Observando las estrellas

OFF: Bueno, en condiciones normales, no se podría rolear sin que un admin te de el rango y tal, pero haremos una excepcion ya que tu ficha esta ahora perfecta y es el administrador el que no se pasa, asi que tienes mi permiso como moderadora n_n, si alguien te dice algo, diles que yo te lo e permitido xD

ON: Era de noche, demasiado de noche como para que una chica andara a solas por aquellas llanuras, pero no haía mas, la hierva suave y fina que acariciaba delicadamente mis pies desnudos, me cautivaba. La luz de la luna daba un tono mistico a ese paraje que a mi realmente me encantaba. Paseaba tranquilamente por allí simplemente por el placer de pasear. Mi suave vestido blanco, hacia contraste con mi pelo rojo, pero casi no se distinguía de mi palida piel. Una figura tumbada en la hierva, en mitad de aquella llanura me llamó la atención, por su aura pude ver que no era un humano normal y corriente, parecía perdido en sus pensamientos, mirando al cielo como si nada mas importara, me acerqué suavemente -Buenas noches, no es muy casual ver a gente por aquí a estas horas.-le sonrei, a un par de metros.

Giró su cabeza con suavidad, mientras mantenía mi postura, con delicadeza. No tardé mucho en verle levantarse e inclinarse enfrente mia, empecé a ponerme nerviosa, cojió mi mano y la besó con suavidad, como si en algun momento se fuera a romper, ademas estaban sus alagos. Retiré mi mano con suavidad-bueno.. creo que su mente ya vagaba por el universo antes de encontrarnos-sonreí, su nombre me pareció peculiar, sin duda se notaba que era un caballero muy agradable, parecía de la alta nobleza con sus formas y actos-encantada, Soy Luccie Hyuga a su servicio-me incliné suavemente antes de clavar mis ojos verdes esmeralda en el, era algo mas alto pero no demasiado. -Si no es indiscrección, ¿que hace por aqui tan de noche? alguien podría asaltarle-Era obvio que bromeaba, sabía que no era normal, pero tenía mucha curiosidad de saber porque se encontraba aqui solo.

-Hay cosas que son dificiles de olvidar y otras que se olvidan facilmente, quizas no sea porque el destino no quiera borrarlo, sino porque fue lo suficientemente importante en tu vida como para recordarlo eternamente-dije recordando algunas cosas pasadas, dificiles de olvidar-Y bueno, si no fuera una señorita sino un grupo de graaandes lobos acechando por su comida de hoy-me reí y luego miré al cielo-Yo solo quería relajarme, este es el lugar perfecto para pensar, recordar y encontrarte alguna que otra persona interesante con la que entablar combersacion-sonreí con tranquilidad y me senté en el suelo con las piernas cruzadas. No abultaba demasiado al fin y al cabo mi apariencia seguia siendo de una niña de 16 años.

-Incluso si las heridas del corazon crees que sanan, siempre quedará en tu recuerdo aquella espinita clavada, por mucho que quieras apartarlo, aun que a veces la vida te regala oportunidades para remitirlo-dije volviendome a mirarle, luego fruncí el ceño, recordando un viejo lobo rencoroso-Creo que tienes razon, no serías presa facil ni mucho menos, les darías una buena peleilla antes de nada-observé como con gestos ligeros se sentó a mi lado-Si, aun que aquellos que aborrecen la oscuridad y la noche nunca podrán entender ni comprender la belleza de la misma, ni la felicidad y cobijo que te da-realmente sabía que la oscuridad no era buena del todo, pero mi instinto, mi forma de ser había cambiado tanto, que ahora la aceptaba en casi todas de sus facetas-Claro que os acompaño, sois una gran compañía-me giré a mirarle a la cara sonriente-

La noche estaba tranquila y despejada. Se podían apreciar las estrellas en el oscuro firmamento, e incluso la clara presencia de la luna, aunque no se encontrase en su momento de mayor auge. Soplaba una suave brisa que me acariciaba con suavidad la piel. Paseaba con tranquilidad por las llanuras, con el aura suprimida como de costumbre -algo que solía hacer cada vez que salía del Infierno-, pues nunca se sabía a quién se podría encontrar una. La precaución nunca está de más.

