Llegada de Eises

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Aparecimos a las puertas del oscuro castillo. El viento nos desenvolvió y quedamos libres. El paisaje de alrededor era hostil, seco, vulcanizo y hacía mucho calor debido a los vapores que salían de los cráteres. Los muros del castillo eran de piedra negra, y parecían bastante gruesos y resistentes.

- ¿Qué tal ha ido el viaje, estás bien?

Me frote la cabeza ligeramente, intentando aguantar el mareo, pues no estaba para nada acostumbrada a ese tipo de viajes y me había pillado por completo con la guardia baja.

-Mas…. O menos, no estoy muy acostumbrada… A… A este tipo de viajes- Me estaba tambaleando ligeramente mientras intentaba recobrar el equilibra
Pero debía admitir que tenia otra cosa que preocuparme, el calor. Instintivamente comencé a abanicarme lentamente con la mano mientras miraba todo el fuego que nos rodeaba con los ojos ligeramente entrecerrados

Me di cuenta de que se había sofocado mucho y me alarmé. Rápidamente la agarré por los hombros y estiré la mano hacia las puertas para darles un empujón de aire y abrirlas. Entramos rápidamente. Dentro se notaba considerablemente la diferencia de temperatura gracias a los gruesos muros. Había unos guardias junto a la puerta...

- ¡Rápido! Traed a los médicos al sótano de la biblioteca... -Ordené alarmada, y con ayuda del aire, aceleré un poco el paso hacia allí, generando una brisa que la refrescara en el trayecto.

Había más guardias formados a lo largo del pasillo y en cada esquina. Las puertas de la biblioteca también estaban custodiadas por dos guardias.

- Venid conmigo...

Ante mi orden, cargaron a Eises mientras yo me adelantaba al interior de la biblioteca. La sala no dejaba rincón alguno que no tuviera estanterías llenas de libros que llegaran hasta el techo, con escaleras corredizas algunas y otras con varios pisos. Olía a pergamino...

Me dirigí hacia una estantería más pequeña que parecía tener varios pisos y escaleras a ambos lados. Tiré de un libro con las tapas rojas y al momento la estantería se deslizó hacia un lado, mostrándonos un pasadizo secreto... con unas escaleras de caracol de piedra que descendían. Las bajé corriendo... Abajo había una sala bastante amplia, quizá no tanto como lo era la biblioteca, pero era hermosamente amplia. Con los muros de piedra también. Allí hacía algo de fresquito, a diferencia del resto del castillo o inclusive el exterior de él. También tenía estanterías con libros y había un sofá y una mesa cuadrada con cuatro sillas. Estaba iluminada muy tenuemente por antorchas.

- Ponedla en el sofá... -Le dije a los guardias y rápidamente me arrodillé frente a ella para darle más aire-. Traed agua... toda la que podáis... pedid ayuda a los demás guardias si es necesario.

Los guardias se marcharon prestos escaleras arriba y me quedé a solas con Eises. La observé un instante preocupada...

- No te preocupes, aquí estarás bien... -Le dije en tono tierno-. Detrás de esas estanterías hay otro pasadizo... da a las canalizaciones de agua subterránea del castillo... Si te agobias mucho podemos ir allí...

-¿Mm?- Me volví con curiosidad cuando Caeli comenzó a apresurarme para que entrásemos dentro, donde note que hacia bastante mas fresco. Aunque cuando la diablesa solicito que los medicos viniesen me volvi preocupada para preguntar

-¿Médicos?¿Hay alguien herido?- Aunque creo que no me escucho por el silbido del viento que genero en esos momentos. Sin embargo antes de que pudiese decir nada uno de los múltiples guardias me cargo antes de que siquiera pudiese reaccionar - ¿He?… ¿Pero?… ¿Qué?- Comencé a articular a causa de esto, mas no pude alegar nada mas ya que comenzamos a movernos mientras yo seguía en shock preguntándome que ocurría de golpe.
Tras atravesar un pasadizo secreto llegamos a una especia de sala, donde el guardia que me había cargado me deposito en un sofá antes de que me dejasen sola con Caeli, momento en el que gracias a sus palabras, que todo había sido por mi.

