.

No es como si hubiese venido en principio así a ese llamado. De echo cuando se dirigía hacia allí tras enterarse de la convocatoria justo poco después de que encontrase el reino renegado, había logrado reunir una gran cantidad de fuerza de voluntad con la intención de aprovechar la oportunidad para integrarse allí.
¿Entonces cual era la razón de sus nervios?. La respuesta era tan simple como que había quedado bastante impresionada por las actuaciones de los demás, especialmente de las dos ultimas candidatas siendo para ella la primera vez que había visto en acción a otros como ella desde su perdida de memoria.
Razón por la cual, su naturaleza cauta en esos momentos entraba en conflicto con su determinación en esos momentos, dejándola con la cabeza inclinada delante de Caeli con su rostro ligeramente tapado por el pelo azulado que le caía suavemente mientras esperaba que esta le diese permiso para continuar con sus palabras y quizá así serenarse de una vez.

ON:

Todo quedo en un vano sueño, una mera ilusión. en una realidad alternativa quizás esto habría ocurrido con un final que solo los dioses alcanzarían a conocer... Pero este encuentro entre los grandes poderes del infierno aún no se había realizado...