Vientos de cambio

No recordaba que era exactamente lo que me había llevado a aquel preciso lugar... Claro que últimamente eran pocas las veces que viajaba con un destino fijo y no con el único propósito de huir del caos que siempre parecía perseguirme, que aunque no me resultara molesto, me impedía disfrutar de una tranquila noche nocturna... Pero una vez mas, tras intentar buscar un remanso de paz mi intención se había visto truncada, al percibir por las corrientes de aire como una gran masa de viento se aproximaba, y aunque gracias a mi elemento era capaz de atravesarlo sin problemas, no me apetecía en aquel momento luchar contra el clima, así que descendí en busca de ocultarme, durante el tiempo en el que volar fuera complicado.

Tardé poco tiempo en encontrar una gruta que cumpliera con mis expectativas... Gruta que únicamente tenía el pequeño problema de estar habitada por tres arpías, las cuales no habían tardado demasiado en ser masacradas y empujadas por un rápido golpe propio de aire a un lugar dentro de esta, en la cual no me molestaran a la vista, ni en un tiempo al olfato.

Ahora solo quedaba esperar a que la ventisca pasara... Y si no pareciera tener intención de hacerlo con rapidez, quizás podría investigar la gruta.

Los murciélagos permanecían quietos suspendidos boca abajo y apretujados unos contra otros de sus congéneres, había cientos de ellos y ocupaban prácticamente todo el techo de la enorme caverna. No mostraban demasiado interés en mí y yo tampoco en ellos mientras me desplazaba con rapidez y casi silenciosamente "por encima" de sus cabezas, ayudada por mis ocho patas quitinosas.
Oh, desde luego que me gustaba transformarme, pero no solía hacerlo con demasiada frecuencia ya que muy pocos poseían suficiente valor para resistir mi verdadera forma cerca de ellos y por otra parte no era lo más apropiado para presentarse en sociedad. Sonreí para mis adentros recordando a mis victimas y el horror de sus expresiones cuando me mostraba ante ellas tal y como era, segundos antes de acabar con ellas.

He oído que en esta cordillera es un imán para los más aguerridos aventureros, que buscan criaturas peligrosas a las que combatir y derrotar para apoderarse de sus tesoros, pero de momento no he encontrado gran cosa: apenas armas oxidadas, equipo inútil y huesos. Los restos de aquellos inútiles que fracasaron y acabaron devorados por las criaturas que esperaban cazar.... no me dan ninguna lástima. No obstante no estoy aquí para llorarles: exploro estas cuevas porque podría encontrar algo de valor, algo útil que pueda usar, algún objeto mágico o puede que incluso un portal infernal....
Me deslicé velozmente por el interior de un oscuro túnel dejando atrás a la enorme colonia de quirópteros, los laberínticos túneles de oscuros pasadizos sacaban a relucir mi instinto depredador. Muy pocas criaturas se atrevían a cruzarse en mi camino y menos aún impedirme avanzar, esa era una sensación de poder y control maravillosa, por otra parte me encontraba segura en mi elemento: la tierra.

Tras avanzar durante un interminable recorrido ascendente en la oscuridad descubrí que el túnel se dividía en dos posibles rutas, tras unos instantes estudiando las posibilidades opté por la ruta de la izquierda. Mi olfato me decía que era una ruta con accesos al exterior, es posible incluso que me lleve a la madriguera de alguna criatura voladora que habite en los acantilados, así que decidí explorarlos.

Los nidos de esas criaturas pueden contener sorpresas inesperadas....

La ventisca ya había llegado y los primeros síntomas de ello se dejaban ver en el exterior, con montones de nieve haciendo visibles las corrientes aéreas en un espectáculo de tonos blancos que en ocasiones arrastraban montones de nieve por las laderas de las montañas visibles, llegando a caer por delante de la entrada a la caverna algún que otro montón de nieve, que a causa del viento revoloteaba por dentro, dejando leves marcas blancas en mis negros cabellos y ropajes... Si bien el frío no era algo que me molestara en absoluto, por lo que le quitaba importancia.

