Entrenamiento de los elementales de tierra

Unos cien demonios se encontraban en lo alto de la montaña más alta del infierno, el pico de las ánimas. Frente a ellos se alzaba la figura de Izaías, el demonio maestro de tierra, dando indicaciones para que continuaran con su entrenamiento. Tras varios días habían logrado una gran compenetración. Conseguían mover grandes cantidades de piedra conjuntamente sin mucho esfuerzo y lo utilizaban en su beneficio. Habían conseguido manejar el escudo y la espada a la perfección, formándo así una defensa inquebrantable.

Entonces llegué rodeado de una nube de oscuridad, observando tranquilamente como se desarrollaba el entrenamiento.

-Buenas noches Izaías, veo que estás dando lo mejor de tí.

El demonio al verme hizo una reverencia.

-Saludos majestad, espero que haya alcanzado sus expectativas.

Sonreí realmente complacido.

-En verdad lo has hecho Izaías, este escuadrón de élite será de gran ayuda para nuestra raza... Lo llamaré, "El Baluarte". Sigue así, al fin y al cabo serás tú el que encabece "El Baluarte".

-Por supuesto majestad, así lo hare.

A continuación hice un gesto con la cabeza para despedirme y me marché de nuevo entre la nube de oscuridad.