En mi paseo sentí un par de auras desconocidas para mí. Ambas se parecían al aura de Angeline, aunque una de ellas irradiase un gran poderío y la otra simplemente estuviera al nivel de un vampiro común. Mi curiosidad me guió hasta aquellas dos figuras. Mi túnica oscura ondeaba cual capa sobre mis hombros al son de mi propio paso, acompañada por la suave brisa con la que mi cabello dorado danzaba acorde a éstos.

Comencé a divisarlos a lo lejos. La luz de la luna se reflejaba en mi cabello y piel sonrosada y joven, haciéndolos brillar de forma incandescente, como si éstos tuvieran luz propia y un aura luminosa y angelical me hiciera resaltar de forma sobrenatural.

No estaba segura de que me hubieran visto llegar, ya que al tener mi aura suprimida, bien podían no haberme presentido. Mis pasos avanzaban hacia ellos como si pareciese que no estuviera caminando, si no levitando a ras del suelo, aunque realmente caminase a pesar de aquél efecto.

- Muy buenas noches tengan, dama y caballero -Mi voz irrumpió en su conversación cual caricia, lo suficientemente audible como para llamar su atención sin resultar demasiado distrayente. Mi mirada, cuyos iris diamantinos reflejaban la luz de la luna haciéndolos brillar de forma especial, penetró a las suyas escaneándolos cual perforador. Realicé una pequeña inclinación a modo de respeto y saludo, volviendo a posar la mirada de nuevo en la dama cuyo aura llamaba especialmente mi atención, al ser equivalente en poder a la de mi propio rey-. Espero no haber importunado vuestra conversación, ya que tan solo paseaba por estos lares y me llamó la atención vuestra presencia. Me enseñaron buenos modales, así que no podía dejar de saludar aunque sólo me encuentre de paseo. Soy Caeli, y es un verdadero placer.

Realicé una nueva inclinación de cabeza, oprimiendo los párpados en el acto con suavidad. Después, mi mirada viajó de la dama al caballero y regresó nuevamente a la dama, buscando encontrarse con su mirada esmeralda. Sus cabellos rojos como el fuego resaltaban sobre su vestido blanco y piel pálida.

Regresaban a mi mente, entonces, los recuerdos de la conversación que tuve hacía un tiempo con mi rey, en el que me habló de la reunión a la que asistió como soberano del reino renegado de los demonios, y a la que fueron también invitados los soberanos de los demás reinos. Recordaba a la perfección la descripción que profirió en referencia a la reina vampiresa, sin embargo mi imaginación había dibujado una imagen diferente, pues si se trataba de la dama que nos acompañaba, distaba en algunos aspectos de cómo me la había imaginado, pues parecía mucho más joven de lo que en un principio me podría haber esperado.

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OFF: Espero que no os importe que participe. Sorry por la longitud, con la introducción me excedí un poco... ^^'
Mis siguientes posts serán más moderados.
Y, Luccie, no has indicado que tuvieras el Aura rebajada, así que puedo sentirla en todo su esplendor.

OFF: es que luccie tiene la extraña manía de ir con su aura sin reducirla xDD eso la hace sentirse incomoda

-Gracias por eso kaname, pero no creo que el brillo de las estrellas sea algo que deba permanecer al lado de alguien como yo, pues su brillo se apagaría-Sonreí estirando las piernas-Y si mi aura te parecce familiar, es porque somos de la misma raza, moradores de la noche y amantes de la oscuridad.-me reí suavemente, pero justo cuando iba a comenzar a hablar una chica, bastante bella a mi parecer, se presentó ante nosotros. Me levanté con elegancia haciendo una reverencia para luego clavar mis ojos esmeralda en los suyos, ya me habían hablado de Caeli en otras ocasiones, derrotaron a Kain o al menos eso me habían informado. Sonreí-Claro que no me importa, por favor acompañenos-me volví a sentar de nuevo en aquel trocito de cesped-Soy luccie Hyuga, es un placer, y no molestas en absoluto, hace poco que nos encontramos por estos parajes-

Kaname entonces oyó a Luccie y sonrió al ver como ella hacia lo mismo y como extiraba sus piernas.