Reduje mi aura hasta un nivel que me permitiera acomodarme y me recosté contra una de las paredes del túnel, con la mirada fija en el exterior, contemplando el espectáculo producido por el viento, quien en realidad solo estaba jugando con lo que le rodeaba... Y habría seguido en mi estado de paz y tranquilidad de no ser por un aura que gracias a la reducción de la mía propia pude percibir en el interior de la cueva, llamando mi atención... Aquella aura rezumaba oscuridad y parecía ser la de un demonio, sin embargo había algo extraño en esta, una clara perturbación en la energía oscura, que la diferenciaba del resto de los demonios... Una maldición de algún tipo pesaba sobre aquella criatura, fuera lo que fuera - Interesante... Que clase de bastardo oscuro será? - Con estas palabras acariciando mis labios en un casi imperceptible susurro me incorporé en silencio, esperando con una sonrisa a que la criatura apareciera, o en su defecto localizarla para seguirla, hacía tiempo que no me divertía, aparte de rebanando bestias, y aunque esto pudiera terminar igual como mínimo podría darme conocimientos mas extensos de la oscuridad que tanto adoraba.

MI apariencia en aquel momento era la de un humano corriente, con alas, garras y cualquier otra evidencia, aura incluida, ocultas, como mucho, si se intentara buscar algún atributo de criatura extraña y para aquellos que conocieran de su existencia, podría aparentar ser un ángel con sus dones escondidos, a causa de mi antigua labor, que aun hacía acto de aparición en mi físico angelical.

Off: Perdón por la tardanza. Asuntos ajenos a Internet.

On:

Me acercaba al final del túnel y en efecto desembocaba en los acantilados en la ladera de la montaña, pues la oscuridad del túnel lentamente comenzaba a atenuarse, incluso podía sentir la corriente de aire frío del exterior en mi cuerpo. Indicios de que una nueva ventisca azotaba las montañas, pero en el interior no podría afectarme de ningún modo.
Me detuve unos instantes por precaución, para poder detectar mejor la presencia de alguna de las criaturas que habitaban esas cuevas. Era extraño pero aún no había escuchado nada... Sería el hedor que traía el aire el que me indicaba la presencia de Arpías, un nido de Arpías.... bien, no son problema para mí, tan solo eliminar a unas pocas de ellas y el resto huirán. Son seres cobardes por naturaleza, son las hienas carroñeras del cielo.
Pero sigue siendo extraño no oír nada, las arpías también son bastante ruidosas y con la ventisca del exterior dudo mucho que abandonaran el nido.
Avancé con cautela hacia el fin del túnel que desembocaba en la cueva, una vez allí permanecí al acecho, igual que una araña sobre su tela se seda interpretando las vibraciones de la misma. No hay rastro de las arpías o quizás debería decir que los restos esparcidos por el suelo de la cueva eran las arpías. Algo o alguien se acababa de emplear a fondo con ellas, la sangre coagulada aún no está seca.
Emití el característico sonido del repiqueteo de las patas quitinosas traseras al frotarse contra el abdomen, como advertencia y saludo para la criatura o ser que estuviera oculto en la cueva.

-Sé que todavía estás ahí.- Afinaba todos los sentidos rastreando lentamente los recovecos de la cueva. -Esas arpías acaban de morir recientemente y supongo que te a sorprendido la ventisca del exterior.- Razoné en unos segundos. -No seré una presa tan fácil como esas tres escorias a las que acabas de matar.- Indiqué señalando con una pata. -Podemos presentarnos o podemos seguir como estamos, en cualquier caso no tienes escapatoria.- Afirmé convencida. -Bloqueo tú única vía de escape.-

Finalmente localicé a la criatura que acababa de incorporarse en la distancia: un humano aparentemente corriente. ¿Un humano aquí?. Imposible....

-Acercaos querido, las estalagmitas me impiden veros mejor.- Dije con amabilidad. -No os haré ningún daño.-

Off: Perdona la espera he estado ocupado. Querría aclarar (por como se desarrolla el rol que tienes con Caeli y Wiliam) que esto iría antes de este mismo, dado que para empezar dudo que en este rol muestre mi verdadera naturaleza de rey... Le dejo a Caeli la tarea de traerte al infierno... Viva a poder ser .-.

On:

Me mostré serio ante la aparición de la peculiar diablesa... Debía reconocer para mis adentros que era quizás la espécimen con la forma demoniaca mas aborrecible de todas, pero aquello no era importante... No la conocía, por lo que no debía ser de los altos círculos de poder, de hecho, su aura indicaba que poseía el poder de una maestra, o lo que era lo mismo... Mi poder demoniaco, el cual ahora mantenía oculto para no delatarme, la superaba por mas de lo que ella posiblemente pudiera llegar a imaginar...