-Pu… Puf.. Fufufuf… Hahahahahahahaha- En un principio intente contener la risa por la situación tan extravagante y cómica pero decidí rendirme y dejar escaparla ligeramente, de forma clara y cantarina. -Se que reírme ahora a sido bastante grosero, pero… Fufufu.. Lo siento- Finalmente logre calmarme ligeramente y dejando escapar un leve suspiro para mirar a mi interlocutora fijamente a los ojos con una amigable sonrisa. -Agradezco mucho tu preocupación, pero recuerda que yo también soy una diablesa, puedo ser joven pero resisto muy bien las temperaturas extremas, solo prefiero los climas fríos por preferencia y afinidad, no porque no pueda aguantar el calor, lamento haberte preocupado tan tontamente… No me equivoque al venir aquí- Dije ampliando mi sonrisa

No pude evitar esbozar una mueca de sorpresa y ruborizarme ligeramente cuando Eises comenzó a reír a carcajada limpia. ¿Qué había hecho mal? Pero la respuesta me llegó de su dulce voz, tratándose de disculpar por haberme hecho pensar que estaba peor de lo que imaginaba. Reí nerviosamente, y me senté en una silla. En ese momento necesitaba relajarme un poco... había puesto todo mi empeño en ayudar a aquella chiquilla y ahora resultaba que estaba bien.

Un par de demonios con batas blancas bajaron por la escalerilla. Giré el rostro instintivamente hacia allí.

- Retiraos, no hace falta. Ha sido una falta alarma... Pero decidle a los del agua que sí la traigan... -Mi voz, aunque firme, sonó un poco apagada. Me volví para observar a Eises desde aquella posición, aun no me había vuelto a subir la tensión y me encontraba un poco débil-. Puedes alojarte aquí si te gusta, y adornarlo como más te gusta... Pediré que te bajen una cama.

Sonreí tiernamente, recobrándome ligeramente. Tenía un poder muy especial aquella niña, lograba enternecerme en cualquiera de los casos.

-Muchas gracias.- Respondía con una sonrisa mientras aceptaba su invitación con un asentimiento satisfecha.

Me incorpore lentamente mientras observaba curiosamente los libros de aquella estancia, cuando repare en lo extraño que había sido que esa sala estuviese tras una estantería, lo cual me izo preguntarme si estábamos en alguna sala especial.

-Caeli… ¿Por qué esta sala esta detrás de una estantería móvil?- Deje escapar aquella duda mientras me volvía hacia ella tras haber cogido un libro, concretamente te trataba de uno que hablaba sobre los paisajes naturales mas bellos, e incluía dibujos de estos.

Me conseguí relajar un poco tras respirar durante unos instantes profundamente. La observé cuando me preguntó aquello y sonreí con calidez.

- ¿Ves esas estanterías? -Las señalé con un gesto de cabeza. Eran las mismas que le había indicado anteriormente, las cuales escondían un acceso a las canalizaciones de agua del castillo-. Contienen los documentos más importantes del reino... No podían estar en la biblioteca...

Sonreí con picardía.

-Mmmm… Entonces tiene sentido.- Murmure para mi misma prácticamente.

Observe lentamente la estancia donde me encontraba observando todo lo que me rodeaba otra vez, pero con un punto de vista diferente, ya que me encontraba en un lugar importante al parecer.

-Bueno, entonces daré lo mejor de mi para cuidar de este lugar… ¿Alguna norma de la que deba estar al tanto?-

- De momento, ponte cómoda. Estás en tu casa -Le sonreí con calidez-. Y cuando estés lista, reúnete conmigo en la sala de reuniones, me gustaría hablar contigo más detenidamente sobre ciertos temas y presentarte a los que serán tus compañeros.

Tras decir esto, me levanté de la silla y me acerqué a Eises con pasos tranquilos.

- Disfruta de tu nuevo hogar, Eises. Te traerán el agua enseguida para que adornes tus aposentos como más te guste.

Tras dedicarle una nueva sonrisa, abandoné la sala ascendiendo con pasos tranquilos por la escalera de caracol empedrada.