- Las estrellas raramente se apagan dicen que cuando una lo hace es sinónimo de muerte o que un alma a caido, aunque bueno las leyendas y los dichos populares raramente son ciertos.

Luego oyó aquello del aura y le observó con aquellos ojos caobas.

- Entonces estaba en lo cierto aunque su aura es imponente eso significa que usted es una reina y un alto exponente para nuestra raza, alguien digno de seguir.

Oyó como se reía y este solo se limitó a soneir, para ver como aquella mujer llegaba y como Luccie se ponía de pié para saludarle con formalidad, para posteriormente sentarse nuevamente, mientras observaba a aquella mujer llamada Caeli y aguardaba su respuesta.

OFF: Os agradezco la paciencia por la espera y os pido disculpas por la demora. No puedo aseguraros que postee con frecuencia en estas fechas, pues yo no estoy de vacaciones. Podéis saltarme el turno si gustáis la próxima vez, para que el rol no se interrumpa, que yo me reengancharé en cuanto pueda (justifica que mi personaje no sea demasiado dicharachero, sino más bien observador).

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- Agradecida, señor Kaname -Respondí tras sus presentaciones e invitaciones realizando una pequeña inclinación de cabeza. Luego, nuevamente, mi mirada fue a posarse en los verdosos ojos de la vampiresa-. Entonces es cierto -Afirmé con rotundidad, sin borrar aquella sonrisa de mi rostro-. Vos y no otra, sois la soberana de los vampiros -Mis palabras denotaron grandeza-. Disculpe mi comentario, pero esperaba a alguien mayor en apariencia... aunque supongo que con los vampiros sucederá igual que con otras criaturas... no se podría adivinar su verdadera edad simplemente observando los rasgos, ya que bien podrían no corresponderse.

Mi mirada se tornó ahora cómplice. No gozaba de la confianza de la reina vampiresa aun, pero esperaba ganármela a su debido tiempo.

- Desconozco cuál es el protocolo en vuestra presencia, majestad. Y a pesar de encontrarnos en un territorio aparentemente neutral, le confieso que acostumbro a llevar mi aura suprimida fuera del reino al que pertenezco. Sirvo al rey Noctis de los demonios renegados. Soy la princesa Caeli et Terra y le muestro mis mas sinceros respetos, excelencia.

Hinqué la rodilla en el suelo. No le debía lealtad, pero sí ante todo respeto por ser reina.

Mis ojos se volvieron a cruzar con los de la chica, pareció reconocerme-Razon tienes, soy la reina de los vampiros, se que parezco joven, pero eso en un vampiro solo puede significar la edad de su conversion, yo tengo muchos mas años de los que aparento-Me fijé en su lenguaje, se denotaba cierto respeto en sus palabras, solo por mi rango-Y por favor no me trates de su excelencia, ni reina, ni nada de eso, soy nada mas que otra vampiresa, lo unico en los que nos considero diferentes es en el rango-desde el dia en que me combertí en reina, nunca quise que me trataran como algo diferente solo por serlo.-Y en cuanto a lo del aura, no me gusta llevarla escondida por el simple echo de setirme en libertad-una suave risa salió de mi boca-Te reconozco, tu y tu rey destronasteis al anterior rey renegado de los diablos, Kain, sin duda es admirable- Me giré a Kaname-muchas son ciertas y muchas son mentiras, en lo que se refiere a la habladuria de los humanos, mas no creo que sea verdad de que se apaguen cuando alguien muere, pero si me refiero a la oscuridad que gobierna nuestra alma, aun que normalmente no lo deseemos asi.-