- Si eres capaz de hablar en lugar de solo gritar ya significa que eres mas inteligente que esos horrendos pajarracos... Y quizás mas peligrosa, pero no son problemas lo que busco, aunque suelen encontrarme, supongo que es el destino de una pobre criatura como yo... ¿Me habrán abandonado los dioses?

Logré por poco retener cualquier mínima mueca de risa cuando me dijo que mi única salida estaba bloqueada, en realidad podía volar al exterior en cuanto quisiera, dada mi condición de elemental de viento, o simplemente partirla en dos, pero había preferido permanecer en aquel lugar para no agotarme en lo mas mínimo y de paso contemplar la bella tempestad... Me pidió acercarme, cosa que hice a paso tranquilo, mientras mi mano reposaba sobre el mango de mi espada la cual estaba naturalmente con cualquier resto de fuego suprimido, para evitar que se mostrara como un arma mágica.

- Si os soy sincero solo había oído hablar de las de vuestro tipo en mitos, leyendas... Se os describe como criaturas peores que las propias arpías que ahora duermen, hilando vuestros hilos para atrapar hombres que de otra manera huirían de vuestro... Singular... aspecto, solo grato desde la zona superior de la cintura, bastante grato en vuestro caso he de añadir, algunas damas incluso darían su mitad inferior por esta... Claro que entonces pocos hombres las miraría, pues el prescindir de esa parte le quita la diversión al asunto - Hice una leve pausa, caminando con tranquilidad a medio metro suya mientras la miraba en todo momento, aunque con tranquilidad, procurando si bien no desviar mi atención de su mitad de araña, mantener mas la atención en sus atributos humanos, que resultaban mas complacientes a la vista - Sois en verdad un espécimen olvidado, o es acaso que portáis una maldición sobre vuestra cabeza? Sea como sea, no intentéis devorarme... Soy demasiado hombre para tan poca araña y a no ser que se os ocurra otra idea, mi intención es solo hablar - Pudo percibirse cierto sarcasmo cuando me referí a la proporción de la araña, si bien era curiosamente respetuoso, en lugar de despectivo.

Off: No hay problema. Como te dije sigamos con el hilo ahora que el tema del bosque está solucionado.

On:

-Dudo mucho que seáis una pobre criatura, o que los dioses os hayan abandonado.- Dije con cierta malicia al observar acercarse a un simple muchacho humano. -No podéis ser una pobre criatura que ha sido capaz de matar...- medité medio segundo el término, -aniquilar tan brutal y eficientemente a estas lamentables arpías. Las arpías son criaturas patéticas pero peligrosas en grupo- Concluí entrecerrando los ojos mientras le observaba.

-¡Deteneos ahí delante!.- Ordené con voz cantarina. -No sigais avanzando....-

Su mano reposaba en el mango de su espada, aunque no mostraba amenaza, estaba claro que se encontraba preparado para atacar en caso de que se sintiera amenazado. Me dirige un cumplido sobre mi belleza y casi al mismo tiempo me otorga un sarcasmo ... ¡Qué atrevimiento por su parte!, me ocultas algo muchacho... ¿pero el qué?. Bien, sigamos con el interés y la conversación a ver que averiguamos.

-No suelo tejer hilos para conseguir a los hombres, al menos no hilos visibles.- Puntualicé con ironía. -Pero sí soy mucho peor criatura, si me siento en peligro, que esas arpías.- Afirmé así su comentario al respecto. -¿Maldición?, mi aspecto no es una maldición, más bien lo contrario.- Respondí con satisfacción.

Abrí el abanico y me abaniqué un rato mientras observaba de reojo con picardia al muchacho, dejé que siguiera haciendo preguntas, me agradaba ser el foco de interés y desde luego el muchacho mostraba mucho por mí y además una extraña falta de miedo. Cualquier otro hombre humano hubiera intentado escapar como mínimo, como máximo habría desenfundado su arma para enfrentarse a mí. Seguiremos con el juego.

-Digamos que sí soy un espécimen olvidado, pues no he encontrado a ningún otro similar a mí por el mundo.- Respondí mientras ocultaba la parte inferior de mi rostro con el abanico y le miraba con coquetería. -¿Encontráis grato mi aspecto de mujer?.- Jugueteé con mi pelo. -Podéis dejar vuestra arma en un rincón y acercaros aún más a mí.- Le dirigí una inocente risita. -Quizás pueda mostraros todavía más cosas gratificantes y a cambio podréis decirme que hace un joven apuesto en tan extraño lugar.-

-¿Qué os parece mi oferta?.-