- En ese caso, le ruego que me disculp... Disculpa, Luccie, si te he ofendido con tantos modales -Me corregí, atreviéndome a tutearla según su petición-. Me educaron desde pequeña con unos distinguidos modales para saber defenderme ante situaciones como ésta -Una sonrisa entre tímida y ligeramente pícara se torció en mi rostro. Ciertamente, al tutearla, me sentía mucho más relajada-. Gracias por la apreciación... pero realmente Kain no merecía ser rey, todavía me pregunto cómo llegó a serlo... A mí me supuso una gran decepción como monarca cuando le conocí. Albergaba mucho poder, pero no sabía usarlo sin derrocharlo, le faltaba mucha disciplina, control y el temple que debe tener un rey, y que a los príncipes de entonces nos sobraba...

La observé durante un instante manteniendo la mirada. Había mencionado algo que hizo rechinar mis oídos.

- ¿Habladurías? Creía que los humanos le tienen tanto miedo a lo sobrenatural, que solamente son algo supersticiosos... Pero desconocía que hubieran llegado rumores a sus oídos...

-No me disgustan los buenos modales, al contrario.-Me fijé en ella, realmente era fuerte, digna de ser una princesa del infierno, una pena que fuera el reino de Aspicious-No, en eso e de darte la razon, uno no llega a ser rey asi porque si, aun que e creido oir, que no le gustaban las ordenes de Aspicious, por eso renegó. Al ser el primero en hacerlo, se autoreclamó rey. Nunca le creí digno de ello, la verdad, puedo ver que tu tienes mucho mas potencial que el.-sonreí-No a todos les han llegado rumores, aun que emos intentado disiparlos, siempre aparece alguien que accidentalmente abre la boca. Le tienen miedo, mucho e de añadir, pero hay algunos que el miedo, lo han convertido en confianza, en determinacion y ganas de destruir.-miré al infinito

La escuché sin dejar de observarla con una mirada atenta, paciente y seria.

- ¿Hablas de Aspicious...? -Pregunté con cierto asombro. Realmente, no había conocido esa faceta del Rey de los Demonios y aun no le conocía en persona, pero se notaba que Luccie le conocía bien.

-o no, no, no, Aspicious es uno de los mas grandes demonios que e llegado a conocer, duro como el solo, pero fuerte y leal-dije sonriente-me temo por tu cara que aun no le conoces en persona.-me levanté estirandome- cuando le conozcas simplemente recuerda, que las apariencias engañan, para valorar a una persona siempre tienes primero que mirar en lo mas profundo de su alma, escrutando cada rincon. Solo as puedes conseguír valorarla como es devido.-

Caminaba haciendo mi trabajo, como siempre. Intenso calor, helado invierno, un fuerte viento o algún gran animal, son las principales causas de que las pequeñas plantas y arbustos mueran, por lo que veía indispensable regenar poco a poco cada célula de cada hoja de cada planta. Me llegó la sensación de que a varios metros delante mía había 3 personas, así que decidí que mientras iba regenerando la flora me acercaría a saludar, aunque solo fuese por educación.

- Gracias por el consejo, Luccie. Lo tendré muy en cuenta para el día que finalmente conozca al Rey de los Demonios -Le dediqué una sonrisa sincera, de agradecimiento y fue entonces cuando percibí un nuevo aura por los alrededores.

Era luminosa, mucho, pero por su esencia no podía decir que se tratara de un ángel, lo cual me alivió en sobremanera. Escudriñé por un instante mis recuerdos aurales y recordé a Kashtym... El aura de éste humano se le parecía mucho, aunque su poderío fuese mucho más evidente.

Observé por un instante a Luccie, intercambiando con ella una mirada de incertidumbre, pues no estaba segura de que lo hubiera percibido al llevar su aura expandida al máximo. También observé a Kuran, que llevaba un buen rato bastante callado.

- Un hechicero se acerca... -Informé, seria aunque con la calma que me caracterizaba, creyendo que era lo más adecuado en dicho momento.